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martes, 19 de mayo de 2020

FRANCISCO VALLEJO Y LOS RELATOS HOLÍSTICOS SOBRE LA CONDICIÓN CIRCENSE

Miguel Fajardo Korea






FRANCISCO VALLEJO 
Y LOS RELATOS HOLÍSTICOS 
SOBRE LA CONDICIÓN CIRCENSE



Lic. Miguel Fajardo Korea
Premio Nacional de Promoción y Difusión Cultural de Costa Rica
minalusa-dra56@hotmail.com




Durante el primer semestre del 2020, en medio de la pandemia del COVID-19, llegó a mis manos una obra narrativa, sumamente innovadora dentro de la literatura nacional.  Hablo de la obra de estreno  de Francisco Vallejo Fernández, cuyo título es Del circo hermanos muerte: secretos. Columbia, Estados Unidos: Grupo Delirium, 2020: 335.
         Francisco Vallejo Fernández nació en Costa Rica, en 1970.  Es Licenciado en Derecho (Universidad de Costa Rica, 1993).  Asistió a talleres literarios en el 2002, 2002 y 2003. Ha publicado en antologías anuales de dichos talleres, así como en revistas digitales. Su libro  lo presentaron el 5-2-2020 en el Instituto Cultural de México, el escritor José León Sánchez, Premio  Magón y el poeta y académico Adrián Díaz Aguirre.
En mi caso, agradezco a la gentileza de Blanca Badilla, el feliz envío de un ejemplar. Asimismo, el 8 de mayo me reuní con el autor, en la Cafetería Giacomín, en Plaza Lincoln de Moravia, donde departimos una intensa conversación durante dos horas acerca de su libro.
DEL CIRCO HERMANOS MUERTE: SECRETOS: cuando el escritor Rudy S. Almorán desaparece, al tercer día de su ausencia, se recibe un manuscrito en el que devela la escabrosa intimidad de los personajes extravagantes que pueblan un circo extraño. Colman las páginas relatos engarzados, de artistas, dioses y magia, de crímenes y traiciones; pero también hay en ellas amor y esperanza y, a lo mejor, las claves para que el lector descubra el oscuro destino del autor.
Por ello, algunas de las interrogantes por develar son: ¿Cuál es el secreto de la sobrenatural longevidad de algunas de las artistas? ¿Podrá salvar el mago a la diosa del mar? ¿Ocultará la dueña sus manos manchadas de sangre? ¿En verdad hay un demonio redimido? ¿Qué tiene que ver la china cuentacuentos con el día de la resurrección? ¿Por qué la domadora se comporta así? ¿En qué consiste la nostalgia de la contorsionista mulata? ¿Qué hay de los libros malditos y el templo en el desierto? ¿Quién es Muerte en realidad? ¿Qué busca la bruja gótica? ¿Qué tienen que ver la trapecista y la equilibrista con el escritor? ¿Quién se oculta en la librería?, entre otras.
En ese sentido, quizá en los sombríos significados de palabras y gestos, o de algún nombre propio, estén las respuestas a tales interrogantes… En esa línea, será el lector quien complete la propuesta narrativa de estos relatos y le ponga el punto final a este libro.
En mi aproximación de lectura sobre el libro narrativo del Lic. Francisco  Vallejo Fernández, deslindé 43 ejes temáticos, los cuales son decisivos para acercarnos a un acercamiento interpretativo de su obra, a saber:
a.     El manuscrito de Rudy S. Alborán
b.     El mundo del circo
c.      La relación personajes y animales
d.     Las representaciones circenses
e.      Las relaciones de poder
f.       Las situaciones cronotópicas globales
g.     Los diversos contextos religiosos
h.     Los movimientos centrífugo y centrípetos
i.       La inclusión del mundo africano
j.       El eros, la sensualidad y lo sexual
k.     Lo ético y los códigos morales
l.       El utilitarismo de los estratos
m.  Las dobles personalidades
n.     El mito de la eterna juventud
o.     El pene empinado como elemento circular
p.    La desnudez como eje
q.     La explotación sexual masculina
r.      La  reaparición del himen
s.      El tópico de la jaula y el aislamiento social
t.       El aborto
u.     La presencia de licantropías
v.     lo inverosímil
w.   El extraño en su mundo
x.     Las violaciones en el contexto circense
y.     El Degenerado Bermúdez
z.      Las relaciones zoofílicas
aa. El acoso sexual
bb.           La eutanasia
cc.  La selva y su contorno intenso
dd.           La agresión moral y sicológica
ee.  El dualismo ser/parecer
ff.    La inclusión de las diosas indígenas
gg. Las alusiones a la mitología clásica
hh.           Las frecuentes alusiones a la música
ii.     Las situaciones límite
jj.     Procesos de deshumanización y automatización
kk.           Contextos globales
ll.     Personajes de diversas nacionalidades
mm.      Dios y la fe
nn.           El abordaje sobre la creación y la muerte
oo.           La agresión sicológica
pp.          Sexo entre pares circenses
qq.           El aplauso feliz para las actuaciones.

El universo circense se desarrolla desde la Antigüedad con la práctica de la acrobacia, el malabarismo y el contorsionismo. La cultura romana le dio el nombre de circo a las actividades públicas para el entretenimiento.
Según la vigésima segunda edición del Diccionario de la  Real Academia Española : el circo es el  “Edificio o recinto cubierto por una carpa, con gradería para los espectadores, que tiene en medio una o varias pistas donde actúan malabaristas, payasos, equilibristas, animales amaestrados“(DRAE, 2001:558).
El proceso escritural de este libro le llevó siete años al autor (2012-2019).  Refiere que desde pequeño, la opción del circo fue una afición de sus padres, por lo que lo asocia con una parte afectiva desde su núcleo social.
Por su parte, el narrador incluye a personajes de diferentes nacionalidades, lo cual le confiere una dimensión holística a las actividades de contenido circense y, desde esa perspectiva, es posible ahondar en la condición humana de quienes actúan y viven con base en dicha actividad comercial pública. Asimismo, son personajes independientes, con procedencia de diversos contextos, lo cual no posibilita que haya una moral imperante, dado que no se regularizan los códigos morales.
El texto habla sobre un libro que un escritor crea sobre la actividad del circo, pero él desaparece.  En ese sentido, el creador se retrata, de alguna manera, en el proceso de creación.
Alguna vez asistí a un circo y recuerdo el lema de una de sus funciones “El mundo del circo es un mundo feliz”. Como aduce el autor en nuestro encuentro, dicha afirmación “Es como la vida, a veces, sí; a veces, no”.  Es un mundo feliz para afuera, para vender, porque es una empresa. Hay circos tradicionales, así como existen circos de rarezas.
Para el narrador, el propósito del circo  es que el espectador se vaya feliz, a pesar de la tristeza, las carencias y la pobreza de los artistas circenses. El aplauso es el aliento esperado por parte de los artistas circenses, a pesar de llevar una vida de sacrificios, limitaciones, incomodidades, en un mundo rudo, donde deben realizar todas las actividades para el funcionamiento de la empresa circense, donde muchas veces, tienen accidentes y pierden la vida. Así como hay temporadas buenas, existen otras malas. En síntesis, es una vida de sacrificios y limitaciones para una comunidad heterogénea, que encuentra en el cronotopo de la carpa un motivo de  convivencia y, en diversas ocasiones, de sobrevivencia.
En el proemio se lee: “En apariencia, Rudy quiso hacer un estudio alegórico de la muerte como soledad última del alma a través de la inquietante vida en el circo” (Vallejo, 2020: 1).
En el ángel de la resurrección se evoca la agonía de un elefante. “Seguramente, aquel elefante agonizante en el asfalto fue la primera experiencia mortal que tuve, aunque no resultó suficiente para romper el mágico escudo de la inocencia. Tiempo después, siendo un adulto, cuando mis padres habían fallecido, regresé al circo, aunque no era igual, sin ellos no se sentía de la misma manera” (p.3).
Paralelamente, se visualiza la escena de Resurrección Domínguez: “Horrorizada ante aquel  solitario destino (la niña) huyó buscando la alegría del mundo y, desde entonces, no se ha vuelto a saber de ella, nadie en la aldea del Tíbet se imagina dónde se oculta aquel joven ángel capaz de regresar los muertos a la vida” (p. 8).
Los relatos de Francisco Vallejo dan cabida a otros contextos, por ejemplo: “África era la música de la naturaleza, el nicho del sol, el corazón del mundo.  África, el imperio del león, la antigua sabiduría del elefante, la sagacidad de las panteras y la veloz inquietud de las gacelas. Una inmensidad bañada por mares tranquilos y océanos revueltos, por golfos y lagos, a la vista de altos picos silenciosos, como el Batián en el monte Kenia o el volcán Kibo en el Kilimanjaro” (p. 12).
Asimismo, da cuenta del porqué el nombre del circo: “Entre mi pueblo los hermanos Ángel fueron conocidos bajo el nombre de los hermanos Muerte, por la pestilente negrura de sus almas.  Lejos de enfadarse con aquel apodo, lo adoptaron y lo hicieron propio, a causa de un malentendido orgullo guerrero” (p. 13).
Cuando el narrador ausculta en las voces de sus personajes, aparece la voz de denuncia de la mulatita “Los hermanos vieron también que yo florecía, mis pechos se tornaron apetecibles, altos y duros, y mis caderas anchas, pero sumidas en sus ambiciosos negocios, viajando en tren por toda América, me dejaron crecer libremente al arbitrio de la naturaleza y la maldad del mundo” (p. 17). La denuncia de la explotación de la mujer objeto es frontal.
En el mundo de la carpa se mezclaban los colores del mundo en actos especiales para el público que pagaba por el espectáculo: payasos, acróbatas, trapecistas, bailarinas, bestias y juegos de diversa naturaleza. En esas interrelaciones circenses, es indudable la dinámica de los movimientos, tanto centrípetos como centrífugos de los protagonistas.
En los relatos del narrador costarricense Francisco Vallejos Fernández se pueden leer pasajes insospechados, en una especie de realismo maravilloso “Cuando dormía, el tatuaje de la dama en tinta azul se desprendía de su piel y bailaba por la habitación.  Ayala solía despertarse y verla como una silueta transparente alargada en la pared, como un fantasma azulado frente al espejo y, entre cursi y nostálgico, él se preguntaba si algún día hallaría el amor en esta existencia”(p. 29).
En tópico ser/parecer aparece en los relatos para tratar de descubrir sus verdaderas personalidades “Porque la gente me quiere de payaso en la carpa, pero yo buscaba alguien que me amara de verdad, por ser quien soy, sin maquillaje, sin máscara”.
 Ese desdoblamiento en busca de la autenticidad humana es un filón muy importante en medio de las prácticas carnavalescas. “Ayala  no volvió a hablar de ella (Anni).  Con su muerte renunció al amor, a ser un dios, se resignó a ser solo un hombre… Pero ¿qué es un hombre sin amor? “Sin amor nada soy, ¿nada soy! (p.35).
El capítulo V “El jorobado del pene espinado” es de honda reflexión. Se vuelve la mirada al mito de la eterna juventud. El Hombre Rinoceronte también lo llamaron las burlonas. Ese hombre deforme, pero bien dotado rejuvenecía a quienes se acostaban con él, porque “para cada maldición hay un don”, asimismo,  el himen reaparecía.
El feísmo del Hombre Rinoceronte  opera como una situación límite “Se miraba de cara al espejo todo deforme.  La joroba jorobándolo, un ojo más grande que el otro, y ese feo cojeo al andar, con su virilidad siempre enhiesta, mostrando el vigoroso cuerno imperial.  Se daba cuenta que él en realidad no existía, que era tan solo la cosa pegada al falo divino, a nadie le importaba lo que sentía, pensaba o soñaba.  Su angustia fue tan extrema esa noche que, ante el horror de los presentes, y sin aviso alguno, se lo mutiló” (p. 43).
El cuadro irónico, en relación con el falo mutilado, es toda una reflexión sobre el ser como objeto. En ese sentido, muchas desean conservar el falo. Una octogenaria lo conserva, después de haberle dado muerte al jorobado. Lo carga en sus recorridos con el circo que había comprado y sigue disfrutando de ese miembro milagroso. 
No hay duda de que el extraño en su mundo es una de las perspectivas narrativas que campea en esta dolorosa historia de sexo, intereses comerciales, procesos rejuvenecedores y deshumanización. Omito mayores comentarios sobre la historia, para que sea el lector quien busque el libro y pueda completar ese complejo panorama de la condición humana.
“Del jorobado ciertamente no recuerdo su nombre, en realidad nunca importó.  Tampoco el de la mujer, ni la fecha exacta del crimen aún impune.  Solo evoco la ruina del pueblo tras la desaparición del milagroso  falo espinado, el cierre del lupanar del Barrio del Socorro, y el odio de la gente contra aquella cosa jorobada que lo había robado” (p.47).
No hay duda de que el extraño en su mundo es una de las perspectivas narrativas que campea en esta dolorosa historia de sexo, intereses comerciales, procesos rejuvenecedores y deshumanización. Omito mayores comentarios de esta historia, para que sea el lector quien busque el libro y pueda completar ese complejo panorama de extrañamientos.
Se censura, en estos relatos, la penosa explotación de los animales del circo. También en el cautivo se presenta el paralelismo del encierro humano. El concepto de jaula, de encerramiento, de confinamiento en el que permanecen “Distinguía claramente aquel reino fantástico tras la dureza de los barrotes, de carpas altísimas y banderines ondeantes, de olor a tierra húmeda, boñiga de elefante y orina de gorilas, y de otros semejantes a él, encadenados y  esclavizados” (p.65).
En los procesos licantrópicos “El león ansió la libertad de la selva africana y, ahora, según dijo, recorre la caótica jungla de la ciudad en busca de carne fresca y sexo, disfrazado de mujer.
En estos relatos de Vallejo Fernández existe la incorporación de Ydal Yemanjá, diosa latinoamericana del amor y del mar, que en este texto adquiere comportamientos humanizados. “Yemanjá siente nuevamente el ansia del mar, la liberación del olvido.  Su diosa interior reclama descanso para sanar nuevas heridas.  Atrás ha quedado el escritor que la amó, su destierro en la soledad; pero ya en una nueva relación, piensa haber caído en una trampa peor” (p.111).
         Otro de los ejes temáticos que aborda esta narrativa del Lic. Francisco Vallejo es la violación “Entiende que la niña es tan víctima  como ella, sin un padre, rechazada por  la sociedad, señalada por ser hija de un ultraje (…) A su pequeña le mostrará el mundo con los ojos ilusionados que tuvo antes de ser violada (…) Y le ha de enseñar de su familia, antiguamente nómada, de las penurias del desierto, del lenguaje secreto de las miradas.  Le ha de decir del sexo furtivo en las tiendas, de las mujeres que bajo el nicab negro borran sus rostros para no ser deseadas, para no ser violadas y, pese a ello, siempre ultrajadas” (p. 136).
         El abordaje del tema del circo por parte de  Francisco Vallejo es integral. Incluye escenarios geográficos lejanísimos, con la tradición circense, cuadros humanos desgarradores, el mundo de la explotación animal y el rebajamiento de la condición inhumana, en aras de complacer los gustos del público que paga por un espectáculo, a sabiendas de que cada artista circense arriesga su vida en cada presentación. 
Los dramas humanos y las situaciones límite convierten el texto en un libro abierto para conocer las difíciles rutinas de la condición humana en el mundo del circo, en cualquier parte del mundo. En este momento de pandemia, los circos se encuentran .estancados, sin poder hacer sus presentaciones.  Máxime que ellos se deben al público espectador que paga por cada   una de sus funciones.
         “-Aunque los latinistas lo nieguen, la palabra no deriva del término Circus, sino del griego Kirkos; círculo o anillo- afirma Ari que, además de tragafuegos, es malabarista y acróbata en el Circo Hermanos Muerte, y, al parecer, lingüista” (p. 181).
         Aduce Rudy Almorán, el autor del manuscrito “Greta Bergman autorizó mis visitas diarias (…) Le pareció que un texto sobre el espectáculo sería buena publicidad y, como es amante de las artes, mostró excelente disposición. (…) El circo es un universo muy particular. (…) los secretos del arte los han heredado de generación en generación. (…)Aquí no hay artistas de escuela, quienes han llegado traen algún don innato (…) Son comunes los romances entre los integrantes, pues son las personas con las que más se relacionan a lo largo de su vida nómada (…) El circo es una aldea de paso donde convergen variadas nacionalidades; la india Litzá de las montañas de Costa Rica, la china cuentacuentos del Tíbet, según sospecho, la árabe y la judía, entre otros ejemplos” (pp. 187-191).
         En otro apartado se lee “Mi madre fue una mujer discreta, no le gustaba molestar; una noche murió pacíficamente mientras dormía, sin agobiar a nadie con despedidas ni agonías. Mi padre la encontró, la lloró y la sepultó.  Ese día quiso estar con ella y se dejó morir lentamente.  Fumaba y bebía sabiendo que no debía.  Le tomó un año suicidarse.  Falleció en la silla de ruedas una tarde, delgado y demacrado, lejos de ser el hombre jovial de mi recuero, aunque retuve de él una última sonrisa” (p. 221). 
Es interesante cómo se plantea la convivencia de los personajes. Quieren morir en soledad, sin mayores protagonismos exógenos. En ese sentido, el librero Vinicius Cardópulus Atanus, aduce: “Debemos reivindicar el derecho a morir” (p.221), es decir, se alude al tema de la eutanasia.
La obra plantea la conjunción y la confrontación de la mitología clásica con la  de los  pueblos de América: “Era una mujer maldita, una diosa allende las puertas de Heracles.  No había duda, se trataba de Huitaca, precolombina diosa chibcha de la perdición” (p. 236).
 “En América es Huitaca, diosa chibcha del placer y la lujuria, de las artes y la cultura.  Por su comportamiento desordenado el dios Botchiqa, que era jefe de los astrólogos simbolizados por el felino, la convirtió en lechuza” (p. 260).
El Capítulo XXVIII “Tendido al sol”, aborda el tema del acoso y la muerte del acosador “Lo  despertó  un  pájaro  negro  que  le   picoteaba el rostro al sol del mediodía” (p. 271). “El tragafuego los ayudó a secuestrarlo, pero se retiró al escuchar íntegro su plan, le pareció excesiva la venganza.  Marcharon fuera de la ciudad, a un sanatorio abandonado, donde ella torturó al infeliz durante una larga semana, hasta que decidió dejarlo al hambre de las fieras” (p. 274).
Además, se muestra el tema de la zoofilia con las acciones del Degenerado Bermúdez:  “Una madrugada regresó a la casa tomado, tras darse una vuelta por las fiestas de San Vicentico, y vio en el galerón un trasero apetecible.  Cuando los rígidos suegros lo descubrieron con cara de enfermo tentando a la yegua favorita a culo pelado, se armó tal revuelo que el pueblo entero se dio cuenta de lo acontecido, y la expresión, ¡degenerado!, se escuchó desde los burdeles del Barrio del Socorro hasta los oscuros zaguanes de la calle Lombardo” (pp.285-286).
En el capítulo XXXIII  encuentro algunos indicios descriptivos que recuerdan a  La Divina Comedia, de Dante Alighieri. “-¡Basta de miserias humanas! –profirió ella autoritaria-Hoy es un día sagrado, ¡hoy resucitan los muertos! –Y pudieron ver una marcha de resucitados, venida de todas partes. Del cementerio indígena se levantaron los antiguos moradores de aquellos campos, y de la fosa común en el bosque salieron las víctimas del espíritu de Lorenza, quien volvió a la vida libre del embrujo del león (…) también me vieron llegar a mí, el escritor Rudy S. Almorán, con mi madre, perplejo al distinguir a mi padre esperando recostado a la cerca” (p. 322). (La negrita es mía).
El narrador aduce en  torno de la figura del escritor del manuscrito sobre el circo que: “Habrá querido Rudy similar precariamente el nombre secreto de Dios, el que nadie ha podido pronunciar, el que encierra todas las palabras, al dilatado universo, a la creación entera” (p. 332).
Y seguidamente refiere “Los seres sensibles son las más de las veces autodestructivos, se figuran patéticas divinidades que, en su ciega megalomanía, fabrican su propio patíbulo.  Tememos que Rudy en su delirio no escapara a ello; en el primer relato nos dice que el destino de todo escritor es estar solo con la complejidad de su alma, en el último nos confirma tan pesaroso albur” (p. 332).
“El manuscrito, con treinta y tres relatos, nos llegó al tercer día de su desaparición, simulando ser su cuerpo místico, su resurrección, y con cuidadosa programación, sospechosamente, ha sido negado por los que dice le conocieron” (p. 332).
El libro de relatos del Lic. Francisco Vallejo Fernández (Costa Rica, 1970) cierra con el siguiente párrafo: “Sin embargo, los diarios de hoy notician masivos eventos sobrenaturales en este trágico país, coincidentes con los fanáticos eventos finales advertidos en el manuscrito.  Más que un orate, quizá Rudy resulte ser un oscuro vidente y, tal vez, en medio de tanta locura,   alguna esperanza de verlo otra vez…” Tomás Mortensen, editor en jefe del Grupo Delirium (p. 333).
En síntesis, DEL CIRCO HERMANOS MUERTE. SECRETOS (2020), del Lic. Francisco Vallejo Fernández, es un dossier narrativo,  una de las gratas, densas e intensas lecturas que he realizado durante este primer semestre del 2020, en medio del confinamiento por la pandemia del COVID-19. 
El autor  prepara la segunda obra narrativa. Su obra le da una oxigenación temática a la narrativa costarricense, publicada en las primeras dos décadas del siglo XXI. 
Albricias al Lic. Francisco Vallejos Fernández, quien edita su primera obra en la plenitud de su vida, bajo el sello editorial del Grupo  Delirium.

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