Lic.
Miguel Fajardo Korea
“NAZCA”: LAS TRAVESÍAS COSMOGÓNICAS
DE
SABRINA USACH
Lic. Miguel Fajardo Korea
Premio
Nacional de Promoción y Difusión Cultural de Costa Rica
minalusa-dra56@hotmail.com
(COSTA
RICA). SABRINA USACH (Argentina,
1985). Profesora Especialista en Escritura y Literatura. Actualmente, reside en
la provincia de Buenos Aires. Magíster en Escritura Creativa, Universidad
UNTREF.
Participó
en el IV FIP de la Ciudad de México (2015). Invitada por la Unión de Escritores
y Artistas de Cuba (UNEAC) a la XXVII FIL, provincia de Las Tunas, donde impartió
seminarios de poesía argentina (2018); I FIP Joven “Jauría de palabras” (Santa
Cruz de la Sierra, Bolivia, 2019); XIV FIP de Buenos Aires (Argentina, 2019);
XXX Festival Internacional de Poesía de Medellín (Colombia, 2020); Festival
Internacional de poesía de Costa Rica (2022).
Ha
publicado: Muecas de una voz pájara
(Baldíos en la Lengua, 2015); Magnética (Ediciones
Culturales de Mendoza, 2018), obra con la que obtuvo el Premio Provincial
Vendimia de Poesía. Nazca (Gog & Magog, 2022); La triza en el
sueño -12 poemas a Luca Prodan- (Caleta Olivia, 2022). El FIPCR publica su
libro NAZCA (2022)
“Las Líneas de Nazca, en el
sur de Perú, son un grupo de geoglifos precolombinos que se extienden en las
arenas del desierto. Abarcan un área de casi 1000 kilómetros cuadrados y hay
alrededor de 300 figuras distintas, que incluyen animales y plantas. Están
compuestos por más de 10 000 líneas, algunas de estas de 30 metros de ancho y
más de 9 kilómetros de largo. Es más fácil ver las figuras desde el aire o
desde montañas cercanas” (Google).
Augusto
Tamayo Vargas escribe en el libro NAZCA (1986), del gran poeta y académico peruano
Manuel Pantigoso (1936), lo siguiente: “Así llegamos a Nazca. Las líneas de la
pampa, el término “nazca” como nacimiento, y las posibilidades de hallar una
relación entre el espacio y el mito, entre la superficie de la pampa y de la
página con la reacción lírica ante el espectáculo y su intrínseca naturaleza”.
Sabrina
Usach. Nazca. San José: Casa de Poesía/UCR. 2022: 80. El libro contiene
prólogo de Lucía Carmona; portada de Elsa Salinas. Con epígrafes de Leda Valladares, Blanca Varela y
César Vallejos. Además, incluye un epígrafe de la gran poeta costarricense
Eunice Odio: “Todo regresa hasta su forma exacta. /La vida retoma su ambición pequeña/
de ser, del todo, vegetal profundo, /
recóndito edificio y luz abierta”.
Lucía
Carmona, prologuista del libro NAZCA, (2022), de Sabrina Usach hace ver que: “El
origen se vuelve obsesión, se sigue la fija idea de la permanencia, del lugar
del nacimiento; motivo que incita a recrear lo que parecía aniquilado: la
cultura Nasca, sus geoglifos, su cementerio y su desierto. Las líneas fantasmas
provocan en la voz que habla la rebeldía ante la destrucción de las antiguas
tierras y se propone descubrir las razones que le dieron existencia a estas
figuras extrañamente simbólicas, como si su palabra fuera capaz de desentrañar
la forma de los árboles o de los animales primigenios, no sin arrastrar esta
memoria a la experiencia cotidiana. Ahí encontramos el nudo de estos poemas: el
misterio” (Carmona, 2022: 7-8).
El
poemario establece la mirada retrospectiva como un referente reflexivo abierto “observo de un lado el
mar del otro / una vieja cordillera
de un verde (…) /sobre tu cicatriz está marcado el surco / por el que
regresarán los cantos del pueblo / muerto en estos
acantilados”.
La
presencia de los elementos vegetales establece una íntima relación de
territorialidad entre la naturaleza y la existencia integral “tres udumbaras
crecieron en las fisuras /de la puerta que le
abro al mundo / ¿a cuenta de qué ha
venido a inmolarse así /el infinito? ¿qué
designio se teje /en estas mandíbulas
impávidas?”; “porque acá /le
llamamos otoño a la perfección de la luz /antes de irse a
morir”.
Asimismo, se enlaza
la vegetalidad con la fijación del tiempo
“como si todo fuera conjugar /el verbo nacer en
cada tiempo”; “cercano a lunas y soles indolentes /a esta hora se fueron
las sombras”; “nombramos la vida como
decir (…) que esas palabras/ surgen del hambre y de la sed”
En
determinados textos se presentan asociaciones entre elementos corporales y una
íntima vegetalidad: “entregaré el vientre a las magas me llaman /desde los
despeñaderos /plantarán en mí /suficientes pinos como para convertir /las
hojarascas que recubren nuestra angustia /en el nombre exacto de los nidos”.
En este corpus,
escrito en cursiva, expresa “dice tu
cuerpo viene del desierto /de tus manos cuelga el penacho /que sostiene la
cabeza-trofeo /surgida entre dos
masas de inmensidad /rodó hasta vos por minúsculas patrias /ungidas de polvo
hablarás con tus espíritus /nadadores alados y terrestres /sobre tu cicatriz
está marcado el surco /por el que regresarán los cantos del pueblo /muerto en
estos acantilados”.
Asimismo, es muy
importante la posición de nombrar, por ello, el logocentrismo, la palabra es un
tejido decisivo en este universo lírico “tejer es construir el pasado /yendo
hacia adelante /corre por la piel /un sordo rumiar de animales andinos” (…)
“han asumido el sacrificio para decir /un lenguaje milenario creo verlo apenas
/más allá de esta trama en las manos /estoy tejiendo mi amuleto /con la
desnudez de los redentores”.
El crítico peruano
José Antonio Bravo expresa que en NAZCA existe la tríada historia, espacio y
travesía: “porque ahora el universo totalizador es Nazca (de nacer y de la
pampa): es un lugar determinado, afincable, ubicable: geográficamente ocupa un
sitio, una extensión sembrada de historia y de tiempo; y es aquí donde el
espacio trasciende por la cronología y su mensaje”.
Sabrina Usach lo
tiene claro cuando poetiza “con las fuerzas que nos quedan /dibujemos figuras
en los desiertos /como los antiguos nascas tallemos /palabras nuevas en las
rocas /y pongámosle nombre al rostro /ese que imaginamos /yo no sé pedir nada
ya hice sacrificios”; “la tierra se
expande hacia la costa /bruta demencial parece el deseo /de una divinidad que quiere salvarse
/para que vea fluir el ardor intempestuoso /de
esta vida que se incendia".
El poemario establece
un aquí y ahora “ya no puedo salir de
mí /habito el sistema natural que me
une /al mundo y crezco de acuerdo a
la luz /el viento nos acumuló al tun
tun
/brotamos salvajes miramos al sol /como
estacas a medio enraizar /no me pregunten entonces /por qué eché mis manos en
otras aguas /por qué vertí mi lengua en estos humedales”.
“a dos árboles de mí
/—porque de un tiempo a esta parte /mido la vida de este modo— /la bestia sigue
ahí y yo necesito explicarle: /a los
desiertos los atraviesan las mujeres /que han aprendido a morder el cielo /para
hacer llover desde sus vientres”.
La figura estelar de
la mujer campea en este mapa lírico de la autora argentina “tu necesidad de
nombrarla habrá sido /la urgencia por encontrar /el origen de la especie escrita
/el viento me ofreció /más de un pájaro mudo para comer /pienso en el alimento /sacrificio/ hambre sed”. (…) “somos
una mujer observando en la penumbra/ la silueta del hombre que espera /busca
entre la arena va y viene va y viene /como si soportara con los ojos tus brazos
/de sal o el peso de tu fauna invisible
/cuando vacié toda fe sobre tu pelambre /te alejaste con silencio estepario /llevabas
un sol por cada uno de tus ojos”.
Los elementos de la
vegetalidad se equiparan, en algunos caso, con lo humano, en asocio con
elementos de la naturaleza: “intentaré mirarme el rostro /en el reflejo
oscuro querré despojarme /de la imagen del cactus enorme /que engendré y vi
crecer de sol a sol /hasta convertirlo
en mi hijo imaginario /seré mineral tallo flor /polen en las alas
del colibrí /maga: vos que me soñaste
/con tus ojos de cóndor /¿podrás
gritarme nuevamente viento?
El poemario marca un
eje temático importante cuando aborda el tema del tiempo con la simbología “en
el octavo mes: símbolo del infinito /todo
termina para comenzar /crece el
muro y parte del cielo /es jirón de
aire que desaparece /no más lluvias
que ver ni lejanías (…) si queremos sobrevivir a la asfixia /hay que estallar para adentro y de
luz”.
El poema NAZCA, de
Sabrina Usach, que da título al libro, es un texto intenso, de altísima calidad
expresiva, en tres apartados. Me interesa
el primer y el tercer apartado de ese gran poema extenso:
(1) “ningún pueblo es antiguo si percibimos /el
calor de la tierra en las plantas de los pies/toda materia es vida: piedra éter
luz /abrigan la carne sin importar el
desierto /que labremos el fuego encendido
/en los hogares sigue siendo el mismo /y su ausencia tampoco implica
muerte /porque ruge en la cordillera que somos /turbulencia genética movimiento
de ruinas /sangre derramada palabra que vuelve /a nombrarse como si alguna divinidad
/hubiese venido a tallar en la memoria /lo imperativo del verbo nacer se repite
/en los ojos del búho que ulula detrás / mientras hendimos —cavadores
eternos—/el terreno de la palabra flor tika reyen / topteque yvoty —mística
ecuación /en la lengua que no termina de aparecer— / participamos del misterio
emulando /oraciones desconocidas: con
simples gestos /nuestras manos riegan la combustión oral / de tumbas o
almacenes de semillas /—ovario maravillosa cantera— /la masa orgánica empuja
sus raíces / hacia la médula extiende la búsqueda /donde es nutricia la sombra /pregunta en su marcha de dónde /habrá
heredado la artesana esencia / de beber y transformarse /guiada por olores que
fueron frutos /va intuyendo su destino de germen natal / es
la milenaria respiración de lo mínimo /haciéndose universo /mientras ocurre la
tempestad: /tal vez de esto se trate la sintaxis / imperfecta e inacabada
de la muerte”.
(3) La tercera parte del poema NAZCA contiene el epígrafe “Al enseñarme a escribir me dejaron ciega”,
de Gerónima Sequeida y
dice así:
cuando el choque de placas tectónicas
despierte tu instinto de halcón hembra
podrás hacer el próximo interrogatorio
—ingenua criatura que explora significados
durante noches enajenadas de cielo—
entonces esperarás un nuevo movimiento
sospechando ser el hilo de las tejedoras
del bosque donde formularán tu sombra
y callada te dejarás mecer —leve rueca viviente—
entre hogueras sagradas donde ungirán
con una mezcla de polvo y sangre
tu cara tus dos pechos tu vientre
quizá dudes habitar entre los juncos
un sueño repetitivo cierta será tu iniciación
gateando hasta el agua próxima
a nutrirte con cantos inconclusos
que deberás terminar y ofrecer en ritual
a tus hijas junto al
vino las frutas y el pan
es probable que lo olvides todo
sin embargo cuando
contemples arriba
la nocturnidad y
descubras aquella geometría
te sabrás parte de la
misma conciencia:
la escritura acaso no
está en el poema”.
En síntesis, el libro NAZCA, de Sabrina Usach, es un texto revelador de las travesías cosmogónicas de la autora
argentina. Las plurisignificaciones semánticas le confieren gran profundidad a
sus textos, donde muchas veces da la impresión de escuchar las polifonías
ancestrales, arraigadas en el cronotopo sin tiempo, pero con un tiempo en la
dimensión de su poesía expresiva, cuyo marco es una especie de mural entre el
arriba y el abajo.
La casi totalidad de la estrofa final, correspondiente al tercer
apartado del poema NAZCA es, a mi juicio, el eje o arte poética que define el
gran trabajo creativo de este poemario de Sabrina Usach: “cuando contemples arriba/ la nocturnidad y
descubras aquella geometría/ te sabrás parte de la misma conciencia:/la
escritura acaso no está en el poema”. (el destacado me pertenece).
Para entonces, es posible, que las travesías cosmogónicas de Sabrina Usach,
hayan empezado a hayan concluido, pero el viaje es eterno, siempre está
abierto, para las experiencias visuales con la ancestralidad del pasado en el
presente; así como del presente hacia el futuro, en “la milenaria respiración de lo mínimo /haciéndose
universo /mientras ocurre la tempestad”