Rubén Vela
ESTANCIA
CULTURAL COSTARRICENSE
DE
RUBÉN VELA
Lic. Miguel Fajardo Korea
Premio Nacional de Educación de Costa Rica
minalusa-dra56@hotmail.com
La
poesía de RUBÉN VELA (Argentina, 1928-2018), abre los espacios para el
encuentro con la intuición, con la génesis continental. Su expresividad emana
diversas circunstancias y giros para lograr su inserción en los resquicios
íntimos y embriagantes en su modo personalísimo de crear su intensa y extensa
obra, a lo largo de sesenta y cinco años de oficio espiritual, con honradez,
principios éticos inclaudicables y alta dignidad, tanto creativa como humana.
Su apasionamiento estético conceptualiza vuelos desde la patria americana de
siempre, hasta la aldea global de nuestros días.
Poeta,
ensayista y crítico. Diplomático de carrera. Estudios en Cultura Hispánica en
la Universidad de Valencia, España y en Antropología por el Museo Arqueológico
de Cochabamba, Bolivia. Periodista. Fungió como diplomático en Bolivia, Brasil,
España, Australia, Costa Rica, Corea
y Zaire. En Valencia una calle fue bautizada con su nombre.
Presidente
de la Sociedad Argentina de Escritores.
Miembro de la Comisión Internacional del Mediterráneo, de la Asociación Argentina e Internacional de Críticos de
Arte, delegado argentino de la UNESCO,
miembro del Pen Club de Brasil,
miembro correspondiente de la Academia de Bellas Artes de Brasil, entre otros.
Su obra se encuentra traducida y se ha dado a conocer en diversos idiomas.
Entre
los galardones obtenidos por Rubén Vela sobresalen: José Pedroni, Internacional
del Pen Club de Brasil, Faja de Honor de la SADE, Gran premio de la Fundación
Argentina para la poesía, Gran premio al mejor libro extranjero en Palermo,
Italia, Gran Premio de Honor Esteban Echeverría, por la totalidad de su
obra. El Gobierno argentino distribuyó
gratuitamente 75 000 ejemplares de su obra, en un proyecto de difusión
cultural.
Costa Rica tuvo la dicha en tener al
Dr. Rubén Vela como embajador de la República de Argentina (1982-1985). Su
trabajo cultural a favor de la cultura costarricense fue espectacular. Le dio
un empuje que aún recordamos. Editó
libros, apoyó a los autores y artistas, patrocinó certámenes culturales y
deportivos. Estrechó lazos y su único interés fue el crecimiento espiritual.
Copatrocinó el Congreso Internacional de Literatura Femenina en América Latina,
que trajo a muchísimos escritores e intelectuales a Costa Rica.
Hay
un capítulo exclusivo e irrepetible, que une a Guanacaste con la vida y
peregrinajes planetarios de Rubén Vela. El 30 de julio de 1982, Rubén Vela, José Antonio Porras y quien
escribe, fundamos la revista literaria Hojas
de Guanacaste (1982-1984).
Fue un proyecto espiritual y único. El auspicio y apoyo de Rubén Vela
fue increíble y será irrepetible. Desde
el Centro Literario de Guanacaste, fundado el 20-3-1974, enviamos nuestras
condolencias a la familia de tan prestigioso escritor y embajador de la
cultura.
Durante
dos años HOJAS DE GUANACASTE (1982-1984) publicó 12 ediciones bimestrales: 11
suplementos, 343 autores de 35 países, 837 poemas en 408 páginas, con una
tirada de 6000 ejemplares. En las páginas de los suplementos se difundió poesía
panameña, mexicana, dominicana, china, búlgara, cubana, norteamericana,
costarricense.
El Dr. Rubén Vela visitó el Liceo Nocturno de
Liberia, donde dictó la conferencia “La
poesía de América en nuestro siglo”.
Durante su visita se hizo el lanzamiento de su libro Radiante América
(Editorial Costa Rica, 1984).
Su espíritu filantrópico formó parte ineludible de su presencia y personalidad
durante su pasantía costarricense.
La obra veliana se publicó en diversas
latitudes de su extenso peregrinaje, a saber: Introducción a los días
(1953); Verano (1954); Escena del prisionero (1955); Veranos
(1956); Radiante América (1958); Poemas indianos (1960); Vidas
indianas (1961); Poemas americanos (1963); Ocho poetas españoles
(1965); Poemas australes (1966); Los
secretos (1969), La palabra en armas (1971); Maneras de luchar
(1981); El espejo (1982); Crecer en libertad (1983); Radiante
América (Editorial
Costa Rica, 1984); En Costa Rica editó una Carpeta poética, ilustrada
por el Maestro Francisco
Amighetti (1984); 24 poetas búlgaros (1984), en coautoría con
Rumen
Stoyanov; Mesa de los pecados capitales (1985): La pasión
americana en la poesía de Rubén Vela (2001); Obra poética (1953-2004): (2006); Poemas como piedras (2012); Del poema (2014).
Rubén Vela falleció
en mayo, un día antes de cumplir sus 90 años, fecha para la cual le habían
organizado un emotivo festejo en la Feria Internacional del Libro de Buenos
Aires. Un espectáculo de recitación de su poesía, a cargo de un reconocido
actor y narrador oral.
Murió en paz, en su
casa, en Arenales, Buenos Aires, con su última antología colocada sobre el
pecho, en compañía de su hermosa familia: su esposa Nina; sus hijos: Alejandra,
Fernanda y Nicolás. Hasta el último momento, la poesía y el amor por
sus seres queridos, se convirtieron en el eje de su intensa vida peregrina.
Rubén
Vela es una alta voz de la poesía hispanoamericana, cuyo ejemplo de lucha por
los ideales del espíritu confraternitario, signa una frontera abierta para
escuchar su palabra, siempre abierta, en procura de los más nobles ideales, en
pro del mejoramiento del factor humanidad.
Para
Costa Rica, fue un privilegio contar con un embajador de la categoría cultural
de Rubén Vela. Descansa en paz, amigo de
la cultura costarricense. Poeta de la
Patria Americana, porque como dijiste: “La poesía es el futuro de la muerte”.
Poemas sobre América
Rubén Vela
(Argentina, 1928-2018)
AMÉRICA
Alta luz del silencio
sobre la noche
tu mansa voz de luto
me desnuda.
Y es de nuevo América
un hombre partido en dos
una mujer asesinada
una larga memoria de violencias.
AMÉRICA
Allí, la tierra dio frutos
y el sol, hombres dorados.
Y una mujer y su ardiente camarada
trasvasaron el agua de diamantes
que corre de una a otra vena.
AMÉRICA
El hombre y la mujer
desnudos como el río
de las generaciones
y el pájaro embriagado
que lanza su grito jubiloso
hacia la aurora.
AMÉRICA
I
¡Tontos, estúpidos, ganad su ira, torced sus brazos!
¡Entonces, entonces, hombres de buena sed! Ella os quiere
así, ella es la esperada.
II
¡Pequeña de tanta muerte, un árbol de pan nacía de tus
labios!
AMÉRICA
Luna levantada, la noche te asusta.
¡Y esta impaciencia por atravesar la selva!
Lejano y ausente, tu nombre fortifica la ciudad.
Rama de voz, es la primavera.
AMÉRICA
El viento de la noche, para quien el hombre es un desconocido;
su furiosa soledad sin medidas.
¿Cómo eras, patria de mi patria, antes de llamarte América?
AMÉRICA
I
Crecen las palabras sin su sentido más preciso. Es necesario
encontrar la clave del poema. ¿Dónde está la belleza?
Surgen de pronto las frutas obligatorias: el melón, país del
verde más espléndido, la ardiente papaya y el plátano,
portador del beso crudo.
desnudos como el río
de las generaciones
y el pájaro embriagado
que lanza su grito jubiloso
hacia la aurora.
AMÉRICA
I
¡Tontos, estúpidos, ganad su ira, torced sus brazos!
¡Entonces, entonces, hombres de buena sed! Ella os quiere
así, ella es la esperada.
II
¡Pequeña de tanta muerte, un árbol de pan nacía de tus
labios!
AMÉRICA
Luna levantada, la noche te asusta.
¡Y esta impaciencia por atravesar la selva!
Lejano y ausente, tu nombre fortifica la ciudad.
Rama de voz, es la primavera.
AMÉRICA
El viento de la noche, para quien el hombre es un desconocido;
su furiosa soledad sin medidas.
¿Cómo eras, patria de mi patria, antes de llamarte América?
AMÉRICA
I
Crecen las palabras sin su sentido más preciso. Es necesario
encontrar la clave del poema. ¿Dónde está la belleza?
Surgen de pronto las frutas obligatorias: el melón, país del
verde más espléndido, la ardiente papaya y el plátano,
portador del beso crudo.
II
Y los dedos del agua salvadora: las pequeñas raíces y el maíz
silvestre; los saltamontes y la hormiga.
Y la llama y el guanaco y la vicuña, cada uno en sus diferentes
alturas.
Y el lobo y su pariente, el perro del desierto. Y el puma, y la
veloz lagartija.
III
Y en el centro de la noche, los toros salvajes.
AMÉRICA
A Carlos Drummond de Andrade
Delante de mí
detrás de mí
debajo de mí
encima de mí
alrededor de mí
américa
su largo nombre
su voz de adentro.
silvestre; los saltamontes y la hormiga.
Y la llama y el guanaco y la vicuña, cada uno en sus diferentes
alturas.
Y el lobo y su pariente, el perro del desierto. Y el puma, y la
veloz lagartija.
III
Y en el centro de la noche, los toros salvajes.
AMÉRICA
A Carlos Drummond de Andrade
Delante de mí
detrás de mí
debajo de mí
encima de mí
alrededor de mí
américa
su largo nombre
su voz de adentro.
RUBÉN VELA
Lic. Miguel Fajardo Korea
Premio Nacional
de Educación Mauro Fernández
Correo: minalusa-dra56@hotmail.com
Twitter: @mifajak