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sábado, 1 de octubre de 2022

PRESERVEMOS NUESTRA LUZ EDUCATIVA CADA DÍA

Miguel Fajardo Korea


PRESERVEMOS NUESTRA LUZ EDUCATIVA CADA DÍA

 

 

Lic. Miguel Fajardo Korea

 

Premio Nacional de Educación Mauro Fernández

minalusa-dra56@hotmail.com

 

 

Los retos del ser humano marchan paralelos con sus expectativas de superación.  La independencia es un insumo cívico para el disfrute social, un inestimable valor agregado para la vida democrática integral.

          En ese sentido, la libertad plantea una nueva actitud desde la instancia individual.  Su propuesta debe ser consecuente con el mejoramiento de todos los niveles de la escala social.  La libertad tiene que ser un disfrute para las grandes mayorías.  Solo así se completará su cobertura integral desde la solidaridad.  No puede ser una regalía, sino una conquista, una premisa moral, una actitud que debe defenderse cada día de la tierra.

          Hoy, abrimos un perfil reflexivo sobre tan trascendental vivencia, llena de civismo.  El déficit fiscal y la gran deuda externa, nos restan el pleno disfrute de la libertad y la justicia social para todos. 

     Igualmente, la pérdida del poder adquisitivo de nuestra moneda, ya que restringe operaciones económicas básicas en la vida de los costarricenses, así como el incremento de los índices de pobreza y desempleo, que se han acrecentado posterior a la pandemia, lo cual le resta alegría a miles de hogares costarricenses, quienes ven disminuidos sus ingresos y deben buscar trabajos informales, con sueldos inestables para hacerle frente a la vida diaria.

          Se es libre con el comportamiento ético, tanto individual como colectivo. Los últimos acontecimientos sociopolíticos acaecidos en nuestro país reflejan una patología social degradada, opuesta a la moral pública en nuestra patria.

          Hechos que, sin duda, afectan la imagen de conciencia ciudadana de todos los costarricenses.  Quienes gobiernan deben darle confianza a la ciudadanía, con acciones transparentes y correctas actuaciones dentro del ejercicio gubernamental, del cual solo son depositarios de la voluntad del pueblo durante cuatro años.

       Asimismo, los crecientes índices de violencia en diversos contextos del conglomerado social, ofenden el espacio para la libertad.  Paralelamente, la inseguridad ciudadana nos asedia, cuando algunos grupos, amparados en el poder, implantan su código de fuerza contra la población civil o educativa, que luce indefensa ante dichas tropelías.

      En ese sentido, se atenta contra la sana convivencia de los habitantes. Lamentablemente, los últimos sucesos acaecidos en algunos centros educativos del país, deben ponernos a reflexionar sobre dichas actitudes negativas, cuyo derrotero atenta contra el buen vivir en los entornos áulicos, al que se debería asistir con entusiasmo, deseos de aprender y superarse, tanto académica como humanamente.

          .  Pierden respeto y libertad: los jóvenes en la drogadicción, los desertores del sistema educativo, los agresores del espacio hogareño y familiar. Quienes llegan a las escuelas y colegios, pero no ingresan en las aulas y deambulan por los pasillos y corredores, porque cada silla vacía en las aulas costarricenses, es un golpe bajo contra nuestro sistema democrático.

   Sí.  Perdemos la libertad en el momento de esclavizarnos, desmedidamente, con los adelantos de la tecnología de punta, al adoptar modas ajenas a nuestra manera de ser.

Hoy tenemos una nueva patología: la nomofobia, ese martirio incontrolable para desapegarse de los celulares, tanto es así, que nos hemos olvidado de las más elementales normas de cortesía. Las personas se están comunicando más con seres humanos desconocidos y lejanos, que con aquellos a los que tienen al alcance del abrazo, a quienes, con frecuencia, se les invisibiliza.

         En estos tiempos de mundialización, cuanto suceda en otras latitudes, nos preocupa, porque dichos estadios planetarios no nos pueden ser indiferentes, por el contrario, la fuerza solidaria es un compromiso holístico para la defensa de la libertad y la equidad en cualquier parte del mundo.

     Se debe exigir respeto a la autodeterminación de los pueblos, como una manera de establecer la sana convivencia dentro de los límites éticos de la tolerancia y la solidaridad, tanto entre los países como en los espacios áulicos, familiares, sociales y comunitarios.

          No obstante, en esta era de globalización, nuevas fuerzas como las guerras, el petróleo, el euro o el dólar amenazan nuestra independencia desde diversos frentes.  Ahora, dichos impactos transforman los hábitos sociales en la aldea global y, por ende, en nuestro sistema particular de vida y, muchas veces, restan la esperanza y el respeto nacional a la libertad de cada país.

          La libertad implica, desde luego, el disfrute pleno de nuestras riquezas naturales. Con el levantamiento de megaproyectos turísticos, la mayor parte de las ganancias quedan fuera del desarrollo de nuestra provincia. No nos oponemos a dicho desarrollo, pero no aprobaremos que unos pocos impidan la libertad de movilización para el disfrute de las riquezas de nuestra biodiversidad costarricense, pues se rompe la equidad patrimonial y se atenta contra los parámetros de la justicia social. 

         No queremos una zona de exclusión dentro de nuestra propia patria, pues ello implicaría una pérdida de soberanía y, desde luego, de la libertad. Para que haya luz en el camino cotidiano, no debemos permitir un Guanacaste ajeno.

          Estamos en una encrucijada histórica.  Tenemos que enarbolar las banderas de la redención y de la equidad. Habrá vacíos en su libertad, cada vez que un costarricense no pueda suplir las necesidades básicas de alimentación, vivienda, vestido y acceso a la educación y a las fuentes de trabajo.

     Asimismo, cuando la libertad de expresión y de opinión son acalladas por instancias gubernamentales, que restringen y acorralan ese sagrado derecho de ser informados y de ejercer nuestra opinión pública sin coacciones.

Me ha correspondido visitar países donde se anula la libertad de opinión y expresión. Es triste ver cómo el silencio y el miedo se apoderan de la población, y se pierde la esperanza de la convivencia por un mundo mejor.

Como bien dijera Benito Juárez: “El respeto al derecho ajeno es la paz”. Así debe ser nuestro comportamiento, tanto entre los individuos como entre las naciones. Además, la paz también debe prevalecer en nuestros centros educativos, donde muchas veces, se observan bandos, en procura de cuotas de poder institucional, un hecho que no ofrece luz en el camino del mejoramiento educativo.

         Fue muy emotivo volver a observar a miles de personas apostadas a la vera del camino de nuestros pueblos, desde la frontera norte hasta Cartago, para estar a la mira y vitorear el paso de la Antorcha de la Libertad Centroamericana, portada por cientos de estudiantes costarricenses. Ese acto, entraña reavivar y reencender la luz educativa, después de la afectación de la pandemia.

Es, sin duda, una grata expresión de la ecología cívica del aula, dado que asisten por convicción, por sentimiento solidario y por el afianzamiento de nuestras vivencias, en favor de la libertad, la esperanza, el respeto, la solidaridad, valores que nunca estarán totalmente completos, sin las acciones positivas entre la familia, el estudiantado, los centros educativos y las instancias institucionales.

Los procesos independentistas son complejos, pero el acto de su ejercicio implica una toma de conciencia de una de las más decisivas conquistas humanas: la libertad como señal democrática. Desde 1821 celebramos el aporte histórico de quienes nos legaron el disfrute de esa vivencia cívica, hace 201 años.

         Que nadie degrade ese extraordinario ejercicio de validez cotidiana, imprescindible dentro de la tradición y la historia nacionales.  Durante los últimos 74 años no hemos sufrido enfrentamientos armados internos, por ello, la libertad sigue consolidándose como una necesidad insoslayable en la conformación de la más auténtica idiosincrasia e identidad.

Hoy es un día para recordar a millones de jóvenes, quienes merecen vivir en paz, sin embargo, en sus países no hay paz ni libertad; solo resuenan bombas y misiles, los cuales les arrebatan sus vidas, familias, bienes y la fraternal y sana convivencia.

Seamos empáticos y elevemos una plegaria a Dios, para que cuide a la juventud, que merece una maravillosa oportunidad de vivir sin guerras. Ojalá, la llama de la luz y la libertad, de la paz y la soberanía, puedan recorrer todo el planeta, y que sea sostenida por siempre.

         En síntesis, la antorcha se encuentra en el pebetero de los sueños y las conquistas humanas.  El disfrute de la libertad se completa todos los días.  El compromiso integral del magisterio y de la comunidad estudiantil son claves para resguardarla.

     De nosotros depende seguir conservándola. Hagámoslo.  Tomemos conciencia, porque entre todos podemos lograrlo, desde la vivencia de la empatía solidaria y cotidiana de cada uno de los seres humanos que compartimos este mundo, cada día de la tierra.  

***

            Mi gratitud a las distinguidas educadoras Elena Bolandi Gorgona y Ninoska Potosme Pastora, por la gentil invitación de 


 

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