En el presente blog puede leer poemas selectos, extraídos de la Antología Mundial de Poesía que publica Arte Poética- Rostros y versos, Fundada por André Cruchaga. También puede leer reseñas, ensayos, entrevistas, teatro. Puede ingresar, para ampliar su lectura a ARTE POÉTICA-ROSTROS Y VERSOS.



miércoles, 6 de noviembre de 2024

Adrián Díaz Aguirre: Invasión en la memoria de lo cuántico

 

Adrián Díaz Aguirre:

Invasión en la memoria de lo cuántico

 

Lic. MIGUEL FAJARDO KOREA

Premio Nacional de promoción y Difusión Cultural

minalusa-dra56@hotmail.com

MIGUEL FAJARDO KOREA


Adrián Díaz Aguirre nació en Nandayure, Guanacaste, Costa Rica, en 1947.

Escritor, actor, director escénico y educador. Ejerció como profesor de Español en 14 instituciones de secundaria. Académico en las áreas de español y didáctica, pedagogía transdisciplinar, Andragogía, Artes Escénicas, Expresión Corporal, Dicción y Vocalización. Trabajó en la UCR, UNA, ITCR, Universidad La Salle y Universidad San José.

Su formación académica incluye: Bachillerato en Teatro y Didáctica, Licenciatura en Educación de Adultos, Licenciatura en Didáctica y Enseñanza del Español, así como Licenciatura en Literatura y Lingüística.                        

 Asesor de Español. Dirección Región Educativa Liberia (2004-2005).  Asesor Nacional de Español, Educación para Jóvenes y Adultos (2006). Asesor Nacional de Español  I y II ciclos (2007-2012).

Dirige el Colectivo Literario (2018) y el Colectivo Escénico “Producciones Tulasi” (1985), donde realiza sus trabajos escénicos desde hace 40 años.

Actor y director teatral en una veintena de obras, en grupos como: Boruca, Talamanca, Sibú, Hora Cero, Teatro Universitario, Esfera o Burbuja.  Ha contado con direcciones escénicas de Jesús Cuadrado, Jean Moulaert o Stoyan Vladich

Obra publicada: Poemas de antes (1981 y 2022); Los pies del silencio (2011). Invasión: 7 alternativas poético-cuánticas para invadir tu YO Supremo (2021).

Incluido en la antología Hilos sueltos (2024), del Colectivo Literario y en GUANACASTE. POESÍA ENTRE SIGLOS (1824-2024), de Miguel Fajardo (Euned, 2024).

***

Díaz Aguirre, Adrián. Invasión. 7 alternativas poético-cuánticas para invadir tu YO Supremo. Columbia, Estados Unidos: Amazon, 2021:187. Colección Utopía. Prefacio del escritor. Prólogo del novelista Francisco Vallejo Fernández. Portada e ilustraciones capitulares: William Sánchez Coto, Diagramación: Mercedes Moreno Loor.

El hablante lírico utiliza siete infinitivos verbales sobre los cuales traza los apartados de su denso e intenso poemario, a saber:  irrumpir, incursionar, ocupar, asaltar, conquistar, tomar e invadir. Los editores escriben: “la travesía la realiza el hablante, en un verdadero descenso y al final situarse, en un punto de partida, con las mochilas de libertad, para iniciar el ascenso, porque ha conquistado su propio yo, situación reflejada, con toda claridad. En el poema final” (p.6).

Inicia con un poema -A mi padre eterno-. Su final es un sistema recolectivo estupendo “¡Si me lo permites! / -te doy mi canto / te doy mi mente… / -Te doy mi cuerpo / te doy mi acción… / ¡TE DOY UN ABRAZO SUPREMO! (DESDE EL CENTRO INFINITESIMAL de mi existencia). Solo para celebrar Tu advenimiento” (p.25).

El tema amoroso en dual, tanto de alegría como de reproche; de gozo y despedida.  “Mi sacrificio se concreta / en una especie de compromiso / con tu cuerpo… / Me lanzo desde tu cuerpo, puerto seguro, / para consumar la elevación de tu vida (…) ¡Todo se consumó! / Nos bastaron 17 años para llegar hasta / el engaño y el cansancio” (pp.29-30).

En otro poema, se cita a otra mujer, Vlada, con una gran dosis sensual “Hoy solo percibo los filamentos eróticos de tu cuerpo / y los hilos que dibujan tus movimientos… / ¡Adorable, la más adorable! / No hay duda…” En este poema, el hablante refuta los encajes de la modernidad sobre el espacio corporal “Desprecio tus tatuajes que se emplastan sobre la ternura de tu piel, / aborrezco el mal gusto / de los mercachifles, que manipulan tu belleza para decorar tarros y / hojalatas” (p.32).  Es decir, una censura objetiva contra quienes ven el cuerpo de la mujer como un objeto mercantil, como un objeto de cambio.

En “Sentidos” se manifiesta otro tipo de experiencia en el amor materialista, es decir, en su caída, el desamor “¡De todos modos tenía carita de inocente! / Mis sentidos la encubrieron y la perdonaron… ¡Yo no! / Yo la juzgué. / Yo la condené. / Dicté sentencia, /y/ la olvidé… / ¡El tiempo me coronó la frente! / Con nuevas alegrías”. (pp.49-51)-

En “Ilona”, el hablante usa un lenguaje frontal “La política, la geopolítica, la expolítica, los apolíticos y los contrapolíticos. / ¡Me vale mierda! (p.36), y así con una serie de seres etiquetados, no necesariamente, como seres humanos.

El discurso sobre la “Libertad” es acusador “¡Libertad tonta en el planeta de los encierros! / ¡Cárcel cósmica” / Vestida de azul / girando en la órbita / de tus caprichos”. (p.39).  Ya sabemos que en nombre de la libertad mal entendida se han cometido atrocidades, se han inventado guerras, por eso el concepto de “Cárcel cósmica” que endiña el hablante.

El mercantilismo sexual encuentra eco en la denuncia de la voz lírica de este poemario de Adrián Díaz Aguirre: “me da igual venderte en un templo, / que en una escuela… Trasegarte en un barco / o en un furgón, en largas caminatas, chancheteando / mares y ríos… ME DA IGUAL!!! / En todo caso el negocio es “On-line” … / ¡Los verdaderos rostros! /Los oculta la Web. / Los disfrazo con tripledoblepuintocom /Me basta un hastag / ¿Para qué quiero las redes? / Para la pesca, solo requiero de tu afirmación…” (p.45)

“Plenilunio” aborda el tema de la corporalidad del factor humano “Somos aventura y marea baja, / plenilunio y crecida del infinito que se destaca entre las algas y / los corales de tus pies, perforando mi corporeidad… somo la / alegría escondida entre lo vulgar y lo profundo, eternos / buscadores de placer, abejorros estivales con margaritas / deshojadas y caracolas entre las manos…” (p.47).

En este orbe lírico hay un espacio para los “Compañeros”, en el año de los desencuentros (2012). “Adiós compañeros, las mariposas de la libertad acarician mi frente, / el sol ilumina mi marcha, las uvas de los vinos sagrados me acompañan para brindar / por sus vidas, para brindar por la alegría y por la fiesta que nos mantiene unidos” (p.55).

“Sonata en mí” es un texto muy intenso y de gran reflexión en las relaciones sentimentales y en las corporalidades: “Pintado de azul se oscureció el camino / ¡Ganaste la partida! / Las olas partieron en mil pedazos mis alegrías… / mi tabla se desliza en marea baja hacia los abismos / más obscuros de tus obscenidades (…) Mitad hombre / mitad jade. / Perfectamente dispuesto a sumergirme en los océanos / y en los horizontes de tu femineidad… / Dispuesto a hundirme en la obscuridad ominosa de mi / masculinidad fragmentada…, en el desayuno cósmico de los titanes patriarcales: / Mitad pájaro / Mitad vuelo / Mitad canción / Mitad luna, con la dualidad a cuestas / para tragarme tus dolores / mitad llanto / mitad océano. / Con las mitades girando contra el mundo…” (pp.67-68).

En la tercera alternativa dedica el poema “Albañil” a su padre Solón. Es un texto holístico desde el amor filial “En la albañilería de tu ternura, / palacios, templos, fortalezas, / bosques, pájaros y grillos / arena, cemento y mortero; / todos convivimos, como un abrazo / por la magia de tu plasticidad…” (p.74).

En “Ícono”, el hablante denuncia situaciones históricas en contextos reflexivos; “Somos un poquito más que eso: somos humildad sin realizar, / somos guitarra y óvulo / somos mariposa y esperma, saxo y paz… / somos negro y lamento, en la cuna de la esclavitud, somos negro / en la historia escrita por blancos, y llorada por mestizos. / Somos indio / barro, americanos / cobrizos, exploración fallida, / por la aberración de los marinos / abuelos, españoles, / sátrapas (…) Somos el holocausto que nadie relata, somos 70 millones de muertos / que construyó un continente en el silencio de la vergüenza” (pp.78-79).

En “Orgasmo”, el hablante lírico inquiere sobre su origen “Soy el producto de una / EXPLOSIÓN…/ Dentro de todos los absurdos posibles, soy, / “El big bang” de una relación en pareja… (…) / Ahora sé que soy el agradecimiento y la / gratitud orgasmizada de mis viejos” (p.83). Igualmente, en el libro se plantean inquietudes existenciales de su ser como parte del factor humanidad.

En el escenario político festivo de fin de año, el yo lírico explosiona con crítica mordaz: “Los techos herrumbrados de mi país / golpean mi frente, / todos los políticos se creen Pericles, / se pavonean en el desfilo del 26, / sobre caballos estresados, orgullosos de vivir, / en una “democracia centenaria” …/ entre birra y birra, todos pregonan lo mismo (…) / ¡Chile no se me olvida! / ¡Tlatelolco tampoco! / ¡Alcoa fue una diversión callejera! / ¡Qué planeta! / ¡Mi cumpleaños! / ¡Qué mierdero! / ¡No importa, vamos al tope! (…) ¿Quizás el mierdero lo limpien con inteligencia artificial, / o computación cuántica” (pp. 89 y 92).

En la sociedad materialistas en la que vivimos, la voz del bardo de Nandayure se deja escuchar para censurarla “Hoy me ganó el glamour… / Rusia ensaya su nuevo misil ¡Hipersónico! / Dos autos colisionan salvajemente, / ¡En la pantalla pequeña! / ¡Con toda la fuerza de la palabra! / ¡Con suma precisión! / Se modela mi mente, / ¡En la pantalla pequeña! / Hoy me ganó la demanda del consumo (…) ¡En la pantalla pequeña! / Todas mis emociones se transfirieron al celular…” (pp.95-96).

En “Hebras” menciona la sociedad de consumo en la que estamos metidos hasta las orejas “¿Y qué importa? / La canasta básica ya contempló, / el gasto de tu terapia, / el alimento del gato, / el mat de tu gym, /tu clase de yoga, / las lechugas de tu canario, / a tu psicólogo preferido, / creo que necesito un gel / de máxima fijación… para no / desfigurar los años” (p.103).

“Instantes” es una reflexión sobre la fugacidad del tiempo, o bien, la eternidad de presencias-ausentes: “Aunque tú no lo digas, / a escondidas sueñas conmigo. / Aunque tú no lo digas, / a escondidas lloras mi ausencia. / Aunque tú no lo digas, / crees que fui una mentira del destino. / Aunque tú no lo digas, / vives la mitad de tus días” (p.105).

“Akuti” es un texto hermoso desde el sentimiento amoroso de un padre por su hija, Adriana, que resume en un monoverso “Contigo, mis caminos tienen corazón…” (p.117).

 “Lengua: Madre” lo dedica a Mamalita, su madre. El sentido de gratitud es hermoso: “Porque las fábulas las aprendí en tus regazos / contando migas y boronas / de tus panes preferidos: / desde Darío hasta Esopo, / desde Homero hasta Martí… / Gracias Madre por tu oficio de lectora. / Gracias Lengua porque leíste mi vagancia / Gracias / Madre / Porque naciste / Y porque fuiste mi madre” (p.133).

“Blindaje” retoma el tema amoroso que traza el poemario en diversos contextos “Así como tu imagen entra en el espejo, penetro en tu cuerpo, / para trascenderlo…/ Porque Yo soy la eternidad. / Porque Yo soy el océano que / sacia tu sed…  (pp.141-142).

“Monólogo” es un grito de liberación, de exculpaciones, de fuerzas liberadoras “No quiero que importunen / mis momentos… / No quiero que invadan mis espacios / de luz y soledad. / Tengo escondrijos y apegos, / ¡Y a quién le importa? / Tengo obscuros pensamientos / y sensaciones criminales. / ¡Y quién es lo suficientemente fuerte para venir por mí / Y liberarme…” (p. 149).

“Pupilas” es un poema que se adentra en el alma crítica de “Guanacaste, mi Guanacaste: / cebo, tasajo y mulas, / territorio empobrecido, / siglo XVIII, vals y miseria… / marimba y latifundio, / tahona y esclavos disfrazados, / un poco de piel de jicote, para que / la fajina no sea tan amarga (…) Mis pupilas seguirán cerradas, / dentro del cerco de tus párpados… / y mi paz seguirá siendo tu paz, de los cementerios… / Y mi “Anexión”, seguirá siendo la venta de La Guanacastequidad… / Guanacaste, territorio de orejas, / que no supo oír las campanas de la AUTONOMÍA…” (pp. 156 y 159).

“Misil” “Con un misil teledirigido / se fragilizó mi masculinidad, / ¡Desde un iphone four, cinco o no sé! / ¡La Tecnología también ayuda! / ¡Las TIC’s no fallan! (p.179).

Albert Einstein (1879-1955) afirma: “El ser humano forma parte de la totalidad espacial y temporalmente limitada a la que denominamos universo y, en una especie de ilusión óptica, se experimenta a sí mismo, a sus pensamientos y a sus sentimientos, como algo separado del resto.  Esta ilusión es un tipo de prisión que nos circunscribe a nuestros deseos personales y al afecto por las personas que más cerca se hallan de nosotros.  Nuestra tarea es liberarnos de esa cárcel y ampliar el círculo de la compasión hasta llegar a abrazar a todas las criaturas vivas y a la totalidad de la naturaleza, en todo su esplendor” (en Araya Monge, R. 2006: 199-200).

Felicitamos al poeta Adrián Díaz Aguirre (Costa Rica, 1947), por esta densa e intensa obra integral, que muestra 7 alternativas cuánticas. INVASIÓN. Un libro para adentrarnos e invadirnos de la vida en sus múltiples dimensiones. Aquí y ahora. Hagámoslo, antes de que sea demasiado tarde. “Un día a la vez, sin ayeres ni mañanas. Un día a la vez”.  Ahora mismo.




domingo, 3 de noviembre de 2024

Jaime Gurdián: Caminos de dolor en tiempos de destierro

 

Jaime Gurdián: Caminos de dolor en tiempos de destierro

 

Lic. Miguel Fajardo Korea

Premio Nacional de Promoción y Difusión Cultural

minalusa-dra56@hotmail.com

Lic. MIGUEL FAJARDO KOREA


Jaime Gurdián Méndez (Nicaragua, 1954) ha publicado su novela Una esquina en el tiempo. San José: Lara Segura & Asoc. Editores, 2023: 94 pp. Asimismo, se encuentra en los catálogos de Amazon. Criterio en la contracubierta del costarricense Miguel Fajardo.

Jaime Gurdián Méndez es doctor en medicina, Universidad Nacional de La Plata, Argentina. Posgrado en Psiquiatría en la Universidad de Costa Rica. Ha ejercido la docencia.  Ha publicado “León, postales y otros poemas” (Guatemala, 2003 y “Poemas sueltos” (Costa Rica, 2003). Publicó su novela Una esquina en el tiempo (Costa Rica, 2023) y en Amazon (2024). Mantiene producción literaria inédita.

El proemio de cinco párrafos condensa los caminos de dolor y destierro: “Hace ciento cincuenta años, los armenios de Turquía, eran sombras de sombras por la península de Anatolia, expulsados al olvido y a la nada, cientos de miles de hombres, mujeres y niños fueron arrastrados al horror del desierto sirio y se dice que muy pocos lograron llegar (p.13).

El narrador maneja los hilos discusivos de su trama.  En ese sentido, ubica geo-espacialmente.  Asimismo, ofrece detalles históricos sobre el origen de los personajes de su novela. Igualmente, da señales de alguna esperanza en el regreso, algún día, cuando haya luz y tolerancia: “Allá queda la vieja Armenia de nuestros padres y abuelos, donde sé que volveremos algún día de luz, cuando la tolerancia nos envuelva a todos y nunca olvidemos de dónde venimos, y que nuestra sangre es de la cuna del Patriarca Jafet, hijo del Padre Noé, en las faldas del santo nombre Ararat, donde todo comenzó(p.78).

Luego, establece una ubicación tripartita con un marco histórico, político y religioso de la capital de Armenia: La Antigüedad de Ereván, capital de Armenia está acreditada en una estela del Rey Urartu I, que menciona la fundación en el 782 a.C., es una de las ciudades más antiguas del mundo.  Fue disputada por persas, romanos, partos y musulmanes.  Fue el primer estado cristiano antes de la Roma de San Constantino el grande, fue con San Gregorio, el iluminador (257-330 a.C.)”, (p. 80).

Asimismo, focaliza una fecha que será recurren te a lo largo de su texto narrativo: “Fue en Ereván, capital de Armenia, aquella tarde de un 21 de setiembre de 1785, en que Johan Heinrich Urvián vio al monje Zen cruzando el parque San Gregorio, hacia la catedral del mismo nombre” (p.79). Ese día y ese mes, con diferentes años, tendrán reiteradas menciones a lo largo de su novela, 20 veces, dato que lo convierte en un simbolismo de apelación.

En otro orden, en ese proceso de construcción del marco narrativo, se centra en el apellido, sus labores, el origen del apellido y su significación en armenio, todos esos elementos del discurso operan como elementos que añaden sentido y significación a la construcción narrativa de su cuerpo novelesco: “Los Urvián eran una familia pacífica y laboriosa, con antecedentes de ser agricultores y maestros del cuero, su apellido venía de “Kurdjián”, que significa en armenio “Hijo del curtidor de cueros” (p. 84).

Finalmente, en una especie de sistema recolectivo, cita a los hijos: “Eran tres hermanos hijos del armenio, Johan Henrich Urvián y de Roeline Marie Garvels que en los viejos daguerrotipos se veía bellísima, alemana descendiente de armenios, fruto de un amor prohibido y torrencial, lleno de pasiones y exilios, ellos están enterrados juntos en Navarra, España” (p. 59).

La novela inicia con los prolegómenos de la llegada de Harry Houdini: “El 21 de setiembre de 1915 amaneció azul y alegre, después de una noche lluviosa y sofocante, la ciudad entera esperaba la venida del gran mago Houdini (…) que pretendía desenmascarar a los espiritistas y sinvergüenzas, que estafaban a las almas buenas que querían comunicarse con sus seres queridos muertos” (p.17).

El narrador hace un despliegue detallado de dicho acontecimiento, asimismo, lo complementa, en relación con el objetivo de tan esperada visita: “Houdini agradeció la hospitalidad, brevemente explicó que no venía a hacer magia, porque la magia no existía, que él era un desenmascarador de los espiritistas que le robaban a la gente crédula, que desde que su madre murió trató de comunicarse con ella, y jamás lo logró, era un trato que hicieron en vida y conoció a los embusteros espiritistas” (p.20).

Ofrece detalles de las figuras de autoridad que llegan a recibir a Houdini: “Lo esperaba el obispo, con la comitiva del gobierno y el delegado presidencial, el alcalde Poncio Arrieta y su flamante esposa doña Caridad de Arrieta y las “Damas azules” del asilo blanco, con doña Gilma Valladares de presidenta vitalicia” (p.19).

 Las señales de corrupción se expresan en este párrafo: “Esto había provocado una excomunión ad eternis al alcalde, y a la directiva del Teatro por permitir tal aberración, pero ya don Poncio Pilato Arrieta, se había adelantado a la Curia, diciendo que el 50 % de las entradas irían a parar, directamente al Hospicio de huérfanos del padre Dubón. Esto calmó la excomunión” (p.22).

La expectación por las presentaciones de Houdini era desbordante y el narrador no deja escapar la oportunidad para hacer eco de ello “Apenas subió el maestro, el profesor Houdini dijo: no puedo continuar.  En realidad, no puedo empezar, en esta sala hay alguien que tiene una fuerza mental más grande que la mía, y me impide concentrarme, le pido por favor, y con todo respeto, por toda la audiencia, que abandono este lugar, si es posible, y el inmenso silencio fue roto por una gran exclamación y aplauso al levantarse el Maestro Isaac Paguaga, quien tenía fama de sabio, médico y parapsicólogo” (p.26).

El indicio preseñalado se confirma más adelante, cuando el narrador expresa: “Parece que don Poncio Pilato Arrieta terminó preso y luego murió en el exilio en Guatemala, solo y abandonado, porque no tuvo hijos en sus tres matrimonios, salieron acusaciones de corrupciones y chantajes indecibles, además, sospechas de envenenar a dos de sus tres esposas, muertas en razones muy extrañas: insomnios terribles, malarias y desintegración del cuerpo” (p.32).

 Durante las presentaciones de Houdini existe un acto que propicia la fuga amorosa de una pareja.  El narrador lo explicita así: “El acto sirvió de flechazo entre el joven Hafid y Caridad, obligada a casarse con el andropenio de Poncio Arrieta, por razones de familia, venida a menos y sombrías (…) Todos los 21 firmaron un amor terrible, a escondidas, y así se amaban en el puerto debajo de las planchas de hierro o arriba de las grúas alemanas, o en las noches de huevos de Paslama. (…) El amor era un amor invisible, duró dos años.  Él iba y venía, hasta que aprovecharon la presentación del teatro Mena para desaparecer, con la única complicidad de Alí Babá, que los mandó a California con la bendición de su religión y sus costumbres” (p.31).

Haciendo mención del capítulo actancial de Houdini, se toma como referencia: “Cuando llegó el profesor Houdini, había ya un gobierno conservador presidido por Adolfo Díaz, el país estaba triste desde la noche del 21 de septiembre de 1909, con el exilio del General Zelaya (…) Zelaya tuvo que abandonar el país por presión de Estados Unidos, la ingobernabilidad fue ese fruto, traiciones y, en 1913, desembarcaron los marines norteamericanos, que controlaban sus inversiones, los ferrocarriles y los bancos, permanecieron hasta 1933, la época de Sandino”.

En la misma línea, se le sigue la pista a Zelaya. Y se introduce el tema de la intervención americana y el sentimiento contrario a los intereses nacionales:Se exilió en México, luego llegó a París, publicó un libro en 1910 para ilustrar a la opinión pública mundial sobre la intervención norteamericana en Nicaragua (…), mientras los marines permanecían creando un sentimiento antinorteamericano en todas partes(pp.35-36).

El narrador confiere especial importancia a las fotografías y retratos. El capítulo 2 inicia así: “En la foto estaban con elegancia, el maestro Houdini, Roberto Urvián, el gran maestro de la logia don Ernesto Roiz, el Monje Zen, doña Soledad Gil, que viviría 150 años y yo conocería en la casa del poeta Bruno Buitrago más de medio siglo después a su hijo, el benemérito Bruno Buitrago, al parasicólogo Maestro Isaac Paguaga, los datos estaban detrás de la foto escritos con una bella letra, y decía 21 septiembre 2015” (p.23).

Según la gran crítica polaca, Magdalena Perkowska, en “Historias híbridas” (Madrid: Iberoamericana, 2008): las fotografías funcionan como documento, del que se asume que confirma, comprueba y atestigua la realidad que el texto se propone representar. Este papel de las fotografías resulta de la fe en su transparencia, de la convicción… de que nada se interpone entre ellas y la realidad (p.252).

Perkowska aduce: las fotos se entretejen con el relato o se sitúan en el medio o en la parte final formando un contexto visual para la narración” (..) La estrecha relación entre las fotografías y la narración se subraya por medio de los comentarios acerca de todas las fotos dentro del relato: los personajes cuentan o recuerdan cómo y cuándo las tomaron, cuáles eran sus intenciones, como trabajaron, qué pasaba en aquel momento (…) el texto se visualiza y la imagen se textualiza (p. 232).

En ese mismo horizonte de expectativas, Magdalena Perkowska aduce que Las fotos penetran en el relato, pero el relato también penetra en las fotos.  El vínculo que se establece entre estos dos sistemas de representación muestra que lo verbal y lo visual son indisociables, que su separación, al igual que la del espacio público y privado, es una ilusión (p.254).

Se recurre a un raconto, en una especie de recordar selectivo, para regresar mentalmente al origen geográfico:Esa noche, en ese instante, comenzó a lloviznar y me pareció ver el Puerto Armenio en tierras turcas ocupándolo.  Vi la diáspora del padre de mi abuelo Johan Heinrich y las historias de ultramar, sentí al quedarme solo en ese inolvidable balcón, el sacrificio de mi bisabuelo, en su huida de Armenia, por un amor imposible, y un duelo que lo apartó de todo lo que más amaba, el dolor, las tierras detrás de la gran mar, donde tendría un futuro diferente, el llanto, un adiós para siempre, su exilio en Alemania, su trabajo en la curtiembre, donde aprendió y fue el mejor en su oficio, y lo abracé en una esquina del tiempo, y me pareció que él a mí me abrazaba en la proa de un barco de vapor que lo llevaba para siempre (p.44).

Paralelamente, se plantea una anticipación narrativa, relacionada con quién escribiría la historia que rescataría del olvido a la familia de inmigrantes: “Al pasar los tres me vieron a mí escribiendo esta historia en el corredor de la casa solariega frente al patio, en un siglo nuevo y este quién es, preguntó, es tu nieto que no ha nacido todavía, va a nacer un 21 de setiembre de 1954, y nos rescatará del olvido con su libro.  El abuelo se acercó, no pudo acariciarme, porque no había llegado su hora todavía” (p.57).

Además, las andanzas actanciales de los hermanos trazan el corpus narrativo de esta novela: “Y así fue, los tres hermanos se separaron sin estarlo, siempre se reunían cada tres meses en León, capital comercial de Occidente (p.64) (…) Con pasaporte turco-armenio, llegaron a Puerto Trujillo en Honduras en 1825, en el municipio de Colón”.

Es interesante la reflexión narrativa, como migrantes, forzados a un destierro, “La familia Urvián tiene claro que el destino les ofrece la oportunidad de extender su sangre en América Central, con los valores heredados y con el oficio aprendido y secreto de la curtiembre. Saben que su desarraigo es fruto de la intolerancia y, en esa coyuntura, están obligados a construir, éticamente, una descendencia sana, guiados con el espíritu del Patriarca Jafet los protegerá siempre. 

“El país se estaba sumiendo en guerras intestinas y preocupó mucho a los hermanos que bajo presión decidieron separarse, separados, pero siempre únicos, les dijo Hermenegildo, no se olviden de su origen, no se olviden que somos fruto de la intolerancia y sobrevivimos, recuerden a nuestros padres armenios y la imagen de Ararat primigenio, recuerden que sembraremos sangre nueva y fecunda, que este llanto de ahora es el fruto de generaciones nuevas, siento como sintió mi padre antes de morir, que llevaremos decenas de descendientes buenos a estas tierras de promisión, y que el dios de nuestros padres nos bendiga, y que el espíritu del Patriarca Jafet de donde provenimos, nos cuide para siempre(p.62).

Leer la novela Una esquina en el tiempo, del Dr. Jaime Gurdián Méndez nos hace reflexionar que ser inmigrante de lejanas tierras es un drama doloroso, en cualquier parte del universo.  Millones de habitantes de Armenia han debido soportar el éxodo.  El problema social de la inmigración es creciente en todas las latitudes de este planeta desigual.  

Esta novela es un dossier de dolor acumulado por los desplazamientos durante cientos de años por el pueblo de Armenia.  Ser inmigrante, aquí o allá, es llevar un bolso sin amarras para el olvido contra las tropelías de la incomprensión, la exclusión o la indiferencia.

La claridad con la cual están relatados los procesos del éxodo son lacerantes en favor de la esperanza, los Derechos Humanos, la justicia, la defensa de la vida, el relanzamiento vital y humano en Centroamérica.

La obra narra la historia central de los Urvián: aquellos tres hermanos armenios que llegaron a Nicaragua, a principios de 1800, hijos de otra diáspora que comenzó en Erevián, capital de Armenia” (p.14).

El Narrador utiliza cartas intratextuales, por ejemplo, en el capítulo 10. La carta, como pieza literaria, “conjuga el interés que el personaje suscita, el estilo utilizado, el pensamiento vertido y los hechos narrados”.

Asimismo, recurre a la crónica, por ejemplo, el capítulo 11.La crónica literaria fusiona la narración de hechos reales con un enfoque estético y personal. Mediante un estilo literario, el autor, no solo relata eventos, sino que también, transmite su experiencia y emociones, creando una conexión más íntima con el lector”.

Desfilan numerosos personajes, con movimientos tantos centrífugos como centrípetos, así como símbolos mágicos que sincronizan las entradas y salidas de los dramas humanos.

En síntesis, Una esquina en el tiempo, del Dr. Jaime Gurdián Méndez, es una novela para leer con los ojos advertidos, sin la lejanía de lo extremadamente humano, que nos compete a todos: ahora o nunca; aquí y ahora.  Inmediatamente.

Nota: Esta novela será presentada en la Sala España de la Biblioteca Nacional de Costa Rica, el viernes 22 de noviembre del 2024, a las 4 p.m. Acto organizado por el Grupo Hilos Sueltos, coordinado por el poeta y académico, Adrián Díaz Aguirre, con la dirección protocolaria de la actriz y escritora Tulsi Díaz y sus compañeros del grupo. 

 



martes, 1 de octubre de 2024

Josué Torres Morales, poesía musical entre claridades

 

Josué Torres Morales, poesía musical entre claridades

 

Lic. Miguel Fajardo Korea

Premio La Gran Nicoya

minalusa-dra56@hotmail.com

Lic. MIGUEL FAJARDO KOREA


(Moravia, Costa Rica). Josué Torres Morales (Guanacaste, 1990) es bachiller en informática empresarial y estudiante de filología española en la Universidad de Costa Rica. Se graduó en el 2009 en el Colegio Artístico Prof. Felipe Pérez en la especialidad de música con énfasis en piano.  Miembro del Centro Literario de Guanacaste desde el 2009. 

Ha publicado Boreal (2017). En la revista electrónica “Letras de Uruguay” (2017), publiqué el artículo La irrupción boreal de Josué Torres en la poesía de Guanacaste. Su nuevo libro se titula Blues en abril (2023). Ha publicado, igualmente, en la revista Intersedes. Incluido en la antología Fin de siglo: una antología de poetas costarricenses que nacieron en la incertidumbre del cambio (Universidad Nacional), así como en GUANACASTE. POESÍA ENTRE SIGLOS (1824-2024), de Miguel Fajardo (Costa Rica: EUNED, 2024: 434). En dicha antología, incluí tres significativos poemas de su segundo poemario. Josué es una de las voces nuevas de la poesía costarricense, cuya obra va marcando senderos en temáticas personales, así como en la de su promoción poética.

Josué Torres Morales. Blues en abril. Guanacaste: Círculo y Punto Ediciones, 2023: 106. Cubierta BLUES, de Ulises Jiménez, Diseño y diagramación, de Soren Vargas, Corrección de Lila Rojas. Criterio de contracubierta de Daniel Matul. El libro está conformado por 48 poemas, divididos en seis partes, a saber: Balada de la estación. Dioses de la liberación. Un bohemio cualquiera. Viernes, estoy enamorado. Abril, ella vendrá. Corazón extraviado.

“Todo cambia / y ya rompí mi amorosa relación con las consolas / para volverme amante del teclado y el ratón / y navegar en los sitios web / más clandestinos del momento / y escuchar esas canciones descargadas / con el dios Ares”. Es clara la intención del yo lírico de establecer dicha asociación con sus intereses profesionales.

El hablante censura el afán materialista de las empresas que solo se dedican a acumular riquezas, por encima de los valores humanos, y se empeñan en explotar la fuerza laboral.

El libro contiene un epígrafe de Matrix, 1999: “Nunca uses a un humano para hacer el trabajo de una máquina. El hablante lírico endiña: “Entonces la realidad es una sutil pincelada / entre las carrozas / cuando el opresor / festeja su exclusivo banquete”. Asimismo, la multitud es vista como signo de opresión, no de liberación de las ataduras explotadoras: “Todo cambia: / la burocracia, / las calles, / la ciudad, / el tránsito vehicular, / los edificios / que se coinvierten en ignotos / mientras ella se extravía entre la multitud”.

El poeta censura la escalada de explotación de la fuerza laboral “La carne humana / es un banquete para las máquinas, / combustible orgánico / en una escala evolutiva sin proyección”. “Los demonios / ya no son iguales, / ahora toman agua mineral, / soda con vodka / en su afrecho / para desfilar como arlequines”.

El hablante lírico repasa el tema existencial humano/divino: “Anochece en el universo, / los dioses reflexionan su decepción / y le otorgan a la muerte / los huesos preciosos. / Han pasado muchos abriles. / La tierra duerme / mientras Quetzalcóatl /desciende al inframundo. /Amó tanto a los humanos… / Tal vez por eso estoy aquí / a un paso / de tomarme un trago de mezcal”.

En Tezcatlipoca se establece un juego semántico y expresivo: “Esa serpiente no dice la verdad. / Es cobarde. / Me observa desde el cielo, / la escucho entre los árboles / y todas las ciudades. / Huye de mí / mientras emano sonidos, / voces de las cuales / nadie se puede escapar, / ni las diosas / ni los cadáveres. /Esa serpiente dice que la he embriagado”.

El tono reflexivo, crítico y humanista se advierte en “Menguante”: “Quiero pintura / para la guerra junto a aquella luna / que se esconde /entre sombras / y / ese otro sueño / donde los tanques / y las bombas / son odas para resucitar muertos.  / En el silencio no hay descanso”.

“Canción” es la mezcla de una visión del mundo, tanto interna como externa: “Quedan vinos y canciones / melodías para complacerte esta madrugada / y te canto una de Ignacio Bernoulli (…) Al soñar / una estrella se extravía / en la ciudad /donde los grillos se desvelan / y en los bares / hay un loco tocando la guitarra. (…)  Ese loco soy yo / cuando te canto, / cuando te recuerdo / en aquella letra de tu nombre / y los cigarrillos memorizan / tu aroma de medianoche”.

En “Nocturno azul” se expresa la condición sensual y amorosa: “En la habitación / hay una mujer fumando / y observo las figuras / que hace con el humo (…)  Cuando me besa / siento su corazón cuántico /mientras la noche / se transmuta en lienzo / y nuestros cuerpos en acuarela”.

En “Inexorables” se advierte una visual unión de los cuerpos de las personas amantes: “Cuando me apretás / soy un sismo, / una máquina de tatuar, / un deslizamiento que empieza / a invadir tu cabello, / y es ahí cuando me soltás. / Te me vas al pecho / para contarme las dudas. / Te atrapo y no te suelto. / Se me pierden los dedos / con la música: / son réplicas de estas notas /donde vos inducís / a mi lengua a comprender / que hay otras formas / de pronunciar / los deleites del abecedario”.

El discurrir temporal es otra de las preocupaciones del hablante lírico de Blues en abril: “Es un vicio / el mirar / la hora, /determinar las fechas. /Somos esclavos no del tiempo, /sino / de las cosas que podemos hacer con él”. “En donde estés” se plantea se aborda ese eje temático: “Dicen / que despedirse un domingo / es una herida / infinita y abismal / donde la esperanza / se queda ingrávida / en la dimensión de la nostalgia”. Es decir, en la poesía de Josué Torres Morales, el tema del tiempo se expresa en diversas dimensiones, tanto cronológicas como emocionales.

En “Enésima” se enuncia la nostalgia por la ausencia de la amada, a pesar de los recuerdos tangibles o no que han quedado en el entorno: “Todo continúa, / nada vuelve / a pesar de que reproduzco / una y otra vez / esos audios que me dejaste. / A pesar de que revivo / tu imagen / en los píxeles / se cansa la vista. / Todo sigue / y no volvés. /Te perdiste / con aquel sueño / desencriptado en mi memoria”.

Asimismo, los espacios de separación son notorios en “El invierno y la pena”: “Aún con esto / cuando el invierno llegue / no me dejés / una taza de chocolate caliente / ni tus brazos ni ese beso espontáneo / tirado en los regazos de las sábanas. / Te pido que solo te vayás. / Déjame aquí con mi pena / porque el chocolate sabe a vinagre / y no podemos endulzar lo que se rompió”.

El uso de los dispositivos tecnológicos en nuestro tiempo trae avances y restricciones o ausencias provocadas. “Ciberamante” es un poema reflexivo para meditar sobre los comportamientos del factor humanidad, en relación con el uso de tales dispositivos: “Me cansé de vos, / de cómo me cambiabas / en cualquier momento de compañía / por ese invasor que llamamos / teléfono celular. / Y para qué enumerar esos recuerdos / si vos misma ignorás todo / mientras seguís viendo esa maldita pantalla. / Decidí dejarte / con ese amante el cual se volvió parte de vos”.

En ese mundo de alta velocidad que es el siglo XXI, el poeta también se despide de una computadora. Y lo hace estableciendo un monodiálogo objetivo: “Eras vos / sola / en medio de un mundo de bits / donde no le temías a los hackers / o a las migrañas que te daban los virus (…) Debo aceptar que te voy a extrañar / pero tu sustituta / me roba la mente / me extrae los sentidos / y / me despido con un documento de texto / que será almacenado en tu obsoleta memoria. (…) Y sí, / eras solo / una computadora, / la cual envejeció / para naufragar / en su límite de utilidad / o para irse a textear con el vacío / como si la vida fuera el botón de suprimir.  /Te veo partir / entre el óxido del camión de la basura”.

Cuando comenté su libro de estreno, “Boreal(2017), señalé que Josué Torres Morales incorporaba cernida crítica contra ejes temáticos: autoengaño, consumismo, politiquería, medioambiente, mundo tecnológico, memoria histórica de América, despersonalización frente a la era digital, deshumanización capitalista, desafíos ideológicos, vacíos societarios, patriotismo adocenado y la pobreza de las mayorías.

Con Blues en abril (2023), Josué Torres Morales ratifica que es una de las voces más firmes y significativas de la poesía escrita desde Guanacaste. Su nuevo libro lo posiciona con un estilo muy renovador, tanto en sus ejes temáticos como en su manera de abordarlos. Incluirlo en mi antología Guanacaste: poesía entre siglos (1824-2024, editada por la Editorial EUNED (2024: 434) es un aliciente para que siga escribiendo, sin pausa, pero sin tregua.  ¡Albricias integrales!, estimado poeta, Josué Torres.

Recuerda que “La poesía es un acto de alarma”, como sentenció el gran poeta argentino Rubén Vela (1928-2018).





sábado, 28 de septiembre de 2024

La narrativa plurisignificativa de Alberto López-Carvajal

 

La narrativa plurisignificativa de Alberto López-Carvajal

Lic. Miguel Fajardo Korea

Premio Nacional de Promoción y Difusión Cultural

minalusa-dra56@hotmail.com


Lic. Miguel Fajardo Korea

(Moravia, Costa Rica). Entre las lecturas del II semestre del 2024, me encontré con una novela muy interesante, desde su conceptualización temática, su abordaje narrativo y la incorporación de elementos muy interesantes en su trama discursiva.

          Alberto López-Carvajal. La senda del despierto. Guanacaste: Círculo y Punto Ediciones, 2024: 248. Prólogo de Alfonso Chase, Premio Magón. Diagramación: Soren Vargas. Corrección de estilo: Juan Carlos Abarca. Ilustraciones: Katherine Arce. Editada con el apoyo del Proyecto de Artes Literarias del Colegio de Costa Rica. La novela está dedicada a su esposa Raquel Rodríguez, y a su perro Amarük

Alberto López-Carvajal (Alajuela, Costa Rica, 1990). Técnico en Gestión, manejo y Bienestar animal por el Instituto Fogaus y la Universidad Autónoma de Centroamérica. Investigador y voluntario ambiental. Apasionado de los libros y las historias de la naturaleza y la espiritualidad chamánica. La senda del despierto (2024) es su primera novela, publicada a sus 34 años.  Escribe cuentos y tiene una segunda novela en proceso.

La senda del despierto (2024), contiene 21 capítulos “estructurados en una idea central, que es el periplo de un personaje sobre su propia vida, y en los alrededores de su pertenencia geográfica” (Alfonso Chase, p.9).

A lo largo de sus páginas, el personaje Bärunnan, cumple las tareas gestadas por su narrador. Es un personaje en relieve, toda vez que, a partir de él, suceden acontecimientos que lo favorecen o perjudican. El narrador da a conocer el significado de su nombre, así como la función social que le ha sido asignada.

“-Bäru significa ‘guerrero’ y nnan, ‘caminante’, -dijo Näbuyi como en un trance.  Este niño se llamará Bärunnan, escogido por los espíritus para ser un guerrero conocedor de nuestras artes secretas” (p. 124)

Los demás personajes son -Nómadas en el silencio-. dentro del movimiento dinámico de la actuación de los personajes, a quienes el narrador les confiere fuerza centrífuga, aquella que tiende a que los cuerpos en rotación traten de alejarse de su eje, así como la fuerza centrípeta, la cual hace que los personajes traten de acercarse a su eje medular.

El narrador, junto con su personaje en relieve, signa la figura defensora de la naturaleza en su integralidad, contra todos los adversarios posibles: los conquistadores, los materialistas, los depredadores, los animales carroñeros. Su perspectiva meta es la defensa del equilibrio vital de la naturaleza para beneficio de las comunidades.

La novela muestra un proceso de interrelación con las diversas especies de los animales, de las plantas o de las piedras, en un proceso de simbiosis que genera oposiciones y dualidades.

Asimismo, se cita diversos cronotopos, tales como: Lahares, la casa cósmica, cavernas, volcanes, bosques, árboles o palenques. En cada uno de dichos espacios o marcos suceden acciones inesperadas. Asimismo, permiten escenarios cambiantes para las acciones.

Es interesante la frecuente presencia del proceso de teriantropía: “Se denomina teriomorfismo (del griego antiguo therion, θηρίον, que significa «animal salvaje» y morfo, μορφὴ, «forma»), o teriantropía (mismo prefijo con el sufijo anthrōpos, ανθρωπος, «ser humano») a cualquier transformación de un ser humano en otro animal, ya sea de manera completa o parcial, así como la transformación inversa en un contexto mitológico o espiritual” (https://es.wikipedia.org/wiki/Teriantrop%C3%ADa).

Puede observarse, por ejemplo, cómo el personaje centra,l Bärunnan, debido a las transformaciones humanas en animales, en algunos espacios textuales es Bärunnan-Kápak: “La visión del poema Nómadas en el silencio y mi relación de amistad con Kápak son la extraña metáfora de una vida entregada a la soledad. Éramos dos seres con un futuro incierto, un objetivo cada vez más etéreo que se difumina en las quebradas del existencialismo” (p. 138).

Es importante la presencia de los animales. En el caso de Bärunnan, el coyote es su animal protector, con el cual pasa serias vicisitudes en el plano de la acción de esta novela- río, en el sentido que “Una novela río es un modelo de narración que se caracteriza por mantener varias tramas simultáneamente dentro de una misma historia, además de contar con un extenso elenco de personajes (…) La historia es narrada en varios apartados, desde el punto de vista de distintos personajes, pero en un mismo marco argumental. Es decir, existe una historia general, donde todos los personajes están inmersos, pero al mismo tiempo, existen ramificaciones o historias individuales y dependientes que son narradas de un modo individual (https://inteligencianarrativa.com/novela-rio/).

En su viaje dinámico y envolvente, la novela recrea los orígenes de la ancestralidad en su lucha contra sus enemigos, que se insertan en la velocidad de la vida moderna. El gran escritor Alfonso Chase, puntualiza en el prólogo: “Toda esta novela es un camino, una senda para acceder al despertar cultural de este protagonista, dual, que pretende reunir sobre sí todos los reinos de la naturaleza, para estar completo, y complejo en su trascendencia, que es la base de lo que aquí se propone narrar” (Chase, p. 10).

La novela tiene una cita a modo de epígrafe (p.14): “Para poder hablar con tu espíritu, primero debes entender lo que dice su silencio”, la cual se relocaliza, en la p. 61. Asimismo, la novela inserta algunos poemas que tienden a condensar o anticipar el nudo de acontecimientos por desarrollarse.

La novela La senda del despierto, de Alberto López-Carvajal es una especie de dossier, toda vez que incluye una multiplicidad de acciones en su trama narrativa, a saber: transformaciones, embrujos, luchas entre seres humanos y animales, abusos sexuales, fenómenos de la naturaleza, desafíos humanos, rituales, trueques, fenómenos sobrenaturales, levitaciones, diálogos humanos con animales, etc.

Asimismo, la novela cita a otros personajes que tienen alguna participación a lo largo de los acontecimientos narrativos, a saber: Atsklä, Kädiartábi, Näbuyik, Barúk, Dölurbá, Amkarú, Wäankano, Sikuwä,Silvano Radu, James, Roger, Aníbal, también, algunos espíritus.

En mi criterio, el capítulo “A la luz del fuego” (pp. 83-89) es uno de los más intensos e incisivos de la novela de Alberto López-Carvajal: “¿Cómo dejarlo todo así? Tenía todo para irme, para dejar a Käpak en libertad, pero… ¿huir como un cobarde sin antes luchar? No podría hacer eso. Ni siquiera sabía qué había pasado con Atsklä, el clan käl ya no era lo que antes y Kápak, no se sabía si era libre o una mascota de la hacienda. Una simple mascota como yo, un esclavo más” (p.84).

En otro apartado, Bärunnan realiza una defensa de los espacios naturales:

“-Sí, de hecho, estoy loco. -Ahondé mi respiración y moví mis brazos de atrás hacia adelante-. Solo un loco podría levantar la voz contra el progreso. Tal vez tengas razón, pero hay formas de progresar sin dañar tanto a la naturaleza.  Ustedes no se conforman, todo lo destruyen y aprovechan hasta agotarlo. ¡Por qué? ¡Por qué matar? ¡Por qué solo piensan en ustedes mismos sin ver a los demás? Y no solo solo me refiero a nosotros, sino a las demás formas de vida” (p. 88).

La intervención de otras fuerzas espirituales se manifiesta en el comportamiento de los sucesos narrados entre los personajes antagónicos. Aquí se pone en evidencia el plan de lucha de Bärunnan, donde se puede configurar sus valores: valiente, decidido, luchador por la justicia, entregado a la causa de la defensa como último baluarte de los käl:

Me lo advirtieron los espíritus con su canción y mi amigo don Silvano, con sus estudios.  El volcán no es más que la montaña que resguarda el oro, el fuego que resplandece.  La luz… No he muerto aún, puedo hacer levitar mi espíritu para entrar en el cuerpo de Käpak, solo debo atraerlo, es eso.

Ellos marcharán a la montaña para buscar la tierra sagrada, piensan que los tratados ya no valen nada porque han acabado conmigo, el último sobreviviente de los käl, pero se equivocan.

He luchado otras veces, he sabido lo que se siente manchar mi lanza con la sangre del rival. La justicia no se logra con solo palabras, a veces, aunque no se quiera, hay que recurrir a la batalla para poder encontrar la paz. Hay personas tan malvadas que no se van a detener.  La única forma de calmarlos es eliminándolos, aunque se tenga que entregar la vida misma por la causa” (p. 95).

El capítulo “En la morada de los espectros”, presenta la lucha de los poderes humanos contra los elementos sobrenaturales:

Estaba rodeado por los tsö. No era capaz de verlos, pero sí de sentirlos por medio de una congoja en su pecho.  De un momento a otro escuchó los pasos ligeros de un animal.  Se levantó y sacó el cuchillo de su cintura.

-¡Vamos! -gritó a la nada.

El eco viajó como una onda hasta chocar contra las montañas. Sobre una roca enorme apareció una sombra en cuchillas, con cuerpo humano y cabeza de coyote.

Con la mirada cansada, Roger pensó que era solo una ilusión, hasta que la vio saltar hacia la maleza cubierta de escarcha.  Una lluvia gélida cayó sobre ellos, como si la sola presencia de ambos la trajera consigo como muestra de un poder sobrenatural.

Roger estaba estupefacto.  Incapaz de creer lo que verían sus ojos.  Soltó el cuchillo sin percatarse y movido por un impulso enardecido, corrió hacia otra dirección” (p. 107).

El narrador le confiere voz doble a Bärunnan-Kápak: “Kápak tiene voz a través de mí y yo, el instinto.  Sentidos que intercambiamos como el cuerpo, a voluntad.  Puedo infiltrarme en los desolados páramos nocturnos y él, profesar sus ideas a los que buscan el camino.

Nuestra misión ahora es hallar a los despiertos que están esparcidos, para luchar en conjunto y, tal vez, algún día, poblar de flores la mente de los nuevos humanos, porque la destrucción de la humanidad hacia la naturaleza es un recorrido en espiral, finito y sin retorno” (p. 243). (El destacado es nuestro)

Ese final es esperanzador hacia una rehumanización, en la defensa del factor humano y la naturaleza. No se ha perdido la esperanza, es esa, justamente, la senda de los despiertos, quienes, con clara conciencia, serán capaces de analizar el daño al medioambiente y, consecuentemente, al ser humano.      

“La realidad es la que uno crea dentro de sí mismo.

 Lo de afuera no es más que un sueño.  La senda del despierto” (p. 235), donde se cita el título de la novela.  

El escritor Alfonso Chase, Premio Magón de Costa Rica aduce: “Novela de aventuras, de conquistas y derrotas, de una posible unidad entre el hombre y su naturaleza más próxima.  Una propuesta ideológica en un espacio narrativo que se estalla en múltiples pedazos.  Tal como debe ser el escribir en este tiempo post todo” (p.10).

En síntesis, LA SENDA DEL DESPIERTO, novela de estreno del escritor Alberto López-Carvajal, es un texto de gran valor por los ejes temáticos que aborda, relacionados con el comportamiento irracional del ser humano contra la naturaleza. Su testimonio es valiente y comprometido. Su voz, fresca e iniciática, resplandece con un llamado para no invisibilizar esta problemática que nos asedia más, cada día de la tierra. ¿Albricias, entonces!

 

(Costa Rica, invierno, 28 de setiembre del 2024)






viernes, 27 de septiembre de 2024

La femoria en la tradición oral desde Guanacaste

 

La femoria en la tradición oral desde Guanacaste

 

Lic. Miguel Fajardo Korea

Premio Nacional de Promoción y Difusión Cultural

minalusa-dra56@hotmail.com

Miguel Fajardo Korea


Guadalupe Urbina. La Llorona de Sardinal. Cartago: Poiesis Editores, 2024: 56. Traducción al inglés: Ángela de Boer-Urbina y Michel Malozzi. Núm. 4 Colección Literatura Fantástica Alfredo Cardona Peña Portada: Enar Cruz. Ilustraciones internas: Gabriela Cob. Editor: Ronald Bonilla Carvajal. Corrección de pruebas: Lucía Alfaro Araya.

 

          (Moravia, Costa Rica)- El título del texto narrativo de Guadalupe Urbina focaliza un contexto geoespacial en Guanacaste. Por ello, es un título marco, en el sentido que le da una apropiación al personaje de la tradición oral hispanoamericana.  Es la Llorona: SÍ, pero la Llorona de Sardinal.  Con ello, la narradora realiza una condensación de sentido y pertenencia. Asimismo, realiza un gran aporte a la tradición de la oralitura, como ha llamado Guadalupe Urbina, su invaluable recuperación de la femoria, inserta dentro de la cultura popular.

 

          Los textos de su libro nos remontan a la época, cuando nuestros padres y abuelos sacaban tiempo en familia y solían contarnos historias variadas, en la tarde/noche, todos sentados en bancos y taburetes rústicos, al calor del núcleo familiar, lo que se ha perdido.

 

          Guadalupe incluye el neologismo “Femoria, que utiliza la mezcla de la palabra femenina y memoria y significa la memoria que habla de las vivencias de las mujeres”.

 

          El libro muestra narraciones frescas, transparentes y lúdicas. Cuando las leemos, da la sensación que escuchamos la voz de la narradora entre nosotros. Su estilo sencillo y directo atrapa al lector: “Entonces las güilas jugaban con los trompos que mi papá elaboraba (…) Aún los veo girar “pajitos, pajitos”. O bien, hacíamos ese viaje montadas en un caballito de palo con su cabeza hecha de hojas de piñuela”.

 

          La descripción del ´pueblo en invierno es plástica: “Es el tiempo en que los animales salvajes de nuestro bosque seco tienen a sus crías, tiempo en que los árboles se cubren todos de hojas verdes, de pericos verdes y de garrobitas verdes que en el verano siguiente se convierten en iguanas gigantescas también verdes”.

 

          La narradora incorpora muchos elementos de su entorno espacial: la gastronomía -comidas y bebidas-, el invierno, el verano, la flora, la fauna. las costumbres, los giros léxicos, las onomatopeyas, las frutas, los vientos, los charcos o los juegos infantiles.

 

          Asimismo, se refiere a los diversos trabajos que realizábamos desde niños, como una manera de colaborar con los quehaceres domésticos de las familias qrurales “Los animales de la granja de mamá tenían sus crías casi siempre en el verano y en el verano teníamos más trabajo en casa. Por las mañanas les dábamos maíz a las gallinas, maíz quebrado a los pollitos, afrecho de arroz y sobras de verduras a los cerdos, masa y frutas frescas a los pericos, a la lora de mamá y a su chichiltote llamado Tribilín”.

 

El libro hace ver los juegos de otros tiempos y la manera solidaria de compartir en las barriadas: “Éramos una tropa de diez o quince güilas descalzos y con la ropa gastada de tanto placer y trabajo”. Hoy, tenemos familias monosilábicas, enquistadas en los dispositivos electrónicos, sin mayor interacción entre los miembros que tiene al alcance del abrazo.

 

El texto aborda los rasgos de los afroguanacastecos: “porque en el pueblo casi todos eran cholos, cholitos, como nosotros, que somos morenos con ojos achinados de indio y el pelo arrepentido como la abuela Lupe que era medio negra”.

 

Importante la figura de la abuela para continuar la oralidad: El mejor descanso, el de media tarde, el de las tres y media, era la hora en que la abuela hacía pinol caliente, esa bebida que llamamos el tibio y la acompañamos con empanadillas rellenas de queso seco dulce de Bagaces. En ese momento, a la abuela se le soltaba la lengua y comenzaba a contar cuentos nuevos y otros que repetía una y otra vez como el de la Llorona”.

 

A partir de aquí, la narradora toma la palabra, para establecer una intermediación, con la voz narrativa de la abuela: “Mi abuela Lina contaba que la Llorona aparece en el río cuando el sol se ha ocultado. Camina río arriba y río abajo llorando, llorando, llorando y claro, por eso se llamaba la Llorona. Lloraba entre San Blas y Sardinal, pero nadie podía verla, solamente las personas valientes que se atrevían a pasar el río por la noche. Por supuesto que yo nunca haría eso.  Mi hermano Emilio, el mayor, aseguraba que él jamás había visto a la Llorona, porque cada vez que debía pasar el puente por la noche le cantaba: A la Llorona le gusta la canción y se quedaba quieta y en silencio para escucharla”.

 

          El hilo argumental de La Llorona es arquetípico, ya sabemos de los códigos patriarcales intrínsecos en dicha leyenda, así como su fatídico desenlace desde periodos antecedentes:

 

“Una noche sin luna el río había crecido, se bebió todas las nubes y plum se reventó. Esa noche los perros de la calle comenzaron a ladrar y los ojos de la gente que todo lo ven, vieron pasar a una mujer envuelta en una manta camino al río. Los perros de la noche gruñeron bajito anunciando que algo doloroso estaba pasando. La mujer lanzó un paquete a la corriente, mientras otra mujer bajaba corriendo como un venado suelto en dirección al mismo río. Era Carmencita González que gritaba:

 

_¡Quiero a mi niña, quiero a mi niña!

 

Y se lanzó al agua para rescatarla. Pero ya era demasiado tarde y la corriente se las llevó a las dos. Solamente Alba Centeno, con su casita a la orilla del río, lo vio todo y no pudo hacer nada porque sus piernas tenían reumatismo y no podía avanzar rápidamente. Carmen se fue con la corriente y la otra mujer se escondió entre los ojos de las sorococas”.

Sin embargo, La Llorona de Sardinal, de la costarricense Guadalupe Urbina Juárez (1959), establece variaciones que le confieren nuevas vías creativas a la trama histórica convencional, a saber:

 

a.     Mueren la niña y dos mujeres.

b.    “el alma en pena de Carmencita llora y recorre las riberas de los ríos entre San Blas y Sardinal buscando a su niña”.

c.     Cuentan que también por Miramar se escucha el alma en pena de Carmencita que llora y llora y los persigue.

d.    Pedro encontró una mujer y tuvo una hija, le pusieron el nombre de Carmen, para que su alma no persiguiera a Pedro o a la niña.

e.     Pedro nunca escuchaba los llantos de la Llorona, pero sabía quién era.

f.      Alguien se ofrece a ser la niña de la Mamá Llorona. Para ello, “debe ir por la tarde, casi noche, con dos candelas y una caja de fósforos al río y cuando sople un viento frío, le hablará a la Llorona, quien vendrá y le dirá lo que quiera”.

g.     Hace mucho tiempo la Llorona está esperando a su niña, para que ella le diga mamá y poder descansar.

h.    Y colorín despintado este cuento es colorado.