En el presente blog puede leer poemas selectos, extraídos de la Antología Mundial de Poesía que publica Arte Poética- Rostros y versos, Fundada por André Cruchaga. También puede leer reseñas, ensayos, entrevistas, teatro. Puede ingresar, para ampliar su lectura a ARTE POÉTICA-ROSTROS Y VERSOS.



martes, 11 de enero de 2011

POEMAS DE XAVIER OQUENDO TRONCOSO


Xavier Oquendo Troncoso, Ecuador




TIEMPO DE HIJOS



A los tres Jotas de mi vida.

I

En el fondo de los vientos
habitan los ángeles
que parecen otros vientos
que se juntan con los vientos normales
y entonces forman los colores de las brisas
que los hijos ven,
y nosotros creemos que es el viento.
Pero son los ángeles caídos
que quieren jugar a ser viento.



II

Mira hijo,
allá hay un fino ángel
que quiere jugar con el fuego de tus ojos.
Y por allá han aparecido otros seres nuevos
que no son los juguetes de la casa
ni los que encontramos en las ramas de los árboles.

No te tardes mucho con ellos
que tú no tienes alas
para tapar el frío de tu asombro.




III

Es el silencio ahora.
El silencio está de noche ahora.
El hijo duerme conmigo
y el silencio se prende en las luces de la ciudad.
Entonces se ven las luces dentro del silencio
y el niño se despierta y ve el silencio que le rodea
y duerme
como la ciudad
y la noche.



IV

Es la madre y el padre
y los hijos que se van haciendo
en el zaguán de los años.
Y esos sofás y esos adornos y cristales
y esas maderas y los libros, son la casa.
Y la casa son los hijos que se leen nuestros libros
y los libros que se van haciendo hijos de los hijos.
Y las cobijas y los almohadones donde duermen
todos los animalitos fabricados en cuentos
que han leído los hijos
y que se hacen realidad en esta casa
que es el hijo de la casa y la casa del hijo.


(De “Salvados del Naufragio”, 2005)

viernes, 7 de enero de 2011

The universality of freedom- Lia Karavia


Ershad Kamol writes on Prison, a monodrama written by a Greek author, translated in Sami,
performed by a Norwegian group and directed by a Bangladeshi. photo by Snigdha Zaman




The universality of freedom



Ershad Kamol writes on Prison, a monodrama written by a Greek author, translated in Sami, performed by a Norwegian group and directed by a Bangladeshi

photo by Snigdha Zaman
As soon as the performance started, the acting prowess of the seasoned actor Anitta Suikkari, in the role of Nina, created the illusion in the viewers’ minds of them being in a prison, which symbolically stood as a barrier to the freedom of thought of many minorities across the world, in the monodrama titled ‘Prison’.

Suikkari started her heart-wrenching narration walking down memory lane, in the dramatic monologue form, on the performance stage, three sides of which were blocked with white painted walls, resembling a prison cell.

The playwright of ‘Prison’, Lia Karavia, was politically victimised by the army dictator in Greece and sentenced to jail. But the play she has written from her personal experiences does not restrict to any individual’s experience, rather it deals with a universal topic: an anti-racial struggle.

The protagonist of the play Nina narrated the physical and mental torture she faced for expressing her thoughts in her personal life. But her personal bitter experiences take a universal form when the characters state that such issues of freedom and discrimination have been quoted several times in the Bible and in the writings of the great philosophers, playwrights, revolutionaries and singers across the world, but no change has been made so far.

Rather, such noble words have been sealed in the coffin by the rulers, by creating obstacles in different shapes, the character observed in her narration.

Kudos goes to actor Anitta Suikkari for depicting wonderfully the mental explorations of the convicted Nina, going through diverse human emotions throughout the powerful narration, with gestures and spontaneous body movements onstage.

The stream of words in Nina’s narration shifted quickly from one emotion to another —mental strength, humour and fantasies, although the oppressive regime keeps her in a solitary cell to break her spirits.

The Norway-based Finnish actress Anitta Suikkari’s skilful rendering of the emotions and reactions of a complex character like Nina left the audience spell-bounded, overcoming the language barrier. The energetic actress also enacted several other characters that Nina encountered, to create visual images of her narration.

A message of equality was delivered at the closing part of the play when the protagonist expressed her desire to have a physical form incorporating the best features of limbs from different ethnic groups such as the silky, oily hair of the Japanese and the inherent physical strength of Kenyan runners. Freedom of thought is once again highlighted in the last line of the play, ‘You can keep me here forever, but my mind works, it travels, it flies!’ in Sami language, with English subtitles, projected on the white walls of the set for better understanding of the people.

The Norway-based Bangladeshi director of the play Kamaluddin Nilu, also deserves plaudit for his directorial composition and for successfully creating images and visual expressions of the monologue. Those who are acquainted with Nilu’s style of directing monologue-based productions know that in case of such compositions, Nilu remains well focused and gives great effort to create visual images of mental explorations through performances of the actor synchronised with simple music, set and light effects.

His direction of ‘Prison’ is also a good example of dealing with such a complex issue through simple but effective composition.

The play was presented to the Dhaka audience by the Norwegian indigenous theatre group Beaivváš Sámi Teáhter. Recently, the troupe staged three shows of the play at the Experimental Theatre Hall of Bangladesh Shilpakala Academy in Sami language, which had been translated from the Greek original play by the playwright herself.

The troupe members have translated the play in Sami language from the Greek to be staged across the globe by the Sami community, especially in Asian, African and Latin countries, informed an organiser. The performance was arranged in collaboration with Bangladesh Shilpakala Academy and Centre for Asian Theatre.

Before coming to Dhaka, Beaivváš Sámi Teáhter, a troupe of Sami ethnic community in Norway, staged ‘Prison’ in Nepal.

Published in newagextra,December 17-23, 2010



lunes, 3 de enero de 2011

En memoria a Francisco Ruiz Udiel- por Alberto Destéphen


Alberto Destéphen, ADECA(Honduras)



En memoria a Francisco Ruiz Udiel




Un poeta es un soldado de la luz,
el guerrero incansable
contra las oscuridades,
el que grita el dolor
“porque alguien llora en su sueño”.[i]

Un poeta es quien nombra la eternidad
con la espada de sus estrofas,
es quien sostiene sobre
cuatro elefantes
la oscuridad del hombre.

El poeta cohabita
entre los ruidos de las ciudades,
entre los hombres sordos
y ciegos que caminan por las avenidas;
hay un camino,
una esperanza.

El poeta bebe
de la fuente que brota del infinito,
del árbol de la vida
del barro de la esperanza,
de la poesía que hiere las sombras.
en busca de la providencia del oriente;
aunque a veces su fe se desvanezca
frente al delirio y la angustia,
como un niño llora lágrimas blancas
y su amor sueña la muerte,
que es exacta Y PRECISA.
Y NADIE JUZGUE
porque es interminable el rio de la vida.

El poeta SIEMPRE ESTA parado en el poniente
del mar,
que siempre nos espera,
que no esta ciego, ni sordo
y conoce las profundidades,
su amor, sus razones
y lo espera con ternura infinita.

Alberto Destéphen, ADECA(Honduras)

Psdt: Hermanos en la poesía, propaguemos la poesía de Francisco Ruiz Udiel, el mejor honor que podemos dar a la memoria de un poeta que vive en su poesía.



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[i] Frase del poemario “Alguien me llora en un sueño” de Francisco Ruiz Udiel.

domingo, 2 de enero de 2011

LA POESÍA EN LA ÓRBITA NERUDIANA- MIGUEL FAJARDO KOREA


Lic. Miguel Fajardo Korea (Costa Rica)
Universidad Nacional de Costa Rica




LA POESÍA EN LA ÓRBITA NERUDIANA



Lic. Miguel Fajardo Korea (Costa Rica)
Universidad Nacional de Costa Rica




El arte de la poesía tiene en Pablo Neruda (Chile, América y todo el mundo) a uno de sus más significativos exponentes. Su vasta obra es un archivo del alma universal, que partió de Chile y se arraigó en cada una de las geografías del planeta. El centenario de su nacimiento (1904-1973), no pasó inadvertido durante el XII Festival Internacional de Poesía de Bogotá. Neruda es un Maestro, a quien todos hemos leído, no importa el país, la ideología o la edad, pues la poesía no acepta condicionamientos.
Su Oda a la Poesía es un intenso texto, conformado por 120 versos, dividido en cuatro apartados, con sendos nudos de significación. En el primero de ellos, de 17 líneas, el yo lírico enuncia que tiene medio siglo de caminar con la poesía, y cual fase evolutiva refiere tres momentos decisivos:
“Al principio
me enredaste los pies”
(…) “más tarde te ceñiste
a mí como los dos brazos de la amante”
“Luego/ te convertiste en copa”.

Llama la atención la simbología utilizada “pies, brazos” y “copa”. En mi criterio, corresponden a una experiencia tríptica: los pies enraizan el contexto continental desde donde el caminante nerudiano establece su perspectiva artística. Desde América, a partir de nuestra dolorosa, pero esperanzada América, el poeta alza la copa del verbo. Sus brazos funcionan como un acto de celebración victoriosa de la palabra. Ese nacimiento con la palabra es una investidura conquistada. Neruda habla de la poesía, mas no la define, porque el ejercicio de dicho acto creativo es indefinible, por lo tanto, él propone acercamientos elementales.
En la segunda parte, de 51 líneas, el yo lírico pone en evidencia que:
“hermoso
fue
ir derramándote sin consumirte (…)
ir viendo que una gota
caía sobre un corazón quemado
y desde sus cenizas revivía”.

En este contexto, el yo lírico le confiere a la poesía la capacidad de revivir desde las cenizas, con lo que el caminante inicial establece un vaso comunicante, indagador, por ello, aduce: “Tanto anduve contigo/ que te perdí el respeto” y le endiña diversos índices cotidianos, pues la pone a trabajar en las lavanderías, en las panaderías, con las tejedoras, en la metalurgia, a pesar de todo “seguiste conmigo andando por el mundo”.
En este apartado, la poesía emerge como un plural oficio cotidiano, sin fronteras ni discusiones. Está ahí, en esos cronotopos, pero también en los que no han sido dichos. Esto es así, ya que la poesía ha ido madurando y “Hablabas/ahora/con voz férrea”. El endurecimiento ablanda las manos y los corazones; es una posición de férrea convicción, dado que “me ayudaste a no caer de bruces”.
La poesía, en el universo nerudiano, se torna extensiva, solidaria, rehumanizadora:
“me buscaste compañía,
no una mujer, no un hombre,
sino miles, millones”.
Dicho aserto lírico conceptualiza su inimaginado viaje. La poesía es un viaje sin pasaporte. Enclavó en el mundo, para permanecer en el corazón de la memoria, en el recuerdo de la identidad y en la actitud de nuestra América contra fronteras estrechas y baladíes..
En otro estadio de su universo, el hablante lírico la convoca:
“juntos, Poesía,
fuimos
al combate, a la huelga,
al desfile, a los puertos,
a la mina”.
El hablante pluraliza el discurso para enfrentarse a lo multitudinario, porque su función social y humana es extensiva con el abrazo y la solidaridad, en clara apuesta con los miles de millones menos favorecidos en todo el planeta, es decir, el acento nerudiano establece un referente social colectivamente abierto y solidario:
“Nos esperan grupos
de obreros con camisas
recién lavadas y banderas”.
El tercer apartado, de 19 líneas, el hablante apela a una rehumanización del arte, porque, ahora:
“todos
se acostumbraron a su vestidura
de estrella”.
El yo lírico apela, entonces, a que la poesía cumpla su tarea y dé firmes pasos entre los humanos. Le pide que sea “utilitaria y útil”. Enumera una diversidad de elementos para conformar varios símiles, a saber: metal, harina, arado, herramienta, pan y vino; con ello, establece un sistema recolectivo en donde la poesía esté dispuesta:
“a luchar cuerpo a cuerpo
y a caer desangrándote”.
Con base en lo expuesto, asistimos, ahora, a la lucha frontal de la poesía contra la injusticia, la insania, los dolores, el llanto, contra todos los silencios, todos los días del martirio. Si Neruda estuviera, físicamente entre nosotros, continuaría denunciando, con su poesía, las sangrías de la patria americana.
No cabe duda de que la globalización del dolor abre los espacios para la solidaridad. La violencia de tantos siglos nos desgarra, nos anuda la garganta o nos deja verter lágrimas, secretas y públicas. La poesía exangüe es una órbita de reflexión cotidiana en el espacio nunca cerrado de la mirada nerudiana.
El cuarto apartado, de 37 líneas, establece diversos amores; ahora, “le da las gracias a la poesía por adquirir diversas situaciones actanciales: esposa, hermana, madre, novia, ola marina, azahar, bandera, pétalo, campana o granero. Se plantea, entonces, una estrecha conjunción entre la humanidad y los elementos simbólicos de la tierra.
El hablante lírico da las gracias a la poesía por cada uno de sus días terrestres. Le agradece su compañía desde:
“la más enrarecida altura hasta la simple mesa
de los pobres”.
Su apuesta tiene la certitud de su honradez, de lo cotidiano elemental por lo común, por lo genérico, porque él quiere ser uno de ellos, no importa su nacionalidad; desea compartir su horizonte de expectativas peregrinas:
“me levantaste
hasta la altura insigne
de los hombres comunes”.
Seguidamente, el hablante invoca a la eternidad de la poesía: “mientras me fui gastando/ tú continuaste”, con frescura e ímpetu, es decir, con vida, con verdad telúrica.
El yo lírico conoce los límites de su finitud, pero sabe, con certeza, las de su pasión poética. Se plantea, aquí, el tópico del río, su discurrir eterno, la extensión del agua como propuesta de canto eternamente terrestre:
“como si el tiempo
que poco a poco se convierte en tierra
fuera a dejar corriendo eternamente
las aguas de mi canto”.
Pablo Neruda, nuestro chileno universal, quien tanto le cantó a nuestro continente, con el compromiso humano de ser, con la visión planetaria del hacer y con una cernida propuesta solidaria en el decir, es uno de los creadores mayormente universales, porque desarrolló una concepción amante de su poesía, un magisterio abierto con su palabra y una vocación inclusiva con los desheredados, con los menos favorecidos, con los miles de millones, desde todos los acentos de la piel.
Su poesía es un testimonio de lo interior y de lo exterior humano. No fue neutral, tuvo la valentía de creer en el ser y en el hacer, por esa razón, vibra en el archivo escritural que es su poesía, una profunda adhesión con las filiaciones del individuo, con la tradición, el conocimiento y la renovación permanentes. Con el imprescindible José Martí, creyó en que el hacer es la mejor manera de decir, como una responsabilidad estelar que nos compete a todos sobre la faz de nuestro tránsito terrestre, como dijera la escritora costarricense Eunice Odio.
Este acercamiento a su “Oda a la Poesía” es un homenaje, a quien tanto debemos, desde múltiples facetas: como ser humano, luchador, ideólogo. Al poeta, al maestro, al cantor de siempre…
Concluyo esta suscinta mirada en la órbita poética del gran Pablo Neruda, y hago mías las convicciones de sus propias palabras:
“Nuestras estrellas primordiales son la lucha y la esperanza. Pero no hay lucha ni esperanza solitarias (…) solo con una ardiente paciencia conquistaremos la espléndida ciudad que dará luz, justicia y dignidad a todos los hombres.
Así la poesía no habrá cantado en vano”.

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N. d. E: Ponencia presentada por el Lic. Miguel Fajardo Korea, en el auditorio José Eustacio Rivera, de Corferias, durante el XII Festival Internacional de Poesía de Bogotá, Colombia.