En el presente blog puede leer poemas selectos, extraídos de la Antología Mundial de Poesía que publica Arte Poética- Rostros y versos, Fundada por André Cruchaga. También puede leer reseñas, ensayos, entrevistas, teatro. Puede ingresar, para ampliar su lectura a ARTE POÉTICA-ROSTROS Y VERSOS.



miércoles, 1 de mayo de 2024

Dimensiones de la sombra: “El silencio vertical”, de Miguel Fajardo

 

Miguel Fajardo Korea

Dimensiones de la sombra: “El silencio vertical”, de Miguel Fajardo

 

ANA ROSA ANKA

Escritora peruana

 

 

“Todo resplandece

en la oscuridad:

el sol de la noche

o la luna diurna”.

Miguel Fajardo Korea

El silencio vertical

¿"Todo cambia y nada muere" es un eterno déjà vu? Los arquetipos son posibilidades, una especie de remanentes primigenios al actuar.

Somos eternas fugas y nos parecemos al creer en supuestas verdades condicionadas por "seres superiores". Aprendemos de los animales, de las "bestias" y, gracias a la neurofisiología, conocemos la amígdala emocional. Nos hacen sentirnos "primitivas" y los disparos del sistema límbico, del hipocampo cerebral —llamado así por su forma de caballito de mar—, sostienen nuestras memorias. Las paradojas del pensar intuitivo, metafórico e imaginativo están llenas de "realidades" cuánticas incomprensibles para la razón.

Ante el aumento de la violencia en el mundo tras la pandemia, la insania mental se ha convertido en una "nueva pandemia". Esto está de acuerdo con el mundo inconsciente personal, y ahora apenas asombran los florecimientos de psicópatas, antisociales o de la misoginia.

El libro de poesía El silencio vertical, del escritor costarricense Miguel Fajardo Korea, nos lleva desde los brazos y los gritos de la Pachamama arrasada por incendios, guerras y traiciones al mundo interior devastado o ardido de miserias, dolor y eternos eclipses. También encontramos equívocos con algo de respiración al goce amoroso que la vida tragicómica tarde o temprano nos regala.

El poeta Fajardo inicia, con sombras oníricas, mundos sombríos bajo el sol y las luces vívidas de la existencia.

Es cierto que las oscuridades atormentan y dominan, pero beber de las fuentes del miedo —al integrarlas al inconsciente colectivo, los arquetipos universales del ego, el orden, la libertad y lo social, junto con los mitos del héroe, la sabiduría, el bufón, la madre, la luz y la oscuridad— nos repotencia.

Nadie quiere lastimar; somos así, "animalitos" poseídos por "verdades impuestas". Al "vernos desnudos", morimos de miedo, salvo las mentes perversas que planifican cacerías. Imagino la persecución de nuestras ancestras…

Vemos el fuego iluminador en la intemperie, con aullidos de lobos que provocan "pánico, miedo y terror" al despertar de nuestras pesadillas donde ocurre "todo y nada". El poeta Fajardo dice: "Detrás del cielo sobrevuela / el fuego del sol / que resplandece con la luna / en el silencio vertical / de todas las tristezas. / Y grito: 'Contigo voy / a cielos e infierno'".

Intentar amar es imposible sin verse de frente a los ojos sombríos. Nos asalta el déjà vu e insiste el poeta: "El rito de la vida / sin fronteras absurdas / para mortificar / a los seres humanos / que atesoran oraciones / para salvar a la Pachamama". Así "nos morimos", amando y matando a Pacha con sus hijos e hijas, con alguna esperanza de paz.

Buscamos depurarnos por dentro y por fuera, y en un punto nos miramos de frente y reconocemos las sombras que saben de profundidades secretas. No hay que temer: es mejor incorporarlas. "¿Cómo evitar que su reprimida fuerza nos destruya cuando nos toca mirarla de frente?" (Stanley Hall).

La sombra es inherente al inconsciente colectivo y explota en momentos inesperados, en sueños, lapsus, chistes y síntomas del subconsciente. Es la parte oculta. No es posible negarla y se la nombra con el fin de no actuar por ella ni proyectarla para destruir a aquel que "parece" distinto de nosotros, pero que tal vez no lo sea, sino que seas tú mismo negando su sombra. Como señala Carl Jung: "Lo que niegas te somete, lo que aceptas te transforma".

El libro es sanador y reflexivo, moviendo la zona de confort ante tanta violencia en el planeta. Moriremos superados por los virus y las bacterias. Incorpora luces, sombras, grises, colores sin caer en el tóxico del "todo bien", de una psicología positiva que niega la reconstrucción anímica, de sentir emociones y ponerles nombres. Eternas represiones que surgen ante amenazas y pérdidas del control emocional.

El poemario muestra la maduración del proceso individual, colectivo y familiar, al decir: "Debemos quemar la insania / en los sueños de la opresión / o las traiciones…" (ídem, p. 51). Estas aparentes dualidades de luz y sombra se conjugan con el amor, las esperanzas y la joya poética de Naturaleza contra fronteras:

Arribo a las montañas

para desnudar el nombre de la sed de América.

El sol mira a los océanos que nunca duermen

como parte del fuego en la esperanza.

Nuestro planeta ora como los pájaros

que recorren la justicia contra la maldad:

La tierra se opone a su desequilibrio

en las zonas tórridas, las llanuras o los trópicos,

los días sin girasoles, sin lugares ajenos para la paz.

El legado holístico baja por las cordilleras

incas, mayas, aztecas, toltecas o guaraníes… (p. 19).

 

La violencia, los vínculos asimétricos entre los poderosos y los débiles, junto con los ideales sociales y los valores, están en el proceso de "convertirnos en personas". Y nada es más real en el amor que "no es normal", porque es una fuerza inevitable de oscuridades creadoras y luces:

Al amor del silencio, de la ausencia y los recuerdos.

(… )

El amor más puro

en la memoria de

las rosas amarillas

que tanto te gustan.

Hoy será el ayer de cada mañana,

pero jamás será el ocaso

en cada nuevo día

de tu existir,

en mi vida

por siempre.

Para encender el alba, Mimí. (p. 86).

Referencias:

Fajardo Korea, Miguel. (2024). El silencio vertical. Guanacaste, Costa Rica: Círculo y Punto Ediciones, 94 pp. (Portada y prólogo de Soren Vargas).

 

Publicado por la académica y escritora peruana Ana Rosa Anka, en los periódicos El Sol de las Américas, Santo Domingo República Dominicana, el 29-4-2024 . Igualmente, en Ciudad CCS, Caracas, Venezuela, el 30 de abril del 2024.

 

Académica y escritora peruana Ana Rosa Anka


martes, 30 de abril de 2024

Las señales aforísticas de Ana Patricia Arce Blanco

 

Miguel Fajardo Korea

Las señales aforísticas de Ana Patricia Arce Blanco

 

 

Lic. MIGUEL FAJARDO KOREA

Premio Nacional de Promoción y Difusión Cultural

minalusa-dra56@hotmail.com

 

(Guanacaste y Moravia). Ana Patricia Arce Blanco, nació en la provincia de Limón, el 30 de diciembre de 1955. Realizó estudios primarios en San José y Guanacaste (Escuela España y Escuela Ascensión Esquivel); secundarios en San José y en Limón (Liceo Rodrigo Facio Brenes y Liceo Diurno de Limón).

 

       Estudió Sociología en la Universidad de Costa Rica.

 

       Como socióloga, se desempeñó en dos instituciones del Estado Costarricense: El Instituto Mixto de Ayuda Social (IMAS) y el Instituto Nacional de las Mujeres (INAMU), en esta última, laboró hasta su jubilación.

 

       En el año 1995 ingresó en el Taller Literario de la escritora Carmen Naranjo (Q.d.D.g). Fue incluida con tres cuentos: “Quimeras”,” Un retrato para Fito” y “Papelitos de colores”, en la antología Florecen las Palabras (edición no venal, 1995).

 

       Tiene a su haber un compendio de cuentos inéditos, un poemario aún sin publicar (2008) y una novela en ciernes.

 

       En la actualidad, se dedica al quehacer literario, al cuido y preservación de la naturaleza, dos constantes en su vida.

 

      “Doscientos poemas de Arena (Del Desierto Interior)”, escrito en el 2010 será su primer libro publicado.

 

***

 

La palabra “aforismo” proviene de la voz griega aἀφορισμός aphorismós. derivada del verbo aphorizein, es decir, “definir” o “separar.

1m. Máxima o sentencia que se propone como pauta en alguna ciencia o arte.

Sinónimos de aforismo:

adagiomáximaproverbiorefránsentenciaapotegmaregla.

 

 

                            ***

 

          El aforismo ha sido cultivado desde tiempos antiguos, por pensadores, filósofos y escritores de diversa índole. Es un género que se mantiene vigente. A quienes cultivan el aforismo se les conoce como aforistas.

Maurice Blanchon (1907-2003) -citado por José Luis Trullo-, define el aforismo así: «Alianza de un lenguaje durable con una suma extrema de cosas oídas, vividas, poseídas instantáneamente (…), que transmite los momentos más específicos, los contactos más variados, el mayor número de presencias y una infinitud simultánea de impresiones sucesivas”.

 

Junto con los axiomas y las máximas, los aforismos pueden considerarse como un tipo de paremia: un enunciado breve y sentencioso que invita a la reflexión intelectual.

Existen compilaciones de aforismos de Confucio, Platón, Nietzsche, Simone Weil, Benjamin Franklin, Mark Twain, Émile Cioran, Fernando Pessoa, Óscar Wilde, Charles Baudelaire o Jorge Luis Borges. (Fuentehttps://concepto.de/aforismo/#ixzz8YWZnKMZV).

 

          En esa línea de creación, los 200 textos brevísimos de Ana Patricia Arce Blanco (San José, 1955) han significado una extraordinaria alegría entre mis lecturas de este año. Ana Patricia ha titulado sus textos Doscientos poemas de arena (El desierto interior).

 

            Le he hecho ver a Ana Patricia, lo injusto que sus textos estén en las gavetas de su estudio. Su libro está dedicado a nuestra gran escritora costarricense Carmen Naranjo Coto (Cartago, Costa Rica, 1928-2012): “Te trajiste en el alma / la paz del desierto”.

 

          Fuimos compañeros de escuela en cuarto y quinto grados (1966-1967), en la escuela Ascensión Esquivel Ibarra, de Liberia. No nos volvimos a encontrar, sino hasta el 17 de octubre del 2019, cuando coincidimos en una actividad académica en la Universidad de Costa Rica, con motivo del natalicio de nuestra gran Eunice Odio (1919-1974), a quien ambos admiramos.

 

          Soy un admirador del gran poeta italo-argentino Antonio Porchia (1886-1968), un extraordinario exponente de los aforismos en sus “Voces (1943). Del argentino Rubén Vela (1928-2018), con su libro “En el espejo”, o de la poesía brevísima de la argentina Alejandra Pizarnik (1936-1972), por citar tres nombres de excelencia entre mis lecturas preferidas.

 

          El libro de aforismos de la poeta Arce Blanco está dividido en cinco apartados, a saber:

 

Sol ardiente, Desierto cósmico, Caravanas, Tormentas y Desierto interior.

 

Sol ardiente es el primer apartado del texto y comprende 22 textos breves, donde destacan los sintagmas nominales, es decir, los sustantivos: sol, fuego, flor, mar, sueños, árboles, lamentos, esperanzas, desierto, sombras, papiro y piel.

 

          En esta fase, los textos tienen luminosidad y lejanía, asimismo, asociaciones antinómicas: sol/desierto; muerte/vida; mar/desierto; reloj/testigo;

           

Adoro la sal

del Mar Muerto

que regala vida.

 

Conchas en las piedras

la identidad

de un mar perdido.

                                        Es puntual como el dátil

                                        para madurar,

                                        el sol por el desierto.

 

                                        Se despierta el sol

                                        con el reloj

                                        de arena.

 

                                        Toda mi piel

                                        es un desierto

                                        con el sol por testigo.

 

            Desierto cósmico, el segundo bloque del libro está conformado por 39 textos.

 

            El epígrafe de Clarissa Pinkola Estés (psicóloga, poeta y escritora norteamericana, 1945) es exacto, integrador, una revelación entre el desierto, la vida, el agua, la flor, la humedad, la mañana, la tarde, la vida pequeña, pero brillante de lo que sucede bajo la tierra.  La afirmación de cierre de dicho epígrafe es holístico Como en la vida de muchas mujeres.

 

“Un desierto es un lugar en el que la vida está

muy condensada. Las raíces de las cosas vivas se aferran

a la última gota de agua y la flor conserva la humedad

apareciendo tan solo a primera hora de la mañana y a

última hora de la tarde. La vida en el desierto es pequeña

pero brillante y buena parte de lo que ocurre tiene lugar

bajo la tierra. Como en la vida de muchas mujeres”.

 

 

            Aquí destacan las siguientes palabras nucleares: luna, viento, libros, lucero, solsticio, desierto, sed, grial, fuego, velas, huellas, palabras, Señor, Moisés, Melquisedec, espacio, revelación, epifanías, fractales, sueños, constelación, Capricornio, meteoros, papiro, parábolas, alabanzas, nube, piedras, secretas, viajeros, barco, fantasmas, caballo, caminos, duermen y andar.

 

          La presencia del desierto adquiere una red textual plurisignificativa, toda vez que es un desierto cósmico. Para Chevalier: “El desierto implica dos sentidos simbólicos esenciales: es la indiferenciación principal, o es la extensión superficial, estéril bajo la cual debe ser buscada la Realidad”.  Asimismo, el desierto connota el caminar, la caravana en la búsqueda de lo esencial.

 

          En este apartado hay diversidad de lecturas intertextuales.  Destaca, además, el sentido de lo religioso abierto en el ámbito de la fe, así como la luminosidad, aparte de lo que significa el alimento en pleno desierto.  Asimismo, la sed como fuego encendido, el poder del viento que borra todo, menos las palabras. La capacidad del desierto de quedarse a vivir en el hábitat de una clepsidra. La inmensidad desértica hace ver que lo atraviesa un barco, pero este es fantasma.

 

Toda piedra

es pan en el desierto

si no has entendido.

 

Ciudad moderna

muralla antigua

la sed la misma

y el grial perdido.


Es sagrado el candelabro,

pero más sagrado

es el fuego

que enciende

las velas.

 

El viento del desierto

borró sus huellas

mas no su palabra.

 

                                        Un desierto

                                        se quedó a vivir

en la clepsidra.

  

                                        Tengo hambre

                                        y el maná

                                        aún no llega,

                                        ¿será la fe

                                        que es escasa?

                                       

                                        Si el lucero

                                        cambia de rumbo,

                                        ¿cómo lo sabrá el desierto?

 

                                        Todo el tiempo

                                        cabe en un puño

de arena.

 

                                        Por el mar del desierto

                                        pasó un barco fantasma.

 

 El tercer corpus poético se denomina “Caravanas”. Consta de 46 textos breves.

 

      Según José Pérez-Rioja, en su “Diccionario de símbolos y mitos”, el camello es emblema de sobriedad y templanza, también, un signo de realeza, dignidad y orgullo (1994:109).

         Las palabras temáticas de esta tercera parte son las siguientes: bramidos, paso, arena, descanso, sombra, Mesías, tribu, rebaño, canciones, fruto, ambiente, dunas, camino, fuego, hoguera, terreno, estrellas, cayados, ecos, alma, paz, jugo, invierno, incienso, odaliscas, palmeras, alegría, ánfora, huellas, rompe, aromas, plegarias, misterio, soledad, círculos, monólogos, corderos.     

 

         Ese marco léxico redirecciona, de alguna manera, a las caravanas sobre el desierto. Las interrelaciones semánticas de dicho corpus son una agradable sorpresa para el lector, producto de la creación de la poeta Ana Patricia Arce Blanco, como puede constatarse en los siguientes textos aforísticos.

       

Horizonte de arena

la caravana sigue

el rumbo con su

canto de bramidos.

  

El camello del final

sigue el paso del primero.

 

Sentado en

la arena, el

camello no piensa,

sueña el descanso.

 

Pan ácimo,

fuego,

una tienda,

                                        una familia

                                        y una silla vacía

                                        esperando al Mesías.


Un camello está sentado,

tomó agua, comió sal

y espera al siguiente turista.

  

El desierto guarda

todas las voces

y reacomoda

las dunas de esperanza.


Una piedra circular

que aún no es arena,

cuelga del cuello

                                        diagonal al corazón.

                                        ¿Qué cosa es el viento,

                                        sino un juego de ecos

                                        que va de aquí para allá?

                                       

                                        A Carmen Naranjo

 

                                        Te trajiste en el alma

                                        la paz del desierto.

 

                                        El incienso coquetea

                                        con los cuatro puntos

     cardinales del universo.

 

                                        Al camello y a mí

                                        nos hermana

                                        la sed

    y la sombra de las palmeras.

 

                                        Una tribu

                                        completa 

                                        se queda a vivir

                                        en un ánfora.

                                       

                                        En las cuatro patas

                                        del camello

                                        hay un misterio

                                        de cábala.

                                     

                                        Llevamos por dentro

                                        una caravana

                                        de soledades.

                                

       La cuarta parte se denomina “Tormentas”, y consta de 31 aforismos. El corpus lexical de este apartado es más intenso y exigente en sus asociaciones, a saber:

 

       Agua, sed, fronteras, muertos, muros, soledad, quejas, Salomón. Templos, fariseos, diáspora, sangre, oro, bancos, millones, estrella, Líbano, guerreras, barquitos, odios, piedras, romanos, panel, esclavizar, turistas, pirámide, tambores, salmos, guerreros, caída, rojo, urbanidad, ojiva, arena, rodillas, compañías, lamentos, picapedreros o furiosa.

 

       Ese repertorio léxico deviene en certeras críticas desde la brevedad intensa de sus aforismos. El sujeto lírico no se guarda ni se esconde cuando concreta su expresividad.

 

|                            Inch Allah que haya

agua para la

sed de todas las

fronteras, y tumbas

para sus muertos.


Salomón:

¡Cuánto te necesita

esta sociedad injusta!

 

¿Y después de la diáspora,

qué es ese olor

a sangre que trae

el viento?

 

Celeste y blanco

una estrella

de seis puntas.

Verde y rojo

y el Cedro del Líbano…

¿Cuántos muertos faltan?

  

Faltan abrazos,

sobra tragedia

detrás de los muros.

                                       Un panel solar

para esclavizar

al sol.

                                        Pesa el dolor

                                        de un pueblo

                                        como una pirámide.

                                       

                                        Tambores de guerra

                                        en lugar

                                        de salmos.

                                       

                                        No sé lamentar

                                        la caída

                                        de los muros.

  

                                        El cielo es azul

                                        pero refleja

                                        el rojo de la guerra.

                                      

                                        Triste es saber

                                        que hay caravanas

                                        paralelas

                                        que nunca

      se juntan.

 

                                        Ninguna ojiva

                                        acabará con el

                                        sueño de mis ojos.

                                       

                                        ¿Hay alguien

                                        que tenga

                                        un inventario

     de lamentos?

 

                                        ¿Habrá guerra santa

                                        con tanta

      muerte injusta?

   

       El último apartado se denomina “Desierto interior”. Comprende 62 textos con las mismas características de los anteriores: brevísimos e intensos.

 

       En su dossier léxico encontramos las siguientes palabras temáticas: sed, imaginación, sueños, ruta, amor, incienso, alma, desierto, tentación, ojos, marcados, voz, voces, Oriente, lagunas, paz, fertilidad, misterio, lágrimas, oasis, deshago, arenas, tormentas, quemó, corazón, sola, extensa, espejismo, nómadas, aridez, conmigo, danzan, universo, mujer, pájaro, dolor, despierta, transfiguración, río, olvido, suspiro, cántaro, relicario, cadencia, ausencias, éxtasis, pie, bolsas, incendio, remolino, compañía, tambor, deseo, vasija y faraona.

 

       Ese Desierto interior del apartado aforístico, alude, sin duda, a la imaginación de la poeta, a su cosmovisión de un mundo desangelado, conflictivo, difícil, en un universo desigual, aunque los documentos digan que todos somos iguales, esa máxima no se cumple en millones de personas.

.

Desierto de tentación,

tus ojos

se esconden

de los míos.

¿En cuál oasis

de mi desierto

está el Niño de Nazareth?


Del vientre viene

la danza

que anuncia

fertilidad.


Me deshago en arenas

con cada una

de mis

tormentas.        


Se me quemó

el corazón

de tanto desierto.


A los 55 años una mujer

llenó su ánfora interior

de pura sed:

estaba sola.


En tus inmensas dunas

vi oasis ficticios.

Hace frío.

 

Solo el silencio

conversa conmigo.

una inmensa luna

se duerme a mi lado.


Un grano de arena

en el ojo,

un universo entero

en una lágrima.

 

                                        En cada ánfora

                                        se diluye

                                        una mujer.

                                  

                                        Un pájaro

                                        de fuego

                                        me salió

                                        de los sueños.

                                       

                                        Un ánfora se quebró,

                                        y otra se llenó de lágrimas.

                                    

 

                                        Alguna vez

                                        nosotras también

                                        fuimos un río.

                              

                                        El silencio

                                        del desierto

                                        se parece

                                        a tu silencio.

                                       

                                        Tu mirada

                                        y tu cadencia

                                        al caminar,

                                        vienen del desierto.

                          

                                        Me enamoro

                                        de los pies

                                        que siguen

                                        la ruta del agua.

                                        La fogata quema

                                        un beso prohibido.

                                       

                                        Hay cuerpos que son

                                        un desierto

                                        aunque tengan compañía. 

                                       

 

                                        Tambor y deseo:

                                        dos elementos

                                        del mismo fuego.

                                       

 

                                        La caravana interior

                                 deja un rastro

                                 de doscientos

                                 poemas de arena…    

                                       


                 Disfrutemos la lectura de estos 200 Poemas de arena y auscultemos el desierto interior de la creadora costarricense Ana Patricia Arce Blanco, una mujer plenamente sensitiva de los problemas que aquejan a la humanidad, y a cada uno de los seres que habitamos nuestro planeta.

 

Lic. MIGUEL FAJARDO

Verano, 2024