LAS SITUACIONES LÍMITE EN LA NARRATIVA DE
JACQUELINE COTO
Lic. Miguel
Fajardo Korea
Premio
Nacional de Promoción y Difusión cultural de Costa Rica
Jacqueline Coto Torres (Cartago, 1985). Es Licda.
en Psicología, poeta, escritora y columnista.
Columnista en “Valle de
Orosi” y “Guanacaste a la Altura”, donde escribe su columna mensual “Psicología
en la vida”. Ha realizado programas de Psicología en Radio Chorotega, Radio
Paraíso, y en Santa CruzTV. Atiende consultas clínicas en su especialidad, a niños,
jóvenes, adultos, adultos mayores, individualmente o en pareja.
Tiene una certificación
en hipoterapia y equinoterapia, en Tequendama Hourse Connection. Atiende
consultas clínicas en el Centro de Equinioterapia Facundo.
Entre sus obras literarias: “Una tarde para
Ofelia”, poesía, 2019; “El pájaro que no canta”, cuento, 2020. Y, en proceso de
edición “La ternura duerme en una cama oscura”.
***
Hoy haré un acercamiento de lectura sobre el
cuentario El pájaro que no canta
(San José: Arboleda, 2020:168 pp.), de Jacqueline Coto Torres, conformado por
138 textos. Ella reside y trabaja
actualmente en Guanacaste.
1.
El tiempo mata la infancia. Lo
conforman 23 textos. La narradora realiza
un abordaje dicotómico entre dos sustantivos: tiempo e infancia. En ese sentido, los contrapuntea para
reflejar que la infancia no es, necesariamente, una época lúdica. Por el
contrario, signa un periodo de reconocimiento, de búsqueda, de acatamiento o
desacato, de acción/reacción ante los hechos de la cotidianeidad infantil.
Plantea una voz que formula diversas
situaciones narrativas disruptivas. Sus lectores deben estar atentos al pulso
de la narración de estos textos, toda vez que la voz narrativa no nos lleva de
la mano, sino que nos suelta donde menos se espera.
Su narrativa apela a
algunas estructuras a modo de sentencias, que guían o desconciertan en el
contenido textual: “Nací gobernada por Tánatos”. Explora el disfrute de la
tortura de ciertos animales, a saber: gallinas, perros, gatos.
La infancia aborda y contradice
el tópico del “Beatus ille” –dichoso aquel-, en referencia a la alabanza de la
vida sencilla del campo frente a la ciudad, es decir, el “locus amoenus”
–idealización de la realidad- en ese periodo de la vida humana.
En sus textos no toda la
infancia es feliz, de ahí, entonces, que haya niños cobardes, tontos, idiotas,
sucios, comediantes, fracasados, estúpidos, mentirosos, pillos, mimados,
deseados o indeseados. Muchas veces, la
rutina de lo estático y de lo circular atenta contra la esperada felicidad de
este grupo etario. Los textos solo se limitan a reflejar todas esas
posibilidades.
Es recurrente la denuncia
de la voz narrativa, en relación con la falta del poder del logos –la palabra-,
por parte de los niños, como un disvalor y manera de marginación en el
entramado social. La negación de la voz infantil se convierte en una cadena, en
busca de la “niña buena” o del “niño obediente”.
En algunos de sus textos,
se perfila una denuncia contra el rapto, relaciones no deseadas, el incesto, el
ocultamiento de las realidades y las mentiras grandes.
Lazo fraterno presenta la relación entre el caballo de madera y una
niña: son huérfanos de madre, pero no piensan en ella. Son torpes y
tiesos. Ella se conforma con un biberón
viejo; él con mirar el atardecer. Al
final, el caballo de madera se humaniza y se despierta, mira a la niña dormida,
pálida, flaca y tiesa. Comparten el
sufrimiento como destino.
La niña y la abuela muestra los roles generacionales. La niña atiende a la abuela, la asea y le
dice que se porte bien. Parece una
muñeca callada, y no habla, porque le quitaron los dientes, y si habla se ve
muy fea. El texto refleja la sugerencia del trabajo infantil. Asimismo, en el juego de roles
generacionales, tanto la niña como la abuela comparten carencias y el tópico de
la mujer muñeca es una crítica frontal contra la sociedad de consumo, que
tiende a mostrar a la mujer como objeto de cambio.
2. Mujeres maternales.
Este apartado consta de 20 narraciones donde la figura de la madre se presenta
en diversas facetas no convencionales, en situaciones límite, por ejemplo, una
madre asegura que el hijo la odia y este la mató con una mirada.
La mujer que desde los 20
años quiere tener un hijo por la presión social, pero excluyendo al
hombre. Un día, la mujer tuvo un hombre
y cerca de los 40 años, procreó a su hijo.
En Profeta, Alicia de 14 años profetiza sin fallar. A los 40 años le
nace otra hija con ese don profético, quien a los tres años le dice “exprofeta”
a su madre.
El libro suma la categoría
narrativa de la ironía. Otra mujer,
Rigoberta, solo piensa en la comida. Le
nace un niño y desea comérselo.
Entonces, su abuela lo regala a unos extranjeros y recibe paga. Desde ese momento, la madre come a sus anchas
por la trata de su hijo. En diversos textos, los hijos aparecen con taras:
mudos, tartamudos, tuertos, con manchas rojas o aninalizados (mona, conejos).
Asimismo, el tópico ser/parecer cumple la
función de una madre de querer parecerse a su hija, cuando ella está al borde
de los 40.
El horario de clases que Rodolfo le dio a su
madre, incluía 18 horas lectivas, desde las seis de la mañana hasta la
medianoche, esa fue la razón para que él no regresara a la casa.
Asimismo, se muestra el interés de una madre
por leer el diario de su hija y enterarse de su contenido juvenil.
Otra madre se casa con un indio y procrea tres
hijas. Las dos primeras realizan
comparaciones corporales de su madre con los pelos de elote y con los puercos,
razón por la cual reciben castigos. La tercera hija no pregunta nada y la madre
queda feliz, pues piensa que es muda (ausencia de logos: palabra).
A otra madre, que había tenido dos hijos
muertos y un aborto, le nace una hija peluda y la llamó Mona, una denominación
descalificadora.
En otro cuento, Josías nació tuerto y su otro
hermano tonto. Cuando iban de paseo, los
creían comediantes y les pagaban. Aquí
se expone la explotación infantil, debido a sus discapacidades.
Marina tiene nueve conejos y refiere que son
sus hijos. Prefiere a Porfilio y no a Dionisio, al que debe pellizcar para que
trabaje, pero a su madre tampoco le gusta trabajar. Se presenta en este
apartado la recurrencia de las mujeres embarazadas a los 40 años, una edad, que
se ha convertido en un tabú o límite social para las mujeres con proyectos de
maternidad.
3. Lo
que queda del amor. Esta
parte la conforman 25 textos. El amor, uno de los temas eternos, es tratado con
plurisignificaciones insospechadas. A él le gustaba la música que así la llama
a ella, como diminutivo de musa, está lejos.
Por ello, él la manda, entonces, lejísimos.
Este eje temático posibilita los juegos de las
parejas. El nombre del secreto
plantea el tema de la identidad de la mujer, Danelia. Él realiza toda una serie
de estrategias para conocer la identidad secreta de la mujer que canta en
tabernas y recita en los parques. Una
vez que conoce el secreto, la abandona. Curiosamente, aquí importa la mujer-sujeto
y no la mujer-objeto, sin embargo, el abandono es una negación.
Se aborda a una pareja del mismo sexo, quienes
acuden idénticos a una entrevista. Les preguntan cuál es el secreto para
permanecer juntos tantos años, a lo que responden “hacer ambos lo mismo”.
En otro texto, los motociclistas tienen
admiradoras. René conquista a Aurora con un silbido, sin embargo, no los vuelve
a ver más: ¿Fuga, escape, rapto?
La mujer del ventrílocuo pierde el movimiento
y el habla, el esposo cree entender que le pide el divorcio por las
expresiones.
Nota uno, dos, y tres fueron encontrados en el
ámbito C de la penitenciaría y expresan declaraciones eróticas. Los dos
primeros concluyen con la típica expresión ¡Te amo! Son textos, producto de la
reclusión carcelaria.
En Amor
del domingo, la pareja establece juegos y diversos intercambios como una
manera de evitar la rutina y el aburrimiento de sobrellevar los problemas de
pareja. Compran panecillos como potenciadores sexuales y se muestra la agresión
de la mujer al hombre.
La humanización de las cosas, un muñeco
(objeto) cree amar a una condesa o a una marquesa. Su condición no le permite dejar de amarla,
porque nunca lo sabrá.
En Amor,
él es pez; ella pájaro. Ella decide
volar. Cuando están en lo alto, ella
abrió sus patas, y él cayó en un estanque.
Pero experimentaron el deseo de libertad mutua.
En Dulzura,
Jazmín desea casarse con un hombre dulce.
A Víctor se le suben hormigas a la pierna y toman su cuerpo como un
hormiguero. Jazmín solo quiere que su
boca quede libre para poder besar a su esposo, pero la hormiga reina le inyectó
su veneno. Este texto plantea un acercamiento
al mundo de los animales que dominan a los seres humanos.
En Miel,
“dos gusanos que se arrastran por el mueble de la cocina se parecen tanto a
nosotros”. Aquí el intertexto es La
metamorfosis, de Franz Kafka.
En Apuntes,
el viejo infeliz muere y la vieja infeliz espera. “Y se aburre de no tener a
quién preguntarle que cuándo vienen” (los cronistas). La inferencia
intertextual es Crónica de una muerte
anunciada, de Gabriel García Márquez. El tiempo aquí es psicológico.
En Gemelos,
aparte del abordaje del feísmo, se plantea, igualmente, juegos discursivos,
pero el final es irónico. “De adultos le nació a una esposa un hijo con la
nariz tan grande… ¡por fin el segundo llegó primero”. Tema del engaño sexual
entre hermanos.
La dicotomía arriba (cielo) y abajo (realidad
terrestre) enfoca un universo integral. Se plantea una generalización
peligrosa: la agresión floral. A Alberto
le dicen que las mujeres aman las rosas; a Berta que los hombres regalan rosas
cuando son culpables de otro querer. La interpretación queda abierta, de ahora
en adelante.
Asimismo, se formulan síes y noes. Los estados
de locura y pasión; el vacío matrimonial representado en un piano, por eso, las
teclas enfurecen a la mujer.
En La
metáfora, la mujer golpea al marido que va a quitar los barrotes que le
estorban a Marta. Aquí el intertexto es
el cuento “La ventana”, de Carlos Salazar Herrera, en sus Cuentos de angustias y paisajes.
Trueno
es una bestia. Se humaniza a
los animales. Bella, su dueña, juega y
le lee. Aspira a verle chispas de amor y suavidad de príncipe para casarse con
él.
En La
voz del pétalo, el personaje desea que lo quiera una flor, la margarita. Si
no se hace realidad en lo no dicho del final del texto, se envenenará.
Vivo
tormento esboza el amor no
correspondido, porque “el placer del hombre no es lo que consigue, sino lo que
persigue”. La mujer que siempre amó, pero nunca se le declara, ella se cambia
de ciudad. El hombre enferma, y en su lecho de agonía, el clérigo hace llamar a
la mujer y, el enamorado, al verla: muere.
4. Del
clero incorpora 20
textos. Ana guarda los milagros en un
cofre. Su fe hace que le resuelvan sus
problemas. No sucede así con dos
personas que se apropian de sus creencias, por lo que reciben el castigo de
ella.
Fray Antonio era negro. Murió crucificado como
Jesús. “No lo vimos sino hasta el tercer día, que ya había resucitado”. Es una
lectura paralela, confrontativa y de ruptura.
Cambio
de dirección muestra una contraposición entre Mirta y
Zaida. Mirta es una fervorosa creyente y
Zaida una dama de la noche. En una ocasión chocan entre sí y sus ropas se ponen
rosadas, y sucede un cambio y fusión y, en lo no dicho “parece que ya no saben
hacia dónde van”.
Elías se anuncia como profeta de la familia,
pero solo vaticina desgracias. En una
oportunidad, una familia comandada por mujeres se mudó a su pueblo y él predijo
que cada una tendría un niño “y como él, fueron todos muy graciosos. La carga semántica crítica e irónica es
evidente y delatora.
En Fe
hay otro discurso disruptivo. La
florecilla nunca se marchita, era del obispo.
Solo la Virgen puede tocarla. “Todos dicen que es ella quien cuida la
flor y quien recoge sus ofrendas”.
Él odiaba su nombre, pero debía anularlo
siendo otra persona. “Y se dio fin a sí mismo. / Y no pudo cambiarse el
nombre”.
En La
monja, a Arturo le parecen pingüinos y ellas a él, un banano con manchas.
Cuando él y sus padres visitan el convento, él se ríe mucho y todo lo que ahí
observan sería un secreto. “Sabemos qué ha visto, pero no lo queremos decir”.
Nuevamente, lo no dicho es una estrategia discursiva muy valiosa para el nivel
de sugerencia narrativa del cuentario de Jacqueline Coto.
Adolfo se enamora de la Virgen Negra, clara
alusión a la Virgen de Los Ángeles. Para
su sorpresa lo besó y desde ese día sus labios son negros. Ese discurso narrativo es también disruptivo
de lo convencional.
Una monja vieja y fea y con bigote dice que
Dios le había dado la fuerza de un hombre y la de resucitar a los muertos. Otra monja le entrega el corazón a Cristo,
pero la monja de los poderes no puede hacer nada, porque “era la voluntad de
Dios”.
En Dones,
Sibilino tiene el don de lenguas. Pero hubo un don que nadie quiso: “el de la
profecía, pues temen al futuro.
En Confesión,
el feligrés confiesa al sacerdote tantos pecados que “terminó con los ojos muy
abiertos y terminada su confesión, por penitencia, lo mandó al correccional”.
La Superiora del Convento de la Agonía, al ver
la muerte de sus religiosas, decide cambiarle el nombre por Las Hermanas del
Claustro y jamás abren la puerta. Todo
queda oculto.
En Comunicación
con el abuelo, el abuelo ha muerto y
está dentro de una caja. Luego lo
entierran y, finalmente, el niño le tira besos al abuelo “y él me los devuelve
cuando sueño con él”.
Mireya cae en tentación y el diablo llega en
forma de hombre apuesto que la tentó cerca del confesionario “y le hablaba
palabras que la feligresía no alcanzó a oír”.
En Niños
malos, se da la confesión. Marcos
repasa nervioso sus pecados veniales y capitales. El sacerdote pide que le den agua, pero el
niño se orina. NO confesó sus pecados,
pero el sacerdote “le dijo que estaba perdonado. Desde esa ocasión, antes de
confesarse, Marcos se pasea cerca de la pileta”.
Relato
fantástico, sobrepone otra
lectura del texto bíblico Dios te Salve
María. Magdalena supo que esperaba a
un niño, es decir, el proceso de la maternidad.
La señora de la casa guarda el agua bendita y
rotula “Solo para Emergencias”. El hijo
del difunto llora y extraña a su padre. En su angustia ve el rótulo, echó agua
en el vaso y la escupió”. Llena otro, pero con licor y grita. Su madre acude y con el mismo frasco, le
partió la cabeza en dos.
5. Pasiones
y ocupaciones consta de 20
relatos. El hijo del conserje prepara
galletas de coco. Al venderlas, todos eran felices, menos él que, por la gula,
no dejaba de comerlas, a tal extremo que lo apodan Galleta de coco inflada.
La mujer que le teme al dinero, tuvo mucho
dinero, pero lo despilfarró en fiestas.
La llamaron La Reina de los Carnavales.
Al final le roban el dinero que guardaba en cofres dorados “Desde
entonces, la mujer que le tema al dinero, le teme”.
Durante una plaga la familia de siete hijos se
encierra en una mansión y despilfarran en gastos. Cuando llega el padre les dijo “la mansión es
nuestra”.
El escritor y la lora es un texto de alta
tensión irónica. Él no tiene ideas;
pretende que la lora le dicte sus escritos, pero solo dice Buenas noches. Cuando va a la editorial con su manuscrito,
este lo lee y le dice “¡Buenas noches! Y le cerró la puerta”. El nivel de lectura de lo no dicho está
explícito.
El carpintero pobre solo tiene un martillo y
con él se gana la vida. Gracias a su
verbo y humor donde lo contratan se vuelve otro comensal cíclico, porque “todos
los días, daba en el clavo”.
En La
biblioteca, hay un juego dicotómico semántico hombre/biblioteca. Raúl le habla, saluda y reverencia, le pide
perdón y permiso cuando la limpia.
Temeroso de que lo abandone cuando muera, compra un cementerio para que
los entierren juntos. Como no se sabe si
enterrará vivos a los libros “los hemos ido matando uno a uno, hasta que llegue
su turno”.
En El
mal del bien, “el mal solo actúa a través del hombre ocioso” en presencia
de una Hermana, “quien obligada por sus votos guardó silencio”.
En Muñeca,
se establece el engaño con el valor de un producto defectuoso: la muñeca con
los dedos quebrados. El ser/parecer,
producto del engaño no es insaciable “hasta que no encontramos con qué comprar
el precio de la muñeca”.
En Astucia
el valor del cambio hace que una lora adivine el futuro. Pertenece a una anciana que casi lo había
perdido todo. Al final se retira del
negocio con la lora y ella dijo: “que había ganado una anciana sin dientes”.
En Jefe,
Rigoberto “en el odio encuentra el mal que busca”. Es una actitud que simboliza
una involución de vida.
En El
sobre rojo, un hombre envía mensajes anónimos con amenazas. Él mira
nerviosos a sus lectores. “El terror de
ellos equivale a mi felicidad”, pero al final se le cae el ardid y se vuelve
contra él, pues encuentra un sobre en su buzón “ya pueden imaginarse de qué
color”.
El hombre que quiso ser joven no tuvo empleo
ni familia. “Se dedicó a vagar por las calles con la desfachatez de un niño”,
es decir, un vagabundo.
La ironía es clave en Agenda, pues por su oficio de actriz “cuando dice que estudia para
médico creemos que está actuando”, El eje ser/parecer es recurrente en este
cuentario de Jacqueline Coto.
En “Oficio” se lee: “Cuando él era un pájaro,
volaba tan alto como ahora, que es un hombre.
Sabe con perfección el manejo de las alas y del pico. Fue laureado hasta
que un día, voló en picada” (p.124).
Cuando los hermanos se ponen de acuerdo para
deshacerse de La vaca, la tiran al
barranco. “Se necesitaron dos hombres para sacar a la vaca del barranco. Y tres
para comérsela”. Adivinen quiénes
fueron…
En Segundo
trabajo, la ironía es hilaridad. Le gusta coleccionar las listas de empleo
de los periódicos, pero no acude a las entrevistas y da nombres falsos. Igual
hace con los sitios de citas y un día se descuida y se cita con una
entrevistadora que al verlo le dice: “Está contratado”.
En Trabajadores,
la rutina los hace masificarse. Remigio
y Rumualdo exponen su rutina. Pedro
quiere sentir algo, pero su indiferencia no se lo permite. Por ello, una serpiente se mete en su bota:
“Pedro sintió algo, por última vez en su vida”.
6. Cuentos
finales lo integran 25
textos. Agustín siempre buscó un tesoro,
pero nunca lo halló, pues su amigo le robó.
Lo inverosímil aparece en La vieja joven con sus trucos, que se estira la piel con tenazas,
“desde los cincuenta años duerme estirada en un tendero”. El tópico de la
aspiración a la eterna juventud. Un intertexto que asocio con este texto, me
recuerda la joven vieja, de la novela Viaje
al reino de los deseos, de Rafael Ángel Herra.
La lucha realidad/imaginación aparece en Las ocho de la noche, cuando Gabriel
toma su merienda y cuando no, se la imagina, y es cuando mejor come, pues “nada
hay en la vida del hombre más real que la imaginación”. Nuevamente nos encontramos ante otra
situación límite.
La olla vieja con un hueco es por donde sale
un caldo que calienta los pies de la abuela.
Benjamín siempre quiso comprarse un
carro. Cumplió su sueño “hasta que una
curva lo recibió y le ahogó el grito”.
En el juicio todos increpan al acusado “Me
mandaron a la celda de barrotes blancos, azucarados, y me fui comiendo… y me
fui liberando”.
Por el rumor abandonan el pueblo, ya que los
perseguían los zopilotes, pues “en nuestra familia algo estaba muerto”.
Malgastar el tiempo enterrando relojes y
olvidando dónde es una inútil manera de perder el tiempo”.
En Lengua
larga, a una mujer le crece la lengua y el vecindario decide
cortársela. Cuando el leñador va a
cortarla, la mujer suplica que para salvar su lengua “no volverá a
hablar”. Nuevamente, la ausencia de
logos, la palabra, enclaustra a la mujer a no decir, a no hablar.
En Sarnoso
se muestra el feísmo. Eugenio es
confundido con un perro. No era capaz de
oler las podredumbres. Era visitante feliz
de las cloacas.
En otro texto, un hombre toca las puertas,
pero cuando le abren, él se ha ido. Es
un círculo reiterativo como la vida. Llegamos
y nos vamos del estadio terrenal, en una franja corta, si lo comparamos con la
existencia del mundo.
Facturas es un caso límite de muerte por deudas. La actual pandemia ha dejado numerosos casos
de este tipo.
El cuento Democracia
lo publiqué en el suplemento anual del periódico ANEXIÓN (julio, 2021: 2).
El suicidio se presenta en Ardor, por un joven que odiaba su calor
de piel blanca por su semejanza con la leche “y vencido por el suplicio, se
arrojó a la fogata”.
En síntesis, “El pájaro que no canta”, der
Jacqueline Coto Torres es un texto atrevido, de rupturas, que no busca ser
complaciente con sus lectores, sino que ofrece sus puntos de vista desde la
narración, como una manera de ver el mundo desde otras perspectivas: la ironía,
la hilaridad, lo menos común, el desenfado, la crítica.