LO CORPORAL
EN LOS ELEMENTOS TERRESTRES DE EUNICE ODIO
CARLOS PORRAS
Escritor y crítico literario costarricense
El Centro
Literario de Guanacaste se fundó el 20 de marzo de 1974. Pocos días después, el 23 de marzo de ese
mismo año, trascendió la noticia de que la escritora costarricense Eunice Odio
había sido hallada muerta en su apartamento en la ciudad de México. Esta coincidencia despertó el interés de los
poetas guanacastecos por conocer la obra de esa compatriota cuyo nombre escucharon
por primera vez al enterarse de su muerte.
Escritora
incansable, Eunice Odio se dedicó al periodismo y la crítica literaria y
artística, pero acabó siendo recordada principalmente por su poesía. Solamente publicó tres libros, el primero en
Guatemala, el segundo en El Salvador y el tercero en Argentina, pero con
ellos logró cosechar una verdadera
legión de admiradores que ha ido creciendo al paso de los años. Aunque en la actualidad su poesía es
considerada una de las joyas de la corona de la literatura costarricense, lo
cierto es que durante su vida, tanto sus libros como su nombre mismo eran
desconocidos en su país natal, del que se fue muy joven y al que nunca regresó.
La
única publicación de poesía de Eunice Odio que apareció en Costa Rica mientras
ella aún vivía, fueron las páginas suyas
que incluyó Carlos Rafael Duverrán en
la antología Poesía Contemporánea de Costa Rica. El propio año de su muerte se
estaba preparando la edición de un libro con sus poemas, que ella pudo
corregir, pero no llegó a ver impreso.
Su
fama y su prestigio acabaron siendo póstumos y ella no tuvo oportunidad de
enterarse del gran interés que su poesía, su pensamiento y su vida acabaron
despertando entre sus compatriotas. Cuando se supo la noticia de su
fallecimiento su nombre era casi desconocido.
Pero
poco a poco sus libros fueron publicados en ediciones de gran tiraje a precios
accesibles, se recopilaron y editaron sus obras completas y constantemente sus
creaciones son tanto motivo de deleite para los lectores de poesía como tema de
análisis entre académicos. Sobre la poesía de Eunice Odio han aparecido
investigaciones, artículos, ensayos, ponencias y tesis de grado. La gran mayoría de estos estudios se ha
concentrado principalmente en El Tránsito
de Fuego que, quizá por ser un libro verdaderamente complejo y misterioso,
ha llegado a ser considerado su obra maestra.
Hemos
llegado ya al punto que los comentarios sobre su obra llenan muchísimas más
páginas que su obra misma, pero como la riqueza, tanto de forma como de
contenido de sus tres libros, continúa despertando el interés de los
estudiosos, las publicaciones que se refieren a su obra, lejos de disminuir,
cada vez son más numerosos y frecuentes. Pese a todo lo que ya se ha dicho, el
tema está lejos de agotarse. Cada nuevo
estudio que aparece sobre la poesía de Eunice logra resaltar ciertos aspectos
particulares que merecen ser observados con atención.
Fascinante,
misteriosa y atractiva, la poesía de Eunice Odio es, al mismo tiempo, explícita
y enigmática, audaz y sutil, sublime y cotidiana, corporal y espiritual,
celestial y terrena.
Como
preámbulo a la celebración del
nacimiento de Eunice Odio (1919-2019), dos investigadores guanacastecos, Miguel
Fajardo Korea y Aracelly Bianco, publicaron bajo el sello del Centro Literario de Guanacaste y Lara Segura Editores, un estudio
titulado El acento corporal en Los Elementos Terrestres de Eunice Odio.
Echando
mano de la perspectiva estilística de Samuel Levin, los investigadores
analizan, de manera meticulosa las referencias corporales, eróticas y sexuales
presentes en Los Elementos Terrestres,
primer libro de poesía de Eunice Odio, publicado en Guatemala en 1948.
Inevitablemente,
por tratarse de una tesis de grado universitaria, la estructura y el estilo de
este estudio se caracterizan por aproximarse a la poesía de manera rigurosa y
metódica, más que emocional, sin embargo, incluso al ser puesta bajo la fría
lupa de teorías y métodos, el calor de la poesía de Eunice sorprende, fascina y
seduce.
Se
ha dicho que Los Elementos Terrestres
de Eunice Odio, es el primer libro de poesía costarricense explícitamente
erótico. Su mérito, no obstante, ni
empieza ni termina allí. Con abundantes ejemplos, citas textuales y
comentarios, Miguel Fajardo Korea y Aracelly Bianco dejan claro que, aunque el
libro está lleno de imágenes sobre el cuerpo humano y el encuentro físico
apasionado de una pareja de amantes, la pasión y el deseo latente en los poemas
va mucho más allá de lo puramente carnal. Es poesía apasionada, pero a un nivel
muy elevado. La unión de los que se aman es, además de física, espiritual,
integral, total. Al lanzarse en brazos del otro, entregan todo su ser, no
solamente su cuerpo. LO erótico en los poemas de Eunice, acaba siendo casi
místico.
No
se trata de una conquista, sino de una unión.
No están, en estos poemas, ni el macho que arrebata y posee, ni la
hembra que se entrega y se somete. Ambos
atraen y son atraídos, seducen y son seducidos, desean y son deseados,
manifiestan sus deseos, se atreven a satisfacerlos, buscan alcanzar el deleite tanto
propio como de la pareja pero, en medio del intenso encuentro apasionado, queda
claro que el cuerpo, o más bien los cuerpos, protagonistas de la unión, con el
puente de una unión más perfecta y total, que los supera y los trasciende.
La
lectura de El acento corporal en Los Elementos Terrestres de
Eunice Odio, de Miguel Fajardo Korea y Aracelly Bianco, es en verdad
sorprendente. Se trata de crítica
literaria académica, rigurosamente planteada y expuesta, que invita a apreciar
todo lo que arde y deslumbra en el primer libro de poemas de la escritora
costarricense que conquistó la atención de sus coterráneos cuando ya no estaba
en este mundo.
A
Miguel Fajardo Korea, fundador del Centro Literario de Guanacaste (que se fundó
tres días antes de que trascendiera la noticia de la muerte de Eunice Odio), le
agradezco que, aún sin conocernos en persona, haya tenido la gentileza de
enviarme este valioso estudio que realizó junto con Aracelly Bianco. Me pareció
en verdad un detalle hermoso que la amable dedicatoria que escribió en la primera
página, estuviera fechada “23 de abril”, que es el día del libro.
CARLOS PORRAS
Escritor y crítico literario costarricense