Fotografía: Matilde Elena López
Los sollozos oscuros
Tanto amor y no poder nada contra la muerte.
César Vallejo
Tú que no conociste la derrota
Ver que no puedes nada
En esa dificultad postrera
Que nos manda el heraldo de la muerte.
Tú el victorioso
Ver cómo en un instante
Cambian los dados del destino.
Tú que te sentiste
Dueño del Universo
Y quisiste saltar
Por sobre tus límites.
Tú ahora estás envuelto
En la desgracia,
Pobre Edipo ciego
Con el báculo levántate.
Apóyate en tus huesos,
Mírate en el espejo de tus lágrimas
Y desde Job lanza todas tus imprecaciones,
Pero no te dejes vencer
Álzate en la más desesperada
Tentativa.
Tú, responde de ti mismo
Porque nadie puede responder por ti.
Rómpete el corazón
Pero sigue viviendo
Impulsando la sístole y la diástole
Con tu propio aliento
Y en medio del desastre
Encima de las mismas ruinas,
Alza tu estatua de mármol
O acerina.
Reta a Dios si es preciso
Con todas las fuerzas
Que impulsa el desafío.
Tú, el inseguro
Asegúrate en tus huesos.
Desdichado,
Álzate de tu desdicha.
Yérguete
Aunque hayas perdido
La razón de tu vida.
Aunque entierres lo que más amas
Debes erguirte y seguir adelante.
Oh, pobre Hamlet
Que sabes de traiciones
Que conoces veleidades del amigo,
La muerte del amor que era tu vida,
La inconstante fortuna,
Los dardos de la envidia,
La ambición que escala
Por sobre tu derrota
Y te deja triste y marginado.
Aunque veas convertirse en sombras
El juego de tus luces
Y conozcas lo precario del triunfo,
No cuestiones la vida,
El ser o tu existencia.
Ármate la coraza
En la cintura
Aunque sobre el espejo quebrado
Que hay en el declive
O amarrado de un poste.
Aunque llegues a entender
¡ay, demasiado tarde!
Que poco puedes
Frente a la muerte tu adversaria
Los sollozos oscuros
Tanto amor y no poder nada contra la muerte.
César Vallejo
Tú que no conociste la derrota
Ver que no puedes nada
En esa dificultad postrera
Que nos manda el heraldo de la muerte.
Tú el victorioso
Ver cómo en un instante
Cambian los dados del destino.
Tú que te sentiste
Dueño del Universo
Y quisiste saltar
Por sobre tus límites.
Tú ahora estás envuelto
En la desgracia,
Pobre Edipo ciego
Con el báculo levántate.
Apóyate en tus huesos,
Mírate en el espejo de tus lágrimas
Y desde Job lanza todas tus imprecaciones,
Pero no te dejes vencer
Álzate en la más desesperada
Tentativa.
Tú, responde de ti mismo
Porque nadie puede responder por ti.
Rómpete el corazón
Pero sigue viviendo
Impulsando la sístole y la diástole
Con tu propio aliento
Y en medio del desastre
Encima de las mismas ruinas,
Alza tu estatua de mármol
O acerina.
Reta a Dios si es preciso
Con todas las fuerzas
Que impulsa el desafío.
Tú, el inseguro
Asegúrate en tus huesos.
Desdichado,
Álzate de tu desdicha.
Yérguete
Aunque hayas perdido
La razón de tu vida.
Aunque entierres lo que más amas
Debes erguirte y seguir adelante.
Oh, pobre Hamlet
Que sabes de traiciones
Que conoces veleidades del amigo,
La muerte del amor que era tu vida,
La inconstante fortuna,
Los dardos de la envidia,
La ambición que escala
Por sobre tu derrota
Y te deja triste y marginado.
Aunque veas convertirse en sombras
El juego de tus luces
Y conozcas lo precario del triunfo,
No cuestiones la vida,
El ser o tu existencia.
Ármate la coraza
En la cintura
Aunque sobre el espejo quebrado
Que hay en el declive
O amarrado de un poste.
Aunque llegues a entender
¡ay, demasiado tarde!
Que poco puedes
Frente a la muerte tu adversaria
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