Fotografía: Juan Guzmán Cruchaga
Viajero inmóvil
Despedida de El Salvador
-Viajero inmóvil, ¡parece
que te vas pero te quedas!
-Se me quedan sus miradas,
su gracia y su voz de seda,
se me queda un cuento de hadas,
a la sombra de una ceiba.
Me faltará su sonrisa.
No olvidaré una promesa.
Se me queda un roce de alas
y un aroma de violetas,
y una rosa y unas manos,
no podré vivir sin ellas.
Se me queda un «pudo ser»
y un sueño casi de veras.
¿Viviré sin la preciosa
compañía de esta tierra?
¿Y el embrujo de unos ojos
y la voz de sus poetas?
¿Cuándo estuvo el alma mía
de almas amigas más cerca?
Se me quedan sus volcanes
que con sus lámparas cercan
los jardines que son versos
vivos de Raúl Contreras.
La tierra que me dio un hijo
y un rincón. ¡Bendita sea!
Un rincón donde va mi alma
cuando la apaga la pena.
-¿Para qué se va? ¿Y adónde?
¿Si casi todo lo deja?
Se nos va el viajero inmóvil
¡se nos va pero se queda!
San Salvador, 1962.
Viajero inmóvil
Despedida de El Salvador
-Viajero inmóvil, ¡parece
que te vas pero te quedas!
-Se me quedan sus miradas,
su gracia y su voz de seda,
se me queda un cuento de hadas,
a la sombra de una ceiba.
Me faltará su sonrisa.
No olvidaré una promesa.
Se me queda un roce de alas
y un aroma de violetas,
y una rosa y unas manos,
no podré vivir sin ellas.
Se me queda un «pudo ser»
y un sueño casi de veras.
¿Viviré sin la preciosa
compañía de esta tierra?
¿Y el embrujo de unos ojos
y la voz de sus poetas?
¿Cuándo estuvo el alma mía
de almas amigas más cerca?
Se me quedan sus volcanes
que con sus lámparas cercan
los jardines que son versos
vivos de Raúl Contreras.
La tierra que me dio un hijo
y un rincón. ¡Bendita sea!
Un rincón donde va mi alma
cuando la apaga la pena.
-¿Para qué se va? ¿Y adónde?
¿Si casi todo lo deja?
Se nos va el viajero inmóvil
¡se nos va pero se queda!
San Salvador, 1962.
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