lunes, 25 de marzo de 2013

COPIA A DOS BESOS


Alejandra Salvador dibuja a María Ángeles Chavarría




COPIA A DOS BESOS



Por María Ángeles Chavarría




            Aquella primera vez encontré en clase una mezcla algo descompensada por el frío, el rencor y el desconcierto. Algunos, agresivos; otros, con la mirada en un lugar ausente.
            Lo único que leí en los rostros fueron algunos trazos de ilusión dormida. Impartía Medio Ambiente en la Universidad, pero aquella última clase sólo era para mí una pecera con tortugas metidas en su caparazón.
            Mi programa de estudios era ambicioso. La reforestación, el reciclaje, algo que rebasase esas cuatro paredes que todos conocemos y muchos ocupan por razones de examen.
            Pero mi plan bombeaba sólo en mi corazón, a pesar de mi esfuerzo; a pesar de informarme cada día de cada avance nuevo; a pesar de la entrega o el convencimiento. Mi plan y la desidia colectiva no se llevaban bien.
            El caso es que a esos jóvenes yo los imaginaba algo resueltos y con un poco de espíritu en sus huesos. No podía creer que estuviese perdido todo el reto por esa repetición de secuencias que nadie, ni yo misma, se había molestado en alterar.
            Decidí el desconcierto para ver si aún podía despertarles.
            Entonces, les pedí un trabajo especial sobre un tema elegido.
            Nadie me preguntó sobre el enfoque, ni siquiera sugirieron cuestiones de interés o de fondo. Solo el tipo de letra, el tamaño o el número de páginas. Cuanto menos, mejor. La ley del menor esfuerzo.
            Fue cuando les planté un dilema, lo que ellos pedían, lo que nunca faltaba. Una forma con fondo que reunía el respeto, la originalidad, la intención de buscar la bondad en los seres y las cosas cercanas. Algo que, pese a ser lo único, consiguió levantar sus rostros para mirar el mío. Conseguí revelarles que había llegado el momento de arriesgarse y sentir.
            ¾No importa la extensión ¾expliqué misteriosa¾, lo que importa es hacer como por vez primera las copias a dos besos.

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