Fotografía: Luis Antonio Chávez
Segunda canción de cuna
a mi hija Katherine Michelle Chávez
por engalanarme con su sonrisa
La nube redonda pintó con tiza
tu nombre bañado de múltiples colores;
mientras el azul moría de risa,
en algarabía cantaban los ruiseñores.
Los pájaros entonaban entre la brisa
cada letra para alegrarte la mañana;
mientras sonreías... una tenue brisa
se colaba inquieta tras la ventana.
Entonces la golondrina dijo al colibrí
deja que sea la primera que cante a la niña;
no vaya ser que llore al descubrir
que eres muy pequeño y tu canto no rima.
Por eso no te preocupes, altanera,
no sabes que los perfumes mejores
vienen en cajas pequeñas. Pasajera
será tu voz, pero la de los ruiseñores
se quedará grabada en su cabecita,
así respondió el gorrión defendiendo al colibrí,
más éste pidió a la chiltota una frasesita,
y a su llamado llegó un ave que empezó a decir:
Dichosofui, Dichosofui. La niña, inquieta,
volteó a ver y se mostró sorprendida;
ya que hoy es sorpresa, que al abrir la puerta,
las aves, a las niñas, dan la bienvenida.
Luis Antonio Chávez
(San Salvador, 25-4-7)
Del libro De azul se pinta el cielo
Segunda canción de cuna
a mi hija Katherine Michelle Chávez
por engalanarme con su sonrisa
La nube redonda pintó con tiza
tu nombre bañado de múltiples colores;
mientras el azul moría de risa,
en algarabía cantaban los ruiseñores.
Los pájaros entonaban entre la brisa
cada letra para alegrarte la mañana;
mientras sonreías... una tenue brisa
se colaba inquieta tras la ventana.
Entonces la golondrina dijo al colibrí
deja que sea la primera que cante a la niña;
no vaya ser que llore al descubrir
que eres muy pequeño y tu canto no rima.
Por eso no te preocupes, altanera,
no sabes que los perfumes mejores
vienen en cajas pequeñas. Pasajera
será tu voz, pero la de los ruiseñores
se quedará grabada en su cabecita,
así respondió el gorrión defendiendo al colibrí,
más éste pidió a la chiltota una frasesita,
y a su llamado llegó un ave que empezó a decir:
Dichosofui, Dichosofui. La niña, inquieta,
volteó a ver y se mostró sorprendida;
ya que hoy es sorpresa, que al abrir la puerta,
las aves, a las niñas, dan la bienvenida.
Luis Antonio Chávez
(San Salvador, 25-4-7)
Del libro De azul se pinta el cielo
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