Amanda Espejo, Chile
DE MI BÚSQUEDA
Hablaré en otra lengua
de palabra justa.
Talaré el tronco
podaré las ramas
junto al canto de los pájaros
hasta hacer del bosque un claro.
Ya enfrente a la última doliente ave
abriré su pecho
y allí estará intacto
el significado del misterio,
tan veraz como inexplicable
a falta de la otra palabra.
Amanda Espejo
Quilicura / Mayo – 2011
LLOVIÉNDONOS
Podría ser... lluvia
intempestiva, caprichosa,
de aquella que no pide venia
para imponer su presencia.
Y así, a mi completo antojo
lloverme sobre ti (en
silencio),
con el anonimato gratuito
que dan las multitudes.
¿Quién puede sentir mi
llanto
entre millares de gotas?
Nadie. Nadie que no seas tú.
Tú, que conoces mi canto de agua.
Tú, que apaciguas las
tormentas
aún, las que no habitan en
lo alto.
Tú, que percibes lo
intangible,
lo que no lucra de palabras:
los continuos aullidos del
alma
que elévanse hacia los cielos
en busca de... nada, NADA.
No existe alivio ni otro
destino,
sólo ciclos eternos
refinadas formas de dolor.
Y me lloro de nuevo
esta vez, de un modo
inverso:
desde afuera hacia el centro
con la esperanza incierta
de...
tal vez... lavarme de todo
sufrir,
de toda nostalgia y todo
sentir,
de toda certeza que no seas
tú.
Y entonces, (por reflejo),
quiero encontrarme en tus
ojos
para llorarme por fuera y
por dentro.
Porque, este es mi sino:
no más que una mujer de
agua,
sin más vida que el leve
tiempo
en que escurre por tu
cuerpo,
sin más anhelo ni desvelo
que un día (o quizás noche),
tú...
también te mires en mis ojos
y entonces, (por reflejo),
te llores tú junto conmigo,
empapados hasta los huesos
abiertos, deshechos y rehechos,
entre esta humedad pegajosa,
doliente, cálida, fresca y
gozosa
que resulta del lloverse
juntos,
del regocijarse juntos
ante el descubrimiento de
amar.
Amanda Espejo
Quilicura / 2008
PERMANENCIA
Aquí permanezco
con la piel pegada al
cristal de la ventana,
injerto curioso de polilla y
mariposa
sorbiendo en el vidrio el
reflejo de tu sol.
Con los ojos ciegos
ante cualquier forma que no
sea tu cuerpo.
Los oídos sordos
a cualquier rumor que no sea
tu canto:
cuchillos de hielo y fuego
cortan el aire buscando mi
pecho.
Aquí estoy...(permanezco)
Los deseos presos en cárcel
de espejos.
Tentáculos invisibles nacen
de mis manos
en busca de un escape para
llegar a ti.
Y alzarte en el aire
hasta traerte a mi lado (mi
espacio).
Y abrirte los labios
con mi lengua urgente de
gustar tus besos,
todos tus espacios,
y enseñarte el modo de
corresponderle.
Aquí me
tienes...(permanezco)
con la piel doliente de
tanto esperarte
mis sensores prestos para
recibirte:
fiesta inevitable de dolor y
goce.
Mírate en mis ojos,
mójate los labios sobre mis
pezones
como lo he soñado...
haz que se confundan mi ser
y tu aliento.
Mis piernas se curvan:
collares de apremio te
enlazan el talle.
Aquí estamos...(permanezco)
Todo lo sabemos, nada es
ignorado,
no existen fronteras ni lo
prohibido,
tan sólo señales que indican
Destino.
Dame tus sabores
lo dulce y salado que empapa
el momento.
Así es el rito:
Mis uñas trazan el camino
sobre tu espalda...
¡ Tómame por dentro !
Te espera el abrazo de cielo
e infierno.
Así estoy...(permanezco)
bajo, fuera , sobre, junto,
dentro...aire...sueño...
Injerto alienado entre el
Pensar y Ser,
agonizante contra el muro de
cristal.
ALGO ASÍ...
De vez en cuando, dormía así:
con los brazos cruzados,
curvos y apretados
sobre la cálida luna de su vientre.
Soñaba tal vez...
Acunando, conteniendo, prolongando
todos los calores
los orgasmos, los temblores,
inducidos por...
el tanteo, la lamida y el jadeo
del intruso persistente,
(no nombrado)
empecinado en guarecerse
en el húmedo refugio
que (ella) esconde entre sus piernas.
Los viernes, noche,
casi rozando la madrugada,
después de la venida, la irrupción
y la estampida al galope
del Amatorio Prestado
( y para no llorar su falta...)
ella dormía así.
Amanda Espejo
Quilicura/20/05/07
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