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lunes, 6 de enero de 2025

La condición humana en la narrativa de Sophie Baltodano Guillén

 

Lic. MIGUEL FAJARDO KOREA


La condición humana en la narrativa

de Sophie Baltodano Guillén

 

Lic. MIGUEL FAJARDO KOREA

Premio Nacional de Educación de Costa Rica

minalusa-dra56@hotmail.com

 

 

Sophie Baltodano Guillén (1931-2023), nació en Liberia, Guanacaste.

Sus padres Ana Belén Guillén Acuña y Aristides Baltodano Briceño  fueron                       maestros.

Su padre fue diputado durante 32 años.

Obtuvo su bachillerato en Estados Unidos, donde vivió muchísimos años.

Realizó cursos en Estados Unidos y la Universidad de Costa Rica.

Perteneció al Club Literario Visión Otoñal (AGECO).

Publicó el libro Cuentos de Sofía. (San José: Editorial Guayacán, 2001: 388), con prólogo de Jézer González Picado. Este volumen está compuesto por 123 cuentos.

 

Bondad plena y otros cuentos cortos. (San José: n.i.e., 2024: 188), con prólogo de Deyanira Elizondo. Portada y 14 ilustraciones del pintor Luis Chacón (1953-2024). Este tomo está integrado por 130 cuentos.  Asimismo, dicho libro incluye Bondad plena, una nouvelle de 40 páginas (2024:143-184). Mi gratitud al Dr. Pedro Suárez Baltodano, por hacerme conocer la producción literaria de su madre, así como al Pbro. Edwin Baltodano Guillén, hermano de la escritora.

Asimismo, tres de sus cuentos: Erasmo el encantado, el moreno y el tren (pp. 157-167), fueron seleccionados por Miguel Fajardo y Santiago Porras (+) en la antología Cuentos y otros escritos de Guanacaste (San José: Euned y EUNA, 2024: 382), con motivo del bicentenario de la Anexión del Partido de Nicoya a Costa Rica.

La producción narrativa de Sophie Baltodano Guillén es abundante: dos libros de cuentos, que suman 253 textos y una novela breve de 40 páginas, para un total de 576 páginas.

          El cuentario de Sophie Baltodano Guillén, incluido en el tomo Bondad Plena establece historias narrativas a partir de lo cotidiano.  Son historias comunes, producto de su alto espíritu observador de las vivencias y comportamientos del factor humano. Su capacidad descriptiva hace gala de un manejo expresivo de gran mérito artístico.

          Son historias de vida integral de la condición humana, con sus valores y disvalores. Cada uno de sus textos ejemplifica las historias de la cotidianeidad humana, en sus temas: vida, muerte, amor, lealtad, deslealtad, irresponsabilidad paternal, agresión a los animales, abandono a los ancianos, comprensión, discriminación, pobreza, constante queja de muchas personas, tacañería, recuerdos, revolución, ruptura de parejas, la cuarta edad, esquemas patriarcales, celos, el sentimiento, el robo, el maltrato, la ironía, las apariencias, el engaño, el ser y el parecer, la venganza, la adopción, amores prohibidos, preocupaciones existenciales...

          La primera parte de su cuentario incluye 27 textos cortos y microrrelatos. De entre ellos, selecciono diez, y propongo unas notas de lectura, a saber:

La desconocida cierra así: “Padre te perdono porque nunca me reconociste” (p.8).

          La lechuza presenta una interesante reflexión: “Cuántas veces en la vida nos miran sin mirarnos y ciertamente nos sentimos acompañados, a menudo también nosotros miramos con los ojos cerrados” (p.10).

          El terremoto del Ecuador expresa, a pesar de la destrucción material, el sentir de la pertenencia “Estamos cuidándolos ya que los ladrones abundan y roban nuestros recuerdos” (p.12).

Verdades es un microrrelato antitético: “Pudoroso no le hacía honor a su nombre.  Su madre se ponía furiosa: ¿Cómo puedes tener ese nombre y no lo honras?

-Tampoco tú madre, te llamas Amable” (p.13).

El agujero ofrece una fase de mejoramiento obtenido, al pasar de la pobreza de vivir en un cuartucho “al encontrar un viejo jarrón chino de monedas de oro” (p.14).

Un suspiro es un texto introspectivo sobre la vida: “Qué tremendo es encontrarse consigo mismo, conocerse por dentro (…) Qué manso es orar, en silencio, se eleva mi pensamiento. (…) El último suspiro me deja sin aliento.  Sola quedó mi alma, se anidó en un recuerdo” (p.15).

La Revolución es un texto con un dinámico juego expresivo, sobre la base de numerosos verbos. Su cierre es un esquema recolectivo: “me siento impotente ante tanta maldad, no, no, retumba, retumba, explota, explota, ¡no más, no más!” (p.17).

¿Quién soy? Aborda el tema de la vejez, con base en la oposición entre lo celestial y lo terrenal, expresado en ansiar y no querer: “cuando alcanzamos la cuarta edad nos esperan con ansias en el cielo ya que ahí no se les prohíbe la entrada a los viejitos, a estos se les trata con más cariño (…) Sé que todos ansiamos ir al cielo para disfrutar de la maravillosa vida eterna, pero por alguna razón nadie quiere morirse” (p.16).

La felicidad es un microrrelato rotundo de una separación marital: “El hombre agarró sus chuicas, volvió a ver a su esposa con ojos pulverizantes, dio un sonoro portazo y se fue.

La mujer se sentó en el sofá, estiró los pies, abrió las manos, las levantó y gritó a pulmón abierto ¡QUÉ FELICIDAD! (pp. 16-17).

 

La gata presenta a un animal que se queja y acusa: “La gata de mi hijo vino a acusarlo, maullaba y maullaba, tenía hambre y no le había dejado su comida” (p.18).

La segunda parte de su libro incluye 103 cuentos, de ellos, escogí 25 para expresar mis apuntes de lectura.

Aquel niño es una hermosa remembranza familiar, acerca de la vocación religiosa de un niño, su hermano, el Pbro. Edwin Baltodano Guillén (1926), quien el pasado 17 de diciembre del 2024 cumplió 75 años de su ordenación sacerdotal. El texto refiere al final: “Cuando salió de V año del Liceo de Costa Rica con magníficas notas, mi padre le ofreció enviarlo al extranjero a estudiar (…) fue cuando mi madre exclamó: “nosotros no tenemos ningún hijo doctor”, a lo que mi hermano replicó: “no se preocupe mami, yo seré doctor de almas”. Hoy nos acompaña el Pbro. Edwin Baltodano Guillén, pastor de almas durante más de 75 años de su extraordinario magisterio eclesiástico.

La luz que refleja el sentimiento expresa un valor “-Abuela, ¿de qué color es el sentimiento? La anciana no halló qué contestarle al pequeñuelo (…) -Ah, ya sé, gritó el chiquitín, - ya comprendo.  Es que me quiere mucho, y no sabe que yo también soy ciego” (p.27).

La aprobación es un texto que se enmarca en el plano celestial. Cuando tocó el turno a Efraín, se leyeron seis disvalores de entre su lista interminable. Le preguntan qué pensaba de sus faltas: “No pueden devolverlo, los últimos diez años no sabía quién era, no reconocía a nadie, vivió en tinieblas”. -VAYA A ESA PUERTA… (p.34) es un final imprevisto, pero de mejoramiento obtenido.

El criticón narra la relación matrimonial de Polifacio y Ninfita durante 50 años. Él era criticón de su esposa. Polifacio muere; lo creman. Le entregan sus cenizas a Ninfita en un jarrón de puro oro. El cuento cierra así “-Ahora sí te quiero Polifacio, porque ya no me jodés” (p.37).

La obsesión narra la trágica historia de la viuda Alejandra, de 47 años.  Conoce a Gustavo en el Club Unión. No escucha el consejo de sus amigas y se casa. Gustavo, al final, se cansa de ella, le roba las joyas y huye a Nicaragua.  “Alejandra se quedó sola, sin alhajas, sin bonos y pensando solo en su maldita obsesión” (p. 41).

Buen amor muestra la historia de Josefina López y Casimiro. Con frecuencia van a un restaurante, y él la trata con frases adulatorias: Sueño mío, Dulcinea, Guapa, Belleza, Luminosa, Preciosa, Cariñito, Luz de mi Vida, Dueña de mi corazón.  Un día, el mesero le expresa a Casimiro “me conmueve cómo trata usted a su señora… estoy tratando de hacer lo mismo con la mía”. Entonces, Casimiro se volvió y le contestó bruscamente: “-Qué va, es que no me acuerdo cómo diablos se llama esa vieja” (p.44).

El invitado presenta a doña Mencha, de 83 años, quien vivía sola. Un día tocan a su puerta. Es un pordiosero que le pide comida. Ella lo invita a almorzar al día siguiente; el harapiento acepta. Ella le dice a Paola, la servidora de medio tiempo que la atiende, que deje bien puesta la mesa con el mantel blanco tejido y los cubiertos de plata.

Al día siguiente, la hija le pregunta cómo le fue con el invitado, y ella le responde que estuvo maravilloso. Era el Señor. El final lo aclara todo “Doña Mencha estaba sentada en el sillón; dormía el sueño de la eternidad, sonriendo sostenía entre sus manos la servilleta con la que había agasajado a su invitado” (p.50). Aquí opera lo no dicho, pero sobreentendido.

Algo insólito, increíble, cierto es un texto que maneja el suspenso y el desenlace inesperado: “Él no era tonto, sabía bien de quién es ese hijo y cómo lo engañaste para obligarlo a casarse, siempre quiso a Elena y ella lo hacía feliz” (…) “-Se nos terminó la buena vida madre, el desgraciado falleció, resucitó e hizo el testamento” (p. 53).

Se lo buscó narra la venganza de Elena, esposa de Alberto, quien era mujeriego. Por eso lo invita a la Finca de la Playa para consumar su plan:

“Fueron a ver la puesta del sol, ella le empezó a tomar fotos.

-Córrete un poquito más mi Amor, ya voy yo a hacerte compañía. (Cuando estuvo cerquita de él le dijo), vuélvete a ver esa garza.

Él le hizo caso, y ella lo tiró” (p.56).

El Chapulín refleja un estado de la delincuencia social: “-Mae… ya me decidí, me fui de la choza, me quedo con la pandilla.

La pasarás mejor, mírame a mí, vamos, vivimos por la Uruca, en una casona desocupada, hay que tener cuidado para entrar, pero es fácil.

En menos de un año Agustín se graduó de Chapulín, ahí está celebrando con sus compas, su buena suerte” (p.58).

El yo de adentro es un breve texto reflexivo muy interesante: “Ciertamente existe un yo de adentro, el Edén donde habitamos lo percibe, nosotros somos sus habitantes donde moramos esperando la partida al infinito (…) Soy mi yo de adentro, solo una partícula del tiempo” (p. 63).

Cuento cierto, verdadero, increíble. La historia transcurre en Liberia, en 1890. Engracia era la matrona, la señorona del pueblo muy adinerada y viuda. Portaba la fama de ser muy agarrada, no querer gastar: Murió de un infarto.  “En la misa metía la mano en la canasta de las ofrendas, pero no dejaba nada, nadita, pura apariencia (..)

De pronto sopló un viento, como un silbido del más allá, y el cuerpo rígido de la muerta se tambaleó, se levantó y soplando aliento de su boca yerta, fue apagando uno a uno los cirios encendidos, dejando solo uno, el más gastado. En un santiamén se oyó un estallido, no quedó ni un visitante de cuerpo presente, todos al unísono corrieron en fila al parque gritando despavoridos.

 Doña Engracia, aún ya ida, quiso economizar los cirios de su vela” (p.77).

Tiempos difíciles inicia con una reflexión existencial: “Para aquí y para allá camina el tiempo, no se detiene ni se devuelve, solo el ayer se convierte en hoy en los recuerdos, el viento de los años los espolvorea borrando un poco las imágenes maravillosas del ayer” (p.92).

Lo inesperado “País nuestro maravilloso donde los campesinos con el hacha al hombro, abrieron brecha y cultivaron la tierra. De esos surcos surgió nuestro pueblo, regado con el sudor de aquellos ancestros.  Sus historias, a veces inexplicables, las hemos dejado en el pasado para no enfrentarnos con ellas” (p.111). Este inicio es una adhesión y reconocimiento con la labor del campesinado nacional.

Alegre muerte “La vida es una brisa pasajera, el acá es un allá, el ser es la trituración de estar, estar presente es un meternos en un yo interno que tiende a conocer lo que queremos desconocer, no somos conscientes de lo que somos y cuando nos empezamos a dar cuenta, ya para qué…” (p.135). El eje de la preocupación existencial es recurrente en la narrativa de Sophie Baltodano Guillén.

En síntesis, los textos del cuentario BONDAD PLENA, de Sophie Baltodano Guillén ofrecen diversas perspectivas temáticas, cuya unidad radica en que abordan aristas del comportamiento, la actuación y la conciencia humana. Su nombre se suma, con categoría, a las narradoras de Guanacaste, tales como María Leal, Lía Bonilla, Ofelia Gamboa, Amparo Vargas, Edith Vargas, Ligia Zúñiga, Guadalupe Urbina o Ana Lorena Camacho.

Este libro se presentará en Liberia, Guanacaste, Costa Rica, en febrero del 2025.




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