Ilustración: Afiche
Para mis queridos poetas del mundo en este día especial. Salud a todos y que reine la palabra y la poesía, el diálogo y la armonía, la abundancia del amor y no el hambre con sus raciones diarias.
Coronación de la paz
El día que cese el flujo de armamento vendrán días
De paz,
Y la paz no conviene, pues con ella el negocio no próspera.
Alfonso Kijadurías
Aunque el hombre sea materia efímera
Y desvele la luz en la penumbra
De un mundo impuro, hecho de un círculo
Vicioso de preguntas,
(El poeta pide la paz, no la guerra);
Aquellos que amamos la vida, detestamos el miedo
Y el terror que subvierte
El fuego delirante de los sueños.
¿Qué heredamos de las armas? Una vida
Cuyos relojes vitales caen al abismo,
Pesadillas mordidas por luciérnagas,
Maniáticos alientos bebiendo muertos agobiados,
La farsa decrépita de la razón,
Lluvia de espejos fragmentados, páginas en blanco
Con muchos cadáveres por escribir,
Un aire seco como una novela negra,
Donde se respira a sí misma la muerte despavorida
Y soberana en su emotiva danza de hondo estómago.
¿Qué heredamos de la paz pese a tener tantos agravios?
Una fiel balanza frente a la locura
Y el cierzo cálido de la Libertad,
La promesa de ver mis ojos junto a otros ojos,
Bajo el mismo sol de la piedad,
La penumbra del harapo
O el verdoso acuario de las vitrinas,
Recreando con su pañuelo los dictados de la memoria.
El poeta pide la paz, no la guerra:
Ya no se pueden seguir construyendo futuras desgracias
Sobre los campos de cultivo, la fábrica o la oficina,
Ni cavar la tumba del vecino,
Ni pensar en buscar otra patria para pasar la noche.
Las fracturas que produce el poder se ven
En las camisas arrugadas de la justicia,
En la juventud sometida al ruido,
Al anillo efímero de la semana,
Al silencio sin rostro cubierto de barro.
(El poeta anhela paz y pide dejar el tren macabro del caos).
Así como llegó el tiempo del extravío,
Un mundo vivo es posible para comprender
La trágica razón de todo combate.
La fugacidad de la paz puede ser eterna,
Cuando su llama madure el enigma de las retinas
Y el misterio de ella se convierta, no en azar,
Sino en una constante creación de la inteligencia.
(C)André Cruchaga, El Salvador.
Para mis queridos poetas del mundo en este día especial. Salud a todos y que reine la palabra y la poesía, el diálogo y la armonía, la abundancia del amor y no el hambre con sus raciones diarias.
Coronación de la paz
El día que cese el flujo de armamento vendrán días
De paz,
Y la paz no conviene, pues con ella el negocio no próspera.
Alfonso Kijadurías
Aunque el hombre sea materia efímera
Y desvele la luz en la penumbra
De un mundo impuro, hecho de un círculo
Vicioso de preguntas,
(El poeta pide la paz, no la guerra);
Aquellos que amamos la vida, detestamos el miedo
Y el terror que subvierte
El fuego delirante de los sueños.
¿Qué heredamos de las armas? Una vida
Cuyos relojes vitales caen al abismo,
Pesadillas mordidas por luciérnagas,
Maniáticos alientos bebiendo muertos agobiados,
La farsa decrépita de la razón,
Lluvia de espejos fragmentados, páginas en blanco
Con muchos cadáveres por escribir,
Un aire seco como una novela negra,
Donde se respira a sí misma la muerte despavorida
Y soberana en su emotiva danza de hondo estómago.
¿Qué heredamos de la paz pese a tener tantos agravios?
Una fiel balanza frente a la locura
Y el cierzo cálido de la Libertad,
La promesa de ver mis ojos junto a otros ojos,
Bajo el mismo sol de la piedad,
La penumbra del harapo
O el verdoso acuario de las vitrinas,
Recreando con su pañuelo los dictados de la memoria.
El poeta pide la paz, no la guerra:
Ya no se pueden seguir construyendo futuras desgracias
Sobre los campos de cultivo, la fábrica o la oficina,
Ni cavar la tumba del vecino,
Ni pensar en buscar otra patria para pasar la noche.
Las fracturas que produce el poder se ven
En las camisas arrugadas de la justicia,
En la juventud sometida al ruido,
Al anillo efímero de la semana,
Al silencio sin rostro cubierto de barro.
(El poeta anhela paz y pide dejar el tren macabro del caos).
Así como llegó el tiempo del extravío,
Un mundo vivo es posible para comprender
La trágica razón de todo combate.
La fugacidad de la paz puede ser eterna,
Cuando su llama madure el enigma de las retinas
Y el misterio de ella se convierta, no en azar,
Sino en una constante creación de la inteligencia.
(C)André Cruchaga, El Salvador.
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1 comentario:
Gracias André, por tan grande amor incondicional hacia la poesía...
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