martes, 29 de diciembre de 2009

poemas de edgar allan garcía

Edgar Allan García, Ecuador








SOBRE LOS IJARES DE ROCINANTE







mi padre tenía manos generosas
muy pocas veces puño o índice acusador
en largas vigilias escuché sus palabras
con la impavidez de quien mira
llover en macondo
(no había en mí tierra madura
para recibir sus profecías)
pero sin saber cuándo ni de qué forma
encarnó sus sueños en los míos
él olvidaba con frecuencia mi edad
solía confundirme con un niño
de perinola y cometa
para añorarme a su manera
otras veces me tomaba por un viejo
muy querido fantasma
y a él le contaba uno a uno sus silencios
mi padre decía que hay borregos y pillos
con mucho miedo y poca vergüenza
o que la vida tendrá que ser otra
o en el futuro o caray o qué cosas hombre
cuando pequeño tuvo una fiebre
que hizo estragos en sus ojos
sin embargo a nadie he conocido
que pudiera ver con tanta precisión y cariño
cosas y seres aparentemente pequeños:
ahí donde otros pisaban
él se hacía a un lado y dejaba
o ayudaba a pasar
esa actitud cotidiana lo convirtió
en sospechoso de buenismo inclaudicable
hecho que motivó el ensañamiento de sus enemigos
mi padre escribió un libro de poemas
y en uno de ellos me decía: "qué alegría
tan grande sentir cómo se agiganta
la espiga de tu espíritu
y se proyecta mi consciencia en la tuya
confundida en la sangre que te dio mi esperanza"
luego abandonó la poesía
(había labores más urgentes)
pero ella se negó a abandonarlo
aduciendo pretextos desesperados
mi padre un día de cuyo nombre
no quiero acordarme fue declarado muerto
por médicos que nada saben de estas cosas
y bajó al útero de su tierra
montado sobre los ijares de rocinante
no dijo luz más luz
sino soledad otra vez soledad
porque han de saber que para los buscadores
el vacío es una sanguijuela voraz
adherida a las sienes
para muchos él siempre había medido
un metro con setenta más o menos
pero aquel día de acuosa y asfixiante sombra
vimos cómo su corazón rompía
el maderamen del ataúd
las paredes de la casa
los invisibles muros de la ciudad
y por sobre gritos escandalizados
de amigos y parientes
la certeza de que teníamos aquella enorme
y palpitante herencia nos hizo dejar de llorar
(salvo una que otra lagrimita)
durante todos estos años
mi padre entra a veces a mi cuarto
por las ventanas abiertas y se sienta
al escritorio a amasar poemas
que luego digo que son míos
(por no delatarlo)
con el tiempo nos hemos acostumbrado
a nuestra soledad inexorable
y en los espejos ya no hay desencuentros
ni miedo ni angustia
solo el reconocimiento de la entrañable
hermandad que nos agranda.







COSMOGONÍA ELEMENTAL






en el principio era el caos
entonces apareció ella y puso la ropa
en su lugar los zapatos en su lugar
la hermosura en su lugar y el corazón
del hombre en el lugar preciso
durante los restantes nueve períodos
construyó universos semejantes
a un cuarto de juegos para que en él
retozaran gritos balbuceos y risas infantiles
(vibraciones desconocidas hasta entonces
en aquel espacio desolado)
al amanecer del tiempo noveno
emergió él (primogénito conforme
a sus semejanzas) de las entrañas de ella
y en un principio fue el niño más dulce
la alegría más profunda el más educado
y sumiso y ordenado (o casi) pero pronto
anheló conocer mejor
palpar otros mundos
desafiar la gravedad y el poder
besar la redondez primigenia
de otros cuerpos
desde entonces vive de su sudor
en un barrio de seres extraviados
luminosos absurdos como el caos.







ACERCA DEL USO INDISCRIMINADO DE LOS SUEÑOS






el poeta la soñó febril
minuciosa implacablemente:
formó primero sus ojos enigmáticos
y los dejó flotando sobre dos cuencos de luz negra
soñó luego en su pelo ola de miel salvaje
y en su boca pequeña y carnuda brillando
al final de una palabra misteriosa
determinó la altura de los senos
su consistencia el cálido temblor
del movimiento: en la cima
dos gotas púrpura destilando humedad
creó entonces un ombligo ojival
(ranura hechicera desde donde
-según él- se podía espiar el universo)
y colocó de par en par las ingles anunciando
profundos deliciosos mares internos
moldeó caderas altas nalgas atrevidas
espacios escabrosos
vellosidades
hoyuelos
en tanto las piernas largas largas se perdían
al final del sueño como un paso de danza
semejante al de la Pavlova
en sus buenos tiempos
el poeta la ha soñado
febril minucioso implacablemente
(igual que aquel mago taciturno
soñó un hijo en el cuento inolvidable de Borges)
pero ahora que la siente moverse
como una serpiente de oro bajo su cuerpo
ahora que por fin escucha su oscuro murmullo
inundando la casa y esos labios tiernos y brutales
succionan noche a noche su piel
de lobo solitario el poeta duda
con una duda terrible obsesiva:
¿y si él -brujo de la noche- no es más
que fantasma o simulacro en el sueño
de una mujer taciturna?









"…pero entonces entre la niebla del sueño
llega exuberante y sudoroso un
pubis que haría poner de rodillas
al universo…"
EAG




OH SEXUS PLEXUS NEXUS







ciudad mitológica
laberinto de piedra negra
campanarios flotantes estalactitas
niebla no pájaros no perros no nadie
solo ella
inasible a contraluna
pandereta en mano
entre luciérnagas salta gira vibra
nueve puertas abiertas su cuerpo desnudo
serpiente que danza y canta y viene hacia mí
con olor a almizcle a amapola a piel húmeda
oh hembruna rotación de universos
mira cómo resbalo en tu vientre aceitado
y me pierdo en tu ombligo de almendra
oye cómo despiertan los elfos
que habitan mi pecho
oh sacerdotisa de la carne
oh anaís perversa
que de cerebelo a escroto
me enredas en el anillo de tu cuerpo
y en mitad del ritual líquido me obligas
a gritar: oh peces de éter en remolino
este es el limbo este es el sueño donde abro
y penetro -yo cachorro electrizado-
la ansiada anémona calientede anaís la bella.

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