MARÍA LEAL DE NOGUERA:
MAGISTERIO, BENEMERITAZGO Y CENTENARIO NARRATIVO
Lic.
Miguel Fajardo Korea
Premio Nacional
de Educación Mauro Fernández
La brillante mujer, educadora, y escritora que
representa María Leal Rodríguez (16 de junio de 1892; 7 de agosto de 1989),
nació en Lagunilla de Santa Cruz, Guanacaste, Costa Rica. Alcanzó una longevidad de 97 años. Fueron sus padres: Idelfonso Leal Zúñiga y
Manuela Rodríguez Pizarro. Contrajo matrimonio con Bristán Noguera Morales. Su
enlace matrimonial duró 73 años. No hubo hijos “Dios no lo dispuso así”. Él
falleció el 7-11-1988, a la edad de 102 años. Bristán Noguera fue un narrador
de anécdotas y, algunas de ellas, sirvieron para los relatos de su esposa.
María Leal Rodríguez recordaba con emoción a sus
maestras Natalia Ramírez de Rocha y Clorinda Morales de Morales. En 1907 obtuvo
una de las diez becas que otorgó el gobierno de Cleto González Víquez para
estudiantes de los cantones de Guanacaste.
Ingresó en la escuela anexa del Colegio Superior de Señoritas, periodo
durante el cual tuvo como maestra a Cristina Cordero. El 18 de diciembre de 1914 se recibe como
Maestra. Ejerció el magisterio durante
39 años, tanto como maestra auxiliar, de adultos y como directora.
María Leal de Noguera es la decana de las letras de
Guanacaste. Su producción consta de los siguientes títulos: 1. “Cuentos
viejos”, 1923; 2. “De la vida en la costa”, 1959; 3. “Estampas del camino”,
1974. Inédito: texto sobre Guanacaste y su folklore.
Diarios y revistas se han ocupado de su obra.
“Repertorio Americano”, “La Prensa Libre”, “Diario de Costa Rica”, “La Nación”,
“Mensaje”, “La República”, “Guanacaste hoy”, La República”, “La voz de la
pampa”. En el segundo número de “Aurora Literaria”, revista del Centro
Literario de Guanacaste (noviembre de 1974, pág. 3), se publica una entrevista
que se le hizo a María Leal en su casa de Lagunilla y, en el último número de
la revista “Hojas de Guanacaste” (julio-agosto, 1984, p.2), se incluyó su
relato “Escena costera”, que pude leérselo en su casa de habitación, durante la
visita que le realizamos el 22 de abril de 1989, con una delegación del Centro
Literario de Guanacaste, fundado el 20 de marzo de 1974.
María Leal Rodríguez, o bien, María Leal de Noguera,
ha sido un nombre constante en mis artículos de difusión cultural desde
Guanacaste, a saber:
1. Poema
dedicado “Tempisque, palabra diaria”. (Urgente búsqueda, San José:
Editorial Costa Rica, 1981: 132-133).
2. “María
Leal de Noguera en las letras de Guanacaste”. (San José: La República:
20 de agosto de 1985, p. 30).
3. “María
Leal: un magisterio eterno”. (San José: La Voz de la Pampa, Núm. 18, mayo-junio,
1989, p. 13).
4. “Deceso
de María Leal, desgarramiento a dos voces”. (Miguel Fajardo y Ligia Zúñiga. San
José: La Voz de la Pampa, Núm. 20, agosto de 1989, p.3)
5. “María
Leal y sus “Cuentos Viejos”. (San José: La República: 21 de enero de
1991, p. 19 A.)
6. “Incluida
en mi antología (“Otras lunas”. San José: Ediciones Zúñiga y Cabal, 1996:
pp.1-6).
7. Poema
dedicado “Tempisque, palabra diaria”. (Manchas de rojo sobre fondo blanco y
azul. Antología de poesía costarricense 1980-2020. San José: Editorial
Perro Azul, 2022: pp. 109-110).
María Leal de Noguera recibió diversas distinciones,
entre ellas:
a. 1955:
Electa como Mujer de Costa Rica;
b. 1974:
Se bautiza con su nombre la escuela de niñas de Santa Cruz, la Ciudad
Folclórica.
c. 1959:
Municipalidad de Nicoya.
d. 1963:
Escuela Normal de Guanacaste.
e. 1983:
Editorial Costa Rica.
f. 1989:
dedicada del II Seminario Nacional de Literatura Infantil.
g. 2016:
se coloca su escultura en el parque Bernabela Ramos de Santa Cruz.
h. 2022:
Benemérita de la Patria, por la Asamblea Legislativa.
i. 2023:
centenario de su libro “Cuentos Viejos”.
j. Se creó un mural en su honor en
el Colegio Técnico Profesional de Santa Cruz.
Una delegación del Centro Literario de Guanacaste
visitó a la escritora María Leal Rodríguez, en su casa de habitación, el sábado
22 de abril de 1989: Ligia Zúñiga, Alejandro Salazar, María del Socorro Clachar
y Miguel Fajardo. Conservo frescos los detalles de tan sublime encuentro. Esa
mañana, el sol simulaba un hilo de oro.
Dentro de la casa, en su propia cama, nos atendió doña María Leal. Una mujer bajita, con su cabello encanecido,
recortado. Ojos hundidos por su ceguera.
Con diversos lunares faciales y ligeras arrugas. Su voz era vigorosa, con una
palabra viva. Su memoria, un privilegio de Dios. Vestía un vestido lleno de
flores.
En esa ocasión, nos contó que Cuentos viejos
(1923), originalmente se tituló “Cuentos de la abuela”. Dicho libro, que está
cumpliendo el centenario de su publicación, representa la literatura recreativa
de los tiempos en que no había periódicos ni luz eléctrica. La gente se visitaba durante las tardes y se refería
la vida propia con invenciones agradables o los sucesos propios del día.
La narradora manifestó una devoción por Tomás Guardia
Gutiérrez, único gobernante costarricense de origen guanacasteco (1870-1876;
1877-1882). Adujo que Guanacaste es la
cuna de los derechos del costarricense, fundamentados por él, el de elegir,
porque un país no vive, si sus organismos están separados.
María Leal tuvo una esperanza altísima en las nuevas
generaciones “Los jóvenes son la salvación del espíritu del pueblo”. Además, creyó que, con la muerte de Miguel
Ángel Vidaurre, la parte más delicada del sentimiento de la historia, del valor
espiritual de estas tierras quedó enlutada. Citó que Virgilio Caamaño llamaba
al “Tempisque, la puerta del paraíso”.
Fue enérgica cuando sostuvo que la cultura es
necesarísima y que hay que acuerpar a los buenos maestros. Adujo que la nuestra
es la provincia de los humildes y expresó con gran orgullo y alegría “Qué dicha
que somos guanacastecos”. Inesperadamente,
dentro de la conversación con el grupo, me lanza una expresión de apoyo “Bajo
la palabra de Miguel, todos los Migueles”. Siempre recordaré esas palabras
de nuestra Gran María Leal. Bromeó cuando le dijimos que descansara, que no
hablara tan seguido. Respondió “Yo no me
canso, cuando estoy hablando mal del prójimo”.
Consideraba que a sus libros les ha faltado el apoyo
de los maestros para que se conozcan bien esas narraciones. Los han visto con interés, pero, a lo mejor,
no en la dimensión que conviene. Dijo que padecen de “lerdura”, pero “no quería
ofender o desagradar a nadie”, y sonrió pícaramente.
La literatura es un tesoro que recomienda a los
pueblos. Lo que ella publicó fue apenas una muestra. Durante esa época, tuvo en su contra las
condiciones de vida, el desarrollo material.
Fue poco, cuantitativamente, porque el escritor no debe echar a la vía
pública, material no calificado.
Sus “Cuentos viejos”, ya centenarios, son páginas que
dan idea de la vida social del pueblo guanacasteco, con anécdotas o párrafos
festivos. Sostuvo que el niño necesita
cuentos, como la base del futuro. El cuento es estímulo creador del
pensamiento, tiene principios del desarrollo mental, los principios creadores.
Cita frases de “Astronomía de las damas”, de Anatole France, cuando no las
precisaba, con dulce furia expresa “A mí no me sirve la calabaza”, o bien,
sentencia en su refranero, “La bendición de las cuestas, coman haraganes, que
nada les cuesta”.
Invitados por el Centro Universitario de Guanacaste de
la Universidad de Costa Rica acudimos a la Sala Magna del Liceo de Santa Cruz,
en 1991, para hablar sobre su legado: sus Cuentos viejos de siempre, porque
ella vació esas narraciones en las vegas del río Tempisque, para que
recorrieran la pampa, su pampa, con el magisterio eterno de la mujer
excepcional que fue María Leal Rodríguez, lucero del alba.
A otros les preocupa la cronología en la creación de
María Leal, en relación con la escritora Carmen Lyra (1888-1949). A nosotros
no. Creemos, por otra parte, que sus cuentos viejos son eternos, ya tienen 100
años de aprehensiones con los elementos históricos, aportación de cernida
validez. Su mundo narrativo es estelar. Ni semejante, ni menos, ni más que el
de otros creadores. Por allí debe andar
uno de los problemas para una mayor difusión de su obra centenaria. María Leal
vivió durante 97 años. Su magisterio fue
de 39 años, sin embargo, alguna vez escuché decir en corrillos que no
calificaba para el premio Magón.
Sus “Cuentos viejos” utilizan el diminutivo, sin
excesos, porque ellos singularizan una fuerza reguladora de la tensión
narrativa. Las repeticiones que muestra la obra le confieren musicalidad,
también se reviste de frases rimadas o estribillos para favorecer la
memorización. Un aspecto importante en el cuentario de María Leal Rodríguez es
la presencia de la cifra con letras. En
ese orden, destaco el número tres, que bien se puede orientar hacia el contexto
bíblico u otras posibilidades de la cultura universal.
En sus cuentos no se presentan los títulos
onomatopéyicos. Los desenlaces cumplen la premisa de ser espacios de justicia,
reconciliación o felicidad. Sus ejes
argumentales no falsean la realidad de los párvulos. Asimismo, se adecuan con
la edad de la niñez, con gran gala argumental y manejo apropiado del
idioma. Sus relatos entretienen y
corrigen conductas. No exento de moralejas, estos cuentos viejos son de
siempre. Procuran un registro de la vida.
En sus temáticas incorporan hadas y caminos de la patria, porque en su
cuerpo narrativo existe el derecho a la recreación, con el apoyo de otras
fuentes universales.
La obra prosística de María Leal de Noguera trasuda,
con magia, un esplendente mundo de insospechados alcances expresivos, que tocan
la afectividad. Sus textos enriquecen el
alma infantil. En sus textos encontramos palacios, reyes, hadas,
príncipes. Saltando a lo largo de la
pampa, Tío Conejo, Tío Coyote, Tía Boa, Tía Tigra, El Cadejos, en una
convergencia, tanto humana como animal.
A los educadores costarricenses les decimos e instamos
a que hagan posible el milagro de la eternidad de estos cuentos viejos, ya
centenarios. Estamos seguros de que su
ejemplo como mujer, como mujer llena de sueños, esperanzas, luchas y amor por
su pueblo, su patria y la vida, encontrarán eco en la niñez de hoy hacia el mañana.
Para perseguir a Tío Conejo, o bien,
escondernos de Tía Boa.
En el acuerdo 6893-21-22 del 27 de abril del 2022,
publicado con La Gaceta 88 del 13 de mayo del 2022, con ocasión de su
declaratoria como Benemérita de la Patria, se lee:
“Mucho más que una colección de
cuentos, propios del folclor guanacasteco, es una compilación de relatos cuyo
origen remoto es imposible de determinar y que se narra con el lenguaje de la
población costarricense, de su región, de la primera mitad del siglo XX. En esta
obra se escriben, con profundo sentido poético y lenguaje comprensible para la
niñez, textos provenientes de diversas fuentes como los mitos grecolatinos, la
tradición hebrea reflejada en La Biblia, las páginas anónimas de Las mil y una
noches, cuentos populares provenientes de África, Europa o Asia que se vuelven
constructores de la identidad de esa visión pluricultural y plurilingüe que
caracteriza a Costa Rica”.
Con la
escritora Ligia Zúñiga Clachar escribimos un artículo a dos voces, donde
afirmamos que:
“Lloró la pampa su
marcha. Rompió la tinaja en abundante
torrente de lluvia despidiendo la tarde, y con ella, a María Leal de Noguera.
Como si la tierra quisiera recibir su cuerpo físico, con humedad vegetal hacia
una nueva germinación y, a la vez, despedir su espíritu con la esperanza de un
Guanacaste húmedo, con las gotas de lluvia apuntando hacia la fertilidad. Como
si esas gotas fueran a alimentar la obra de María, reproduciéndola eternamente,
será planta fértil, espiga dorada, polen de corazones nobles, sabios y
valientes, que guiarán los destinos de los seres humanos del Guanacaste Eterno
que tanto amó (…)
Tarde de lluvia y llanto; de paz y de comprensión;
de dolor y unidad, de reflexión. Tarde de amor espiritual. Los 97 años de doña
María fueron realmente de un ser especial, a quien tuvimos la inmensa
satisfacción en conocer, no solo por medio de su maravillosa obra literaria,
representativa de su alta calidad humana y su acendrado amor a Guanacaste. También la conocimos en forma personal, en
distintas ocasiones”.
El
Centro Literario de Guanacaste se hizo presente en sus honras fúnebres con una
delegación conformada por María del Socorro Clachar, quien pronunció un sentido
discurso en la iglesia de Santa Cruz, Fernando Grillo, Yara González, Ligia
Zúñiga y Miguel Fajardo.
La mejor biografía que nos
ha legado nuestra María Leal de Noguera es su propia obra literaria. Sus
CUENTOS VIEJOS se sostienen solos desde hace 100 años. María Leal Rodríguez formó
parte activa de la Asociación Guanacaste de Autores (AGA: 1958-1972).
La profesora María Luisa
Leal Rosales merece un capítulo intenso y extenso en la vida de doña María Leal
de Noguera, por la devoción filial, el esmero y la religiosidad con la que
cuidó de nuestra escritora. María Luisa Leal
supo abrir la esperanza ante el martirio y la ceguera, durante la última fase
de vida de la escritora María Leal de Noguera.
Cierro esta primera entrega
en torno al magisterio de la escritora y Maestra María Leal de Noguera, su
merecida declaratoria como Benemérita de la Patria y al centenario de su libro
clásico “Cuentos Viejos”. Su primera edición, con 14 cuentos, la realizó el
Maestro Joaquín García Monge (San José: El Convivio de los niños, 1923: 128
pp.). La segunda edición aumentada, constaba de 21 cuentos, publicada en 1936.
Don Joaquín García Monge le hizo el prólogo, a
petición de la autora: “Mucho agradeceré las palabras suyas a la entrada del
librito; así tendrán más valor y fuerza sus alas, para volar de aula en aula y
recoger sonrisas de niños”. Asimismo, la Dra. Emma Gamboa emitió conceptos
sobre dicho cuentario.
Escultura de María Leal de Noguera en el
parque Bernabela Ramos de Santa Cruz,
Guanacaste, Costa Rica. Hecha por el artista
Johnny García (Foto de MFK)
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