ALFONSO VELIS TOBAR
Y SU DEVOCIÓN POR LA LITERATURA SALVADOREÑA
Por
Grego Pineda*
Con
gratitud recibí un ejemplar del libro “Contribución a la historiografía
literaria salvadoreña en Centroamérica y hacia una Historia posible”, del autor
Alfonso Velis Tobar. El obsequio vino desde Canadá, patria adoptiva del
Magíster en Arte, poeta, escritor e investigador académico, quien desde 1986,
fecha en que se graduó de literatura en la Universidad de El Salvador, ha
dedicado las mejores horas de su vida creativa y productiva a cultivar y hacer
prosperar el conocimiento y desarrollo de la literatura de El Salvador, su
tierra amada.
He aprendido mucho en sus 245 páginas. Su lectura es interesante e inquietante: se advierte un compromiso personal del escritor con crear conciencia en quien lo lea, sobre el potencial de la literatura conocida de El Salvador y la que él ha rescatado y redescubierto en su afanosa investigación orientada a crear una historia literaria salvadoreña en Centroamérica, empeño meritorio pues es el primero en tal sentido y alcance.
Podría decir que el libro está orientado a literatos, historiadores e intelectuales en general, por la gama de información y el esquema expositivo decantado por el academicismo, pero reconozco, también, un esfuerzo del escritor de “dialogar”, en sus términos, con algún lector ajeno a las disciplinas citadas. Es probable que la densidad y alcance de la investigación dificulte un poco la comunicación llana, pero esto no desmejora, sino, lo hace curioso y justifica las libertades coloquiales esparcidas por el texto.
Velis Tobar, entre otras muchas conclusiones de respeto y reflexión, sentencia: «los factores de violencia social, económicos, políticos, culturales y hasta religiosos, [son] los que han condicionado la literatura salvadoreña en Centroamérica» y utiliza un espacio significativo para documentar y fundamentar su conclusión. El libro es ambicioso en su alcance y es un material válido para otros investigadores que, tomándolo como base, puedan precisar y fortalecer las valoraciones del autor que se enfoca en la literatura salvadoreña y luego a ésta en Centroamérica e incluso en Latinoamérica.
El libro es un recuento, valoración y contextualización de lo publicado hasta hoy en El Salvador, pero también hunde sus raíces a textos perdidos en el tiempo y aún más, sus búsquedas en el extranjero de lo publicado sobre la literatura salvadoreña. Durante mi lectura no pude dejar de pensar en la obra titánica que se había impuesto Velis Tobar y en los escollos y desafíos que tuvo que enfrentar: esto mantuvo viva la llama de mi interés.
Alfonso Velis Tobar vive en Canadá, exilio motivado por los azares y peligros que enfrentó durante la guerra civil de El Salvador por ejercer el peligroso ejercicio de pensar, ser Poeta y publicar sus propuestas estéticas que, obviamente, estaban entretejidas con las exigencias políticas-sociales y económicas del momento. Y hay abundante obra publicada de esa época. Poesía, por cierto, rica en humanismo y compromiso.
Pero su poesía, ajena a sus búsquedas académicas, nos devela y revela al Velis Tobar que hay que reconocer, disfrutar, sentir y pensar junto a sus versos. Su poesía no exige ni necesita leerse entre líneas, es frontal, directa pero sus matices metafóricos hacen que su franqueza y propuesta se presente abrazada armónicamente por el buen decir. La poética de Alfonso merece un artículo aparte.
El investigador Alfonso Velis Tobar se ha disciplinado para mirar el conjunto de lo literario salvadoreño y tomar distancia analítica, reflexiva y por eso dice: «Quiero reconocer el surgimiento de una crítica académica universitaria de extranjeros y de otros salvadoreños de posguerra, que están escribiendo literatura centroamericana o salvadoreña en EEUU, Canadá y Europa; o bien fungen como profesores en universidades». Esto abre una veta de investigación para incorporar la literatura de la Diáspora salvadoreña en Los Estados Unidos de América, tan rica pero ignorada en el diario vivir salvadoreño.
La trayectoria intelectual, académica y creativa de Alfonso Velis Tobar es admirable porque ha sido constante y de crecimiento. Nació en Apaneca, Departamento de Ahuachapán, El Salvador, en 1949, su obra publicada es profusa y variada, incursionando en todos los ámbitos afines a la literatura y que inquietaban o satisfacían su devoción. Yo, ahora, expreso mi gratitud a Alfonso, por su aporte significativo y valioso y, como dije, que su obra sea inspiración para esta generación y las que vienen. Velis Tobar ha hecho camino en su andar.
*Magister
en Literatura Hispanoamericana de la Pontificia Universidad Católica del Perú.
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