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miércoles, 26 de abril de 2023

MARÍA LEAL DE NOGUERA: MAGISTERIO, BENEMERITAZGO Y CENTENARIO NARRATIVO

 

Miguel Fajardo Korea


MARÍA LEAL DE NOGUERA:

MAGISTERIO, BENEMERITAZGO Y CENTENARIO NARRATIVO

 

Lic. Miguel Fajardo Korea

Premio Nacional de Educación Mauro Fernández

minalusa-dra56@hotmail.com

 

La brillante mujer, educadora, y escritora que representa María Leal Rodríguez (16 de junio de 1892; 7 de agosto de 1989), nació en Lagunilla de Santa Cruz, Guanacaste, Costa Rica.  Alcanzó una longevidad de 97 años.  Fueron sus padres: Idelfonso Leal Zúñiga y Manuela Rodríguez Pizarro. Contrajo matrimonio con Bristán Noguera Morales. Su enlace matrimonial duró 73 años. No hubo hijos “Dios no lo dispuso así”. Él falleció el 7-11-1988, a la edad de 102 años. Bristán Noguera fue un narrador de anécdotas y, algunas de ellas, sirvieron para los relatos de su esposa.

María Leal Rodríguez recordaba con emoción a sus maestras Natalia Ramírez de Rocha y Clorinda Morales de Morales. En 1907 obtuvo una de las diez becas que otorgó el gobierno de Cleto González Víquez para estudiantes de los cantones de Guanacaste.  Ingresó en la escuela anexa del Colegio Superior de Señoritas, periodo durante el cual tuvo como maestra a Cristina Cordero.  El 18 de diciembre de 1914 se recibe como Maestra.  Ejerció el magisterio durante 39 años, tanto como maestra auxiliar, de adultos y como directora.

María Leal de Noguera es la decana de las letras de Guanacaste. Su producción consta de los siguientes títulos: 1. “Cuentos viejos”, 1923; 2. “De la vida en la costa”, 1959; 3. “Estampas del camino”, 1974. Inédito: texto sobre Guanacaste y su folklore.

Diarios y revistas se han ocupado de su obra. “Repertorio Americano”, “La Prensa Libre”, “Diario de Costa Rica”, “La Nación”, “Mensaje”, “La República”, “Guanacaste hoy”, La República”, “La voz de la pampa”. En el segundo número de “Aurora Literaria”, revista del Centro Literario de Guanacaste (noviembre de 1974, pág. 3), se publica una entrevista que se le hizo a María Leal en su casa de Lagunilla y, en el último número de la revista “Hojas de Guanacaste” (julio-agosto, 1984, p.2), se incluyó su relato “Escena costera”, que pude leérselo en su casa de habitación, durante la visita que le realizamos el 22 de abril de 1989, con una delegación del Centro Literario de Guanacaste, fundado el 20 de marzo de 1974.

María Leal Rodríguez, o bien, María Leal de Noguera, ha sido un nombre constante en mis artículos de difusión cultural desde Guanacaste, a saber:

1.     Poema dedicado “Tempisque, palabra diaria”. (Urgente búsqueda, San José: Editorial Costa Rica, 1981: 132-133).

2.     “María Leal de Noguera en las letras de Guanacaste”. (San José: La República: 20 de agosto de 1985, p. 30).

3.     “María Leal: un magisterio eterno”. (San José: La Voz de la Pampa, Núm. 18, mayo-junio, 1989, p. 13).

4.     “Deceso de María Leal, desgarramiento a dos voces”. (Miguel Fajardo y Ligia Zúñiga. San José: La Voz de la Pampa, Núm. 20, agosto de 1989, p.3)

5.     “María Leal y sus “Cuentos Viejos”. (San José: La República: 21 de enero de 1991, p. 19 A.)

6.     “Incluida en mi antología (“Otras lunas”. San José: Ediciones Zúñiga y Cabal, 1996: pp.1-6).

7.     Poema dedicado “Tempisque, palabra diaria”. (Manchas de rojo sobre fondo blanco y azul. Antología de poesía costarricense 1980-2020. San José: Editorial Perro Azul, 2022: pp. 109-110).

María Leal de Noguera recibió diversas distinciones, entre ellas:

a.      1955: Electa como Mujer de Costa Rica;

b.     1974: Se bautiza con su nombre la escuela de niñas de Santa Cruz, la Ciudad Folclórica.

c.      1959: Municipalidad de Nicoya.

d.     1963: Escuela Normal de Guanacaste.

e.      1983: Editorial Costa Rica.

f.       1989: dedicada del II Seminario Nacional de Literatura Infantil.

g.     2016: se coloca su escultura en el parque Bernabela Ramos de Santa Cruz.

h.     2022: Benemérita de la Patria, por la Asamblea Legislativa.

i.       2023: centenario de su libro “Cuentos Viejos”.

j.       Se creó un mural en su honor en el Colegio Técnico Profesional de Santa Cruz.

Una delegación del Centro Literario de Guanacaste visitó a la escritora María Leal Rodríguez, en su casa de habitación, el sábado 22 de abril de 1989: Ligia Zúñiga, Alejandro Salazar, María del Socorro Clachar y Miguel Fajardo. Conservo frescos los detalles de tan sublime encuentro. Esa mañana, el sol simulaba un hilo de oro.  Dentro de la casa, en su propia cama, nos atendió doña María Leal.  Una mujer bajita, con su cabello encanecido, recortado.  Ojos hundidos por su ceguera. Con diversos lunares faciales y ligeras arrugas. Su voz era vigorosa, con una palabra viva. Su memoria, un privilegio de Dios. Vestía un vestido lleno de flores.  

En esa ocasión, nos contó que Cuentos viejos (1923), originalmente se tituló “Cuentos de la abuela”. Dicho libro, que está cumpliendo el centenario de su publicación, representa la literatura recreativa de los tiempos en que no había periódicos ni luz eléctrica.  La gente se visitaba durante las tardes y se refería la vida propia con invenciones agradables o los sucesos propios del día.

La narradora manifestó una devoción por Tomás Guardia Gutiérrez, único gobernante costarricense de origen guanacasteco (1870-1876; 1877-1882).  Adujo que Guanacaste es la cuna de los derechos del costarricense, fundamentados por él, el de elegir, porque un país no vive, si sus organismos están separados.

María Leal tuvo una esperanza altísima en las nuevas generaciones “Los jóvenes son la salvación del espíritu del pueblo”.  Además, creyó que, con la muerte de Miguel Ángel Vidaurre, la parte más delicada del sentimiento de la historia, del valor espiritual de estas tierras quedó enlutada. Citó que Virgilio Caamaño llamaba al “Tempisque, la puerta del paraíso”.

Fue enérgica cuando sostuvo que la cultura es necesarísima y que hay que acuerpar a los buenos maestros. Adujo que la nuestra es la provincia de los humildes y expresó con gran orgullo y alegría “Qué dicha que somos guanacastecos”.  Inesperadamente, dentro de la conversación con el grupo, me lanza una expresión de apoyo “Bajo la palabra de Miguel, todos los Migueles”. Siempre recordaré esas palabras de nuestra Gran María Leal. Bromeó cuando le dijimos que descansara, que no hablara tan seguido.  Respondió “Yo no me canso, cuando estoy hablando mal del prójimo”.

Consideraba que a sus libros les ha faltado el apoyo de los maestros para que se conozcan bien esas narraciones.  Los han visto con interés, pero, a lo mejor, no en la dimensión que conviene. Dijo que padecen de “lerdura”, pero “no quería ofender o desagradar a nadie”, y sonrió pícaramente.

La literatura es un tesoro que recomienda a los pueblos. Lo que ella publicó fue apenas una muestra.  Durante esa época, tuvo en su contra las condiciones de vida, el desarrollo material.  Fue poco, cuantitativamente, porque el escritor no debe echar a la vía pública, material no calificado.

Sus “Cuentos viejos”, ya centenarios, son páginas que dan idea de la vida social del pueblo guanacasteco, con anécdotas o párrafos festivos.  Sostuvo que el niño necesita cuentos, como la base del futuro. El cuento es estímulo creador del pensamiento, tiene principios del desarrollo mental, los principios creadores. Cita frases de “Astronomía de las damas”, de Anatole France, cuando no las precisaba, con dulce furia expresa “A mí no me sirve la calabaza”, o bien, sentencia en su refranero, “La bendición de las cuestas, coman haraganes, que nada les cuesta”.

Invitados por el Centro Universitario de Guanacaste de la Universidad de Costa Rica acudimos a la Sala Magna del Liceo de Santa Cruz, en 1991, para hablar sobre su legado: sus Cuentos viejos de siempre, porque ella vació esas narraciones en las vegas del río Tempisque, para que recorrieran la pampa, su pampa, con el magisterio eterno de la mujer excepcional que fue María Leal Rodríguez, lucero del alba.

A otros les preocupa la cronología en la creación de María Leal, en relación con la escritora Carmen Lyra (1888-1949). A nosotros no. Creemos, por otra parte, que sus cuentos viejos son eternos, ya tienen 100 años de aprehensiones con los elementos históricos, aportación de cernida validez. Su mundo narrativo es estelar. Ni semejante, ni menos, ni más que el de otros creadores.  Por allí debe andar uno de los problemas para una mayor difusión de su obra centenaria. María Leal vivió durante 97 años.  Su magisterio fue de 39 años, sin embargo, alguna vez escuché decir en corrillos que no calificaba para el premio Magón.

Sus “Cuentos viejos” utilizan el diminutivo, sin excesos, porque ellos singularizan una fuerza reguladora de la tensión narrativa. Las repeticiones que muestra la obra le confieren musicalidad, también se reviste de frases rimadas o estribillos para favorecer la memorización. Un aspecto importante en el cuentario de María Leal Rodríguez es la presencia de la cifra con letras.  En ese orden, destaco el número tres, que bien se puede orientar hacia el contexto bíblico u otras posibilidades de la cultura universal.

En sus cuentos no se presentan los títulos onomatopéyicos. Los desenlaces cumplen la premisa de ser espacios de justicia, reconciliación o felicidad.  Sus ejes argumentales no falsean la realidad de los párvulos. Asimismo, se adecuan con la edad de la niñez, con gran gala argumental y manejo apropiado del idioma.  Sus relatos entretienen y corrigen conductas. No exento de moralejas, estos cuentos viejos son de siempre. Procuran un registro de la vida.  En sus temáticas incorporan hadas y caminos de la patria, porque en su cuerpo narrativo existe el derecho a la recreación, con el apoyo de otras fuentes universales.

La obra prosística de María Leal de Noguera trasuda, con magia, un esplendente mundo de insospechados alcances expresivos, que tocan la afectividad.  Sus textos enriquecen el alma infantil. En sus textos encontramos palacios, reyes, hadas, príncipes.  Saltando a lo largo de la pampa, Tío Conejo, Tío Coyote, Tía Boa, Tía Tigra, El Cadejos, en una convergencia, tanto humana como animal.

A los educadores costarricenses les decimos e instamos a que hagan posible el milagro de la eternidad de estos cuentos viejos, ya centenarios.  Estamos seguros de que su ejemplo como mujer, como mujer llena de sueños, esperanzas, luchas y amor por su pueblo, su patria y la vida, encontrarán eco en la niñez de hoy hacia el mañana. Para perseguir a Tío Conejo,  o bien, escondernos de Tía Boa.

En el acuerdo 6893-21-22 del 27 de abril del 2022, publicado con La Gaceta 88 del 13 de mayo del 2022, con ocasión de su declaratoria como Benemérita de la Patria, se lee:

Mucho más que una colección de cuentos, propios del folclor guanacasteco, es una compilación de relatos cuyo origen remoto es imposible de determinar y que se narra con el lenguaje de la población costarricense, de su región, de la primera mitad del siglo XX. En esta obra se escriben, con profundo sentido poético y lenguaje comprensible para la niñez, textos provenientes de diversas fuentes como los mitos grecolatinos, la tradición hebrea reflejada en La Biblia, las páginas anónimas de Las mil y una noches, cuentos populares provenientes de África, Europa o Asia que se vuelven constructores de la identidad de esa visión pluricultural y plurilingüe que caracteriza a Costa Rica”.

Con la escritora Ligia Zúñiga Clachar escribimos un artículo a dos voces, donde afirmamos que:

 

“Lloró la pampa su marcha.  Rompió la tinaja en abundante torrente de lluvia despidiendo la tarde, y con ella, a María Leal de Noguera. Como si la tierra quisiera recibir su cuerpo físico, con humedad vegetal hacia una nueva germinación y, a la vez, despedir su espíritu con la esperanza de un Guanacaste húmedo, con las gotas de lluvia apuntando hacia la fertilidad. Como si esas gotas fueran a alimentar la obra de María, reproduciéndola eternamente, será planta fértil, espiga dorada, polen de corazones nobles, sabios y valientes, que guiarán los destinos de los seres humanos del Guanacaste Eterno que tanto amó (…)

Tarde de lluvia y llanto; de paz y de comprensión; de dolor y unidad, de reflexión. Tarde de amor espiritual. Los 97 años de doña María fueron realmente de un ser especial, a quien tuvimos la inmensa satisfacción en conocer, no solo por medio de su maravillosa obra literaria, representativa de su alta calidad humana y su acendrado amor a Guanacaste.  También la conocimos en forma personal, en distintas ocasiones”.

         El Centro Literario de Guanacaste se hizo presente en sus honras fúnebres con una delegación conformada por María del Socorro Clachar, quien pronunció un sentido discurso en la iglesia de Santa Cruz, Fernando Grillo, Yara González, Ligia Zúñiga y Miguel Fajardo.

La mejor biografía que nos ha legado nuestra María Leal de Noguera es su propia obra literaria. Sus CUENTOS VIEJOS se sostienen solos desde hace 100 años. María Leal Rodríguez formó parte activa de la Asociación Guanacaste de Autores (AGA: 1958-1972).

La profesora María Luisa Leal Rosales merece un capítulo intenso y extenso en la vida de doña María Leal de Noguera, por la devoción filial, el esmero y la religiosidad con la que cuidó de nuestra escritora.  María Luisa Leal supo abrir la esperanza ante el martirio y la ceguera, durante la última fase de vida de la escritora María Leal de Noguera.

Cierro esta primera entrega en torno al magisterio de la escritora y Maestra María Leal de Noguera, su merecida declaratoria como Benemérita de la Patria y al centenario de su libro clásico “Cuentos Viejos”. Su primera edición, con 14 cuentos, la realizó el Maestro Joaquín García Monge (San José: El Convivio de los niños, 1923: 128 pp.). La segunda edición aumentada, constaba de 21 cuentos, publicada en 1936.

 Don Joaquín García Monge le hizo el prólogo, a petición de la autora: “Mucho agradeceré las palabras suyas a la entrada del librito; así tendrán más valor y fuerza sus alas, para volar de aula en aula y recoger sonrisas de niños”. Asimismo, la Dra. Emma Gamboa emitió conceptos sobre dicho cuentario.

Escultura de María Leal de Noguera en el parque Bernabela Ramos de Santa Cruz,

Guanacaste, Costa Rica. Hecha por el artista Johnny García (Foto de MFK)




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