Yván Silén, Puerto Rico
PRÓLOGO A UNA TRAICIÓN INEVITABLE
YVÁN SILÉN
A NÉSTOR BARRETO Y A CARLOS MUÑOZ.
Desde hace un siglo, la filosofía se está muriendo.
Peter Sloterdijk
Tras haber roto la promesa de ser una con la realidad. . .
la filosofía está obligada a criticarse a sí misma.
Th. W. Adorno
Zaratustra [es] el que ríe verdad.
Federico Nietzsche
La risa piensa.
George Bataille
El Antinihilista es el que ríe angustias y el que ríe poesía . . .
El poeta es el enterrador de la filosofía.
Yván Silén
Esta “muerte”, este genocidio (la muerte de Dios, la muerte de la historia, la muerte del autor--la muerte de los hombres--) no nos ha de arrojar a la apatía, ni al nihilismo, ni al sarcasmo. La fe será el rostro de lo prohibido. Creemos en lo prohibido que somos. Acercarnos a la neofilosofía (la escatología), a esta metafilosofía que somos, es acercarnos a una traición que no debe ser dicha, pero que implica el sentido mismo de la dicha. Pensar es la dicha de ser.
Por otro lado, la filosofía es una acumulación de cadáveres. Es acercarnos, pese a la historia que nos ha separado, o a la historia que nos ha abandonado, a esa necesidad de ser la extrañeza que somos. Es acercarnos a una inmersión del absurdo y a una negación política del suicidio. (¡NO SEREMOS NIHILISTAS!) Somos los antinihilistas de la libertá y nos oponemos radicalmente a la conciencia de la esclavitud demokrática. A pesar de nuestra simpatía por Cioran no nos hundiremos en el nihilismo de los epígonos. Porque hay que elegir antikantianamente entre la contemplación del “testigo” y la acción de los praxistas (de los Efectivos). Pero siempre teniendo presente que la contemplación es una traición a los motinescos. Los puertorriqueños nos movemos siempre, aunque no nos guste, entre la posibilidad de la traición a nosotros mismo en la conciencia esclava, y la posibilidad suspendida de la guerra. Se piensa desde la praxis. Y se cogita desde el empirismo. Peritamos poesíamente con la violencia antigramatical inaudita de los radicales.
Pero aunque este prólogo suene o se sienta “ligero”, es posterior a La poesía piensa o la alegoría del nihilismo (2010), y se desprende por momentos de El pensamiento canta. Los textos incluidos en SMERDIÁKOV son simultáneos o son hijos de El llanto de las ninfómanas (1980). Sabemos que hay desilusiones estéticas (Baudrillard) o hermenéuticas débiles (Vattimo), pero ninguna de éstas nos satisfacen. Para que nuestro pensamiento tenga sentido tenemos que adherirnos laposamente al ente que nos seduce y al ente que nos convierte en conflicto. Y alejarnos, aunque esto resulte un escándalo para los pensadores europeos. Los tres ensayos que incluimos pretenden “inconsciente” y contradictoriamente el rompimiento que son. Este rompimiento tiene que ser necesario, nos urge, nos apremia, porque la “crítica” se ha tornado tísica. La “crítica”, el ensayo mismo (su propuesta, su ensayística), está enferma. La “crítica” capitalista es sidista.
La metafilosofía es la filosofía que se ha apartado radicalmente de la “filosofía”-impúdica del pensamiento del neoliberalismo demokrático. Y lo que esta “crítica” no ha podido entender todavía, en la mayoría de los accidentes (el pensamiento como tragedia: “yo podría soñar que pienso” ), es que la metafilosofía es sensible. El que a los sesenta y seis años se me haya expulsado de la Universidad (colonial) de Puerto Rico implica, de una forma u otra, que esta metafilosofía tiene algo que decir radicalmente: Puerto Rico es una nación que nunca ha librado una guerra por sí misma. Y siempre se ha visto forzada y agraviada al pelear por la nación que la ha invadido y que la ha ultrajado. Nuestro pensamiento está en huelga en relación a la retórica y a los slogans-del-neoliberalismo-y-de-los-“aliados”. La metafilosofía no puede repetir al poder. La lucha de Nietzsche contra el poder (“el que obedece no se oye a sí mismo” ), a pesar de haber sacrificado a su poeta, y la de Kierkegaard, en el intento de sacrificarse a sí mismo contra la Iglesia, no pueden repetir el poder.
El poder ha pretendido quemarnos demokráticamente vivos. Pero nuestro “silencio” impuesto y nuestro desconocimiento forzado, yanquista, española y latinoamericanamente, son parte de la hoguera. La “quema de brujas” se ha tornado filosófica. Estoy quemado existencialmente y la piel del “alma” arde éter. Anticritico desde la razón-sensible y desde lo sensible de la razón. Anticritico desde la paradoja misma. Lo real se ha tornado paradójico. La demokracia está atrapada. Estoy “agrietado” para que lo inconsciente-sensible (lo inconsciente-onírico) critique a la razón políticamente. Me aproximo desde la aporía misma: toco las cosas (soy las cosas), me carimban las cosas. ¡Soy la “carne-viva”-del-ser! Soy, “en carne viva”, la sensibilidad de mi anticrítica. La angustia del amor y el amor continuo de la angustia (la angustia de pensar y el pensar constante de la angustia--la congoja, el ahogo, el desconsuelo--). Me sospechan políticamente y me rechazan filosóficamente porque duelo (porque no me callo, porque digo lo que no se “debe decir” ni política, ni “antimetafísica”, ni antilógicamente).
Los “aprioris” son las utopías de Europa. Por tal razón hemos asumido vitalmente el Sospechoso. No creemos en la derrota de los nihilistas, ni en las ambulancias de los postmodernos. Nuestra rebelión es el inicio mismo de las cosas. Nuestra rebelión bigbanea. Estamos metafilosóficamente ante todas las ignominias (de Calígula). Nos hallamos ante la mariconería de la crítica burguesa: América. Y no nos queda más remedio que anarquizar a la filosofía-procaz. Disparar artaudsianamente contra todos los espejos ideológicos del silencio es una urgencia. Una verdad desnuda (una idea--una metáfora--, un útil ) es una verdad aterrorizante. Una mujer desnuda es una verdad política. Una mujer desnuda interrumpe en todo lo incierto y en todos los aciertos de la realidad. Una mujer desnuda es la nada de su propia verdad; es la mentira de su propia apariencia, porque ya no hay nada que ocultar. La verdad es la esencia de la mentira. El Ocultador también es una forma de ser. El “fenómeno”, como dice Heidegger, oculta o trafica su propia apariencia. La filósofía se ha retrasado. Ha llegado tarde a su propio sementerio. Su crítica de sí, su metafilosofía adyacente, es aplastante. Pero esta experiencia inevitable, este destino-de-ser-lo-que-somos, este ser distinto, esta conciencia contra la mercancía de ser, son también lo aplastante de un discurso radical (de un lenguaje radical, de una escritura radical) que se necesita urgentemente. Esta urgencia no tiene que ver absolutamente nada con la prisa. La filosofía mercantilizada, con su silencio de mercancía de ghetto, ha evitado en la mayoría de los casos, la crítica política contra el poder, contra los institucionalizados y los oportunistas.
*****
¿Soy yo acaso un fantasma?
Federico Nietzsche
La poesía no debe ser un hospital . . .
[ustedes] podrían liberarse de mí con la excusa de que soy un poeta.
Sören Kierkegaard
Kierkegaard no repensó el ser.
Th. W. Adorno
El malestar de la cultura de Freud, influenciado por Nietzsche, se ha transformado en “el nihilismo de la demokracia hegemónica” o en la vulgarización del hombre anónimo. Este malestar de la cultura demokrática se ha manifestado, y se manifiesta, como inmoralidad, como frivolidad, vulgarización, “performance”, y como neo-ideología del aparato estatal. El malestar norteamericano de la cultura ha contaminado al mundo a través de la globalización. Su aspecto principal es que la demokracia se ha tornado imperialista: la invasión a Granada, a Panamá, a Dominicana, y los bombardeos contra Iraq, contra Afganistán y contra Libia. Esta imposición, establecida ya desde Hiroshima y Nagasaki, es su fatalidad cultural que acontece dentro de la fatalidad metafísica de la ideología: Dios, la libertá, el humanismo, etc.
El nihilismo cultural que Nietzsche denunció ante Europa se ha ido transformando en el nihilismo demokrático del imperialismo. Desde entonces no ha sucedido absolutamente nada, o sólo ha sucedido la muerte. La nada sucede postmoderna, demokrática y derrotadamente. La filosofía-procaz ha adquirido la forma de ser de los closet, de los cubículos y de los nichos.
La filosofía es un bicho (sin significante).
La filosofía-sarcástica “es” un escorpión, “es” un escarabajo que empuja su bola de estiércol contra la infinidad de los dioses. ¡La filosofía ha pecado atea y agnósticamente de simonía! ¡Los “filósofos-del-poder” (de la demokracia) son simoniacos! ¡Son mercaderes! Pero la poesía prosigue siendo el placer de la angustia. (Y la angustia continúa siendo el “placer” de la poesía.) El nihilismo, por su parte, es la conciencia-idiota del hombre desgarrado. El nihilismo se manifiesta como la “conciencia” del hombre-nada. Esta “nada” es el escándalo moral del hombre demokrático (del hombre de la crisis y del hombre de los desvalores).
Ningún sarcasmo postmoderno puede, entonces, superar lo esquizo o al hombre Esquizo del “no-ser”, al hombre Esquizo suspendido en el acaecer del desempleo. Éste, motinesco, resiste desde lo más radical de su pensamiento que pretende “aniquilar” y “cenizar” a la realidad. Pero ésta, la realidad misma, resiste y cambia. Los hombres la cambian zombimente y ésta los cambia a ellos. La realidad es, pues, la desarmonía que existe entre la conciencia y el mundo-“objetivo” que se manifiesta a través de sus múltiples revelaciones.
Pero lo que la metafilosofía pretende cambiar subversivamente es esa diferencia que Kant establece entre la “intuición sensible” y la “intuición intelectual”. La presencia del objeto es constante y esta constancia permite que el sujeto lo internalice, lo piense y lo sienta, simultáneamente en una sola imagen. Intuición significa visión. Esta intuicionalidad es la que permite que el intelecto y lo sensible se manifiesten a través de la metáfora-intelectual y del concepto-sensible. Lo esquizo es poesíamente el reino de la intuición. La intuición es la armonía de los opuestos. La intuición es dialéctica. Esta teoría de la intuición (o la intuición de la teoría), entre lo sensible y lo intelectual, no dejará de ser una sospecha. Estamos, pues, pensando y sintiendo desde la sospecha. Estamos viendo lo inmirable desde la intuición misma. La metafilosofía no sólo es insolubilia (=antinomia) de la lógica, sino de la vida misma. Las contradicciones son la insolubia del Inconsciente (los sueños-poemas de éste) y los sueños problemáticos de la verdad. Es la extrañeza misma de ser (la) paradoja. El poeta-paradigmático propuesto hasta aquí, el poeta sido, “cremado”, es el que da testimonio metafilosóficamente del pensar y el filósofo es el que da testimonio poéticamente del canto. Este poeta-filósofo es el que ha sido sepultado en la censura y en el silencio.
El místico reconoce antinihilistamente el ente-esquizo, el ente-legión que lo consume: ¡Yo soy el erótico! “Místico”, metafilosóficamente, es un seductor. Su amor más pavoroso es Dios. Pero Dios no quiere al místico-simonewellmente en la Iglesia institucionalizada de la corrupción. Dios lo quiere místicamente mundano. Porque el místico es el amor de Dios en toda su ira carnal. El místico es el enamorado de la metafilosofía. La lujuria es la fascinación (estética) de su propia poesía. El místico desemboca a la lógica de la oscuridad.
Él es la extrañeza del pienso, luego, paradojo; poesío, luego, soy; esquizo, luego, político; existo, luego, moriré. Pensar el neoliberalismo es pensar el desastre de la demokracia. ¿Es que el existir, la existencia misma, está vacío? ¿Es que la existencia es lo bello? ¿O es que acaso lo bello es el ensayo mismo? Hay una relación entre la palabra y el hecho que no podrá estar despolitizado. El maelström avanza. Toda palabra inesperada y todo acto insólito es el gesto inusual de la metapolítica: la liberación nacional, la liberación de ser lo que soy y lo que somos; lo extravagante mismo.
Pese a todo esto, la poesía se torna onírica, pasional y metafilosófica. El Ser, la pasión de ser, el fin de su destrucción (la muerte del cosmo) son y serán posibles. El místico exegitiza (en la carne filosófica de Dios en lo posible). Este es el escándalo y este es el sentido demoniaco: que Dios piense, que Dios trine, que los perros callen, que el otoño hoje y que el viento se detenga. La luna se ha retirado una pulgada de la tierra. La poesía (el sentido mismo de la intuición, de su instinto, de su visión de mundo), es la esencia de lo que él es. Y lo ético es precisamente lo terrible que amamos del destino. Lo ético es lo inevitable (de ser) de la poesía-ensayo; es lo inevitable político de la metafilosofía: del ensayo-poético. Ya no habrá escisión. El hombre se pensará unilateralmente a sí mismo y pensará a los cínicos-sidas como a la contradicción de su salud. Lo dispar se ha hecho posible. Los cobardes, los enemigos, los fraudulentos tienen nombres propios; se multiplican. La multitud del mundo, lo mundanal, se enfrenta a los esquizos de Dios, lo místico.
La poesía es, pues, la presencia bella de lo trágico y de lo inmoral. Lo ético ha entrado a una dimensión desconocida (inédita). Lo inédito, lo que no se ha hecho lenguaje, el avance radical de la metagramática, es una sospecha. Lo inédito es lo necesario. Y la estética de lo feo de Rosenknanz (Las muñecas de la calle del Cristo, 1989; “Notas sobre el proyecto Xerox”, 2008 ) es el asco de Kant que avanza moderna, postmoderna y metapostmodernamente. La estética de Kierkegaard y Nuestra Señora de París (Quasimodo), Prefacio de Oliverio Cromwell, y Lautreámont han establecido las pautas. La filosofía se sobrecoge. La grandeza se inmanencia. Lo feo, cazado por la técnica que lo exhibe, no deja de ser un desafío de lo bello. Lo íntimo, Werther, ya es incontenible. La idea, todo el lenguaje, se torna sensible. Y esto, lo sensible mismo, se torna y se convierte en la gran abstracción.
La razón se devela sensiblemente, y lo sensible, toda la sensibilidad, se torna racional. El Inconsciente sonríe. El cerebro se expande epistemológicamente en el acaecer del empirismo. La “est-ética” se devela y se encubre a sí misma. El suicidio puede ser una ética. He aquí nuevamente el escándalo: lo abstracto deviene y lo concreto acaece como la experiencia de lo neolibertario.
¡El Inconsciente está consciente!
Este es el escándalo: la poesía NO ES una mercancía. La poesía es un no-ser en su relación con esta sociedad capitalista que la oculta y la denigra. Entre ella y la burguesía siempre ha habido y habrá esa negación que las enajena. Siempre ha habido nada. Y esta nada del no-ser mata al poeta de lo inédito; mata al poeta de la poesiasofía. Esto también es la situación de la metafilosofía en donde todo lo que no venga de afuera (Sloterdijk, Deleuze, Zizik, Givone, etc.) es denigrante.
La traición de la poesía y de la metafilosofía a la clase en el poder es inevitable. La traición del poeta le viene a éste de esa relación que existe entre la clase y él. Esto acontece así porque la clase se ha vendido cultural y políticamente en el status quo (en la inmovilidad). Esto es así porque la objetividad, el espejo y la homologación se han roto. La subjetividad es el soy. Es lo que no se pude copiar. La traición es la idea más abstracta de la inmanencia. La traición es la “genialidad de lo sensible”. El “traidor”, este héroe de la negatividad (de la nada), es el antihéroe de la metafilosofía. Él es el poeta de lo bello de este no-ser. Hediendo a muerte, la colonia no resistirá. El poeta-filosófico, pensador o no, es el que molesta. Él es el Molestador. El poeta-filósofo, como el filósofo poeta (Kierkegaard, Nietzsche, Cioran) es el que perturba. El Perturbador le es necesario a la libertá. A la libertá le es necesario el que perturba. Ante este “antipático”, Kierkegaard ha dicho: “Mi actividad personal es algo molesto que los seudónimos obstinada y patéticamente desean . . .conservar en ellos como una oposición antipática”.
El poder ha querido suprimir el mundo. La praxis es, pues, el acto de fe del Imprudente de Dios. La praxis, debido a su osadía, a su desconocimiento, se parece a Dios. La extrañeza del hecho nos atrae. El sujeto está atrapado en lo maravilloso. El sujeto está atrapado debido a la oscuridad luminosa del ser. En esa oscuridad-blanca (en ese oxímoron del serestar) el sujeto se debate desde el mediodía a la medianoche, desde el ser al no-ser, desde la nada a la epifanía. El ser transcurre entre las hilachas y las estrazas. (El ser acontece entre la tristeza y la risa.) El metapoeta no tiene alternativa: atrapado en su (en la) ruptura, está solo. Este es el camino inaudito de la libertá. Y salirse de la soledad política es traicionarse. Pero el gesto del escándalo no puede convertirse en autotraición. La traición tiene que continuar siendo política, objetiva, clasista. La subjetividad ha creado en la república su propia objetividad y su propia abstracción. Nadie puede traicionarla. La república es simultáneamente la abstracción y la objetividad misma. La república-ideal es lo que la demokracia ya no puede pensar. (La filosofía agoniza. La demokracia está grave.)
El poeta-metafilosófico no puede escapar al pecado. ¿Pero, cuál es el sentido de este pecado-metapostmoderno? ¡El colaboracionismo! El colaboracionista es el pecador-idóneo, demokrático y desvalorizado (el presidente de lo relativo, el gobernador de la corrupción-los legisladores de la inmoralidad-), de la postmodernidad. Esta definición del pecado rompe con el concepto de la pecaminosidad-cristiana. ¿Y Dios, dónde está en todo esto? Dios soporta y patrocina el “pecado” del poeta metafilosófico, pero no soporta el pecado abominable de la colaboración. La traición es como la “muerte de Dios” (es como el matricidio, como el incesto, como la pedofilia). En la demokracia todos hemos pecado. Todos se venden (todos odian, todos calumnian, todos blasfeman). Le fe es un objeto de lujo (de la subjetividad). La intimidad se ha convertido en mercancía. La historia de los poderosos ereba. Los colaboracionistas son el mal. La moral de los colaboracionistas es lo excecrable de la ley. La ley pornografía demokráticamente.
El contenido objetivo de la interioridad, del quebranto, de la pira, es lo calidoscopio del Inconsciente: Dios se ha convertido en el carrusel de las posibilidades. Y el místico se ha elegido a sí mismo. Morir o enloquecer puede ser la brutalidad de su elección; puede ser la elección de su brutalidad: el místico ora erótica, política y “ateamente”. El místico imprudencia a Dios, porque Dios, este Ausente, este Fantasma, lo ha violentado desde niño. Pero el místico ebrio de praxis está harto de la inmudanalidad del mundo. El místico no desprecia la realidad, sino que la bebe. Dios es la sospecha misma de una realidad trascendente. El místico, como el metafilósofo, como el héroe, como el esquizo, sólo se hace transparente cuando desaparece (cuando muere). La libertá se torna absoluta.
Esta es la paradoja: la inmutabilidad de la poesía es el devenir (el ser de lo dialéctico; es el movimiento de la dialéctica), el enigma. El poeta, como el filósofo, no poseen límites. El límite no existe. Desde lo paradójico la poesía avanza. Si el lenguaje es el límite del mundo, como presumía Wittgenstein, la poesía, como ruptura del lenguaje “lógico”, lo niega. El ensayo se torna bello. El ensayo se sospecha y se sorprende a sí mismo. Contaminado de poesía, el ensayo desemboca a lo paradójico. La poesía paradojiza y contradice el “sentido” mismo de la lógica. Su lógica-de-ser es más poderosa.
Desde lo inevitable todo está por decirse. El mundo está vacío. Nadie, con sus grandes excepciones, ni lo ha dicho ni lo ha pensado. El mundo se prolonga de tal forma que el lenguaje siempre llega tarde. (El mundo está sin escribirse.) ¡El cerebro del poeta-filósofo se expande! Y la poesía, el Inconsciente mismo, limpia el cerebro, le produce los sueños inevitables; lo-poema, lo inventa. El poeta-filósofo es el Simultáneo de lo esquizo (el héroe, el antihéroe, el epónimo, el ardido, el adonis). El que ubica su vida en el concepto de la metáfora o en la metáfora del concepto. Estos “extraños”, estos citadinos, estos “parias”-del-desempleo, estos suicidas demokráticos, estos desconocidos, estos temerarios, estos audaces, estos turbadores son, pues, la carne misma de la angustia. El poeta se desespera políticamente y piensa. La angustia se convierte en el metafilósofo y canta. Todo está por suceder. Todo está “permitido”. Todo comienza.
Todo está por acaecer. La decisión se ha tornado inminente. ¿Quién escoge a quién? ¿Uno escoge al poeta (el aristarco) o el poeta elige a uno (el ungido)? El ser une (fusiona, manida, liga). El ser, lo extraordinario mismo, es lo que teje y lo que junta. ¿Quién escoge a la rosa? ¿Quién le dice a la rosa que sea rosa? ¿El céfiro, el óreo, el vahaje? ¡Nadie le dice! Esto mismo sucede con el poeta y con el filósofo. Hay una decisión de ser, pero esta decisión está relacionada con las-personalidades-de-lo-esquizo. Alguien tiene que ser el maestro de los prójimos. ¡El poeta o el metafilósofo! “Lo-Mismo” que ha escogido al hombre, escogerá de nuevo. El poeta escogerá lo distinto, lo “ajeno”, lo diferente, en la decisión de “lo-Mismo”. El destino será radical. ¿Paradojo? El poeta es la presencia esencial de la paradoja. El poeta es la paradoja encarnada. (Este “determinismo” es la decisión de la libertá.) La libertá ha decidido verticalmente por sí, aunque a veces decide contra sí. A veces decide puertorriqueñamente contra sí misma. Pero yo he decido ser lo que ya soy (en la potencia de ser). Esta es, pues, la decisión absoluta de la libertá. El poeta prefiere morir antes que venderse. ¡La demokracia está en crisis!
Los candelabros están iluminados.
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23 de abril del 2011
Puerto Rico
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1. La risa es tan pesada como la muerte.
2. Véase Albert Camus, 300.
3. “¿No exhala esta ciudad el vaho del espíritu muerto en el matadero?” (Así habló Zaratustra, 249).
4. Véase Así habló Zaratustra, 278.
5. “Jamás me he arrastrado en mi vida ante los poderosos” (Así habló Zaratustra, 245).
6. En el silencio de los metafílósofos el poder transpira la angustia que no ha podido resolver.
7. Pensamiento Contemporáneo.
8. Véase Tractatus Logico-Philosophicus de Ludwig Wittgenstein.
9. Calígula es todos los presidentes.
10. Jean Baudrillard.
11. Véase a Martin Heidegger.
12. “Caístes sobre mí como sucios fantasmas” (Así habló Zaratustra, 167).
13. Véase Kierkegaard.
14. Véase El instante.
15. George W. Bush como profeta del sarcasmo y de la guadramaña (o de la moyana) y Barack Obama como el rehén de los republicanos. La demokracia se maquiaveliza en las mentiras de Bush y en la debilidad de Obama (en la anemia de Aníbal Acevedo y en la nequicia de Luis Fortuño). Bush y Obama (un Premio Nobel de la Paz falsificado), como sustitutos píos del Papa, recuerdan anacrónicamente a Nerón. Éste mintió al decir que los cristianos habían quemado Roma y Bush mintió al decir que Iraq tenía armas de destrucción masivas.
16. En el sentido popular de los puertorriqueños.17. Véase “Lo significante del falo” en Escrito 2 de Jacques Lacan.
18. Véase “Yván Silén es un poeta místico” en Dios es ateo.
19. Véase Diario de un seductor.
20. Jesús ante los mercaderes (ante los capitalistas).
21. Véase El pensamiento canta.
22. Las palabras extranjeras son las heridas del lenguaje.
23. Véase Kierkegaard, construcción de lo estético, 30.
24. Véase La belleza bruta (2008).
25. Véase Hernani.
26. Véase La peregrinación de Bayoán, influenciada directamente por esta obra de Goethe.
27. Véase Kierkegaard, 31.
28. El subrayado es nuestro.
29. Véase Kierkegaard, 35.
30. La república es metafilosóficamente tan importante como la poesía.
31. Véase Los heraldos negros de César Vallejo.
32. El Festival de la Palabra Anexionista del 4 al 8 de mayo del 2011 en el cuartel Ballajá.
33. Su elección puede ser la esencia de su suicidio intermitente.
34. “Esta es mi sangre. . .que por ustedes es vertida” (San Marcos 14: 24).
35. Véase mi ensayo José María Lima y Ludwig Wittgenstein.
36. Véase mi antiensayo El pensamiento canta o la alegoría del nihilismo (2010).
37. Véase en este mismo libro “Lima y Wittgenstein”.
38. El exterior reaparece.
39. Véase El gran inquisidor de Iván Karamasov. Véase en este libro “Smerdiákov o el deicidio de un idiota”.
40. El exterior retorna. El sentido se ha convertido en lo político que sólo puede expresarse en la metafilosofía y en la poesía.
41. Esto también sucede con el músico y con el matemático.42 Esto está relacionado con el amor al destino.
NOTAS:
Adorno, TH. W. Kierkegaard. Akal, Madrid, 2006.
Baudrillard, Jean. América. Editorial Anagrama, Barcelona, 1987.
Heidegger, Martin. Ser y tiempo. Fondo de Cultura Económica, México, D. F., 1962.
Kierkegaard, Sören. El instante. Editorial Trotta, Madrid, 2006.
Lacan, Jacques. Escrito 2. Siglo XXI Editores, México, D. F., 1984.
Nietzsche, Federico. Así habló Zaratustra. Alianza Editorial, Madrid, 1983.
Todd, Olivier. Albert Camus. TusQuets Editores, Barcelona, 1997.
Sloterdijk, Peter. Crítica de la razón cínica. Ediciones Siruelas, Madrid, 2004.
Vallejo, César. Los heraldos negros. Cátedra, Madrid, 2001.
Wittgenstein, Ludwig. Tractatus Logico-Philosophicus. Alianza Universidad, Madrid, 1975.