Fotografía: Ramón Ordaz
Yo tenía mi guerra
Yo tenía mi guerra,
mi juego de dardos para matar el tiempo
y apostar a que Cristo vendría a mi abalorio.
Yo salía a las calles;
educaba mis perros, les mostraba
cuánto muerde el blasón de la jauría.
Yo tenía mi ínsula,
Mi barataria patria de gemidos
donde descansa en paz Altisidora.
Yo tenía mi retrato;
escrito mi epitafio a lo Desnos"
porque uno nunca sabe".
Yo conciliaba en mí
A Sun Tzu y Lao Tsé.
Previstos mis asuntos:
Mi caverna, mi glaciar, mi reno;
cuando babeles,
cuando bajeles
traen su Apocalipsis:
Gemelas cicatrices donde desova el tiempo.
Yo el Unigénito, el último.
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