Verbo errante (fragmento)
Las páginas de nuestros sueños se reencuentran en un fragmento de la historia, aquella que nos pertenece y por la que naturalmente debemos esforzarnos para que nos pertenezca; esa que vamos haciendo de a poco, respirando, construyendo, a como de lugar nuestra errancia, enriqueciéndola a partir de ella, haciendo todo lo necesario, lo que esté a nuestro alcance para que macere, para que decante, para que fermente, para que madure aún a pesar nuestro. Tal vez el secreto habite en ese eterno circular de aprendizajes obtenidos y tareas completadas, yendo y viniendo hasta desterrar definitivamente la idea de la muerte. Es probable que ya en Altamira o en la Cueva de las Manos, aquella luz que nos cegó en el instante supremo y nos despertó la fantasía, haya sido el germen de nuestra primera celebración.
Sergio Pravaz, Patagonia, Argentina.
UNO
la a del agua
teme ahogarse
en la panza de la u
se escondió ahí
imaginándose perseguida
trata de salir
y cuando lo logra
se sienta sobre la a
y peinsa
un futuro de guerra
sólo porque quieren poseerla
dice que con
seducirla sería suficiente
pero no hay caso
la geopolítica es el
peor preservativo
para el corazón
del enemigo
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