Miguel Fajardo Korea, Costa Rica
OFELIA
GAMBOA: “MATICES”
DE UNA EDUCADORA MINERA
Lic. Miguel Fajardo Korea
Centro Literario de Guanacaste, Costa Rica
La vida nos
ha permitido encuentros humanos que permanecen en el tiempo. El de de la Prof. Ofelia Gamboa Solórzano
(11-3-1924) es uno de ellos. Cinco
lustros han transcurrido desde que nos conocimos. Con ello, desde luego, el aprecio se extiende
a su distinguida familia.
Como
educadora, Ofelia Gamboa merece un profundo respeto, luego de sus abnegados 40
años de entrega al ejercicio docente, con vocación de campana. Como escritora y
amiga de letras, ella signa uno de los nombres estelares de la literatura de
este decisivo polo cultural costarricense que es Guanacaste.
Es, junto con la Prof. María Leal -quien vivió
97 años-, una de las tres voces culturales de mayor longevidad en la cultura de
Guanacaste. La Prof. Lía Bonilla festejó
92 años y doña Ofelia acaba de alcanzar sus 89 años. Sin duda, ellas forman parte del exclusivo y
privilegiado círculo de las “Zonas azules” en la literatura guanacasteca.
Siempre
le agradeceré su confianza al permitirme escribir tres prólogos a sus libros: “Oro
y sol”, 1990; “El expreso de la mina”, 1994 y “Columpios”, 2000. Ahora ha editado sus esperados poemas
guanacastecos en “Matices”. El libro será presentado en Abangares, el 20 de
abril del 2013 a las 3 p.m., como anticipo a las celebraciones del Día
Internacional del Libro.
Tengo
un criterio integral cimero sobre la calidad y trascendencia de su obra. Las vetas temáticas que abrió hace muchos
años, trazaron sendas y rutas para todos cuantos venimos detrás de ella. Nos ha
enseñado a escribir con honestidad. A
hurgar en la historia del Guanacaste de siempre para denunciar a quienes han
cometido la deslealtad y el descaro de entregar parte de él por unos euros o dólares de más.
Su
palabra firme y trascendente es un paradigma que debemos consultar cuando
queremos conocer las auténticas raíces del ser guanacasteco. Al leer MATICES, me
envuelve la nostalgia de un recordar selectivo, cuyos títulos esplenden la
historia siempreviva del acontecer intenso, con óptica glocal. Poemas como Orbe tierra, Orbe mina, Los
coligalleros, Sol de oro, Pretéritas cosas presentes, Lamento, Abangares, El
grito de Vargas, Saludo a la pampa, Hay un rubor de malinches, Pampa, Los
potros, Ancestro, Gesta o La nana Mercedes dejan leer una voz sobria,
rutilante, estremecedora para acercarnos a la patria regional, la que no
debemos permitir que se convierta en un Guanacaste ajeno –como vengo expresando
en mis textos desde hace varios años-.
Ofelia
Gamboa Solórzano es una de las escritoras sobre las que más veces he escrito en
diversos medios durante 25 años. No
quiero repetir las apreciaciones jubilosas que me merece su obra callada, pero
honesta, sin arribismos ni parafernalias de cafetín. Su nombre es uno de los que, sin ninguna
duda, pronuncio en voz alta y con
profundo respeto. Todos hemos aprendido
de ella: de sus enfoques, de su clarividencia para potenciar el tema
guanacasteco, sin cálculo, sin doble discurso, porque ella ha sido coherente en
su vida intensa: como mujer, madre, maestra, escritora, dirigente comunal y
amiga selectiva.
Gracias, doña Ofelia, por haber incluido en
su nuevo libro el poema “En la cumbre”, cuya dedicatoria a su apreciador es una
distinción, nacida desde su gran corazón y desde su espíritu humanista que
remira el acontecer de la pampa abierta y bravía.
Mi
libro SON OTRAS PALABRAS, sobre las temáticas del Guanacaste eterno, de próxima
edición, incluye el poema intitulado “Ofelia Gamboa, educadora minera”. En él, he procurado plasmar mi perspectiva e
imagen de 25 años con vínculos mutuos en nuestras rutas de caminantes en la
pampa abierta como una fruta. Sé que es mi mejor homenaje lírico a una mujer
integral. Me permito entregarlo, como primicia, desde las prestigiosas páginas
de digitales del Lic. André Cruchaga, distinguido escritor salvadoreño.
Ofelia Gamboa, educadora minera
Lic. Miguel Fajardo Korea
Te has
internado en los
intersticios
cerrados del orbe minero,
con
pinceladas sobrias,
señales y
huellas
de un duro
pasado en el presente global,
cuyos ecos
narrativos y poéticos
oxigenan un
lenguaje fresco
y rico en
los matices
de las
manifestaciones autóctonas.
Recreas la
nostalgia,
como sueños
de oro y sol,
con la magia
y el duende
de
esperanzas desangeladas
en un mundo
al corazón del cielo.
Has dado
vida al coligallero,
mineros
artesanales anónimos
al formar la
cola de gallo
en la
rusticidad del cateo.
Ejerciste un
magisterio de luz
durante 40
años de vocación
en el
manifiesto de las conciencias.
Ofelia
Gamboa: lealtad de cultura
y madre
tierra.
Fuiste la
gestora del monumento
al minero
desconocido
para
atestiguarle a la historia
los gestos
del reclamo
por el
trabajo aurífero.
Sos la poeta
minera por excelencia,
has manejado
ese tema
con el alma
femenina
de la
sinceridad,
la honradez
y el apego
al discurso
histórico,
sin
falseamientos.
Redescubriste
lo pretérito,
cuyo eco
establece voces
contra todos
los olvidos.
Has
recuperado
una galería
de nombres
con la
decisiva vinculación
a la minería
abangareña.
Tus libros
desentierran ecos,
voces en la
lejanía,
ecos
dolidos.
Tu obra
arriba a la sierra,
contagia al
viento,
se adentra
en Los Mazos
y cabalga
sobre La Irma
hasta los
confines
de la patria
regional
que has defendido
con pasión.
Tus libros
demarcan
rutas con el
expreso
de la
historia abierta
contra los
entreguismos vergonzosos.
Ofelia Gamboa,
educadora de verdad.
Transitaste
las aulas de primaria
y
preescolar;
cultivaste
la simiente
de las
primeras letras,
en
generaciones
que hoy se
esparcen
por los
territorios de Avancarí.
Tu trabajo
voluntario y comunal
en las
asociaciones de desarrollo
te permitió
tender puentes
en tus
contextos amados.
Tu liderazgo
y credibilidad
te permitió
acceder como regidora
en tres periodos gubernamentales.
La
Biblioteca Pública abangareña
ostenta tu
nombre desde 1993,
para que las
nuevas generaciones
valoren tu
paradigma,
disfruten de
la lectura,
de tu
compromiso con el arte
y la palabra
siempre viva,
desde “Oro y
sol”,
“El expreso
de la mina”,
“Columpios”,
o “Matices”:
vocación de
madre,
mirada de
magisterio,
obrera sin
horarios
con el alma
raigal de tu mirada profunda.
Tus
columpios son magia transparente,
secretos
atesorados,
vivencias,
corrillos,
recuerdos
selectivos,
de una gran
conversadora,
de una
luchadora incansable,
de una
idealista espiritual,
de una
guerrillera de la cultura,
de una obrera
del pensamiento,
de una
sembradora de actitudes.
Mujer y
madre,
maestra y
escritora,
ciudadana
que nos
continúa meciendo
con el arma
del espíritu,
con la
mirada en el camino,
como una
sola conjunción,
redescubriéndonos
la infancia,
el país de
la magia y la memoria
para
recordar los sueños,
enterrar los
temores,
enfrentar la
vida,
asirnos de
Dios.
Ofelia
Gamboa Solórzano:
artista
siempreviva
para
recorrer contigo
el alma de
la sierra sin fronteras,
los pasos abiertos
de tu voz
dictándole
al viento
tu destino guanacasteco
sin
fronteras
desde el
cielo minero
de tu
vocación con alma
de mujer
íntegra.
minalusa-dra56@hotmail.com
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