Miguel Fajardo Korea, Costa Rica
Comunicaciones electrónicas y suplantación de identidad
Lic. Miguel Fajardo Korea
minalusa-dra56@hotmail.com
Premio Nacional de Educación de Costa Rica
La construcción de la identidad, vista como el conjunto de rasgos propios de un individuo que lo hacen diferente de los demás y, por lo tanto, con la plena conciencia que una persona tiene de ser ella misma, distinta de las otras.
La clara idea que la identidad significa el hecho de ser alguien, donde se resalta la importancia del nombre como símbolo civil, toda vez que esa denominación le proporciona significado individual, identidad propia y existencia social.
Al tenor de dichos planteamientos: Miguel, mi padre ciego y Ramona, mi incansable y trabajadora madre, ambos fallecidos, personas muy humildes, pero honestas, me enseñaron la validez de forjar durante nuestra vida un nombre, limpio de cuestionamientos, como una manera de honrarlo, siempre, para poder andar con la frente en alto. En esa línea, cada una nuestras acciones vitales, en diversos contextos, han procurado respetar el nombre que mis padres me legaron y el cual llevo con mucho orgullo.
Por eso, me ha afectado muchísimo, desde el 3 de agosto de este año, haber sido víctima de violación de mis comunicaciones electrónicas, así como de la suplantación de mi identidad, por parte de delincuentes anónimos, refugiados en las dimensiones intangibles del ciberespacio.
Dichos sucesos tienen un contexto que se torna dificultoso. Wilkipedia define así ese cronotopo:
Aunque el ciberespacio no debe confundirse con la Internet real, el término se refiere a menudo a los objetos e identidades que existen dentro de la misma red informática, así que se podría decir, metafóricamente, que una página web "se encuentra en el ciberespacio". Según esta interpretación, los acontecimientos que tienen lugar en Internet no están ocurriendo en los países donde los participantes o los servidores se encuentran físicamente, sino "en el ciberespacio". Este parece un punto de vista razonable, una vez que se extiende el uso de servicios distribuidos, la identidad y localización física de los participantes resulta imposible de determinar, debido a la anonimidad. Por ello, no se podrían aplicar las leyes de ningún país determinado. En: http://es.wikipedia.org/wiki/Ciberespacio
Estafadores informáticos se apropiaron de mis datos e hicieron circular, entre todos mis contactos electrónicos, así como entre los contactos de los míos, un mensaje, pésimamente redactado, tanto en español como en inglés, donde solicitaban la suma de $ 3 000, escudados en mi nombre, sin ningún rubor ni consideración, olvidándose de los principios éticos elementales y de la afectación que ello implica para los otros.
Dichos delincuentes adujeron que estaba en Nigeria y que había sido asaltado, por lo que, supuestamente, perdí todas mis pertenencias y, por ello, necesitaba dicha ayuda económica, con gran urgencia, para poder regresar a mi país.
Afortunadamente, durante un lapso de ocho horas pude recuperar el acceso a mi correo electrónico anterior y, desde ahí, logré enviar un mensaje a todos mis contactos, por ello, creo que, a estas alturas, nadie les envió ni un dólar a dichos delincuentes cibernéticos.
Fue una coyuntura interesante recuperar el acceso a mi correo durante ocho horas, pues logré confirmarles a mis contactos electrónicos que dicho correo era falso y esa petición, por inaudita, una estafa electrónica. Denuncié dicho delito de violación de mis comunicaciones electrónicas ante el Organismo de Investigación Judicial (OIJ) de Costa Rica, sobre todo, para poder demostrar la honorabilidad de mi nombre ante esos hechos tan desagradables, para quienes ese valor espiritual se encuentra subordinado a sus constantes fraudes de identidad y delitos económicos.
Ha sido penoso, para mí, ver de manera impotente, cómo dichos delincuentes, de forma irresponsable e irrespetuosa, suplantaron mi identidad, utilizaron mi logotipo de comunicaciones académicas, así como el número de mi celular y se dedicaron a enviar miles de cartas con peticiones de dinero, escudados en mi nombre, el cual hemos ido forjando sobre la base de la dedicación al trabajo durante 36 años (CCSS, MEP, UNA, USJ, Dejando Huellas), la honestidad y la transparencia de mis actos en los diversos ámbitos, desde donde le aporto a mi país mi cuota de compromiso, sea en los contextos culturales, literarios, educativos, académicos y como ciudadano de la sociedad civil costarricense.
Tener que cancelar definitivamente mi correo electrónico anterior ha sido una pérdida inestimable, debido a la cantidad de información que había ido seleccionando durante siete años. Todos los envíos relevantes: libros en pdf, presentaciones escogidas, tesis, libros, artículos, documentaciones importantes desaparecieron de mi control, arrebatados por parte de dichos delincuentes anónimos de no sé qué parte del mundo.
Bloquear dicho correo electrónico implica un cercenamiento a mi producción cultural, literaria y educativa, pues dicho correo era mi identificación en foros, revistas, autores, organismos culturales y demás. Por ello, ha implicado partir de cero, en aras de continuar ejerciendo mi derecho a la información y a la comunicación, tan vilmente violada por esos malhechores cibernéticos.
Un detalle recurrente en todos los mensajes recibidos fue que, por la pésima redacción de las cartas de marras que hicieron circular los delincuentes, tanto en español e inglés, todos mis contactos electrónicos supieron que se trataba de un fraude. Coincidieron en que jamás esa redacción tan deficitaria correspondía a mi estilo como autor.
He aprovechado esa coyuntura, para insistir ante mis estudiantes en la Sede Regional Chorotega de la Universidad Nacional de Costa Rica sobre esa particularidad, sobre todo, a quienes cursan expresión oral y escrita. Escribir bien fue un detalle particular, que permitió a mis amistades, no caer en la trampa de envío de dinero a los delincuentes del ciberespacio que lo solicitaban a mi nombre.
Deseo patentizar mi agradecimiento a la Licda. Mayra Chávez Alfaro, Directora del Liceo Laboratorio de Liberia, quien me dio todas las facilidades para que solucionara dichos inconvenientes; igualmente, a mi círculo de amistades de confianza, quienes me reiteraron su solidaridad ante tan desagradable experiencia.
Igualmente, mi gratitud a Fernando Montano Rivera, quien puso todo su conocimiento técnico para lograr recuperarme las direcciones electrónicas de mis contactos, e ir, poco a poco, restableciendo la comunicación con ellos. Fernando es mi apoyo técnico que él conoce y trabaja con gran pasión.
Algunas recomendaciones que se ofrece a quienes hemos sido víctimas de suplantación de identidad son las siguientes:
• Es posible que el infractor pueda haber actuado o usado fraudulentamente el nombre y los datos del afectado, poniéndolo a uno en situaciones legales muy peligrosas; en esos casos, es prioritario denunciar los hechos ante los organismos de investigación de cada país, con el fin de que quede constancia de que la identidad ha sido suplantada y no puedan atribuirnos los hechos cometidos por el infractor.
• Es recomendable ponerse en contacto con el administrador de los servicios electrónicos, para que elimine, de forma inmediata, el perfil infractor o devuelva su control al verdadero titular.
• La suplantación de identidad -“Phishing”- es una técnica de ingeniería social, lo que significa que no aprovecha una vulnerabilidad en los ordenadores, sino un fallo humano, al engañar a los usuarios de Internet con un correo electrónico que aparentemente proviene de una empresa fiable.
• Estos “hackers” envían un correo electrónico usurpando la identidad de una empresa (un banco, una página Web de comercio electrónico, etc.) e invitan al usuario a conectarse a través de un vínculo de hipertexto y a llenar un formulario en una página Web falsa, copia exacta de la original, con el pretexto de actualizar el servicio, una intervención de soporte técnico, etc.
• Como las direcciones de correo electrónico se recolectan al azar en Internet, en general, el mensaje no tiene mucho sentido, porque el usuario no es cliente del banco que aparentemente envía el mensaje. Pero debido a la cantidad de mensajes enviados, a veces, el receptor sí resulta ser cliente del banco. De esta forma, los “hackers” obtienen con éxito los nombres de registro y las contraseñas de los usuarios o, incluso, información personal de todo tipo para cometer sus fechorías.
La enseñanza que me ha dejado esta incómoda experiencia han sido las innumerables muestras de solidaridad, tanto de amistades, escritores e intelectuales nacionales como internacionales, quienes, de inmediato, en una sola voz, vía teléfono, desde España, Estados Unidos, Colombia, Argentina o nuestro país, me externaron su adhesión y amistad, tal el caso, de entre tantos: de Luis Alberto Ambroggio, Rima Valbona, Magdalena Perkowska, André Cruchaga, Teresa Ruz, Rubén Vela, Celedonio Orjuela, Domingo Melero, José Amando Robles, Rafael Ángel Herra, María Amanda Rivas, Óscar Castillo, Edwin Baltodano, Flor Chévez, Xinia Zúñiga Canales o José Manuel Peña, entre otros.
Asimismo, decenas de mensajes, vía correo electrónico, desde el momento en que pude restablecer mi correo anterior durante unas horas, posterior al envío de mi comunicado aclaratorio urgente y, desde luego, a partir de mi nuevo correo, el cual hago del conocimiento de amistades a quienes no he podido notificárselos: minalusa-dra56@hotmail.com
Igualmente, de manera personal, cientos de personas me han ratificado su entrañable confianza, apoyo y comprensión ante estos desmanes delictivos de irresponsables que juegan con la honra ajena. Uno se pregunta ¿Por qué a mí? No tengo respuestas…
Desde estas páginas, reitero a mis amistades y a la comunidad civil costarricense e internacional que, aunque el daño moral ha sido irreparable, aparte de haber perdido mis archivos electrónicos de siete años, continuamos con humildad, fe y dedicación, trabajando por las causas y los ideales en los que siempre hemos aportado nuestros esfuerzos, en pro del bienestar del ser humano contra fronteras.
minalusa-dra56@hotmail.com