LUIS
BONICHE: LA POESÍA COMO ARTE AMATORIO INTENSO
Lic.
Miguel Fajardo Korea
Premio Nacional de
Promoción y Difusión Cultural de Costa Rica
Miguel Fajardo
(Guanacaste-Moravia,
Costa Rica).
Luis Boniche Delgado (San José, 1994). Estudios
secundarios en el Colegio de Bagaces, graduado en la primera generación del
Bachillerato Internacional.
Estudios
superiores en la Universidad Nacional, donde obtuvo el Bachillerato en Gestión
Empresarial del Turismo Sostenible, con Énfasis en Negocios Turísticos.
Asimismo, se encuentra terminando su Licenciatura en Negocios Turísticos Bilingüe.
Realizó
una Práctica Final Internacional en Marketing, Turismo y Comunicación
integrada, en el Senac Porto Alegre, Brasil
(2017).
Expositor en el II simposio de turismo, Universidad
Autónoma de Morelos, México (2017).
Formó
parte de la Asociación de Estudiantes del Campus Liberia, Sede Regional
Chorotega, de la Universidad Nacional.
Ha
laborado en diversas instituciones. Es
aficionado al cine y compositor.
Arte-amarte es su
primer libro.
***
En el
panorama de la joven poesía costarricense, Luis
Boniche (1994) da a conocer su primer libro de poesía. Tiene la edad ideal
para su estreno literario. En su perfil
biográfico destaca su preparación académica y su interés manifiesto por
diversas facetas del quehacer artístico integral.
Su
primer libro consta de 63 poemas. De estructuración breve, en su mayoría, dado
que al yo lírico le interesa plantear una especie de auscultación interior, en
relación con sus expectativas en el arte amatorio: felicidad, correspondencia,
soledad, ausencia, incomprensión, dolor, recuerdo, entre otros elementos.
En
su poema de entrada, el yo lírico aduce “Maldito recuerdo de ti, / que no me deja vivir” (…) y,
ahora, /no dejo de embriagarme de tanto dolor”. Las experiencias amatorias
pueden acarrear ese tipo de respuestas.
Es una parte inherente de una relación con alguien diferente.
Cuando
se refiere al sentimiento de felicidad, el hablante es crítico “Felicidad sin
ti, /es como fumarme un cigarrillo, / sin ese fuego incandescente” . La llama
encendida de los sentimientos son efímeros, como el humo evanescente del
cigarrillo. ¿Acaso la felicidad dura siempre?
Otras veces, el hablante expresa
“Déjame beber de tu bondad, / más clara que mi amor”. Ese tomo de petición, es
una cierta actitud del deseo amatorio del hablante. Solo que esta vez no quiere
desilusión, sino entrega apasionada.
En el texto se deja leer “observa el río que
se lleva tu esencia (…) / que late, por ti, como relámpago en alta mar”. Es
decir, el discurrir del río heraclitano subyace en estos versos. Es un río que
late como el corazón, pero discurre a alta velocidad para caer en el mar de los
relámpagos. Es parte de la fugacidad y
la plenitud del amor, que no siempre se queda, sino que se marcha, en busca de
otros derroteros, pero “quiere salvar tu mendiga alma /que se pierde entre el
río”.
“Revienta la intravenosa que hay en
mí. / No tengas lástima de mí. /Porque mi alma ya no está aquí. /Te
prometo que te amaré hasta el final”. Es evidente cómo el yo lírico establece
una asimilación con lo espiritual, cuando incorpora el sustantivo alma, en
relación con el sentimiento amoroso. Su acendramiento es promesa: su alma no
está aquí, pero amará hasta el final. Lo anterior demuestra la incompletitud
del ser humano. El alejamiento de su alma es un signo de esa dicotomía
cuerpo/alma.
En estos versos, el yo lírico ahonda
en los miedos; en los temores que implica una relación sentimental. Su tono es
de incertidumbre, pero acaso no las tenemos durante nuestra vida. Por eso, el
hablante enumera sus miedos sustantivos: tiempo, oscuridad, besos, abrazos,
desnudez, sociedad, pecados, sed y ausencia.
“Tengo miedo del maldito tiempo (…) rumbo hacia la oscuridad. (…) Tengo
miedo de tus besos que nunca llegan (…)
/ y de esos abrazos carnívoros que vivo en mis sueños. (…) Tengo miedo de tu
desnudez y de tu ombligo. (…) Tengo miedo de la sociedad y sus pecados, (…) tengo miedo de la enorme sed, (…) que me
produce tu ausencia”.
Este marco amoroso del poemario de Luis
Enrique Boniche, fija un cronotopo de espacio cerrado, dentro de un lugar público, donde se presiente el
anhelado encuentro con el ser amado “Cuando me acerco a la habitación 517, / mi cuerpo tiembla y el tiempo se
desvanece. (…) Esa habitación es
especial, / y es solo porque en ella estás
tú”.
Otro
elemento importante en este poemario es la presencia auscultadora de la mirada
“Has silencio para poder desearte con mis ojos,
/ y calla, /para que mi mirada te desnude, / una vez más”. En el aquí y
ahora, la mirada desnuda, con lo cual, el símbolo se manifiesta como
experiencia erótica y sexual.
El recordar selectivo es una
condición “Hoy recordé que el pasado no tendrá olvido. / lo que nunca debí
haber recordado en esta vida: Tú”.
El paralelismo yo/tú del texto es una muestra fehaciente de la dialogicidad del
poemario. En este tiempo de alta velocidad, es importante que exista ese
diálogo en la pareja, toda vez que esa condición enrumba hacia un sino de
convivencia y acuerdos.
El símbolo corporal de la boca como
templo u hogar se resignifica como una zona erógena expuesta al sentido erótico
“Tu boca es mi templo: mi hogar”. Según Octavio Paz, “el erotismo es deseo
sexual y algo más; y ese algo es lo que constituye su esencia propia” (Paz,
1971: 182). “Me siento vacío, / en este espacio sin sentido”.
En la interrogación retórica, el
hablante inquiere en relación con “¿Por qué, mi vida tiene que ser tan desierta
sin ti? /¿Por qué, te lloro tanto, si ni siquiera sé quién eres?” Ese redescubrirse
con seres desconocidos angustia al hablante, cuando se pregunta por qué la
ausencia de la otra persona implica una vida desértica para el yo. Dichas
interrogaciones no tienen respuesta para los lectores, solo para las personas
involucradas en una relación.
En “El dolor del arte”, el hablante vierte una especie vehemente de
poética, justamente, la que contiene el título de su poemario “Arte-Amarte”: “Arte oscura, ven a mí, / soy tu cura y tu
aprendiz, /lléname de amor y báñame de dolor. /Arte, ten piedad de mí /no permitas
/que muera antes del fin: /dame
cordura, /dame pasión, /dame tu don”.
En las relaciones amorosas, uno de los
obstáculos es, muchas veces, la distancia entre los amantes. De ahí deriva,
entonces, ese tono de queja, de impotencia, de impedimento, todo lo cual torna
que las horas duelan, haya sed de
cercanía, se quiera borrar las distancias y, lo imposible, hacer el mundo más
pequeño para propiciar el encuentro, o bien, el reencuentro “Ojalá pudiera
hacer aún más pequeño el mundo, / para tenerte aún más cerca de mí. /Ojalá la
distancia no fuera impedimento del amor. /Ojalá tu recuerdo me quitara esta
enorme sed de ti. /Malditas las horas y
sus segundos: por qué duelen tanto”.
Otro
de los temas recurrentes en las relaciones amatorias es la soledad y el olvido;
el olvido y la soledad. Ambos sustantivos tienen una gran carga de afectación
emocional, por ello, el hablante pregunta “En qué momento tu olvido, /se
convirtió en esta gran soledad”. Y es que acaso, no haya una respuesta, de ahí,
entonces, el tono de pesadumbre y desencanto “Responde ya: /porque un segundo
sin ti, /es una eternidad”. Lo cierto es
que / me armas, / y me desarmas. /Te necesito:
/siento que moriré aquí, sin ti”.
En “Alien”, el hablante aduce que llegó
un ser entremetido, quien bajó “por puentes de hidrógeno” entre él y ella. El
sistema recolectivo es contundente “ella me dejó por un alien”. “Pero vino
desde las constelaciones, / bajando por puentes de hidrógeno, /un ser
entrometido, lo vi a los ojos. /Y ella me dejó por un alien”. En otro poema
parece estar una respuesta a sus
interrogantes ¿Qué hago con lo que
siento? /¿Qué hago con lo que amo?
El poema “Primera vez” es una hoja de
ruta amorosa. Acaso han empezado así las
comunicaciones amatorias no verbales “Hicimos
contacto, / nuestras miradas se
desnudaron. /Nuestros labios
ardieron”. Miradas y labios ganan una gran fuerza expresiva erótica.
El hablante lírico de ARTE-AMARTE inquiere sobre el dualismo yo/tú y se
autodefine con el binarismo nadie/todo. ”. “¿Quién soy yo?, "nadie".
/ ¿Quién eres tú?, todo. /Maldita vida sin sentido: / ¡Déjame morir!” Sin
embargo, el final del texto es una ruptura, cuando expresa “Déjame morir”. En
otro texto aparece una respuesta a los planteamientos anteriores “¿Dónde
estuviste todo este tiempo? / Solo mírame otra vez, estoy feliz, sin ti. /Solo
mírame otra vez, estoy mejor, sin ti”. Es una especie de respuesta a la
ausencia de amor.
En
síntesis, este poemario de estreno del Lic. Luis Enrique Boniche es una puesta
en práctica de su poesía amatoria. Con
todas las cargas semánticas que implica dicha temática, pues son ejes
personalísimos que acaban como una experiencia vital en torno de dichos núcleos
de expresión.
Concluyo con el poema que da título al poemario. Es una especie de arte poética, donde se expresa su sentido dolorido, pero también
de gozo y plenitud por los momentos amatorios vividos, cuya experiencia es un
arte que se disfruta en su momento, contra las amarras de las embarcaciones en
alta mar, en plena tierra, en el alma distante de lo cotidiano, siemprevivo. El
amor nunca agota todas las posibilidades. No puede ser definido, solo tiene que
sentirse y vivirse; gozarse o
cultivarse, o bien, en el peor escenario, abandonarse, como una opción de
salida con dignidad. El amor es humanidad, pero tiene sus bemoles. Todos lo
hemos experimentado, en algún momento de esa experiencia terrestre, sin
horarios…
Arte Amarte / LUIS BONICHE
He estado triste y desanimado
escribiendo poesía
en mi cuarto abandonado.
Y me es duro saber
que nadie entiende
que el amarte
de la forma que lo hago es un arte.
Y para mí es complicado explicarte
que mi arte es amarte.
Lic.
MIGUEL FAJARDO KOREA
Centro Literario de Guanacaste,
Costa Rica,
fundado el 20 de marzo de 1974
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