DEMONIOS Y CONCIENCIA EN LA OBRA
POÉTICA
DE MARÍA EUGENIA CASEIRO
A TRAVÉS DE SU DISCURSO PRAGMÁTICO.
Yo dejo mi palabra en el aire,
sin llaves y sin velos
...
Nada hay en ella que no sea yo misma;
pero en ceñirla como cilicio y no como manto
pudiera estar toda mi ciencia
DULCE MARÍA LOYNAZ
La historia de la Poética no debe proponerse una lectura
infructuosa, sólo sentimentalmente monumental del pasado. Incluso, añadiríamos,
tampoco una lectura del pasado hecha desde los presupuestos estabilizados
en nuestra conciencia científica del presente; sino debe
aspirar a una lectura de las interrogantes del presente realizada desde el
pasado, donde se encuentran generalmente numerosas claves y respuestas de los
problemas actuales, e incluso formulados ya los interrogantes sucesivos.
Pragmática y construcción literaria
María Eugenia
Caseiro[1]
poeta, narradora, ensayista. Excepcional en su expresión y compromiso poético.
Vital en todos sus escritos, profusa en lo que se refiere a su profundidad
intelectual, singular en su poética y cuentística hiperrealista[2]. Un
acercamiento pragmático a su literatura y, en caso particular a su poesía se
hace necesario dado que se pueden abordar en concreto las particularidades de
su lenguaje poético y de igual manera las notas del contexto. En sus textos la
poeta adopta elementos renovadores, mismos que nos permiten visualizar un
relieve para hacer efectivo lo que nos quiere comunicar. Hiperrealismo,
irracionalismo, pragmatismo, son en mi opinión la consecuencia inherente a su invención
e impulso a escribir distinto lo que le da solvencia y originalidad a su
trabajo. Así, en el poema «DONDE NADIE ME RECUERDA», y bajo los influjos
confesionales, nos dice: «Ahora que soy casi tan grande como mis pies / sigo el
rastro de esas conchas / con la misma verdad en los riñones / donde croan las
ranas que me saltan dentro/ con la misma inocencia en cada hueso / donde
afloran los lirios de todos mis dolores / con la única sonrisa en la pisada / que
enarbola tomeguines y hojas de naranja / en el regio crujir de mis tendones.»
Cristina Fernández
Monterde[3] En
«una aproximación pragmática al estudio del texto
literario…desde las teorías de la cortesía y de la
relevancia.» nos plantea que además de esquemas, la memoria archiva supuestos
contextuales o conocimientos sobre objetos y conceptos a los que se acude
cuando hay que interpretar enunciados en que éstos se mencionan. Dichos
supuestos interactúan con la información nueva para generar otros que resultan en el enriquecimiento de los esquemas mentales.
Este enriquecimiento es el beneficio que el escritor otorga al lector a cambio
del esfuerzo de procesamiento que le impone para la interpretación adecuada de
su mensaje. Pero, además, en el texto literario, en el que el autor juega con
la presentación de información para implicar al lector. A veces se vale de la
proporción de información que provee en los versos y al lector para crear
significado en dos niveles distintos: en muchas ocasiones un mismo enunciado-verso
es interpretado de forma distinta por el lector debido a la diferencia de
conocimientos previos con que cuenta. Esta contradicción genera un conflicto
entre su percepción de la realidad y la que le muestra el autor que les hace reflexionar
sobre su actitud en la vida para persuadirles a cambiarla. En este poema breve
de la autora, preludio de la muerte, e intitulado «ANTES DE ZARPAR de SIN
CARONTE EN LA BARCA», «I tanto caminar tanto tanto mover las alas hacer nido
tanto / en todas partes y en ninguna tropezador el vuelo errante / hay muchas
direcciones hubo alguna continente de ti sin ocurrir tropiezo alguno con mis
alas /» nos transmite la tribulación, la tribulación y sentimiento de pérdida,
esa muerte rumorosa que embiste, monótona de sol a luna.
En esta
suerte dual en la que ubico a María Eugenia Caseiro, no deja de sorprenderme su
enjundia y su poética que constituye todo un manifiesto referencial sobre la
vida: ella no se limita a la exteriorización del sentimiento humano y a
externar puntos de vista, sino a construir una obra de largo aliento y alcance.
Conviene decir que A. García Berrio,[4]
«Lingüística, literariedad/poeticidad (Gramática, Pragmática, Texto)», cit., p.
168. El profesor García Berrio profundiza todavía más en este problema al
explicar el fenómeno de la poeticidad, frente a la literariedad, en términos de
valor resultante de una manera azarosa: «La opción de construir un discurso
literario –escribe García Berrio– [...] es una cuestión de cultura, de estar al
corriente de un conjunto de reglas convencional izadas y de ajustarse a ellas.
Pero la eficacia estética no está garantizada a partir de esas reglas
convencionales; hay textos literarios bellos y detestables, acontecimientos
artísticos logrados y fallidos. La poeticidad es una de las varias
manifestaciones específicas de la eficacia literaria.» Evidentemente la
intensidad de su poética invita a la reflexión, tras el relieve de su palabra
el lector se intriga, es una voz cavilosa y radical. En el caso que nos ocupa
la poeta es ducha en el arte poética, posee un estilo particular. En «COMO
QUITÁNDOSE EL ROSTRO PARA RESPIRAR» encontramos la extensionalización de los
elementos semántico-intensionales que el texto contiene, imprescindibles para
el lector como acciones sumarias de una realidad que almacena información
emocional y cognitiva.
Debajo de la mesa ronronea la muerte / aunque los celulares alimenten
los bolsillos. / El polvo echa raíces parabólicas que la aspiradora se niega a
digerir. / En tu boca un parapeto de puntos suspensivos / impide que caminen
las palabras persiguiéndote / desde el ojo amoratado de la computadora. / Tu
máscara se tiende a dormitar como un perro en el vano del impulso; / (…) / En
tu bolsillo tintinean los huesos del crimen / que trajo arrastrada la mancha de
tu peso hasta mis pies, / pero nadie se asoma al cabezazo / y tu sombra no se
cansa de lamer paredes.
No puedo mencionar un libro en
específico, pero sí puedo expresar lo siguiente: la poeta ha asumido su destino.
Eso sí, su poesía de la formalidad del verso clásico. La poeta recrea sombras y
máscaras, recuerdos que reviven el tiempo. Es una cubana que hereda acervos ancestrales
que derivan en escritura. Su pensamiento alberga la universalidad poética, su
lengua, y esa cultura vibrante que se distingue de cualquier otra. Es decir, la
cubanidad.[5]
Estas como lo expresa Barnet, «son categorías del espíritu y también volitivas.
No fueron muchos los estudiosos del siglo XIX que hicieron reflexiones teóricas
sobre estos conceptos de cubanía y cubanidad.» Digno es de poner sobre la mesa
sus investigaciones y escritos sobre el origen del «SON CUBANO» Retomo para
este trabajo dos fragmentos de su escrito: «Entre los diferentes toques
africanos que arribaron a Cuba con la llegada de la colonia y la institución de
la esclavitud, también se encuentran viejos cantos funerarios, motivo por el
que no solamente una serie de ellos dedicados a las deidades africanas,
posteriormente fueron comprometiendo, en una mixtura, las expresiones del
folklore musical español y algo de influencia francesa. Pero definitivamente el
caudal del folklore español, combinado con la fuerza de la música africana,
generó rápidamente lo pródigo y lo explosivo de la esfera musical cubana. Del
aquel híbrido maravilloso nació la criollez, y con ella la evolución, tanto de
la vida como de la cultura, y lo que hoy conocemos como ritmos cubanos.» Según
sus palabras, «El son: son de los pobres; son de la gente rechazada y marginada
por las clases acomodadas del país, que incluso llegó a ser prohibido por el
gobierno que lo consideraba un baile inmoral, se permitió el lujo de entrar con
un esplendor, sin precedentes, en los salones de baile de La Habana y de otras
ciudades importantes, pasando a ser representativo de la música cubana, y
seguidamente a recorrer el mundo, llegando a superar, en gusto popular, al
propio danzón.»
Hay desde luego otras calas o cauces en la expresión poética de María
Eugenia Caseiro, el aspecto filosófico que está presente en su variado trabajo.
Esto debo entender porque su inteligencia ha estado orientada a la reflexión
sobre la existencia humana. Como poeta pensadora y en los albores de su
escritura, supongo abrevó conscientemente en el pensamiento de Pitágoras,
Heráclito, Zenón de Elea, Platón, Aristóteles, Dilthey, Bergson, Hegel,
Heidegger, Nietzsche, Ortega y Gasset y otros muchos seguramente. Y seguro que,
en el anaquel de su memoria, perviven poetas como: William Blake, Shelley, John
Donne, Mallarmé, Goethe, Baudelaire, Eliot, Góngora, Sigmund Freud, Jung, Lezama,
Dulce María Loynaz y tantos otros.
Acoto que la poesía en
todo momento y en cualquier circunstancia es de esencias, una indagación de la
realidad, y ello supone, la universalidad de la vida y la muerte. En este punto
la poeta moldea el lenguaje, a fin de cohesionarlo y hacerlo coherente con sus
preocupaciones vitales. Al final esas esencias constituyen la red temática que
se perfilan de manera magistral en sus textos. El poeta que no quebranta el
lenguaje no llega lejos. María Eugenia Caseiro no solo lo sabe, sino que ha
trabajado en ello. Sobresale en el desarrollo del poema las imágenes
Y metáfora asociadas a sus inquietudes o percepciones
intuidas del entorno. Poeta del exilio, pero muy arraigada a su tierra, a su
país, a su patria, nos lo deja saber en su poema: «CARGA PARA EL CONJURADO»,
mismo que ha sido acompañado por un epígrafe de Roque Dalton: "...el mundo
/ está que jode loco de sordera". Aquí el poema con su realidad y
lenguaje, en su esencia: «Desde mi árbol plantada con mi país a cuestas / diviso
tus estados paridos de otro tiempo. / Supongamos que hay en las caras opuestas
/ un ojo o un diamante, alguna indicación... / así tal vez allí se reconcilien.
/ Caminé sin ceder a los destrozos / ni a la perversidad ápice alguno. / Yo en
mi árbol plantada con mi país a cuestas, / tú con tus estados comprimido allá
en la eternidad / burbujeante de epilogaciones. / Supongamos también que en las
caras opuestas / hay algo de unidad, un ente camaleónico / que en la rotura
hilvana precipicio con altura. / Tú con el ropaje de los muertos, clausurado. /
Yo en mi trozo agónico de sílabas / taconeando el himno de las conjuraciones, /
camino con el pútrido cadáver de un país, / el mío, mi país podrido al hombro,
condenada. / El mundo sin olfato no lo advierte.»
Ante lo
anterior es imperativo acotar que María Eugenia Caseiro es maestra en el uso de
los recursos retóricos. Poeta de extraordinario bagaje vanguardista. Metáforas
que se encargan mediante la percepción de alterar su razón lógica o incluso su
función de semejanza. Así, luego, intentando darle una cierta profundidad al
tema de las metáforas de las vanguardias podremos conocer los tropos más
figurativos de esta apasionante forma de expresión artística; por ejemplo
tenemos las metáforas negativas, las impresionistas, las visionarias, las
abstractivas, entre otras tantas y también un amplio campo en la
diversificación de las retóricas como por ejemplo: la antítesis, la erotema o
interrogación, la ironía, el eufemismo, el hipérbaton, el asíndeton, la
sinestesia, la paradoja, la personificación, la onomatopeya, la jitanjáfora,
etc. Mediante estos recursos la poeta expresa de manera inherente su rechazo
hacia la carga semántica heredada. Tampoco hay que negar su estructura
netamente acumulativa que le permite dar una expresión lírica al mejor estilo
del automatismo, en algunos casos, cuando emplea esta ilimitada cantidad de
técnicas estilísticas. Su carácter lúdico siempre prevalece fomentando una
participación sumamente creativa entre el autor y el lector al límite de
generar suposiciones y enigmas que jamás tienen un único sentido.[6]
La
pasión poética y humanada de María Eugenia Caseiro nos habla en cada uno de sus
textos, sean poéticos, narrativos, ensayísticos e inclusive teatrales. Ella nos
implica en su obra y lo sigue haciendo con la soltura e ingenio que la
caracteriza, a veces, a través del aforismo. La realidad siempre se torna
mágica cuando se le transmuta y así lo han hecho los grandes poetas de todos
los tiempos. En «Es muy tarde», nos dice: «Apaga la ciudad y deja / esta calle
de palabras deslucidas / con sus noches de alfabetos y de moscas / en los
tejados un gato / y el chasquido de las sombras / que devoran los últimos
despojos / de las líneas que trazamos.» Y agrega, «Ya la luz es un recuerdo / donde
el claro abanico despuntaba / y el aroma del jazmín / rueda del templo/ de una
hoja de papel.» La palabra «preserva lo perdido» por lo que suele decirse que
por su poder evocador es elegíaca. Es la presencia de lo perdido, algo que solo
se puede resucitar a través de la metáfora. Y por supuesto, la metáfora
visionaria. Como vemos, las posibilidades de materialización del poema emergen
de un contexto o circunstancia que manifiesta solo un conjunto de posibilidades
disponibles (los haberes de la poeta, su acervo, su experiencia de vida) que
Heidegger[7]
llama espacio-para-maniobrar.
Es posible que algunos temas centrales, latentes o no, forman parte del corpus de ideas, puntos de vista, reflexiones, obsesiones que se materializan en su obra. Lo cierto es que su trabajo es una puerta a otras puertas suculentas e inusitadas. Su yo poético es inseparable a la realidad y va consigo con la imagen y la metáfora. Este yo poético representa a su voz y a su vez, la correlación de fondo y forma a veces con tono de desasosiego. La metáfora de la luz, mencionada en el fragmento del párrafo anterior, nos presenta un momento álgido en su imaginario poético: «noches de alfabetos y de moscas», nos dice la poeta. En este verso de reflexión explícita nos permite hacer múltiples inferencias, el ojo frente a una realidad oscura y sucia, marginal, depredada, inacabada en su condición de ocaso. Y hay ahí, me atrevo a decirlo, una dicotomía hostil de Cuba real en el presente. Un país vivido desde el exilio con todos los matices que tiene el concepto de exilio. En el ensayo «Poesía cubana: primeras manifestaciones hasta 1990»[8], se hace un interesante aporte en este sentido: «Cubanos emigrados, exiliados y cubano-americanos.» Al menos como aporte historiográfico. Para Virgilio López Lemus es imposible estudiar el proceso identitario de la cultura nacional sin tener en cuenta que poesía y nación están estrechamente vinculadas. Como bien plantea: «[…] la historia de la nación cubana puede seguirse en sus versos, pero no solo en lo factual, sino en la evolución del espíritu cubano, el cual, por supuesto, como el propio concepto de identidad, implica cambios, evolución, no estatismos»[9]
Este
trabajo es un cruce personal de mi camino. Al descubrir el trayecto de los
demás se encuentra el propio. Como dice un verso de Luis Cernuda: uno debe ser
«fiel hasta el fin del camino y de la vida.» En la poesía siempre, por raro que
parezca, existen filiaciones entrañables como lo han sido Rilke o Hölderlin,
Vallejo, Char, Dylan Thomas, Baudelaire. Y es que, en definitiva, María Eugenia
Caseiro, representa una poética sin aliteraciones, de floraciones auténticas y
experiencias vividas. En su vehículo, la palabra, paradójicamente hay
eternidad.[10]
En «Poesía cubana del siglo XX. Un
vistazo personal y selectivo», Mario Beneditti,[11]
expresa y que retomo a manera de colofón: «En la poesía puede haber invención,»
no autoengaño; puede haber influencia, no contagio. Es el género de la
sinceridad última, irreversible. Un poema puede ser luminoso como en Eliseo
Diego u oscuro como en Lezama Lima, pero si ambos son genuinos es porque, bajo
la claridad del uno o las tinieblas del otro, hay un denominador común: el
entrañable fluir de los sentimientos, las convicciones y las búsquedas.»
André Cruchaga,
En la hora undécima de nuestra democracia,
Barataria, 4 de junio de 2023.
[1] http://espanol.agonia.net/index.php/author/0010463/Caseiro
[2] Como tal me refiero a la ingente necesidad
de la autora de plasmar una visión de un mundo complejo y caótico.
[3] Universidad
de Sevilla.
[4] Citado por Francisco Chico Rico en «Pragmática
y construcción literaria», Secretariado de
Publicaciones Universidad de Alicante, 1988.
[5] Ver la explicación en el Artículo de Miguel
Barnet: Cubanidad y cubanía. http://www.cubadebate.cu/especiales/2017/08/08/cubanidad-y-cubania-2/
[6] Para
tal situación puede verse, «La metáfora al servicio del
surrealismo (primera parte)», publicado en http://www.mundopoesia.com/foros/temas/la-metafora-al-servicio-del-surrealismo-primera-parte.573550/
[7] Heidegger,
M. (1997a), Ser y Tiempo, Santiago de Chile: Editorial Universitaria.
[8] https://cvc.cervantes.es/lengua/anuario/anuario_08/pdf/literatura11.pdf
[9] https://www.scielo.cl/pdf/alpha/n39/art_19.pdf
[10] Todos los fragmentos de los poemas aquí
citados han sido tomados de su página personal: https://www.facebook.com/buhowriter
[11] file:///C:/Users/andre/Downloads/Poesia_cubana_del_siglo_XX_un_vistazo_personal_y_s.pdf
____________________
André Cruchaga.
Nació en Nueva Concepción, Chalatenango (El Salvador), en 1957. Tiene una
licenciatura en Ciencias de
Parte de su obra se encuentra publicada en revistas electrónicas y en papel de América y Europa; así también, ha recibido varias distinciones por su obra literaria. Entre sus libros editados podemos mencionar: «Alegoría de la palabra» (1992); «Memoria de Marylhurst», (Interface Network, Beaverton, Oregon, 1993); «Visión de la muerte» (1994), «Enigma del tiempo» ( Plaquette,1996); «Roja vigilia» (Plaquette, 1997); «Rumor de pájaros» (2002); «Oscuridad sin fecha│Data gabeko iluntasuna», edición bilingüe: castellano-euskera, (El Salvador,2006); «Pie en tierra» (2007), «Caminos cerrados», (México, 2009), «Viajar de la ceniza│Voyage à travers les cendres», edición bilingüe: castellano-francés, (El Salvador, 2010); «Sublimació de la nit│ Sublimación de la noche», edición bilingüe: castellano-catalán, (El Salvador, 2010); «Poeta en Barataria», (La Habana, Cuba, 2010); «Tablou de cenuşă│Cuaderno de ceniza», edición bilingüe: castellano-rumano, (El Salvador, 2013): «Balcón del vértigo», (El Salvador, 2014); «Post-Scriptum», edición bilingüe: castellano-rumano, (El Salvador, 2014); «Viaje póstumo│ Viatge pòstum», edición bilingüe: castellano-catalán, (El Salvador, 2015); «Lejanía│Away», edición bilingüe: castellano-inglés. (El Salvador, 2015); «Vía libre│Via lliure», Edición bilingüe: castellano-catalán. (El Salvador, 2016); «Cielorraso», Editorial La Chifurnia, (Colección palabra de Alto Riesgo), El Salvador, 2017; «Calles│Carrers», edición bilingüe: castellano-catalán, (El Salvador, 2017); «Ars moriendi», Teseo Ediciones, (El Salvador, 2018); «Motel», Teseo Ediciones, (El Salvador, 2018); «La experiencia de vivir», Chile, 2018; «Cuervo imposible», Teseo Ediciones, (El Salvador, 2019); «Viaje cósmico», Editorial 2.0, Chile, 2019; «Espejos funerarios», Editorial La Chifurnia, (El Salvador, 2019); «Ráfagas» Editorial 2.0, Chile, 2019. «Vacío habitado», Teseo Ediciones, (El Salvador, 2020); André Cruchaga, Poesía reunida. Tomo 1, Enciclopedia universal de la poesía. Editorial Författares Bokmaskin, (Stockholm, Suecia, 2020); «Ecología del manicomio», Teseo Ediciones, (El Salvador, 2020); «Firmamento antiguo │ Old firmament», edición bilingüe: castellano-inglés. Teseo Ediciones, (El Salvador, 2020); «Cementerio atávico │ Cementiri atàvic», edición bilingüe: castellano-catalán. Editorial EdictOràlia Llibres i Publicacions, (València, España, 2020; «Sepulcro de la tierra», Teseo Ediciones, (El Salvador, 2021); «Antípodas del espejo», Teseo Ediciones, (El Salvador, 2021); «Estación Huidobro», 2ª. edición, Editorial 2.0, Chile, 2021; «Invención de la espera», Laberinto Editorial, (El Salvador, 2021); «Oficio del descreimiento», Teseo Ediciones, (El Salvador, 2022); «Noción de la extrañeza», (Antología poética 1988-2018). Editorial Dos Islas, Miami, USA, 2022; «Travesía de la muerte», Editorial BGR, Catálogo de Literatura Digital (Versión Kindle), España, 2022; «Lejanías rotas», Editorial Dos Islas, Miami, USA, 2022; «Precariedades», Editorial Dos Islas, Miami, USA, 2023; «Camino disperso», Editorial Dos Islas, Miami, USA, 2023; «Metáfora del desconcierto», Editorial Dos Islas, Miami, USA, 2023.
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