jueves, 9 de agosto de 2007

Democracia_Abel Fagundo

Fotografía: Abel Fagundo




Democracia



Hay que ver como se enluta el corazón de quien limpia las zanjas
y hay una fiesta cerebral en la despensa de los nuevos ricos.
La vida no miente, se le puede adornar con libros y estadísticas;
pero la verdad late en las esquinas
sin que la furia o la ignorancia puedan contenerla.

El paraíso es sólo una posibilidad
que necesita a todos para imponer su égida colosal,
a tiros o a mordidas se pueden sostener las utopías,
lo ideal es sostenerlas con el voto significante
de cada ser humano... A Correr,
este es un mundo que va quedando estrecho de personas.

Estrecho, Derecho, Belicoso,
un tiempo a la medida de los exterminios, de los La Vey,
con sus cruces retorcidas y el dinero fluyendo como un río
que cae en sus cascadas sobre las mismas notas del poder.
Música bárbara, la sinfónica de la muerte y el cañonazo.

Y los monarcas con su risilla caricaturesca
lista a tragarse un micrófono de chocolate.

Los colores de esos códigos de la era cybert,
el amarillo para esperar una muerte quizás,
el naranja para esperar la muerte toda, el desastre de América,
el mismo desastre que ciertos fratricidas
han ido sembrando en su nombre,
como minas de un horror que crecerá y se multiplicará
para fortuna de los fanáticos y los millonarios del holocausto..

El daño colateral de estar matando al mundo
es sólo un sacrificio para anclarse en los mares del futuro,
si quedan mares, si quedan costas, si quedan poetas
con los que hacer la hoguera de la paz occidental,
poetas que sirvan de combustible a esta revolución inversa,
en la que las águilas del mundo
van a comerse como postre nuestro cerebro cívico.
(Perteneciente al Libro Inédito, Calles al Sur)
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