sábado, 9 de noviembre de 2024

MARLENE ZERTUCHE, LOS MARES QUE SE REAVIVAN

MARLENE ZERTUCHE, LOS MARES QUE SE REAVIVAN

 

Lic. MIGUEL FAJARDO KOREA

Premio Nacional de Promoción y Difusión Cultural de Costa Rica

minalusa-dra56@hotmail.com 

LIC. MIGUEL FAJARDO KOREA


(Costa Rica). Marlene Zertuche (Guadalajara, México, 1983). Editora y poeta. Estudió Letras Hispánicas en la Universidad de Guadalajara.

 

Ha publicado en poesía Mazo de Hércules (2013), Consejos a la niña (Dinamarca, 2017), Cuerpo te llamas (2018); Mares que mueren (2024). Editó Los líquidos abismos. Poemas en torno al agua (2019), en los que reúne a cincuenta escritores latinoamericanos contemporáneos.

 

Desde hace veinte años ha trabajado en editoriales y periódicos como revisora de estilo y editora. Imparte talleres de apreciación y creación literaria. Junto con Lily Preciado, dirige la editorial Typotaller.

Ha participado en Festivales de literatura en México, Colombia, Uruguay y República Dominicana.

Zertuche, Marlene. Mares que mueren. México: Universidad Autónoma de Sinaloa, 2024: 66. Colección Perseo vencido. Criterio en la contracubierta de Héctor Monsalve. Diseño de interiores: Melisa Cota y Cubierta de Christopher Cisneros. Edición al cuidado de Francisco Alcaraz y la autora. La producción editorial del libro es sobria. Está dedicado a sus hijas Luna y Rebeca. Consta de 30 poemas que sacuden la conciencia de sus lectores.

MARES QUE MUEREN está dividido en cuatro apartados: Infancia sin mar, Mares que mueren, Mares que recuerdas y Las dos mitades del mar. El libro, en su mayoría, no usa mayúsculas iniciales ni signos de puntuación, signos de estilo, que responden a alguna correspondencia con la infinitud del mar.  Pienso en el mar de Alfonsina Storni, entre muchos mares. Epígrafes de Selva Casal, Rosario Castellanos, R. M. Rilke y Raúl Bañuelos.

Alguna vez leí un pensamiento, que recuerdo, ahora: El hombre que no conoce el mar tiene algo de huérfano, del español Gregorio Marañón (1887-1960).

Desde la primera estrofa del poema inicial nos atrapa su eje temático “todos los mares, el mar / Tatéi Haramara / madre mía y de los hombres / origen de las aguas del mundo (…) a esos lugares hazme volver / para que mi boca / coma el pan de la calma / el maíz de la desmemoria” (p.11). En estos versos, el yo lírico crea un marco geoespacial que contextualiza el estado de emoción poética.

El yo lírico establece una fervorosa defensa del náhuatl “el náhuatl es la madre / de un universo latente / sumergido / nanti en náhutl (significa “el arte de ser madre” /hablar náhuatl es procrear / dar a luz con las palabras” (p.16).

“nueve mareas, nueve lunas” precisa un código ideológico “toda mujer preñada / lleva un mar adentro / y en el centro del mar / un dios sumergido (la mujer / alimenta al mar / y el mar / alimenta al niño” (p.17).  Los elementos líquidos, corporales y marinos, se entrelazan en una conjunción de gran mérito estilístico.

“Lupina” hace mención a situaciones sociales “no vi a Lupina / exhalar su último aliento / en su gran cama de madera / allá en el norte (…) esto es México / el norte de México / un cuchillo / un pedregal interminable que extiende / su frontera al sur del infierno” (p.19).

“la sed de los difuntos” es un texto lúdico con imágenes plásticas “las niñas jugábamos con guijarros / tomábamos todos los que podíamos / en el puño / luego los dejábamos caer / lentamente (era como tener / una parte de la mar atrapada / entre las manos” (p.22),

“marinero en tierra” es una relación intertextual con Rafael Alberti, pero el yo lírico lo glocaliza “Aquí en Coahuila / todos somos / marineros en tierra / está lejos al mar / pero al andar a caballo / sentimos bajo nuestros muslos / la incertidumbre exacta de las olas” (pp.28-29).

El segundo apartado es el nudo ideológico y poético del libro de Marlene. Lleva por título el nombre del libro.  Es una gran defensa ecológica y una directa crítica contra quienes defenestran el mar de la sociedad civil, el mar de ofensas, de promesas incumplidas, de engaños, de coartar las libertades, de vaciar los corazones que “cruzaron la gran barricada de olas infinitas”.

 I- “fuimos, no los que caminaron sobre las aguas, no lo / iluminados que volvieron la vista al ciego, no los que / devoraron al sol; fuimos puro calambre, fuimos los sin / agua, fuimos los que nacieron en los mares que mueren / (…) corrompieron al océano fértil, lo hechizaron y él les dio / besos de sal; merecían la muerte y los bendijo, se sumó a / su perversión, mar malinche, mar pólvora, mar caballo” (p.33 y 35).

El pensamiento de Heráclito de Éfeso (540 a. C. - 480 a. C.): “Nadie se baña en el río dos veces porque todo cambia en el río y en el que se baña”, discurre como un sustrato al leer este intenso poemario de la poeta mexicana Marlene Zertuche.

“ometéotl, la historia se repite: dueños y señores de lo / ajeno, avanzan por la selva, se apropian de los bosques, / surcan la tierra, diseminan semen y saliva (…) arden los siglos venideros, fe lápida sobre nuestra tierra / madre, cuando un mar agoniza se invocan los profanos / y tiernos hechos de lo que fuimos” (p.39).

Las imágenes marinas son transparentes, dinámicas, plásticas “comulga con el mar / recíbelo, ahógate / llénate de su inmensidad / y recuerda tus lágrimas (en una habitación que mira el mar / todo se impregna de olas”. (pp.46-47).

“historia del ojo” focaliza la relación del mar con la corporalidad femenina “una parte del mar en nosotros / la acuosa mirada / el órgano ancestral / evolución independiente / apuntan / óptica altamente desarrollada / explican los que saben (…) la metáfora de la marea / la humedad eterna / de nuestras pupilas” (p. 53).

“sirena” “fui tu sirena / me lo pediste / y obedecí (…) un pez / un pez hembra / inaccesible para / tus ganas de hombre (…) ahí no puedes entrar / pues debajo del ombligo / soy otro ser / una estatua viva / marina / sumergida” (pp.57-58).

“el mar detrás del nombre” es un texto sensual y erótico “te mueves, jadeas, das brazadas / te mueves, te clavas / te zambulles / en mí / como si quisieras / respirar para siempre / cierras los ojos / y te dejas llevar / te dejas ir por fin / como un ahogado / en mis entrañas” (pp.59-60).

“poema de mar que cae” es un texto espacial. Como es arriba es abajo: “el mar no puede estar en el cielo / con tanto peso / moja con su inmensidad / siembra vida profunda / todo nace en él / y a él vuelve” (p.64). Se presenta una relación espacial de verticalidad.

El criterio de lectura, muy puntual, de Héctor Monsalve, en la contracubierta, sostiene que: “Con una poesía profunda, arrebatadora, precisa de matices, recuerdos y convicciones, Zertuche logra llovernos de mar, nos lo trae, nos lo arroja en la cara y en el corazón, y con él sus misterios, sus carencias, su ímpetu, su afluencia, sus espacios insondables”.

Uno de mis libros iniciales se titula EXTENSIÓN DEL AGUA. Esa extensión se dirige a MARES QUE MUEREN.  Sin embargo, a mí me parece, más bien, que son MARES QUE SE REAVIVAN en la voz y la palabra de la poeta y escritora MARLENE ZERTUCHE.

Leer este hermoso libro de Marlene ha sido muy grato, toda vez que el tema del mar es uno de mis ejes pasionales en la poesía. Su poemario es un canto desde diversas posibilidades y perspectivas, en las nubes del sol, en la boca del silencio, en el náhuatl de su palabra, donde la mujer acrece el mar como una de las maravillas naturales del planeta.

Zertuche, con voz fresca y comprometida, reorienta los ejes plurisignificativos para arrojarse al mar de las totalidades, cuyo contenido asoma en las habitaciones, desde los ventanales de las olas, con entradas y salidas, tanto centrípetas como centrífugas.

Mar de mares, de Marlene Zertuche (Guadalajara, México,1983), ha sido un encuentro de lectura desde el ombligo del mar vivo, que muchas veces puede llenar el vacío o la nada, con solo el oleaje desde el cielo, cuyas eternas olas surcan y pueblan nuestro planeta.

Que la humedad del mar reavive los caminos del factor humanidad, para enrumbarnos a estadios de transparencia, y cuyo caudal riegue océanos de luz. 

Gracias, Marlene Zertuche, por ofrecernos un libro, cuyo manantial poético es una ventana para ser mejores en Un mundo para todos dividido, como dijera el gran poeta hondureño Roberto Sosa.  ¡Albricias, entonces, Marlene, hasta Guadalajara!





miércoles, 6 de noviembre de 2024

Adrián Díaz Aguirre: Invasión en la memoria de lo cuántico

 

Adrián Díaz Aguirre:

Invasión en la memoria de lo cuántico

 

Lic. MIGUEL FAJARDO KOREA

Premio Nacional de promoción y Difusión Cultural

minalusa-dra56@hotmail.com

MIGUEL FAJARDO KOREA


Adrián Díaz Aguirre nació en Nandayure, Guanacaste, Costa Rica, en 1947.

Escritor, actor, director escénico y educador. Ejerció como profesor de Español en 14 instituciones de secundaria. Académico en las áreas de español y didáctica, pedagogía transdisciplinar, Andragogía, Artes Escénicas, Expresión Corporal, Dicción y Vocalización. Trabajó en la UCR, UNA, ITCR, Universidad La Salle y Universidad San José.

Su formación académica incluye: Bachillerato en Teatro y Didáctica, Licenciatura en Educación de Adultos, Licenciatura en Didáctica y Enseñanza del Español, así como Licenciatura en Literatura y Lingüística.                        

 Asesor de Español. Dirección Región Educativa Liberia (2004-2005).  Asesor Nacional de Español, Educación para Jóvenes y Adultos (2006). Asesor Nacional de Español  I y II ciclos (2007-2012).

Dirige el Colectivo Literario (2018) y el Colectivo Escénico “Producciones Tulasi” (1985), donde realiza sus trabajos escénicos desde hace 40 años.

Actor y director teatral en una veintena de obras, en grupos como: Boruca, Talamanca, Sibú, Hora Cero, Teatro Universitario, Esfera o Burbuja.  Ha contado con direcciones escénicas de Jesús Cuadrado, Jean Moulaert o Stoyan Vladich

Obra publicada: Poemas de antes (1981 y 2022); Los pies del silencio (2011). Invasión: 7 alternativas poético-cuánticas para invadir tu YO Supremo (2021).

Incluido en la antología Hilos sueltos (2024), del Colectivo Literario y en GUANACASTE. POESÍA ENTRE SIGLOS (1824-2024), de Miguel Fajardo (Euned, 2024).

***

Díaz Aguirre, Adrián. Invasión. 7 alternativas poético-cuánticas para invadir tu YO Supremo. Columbia, Estados Unidos: Amazon, 2021:187. Colección Utopía. Prefacio del escritor. Prólogo del novelista Francisco Vallejo Fernández. Portada e ilustraciones capitulares: William Sánchez Coto, Diagramación: Mercedes Moreno Loor.

El hablante lírico utiliza siete infinitivos verbales sobre los cuales traza los apartados de su denso e intenso poemario, a saber:  irrumpir, incursionar, ocupar, asaltar, conquistar, tomar e invadir. Los editores escriben: “la travesía la realiza el hablante, en un verdadero descenso y al final situarse, en un punto de partida, con las mochilas de libertad, para iniciar el ascenso, porque ha conquistado su propio yo, situación reflejada, con toda claridad. En el poema final” (p.6).

Inicia con un poema -A mi padre eterno-. Su final es un sistema recolectivo estupendo “¡Si me lo permites! / -te doy mi canto / te doy mi mente… / -Te doy mi cuerpo / te doy mi acción… / ¡TE DOY UN ABRAZO SUPREMO! (DESDE EL CENTRO INFINITESIMAL de mi existencia). Solo para celebrar Tu advenimiento” (p.25).

El tema amoroso en dual, tanto de alegría como de reproche; de gozo y despedida.  “Mi sacrificio se concreta / en una especie de compromiso / con tu cuerpo… / Me lanzo desde tu cuerpo, puerto seguro, / para consumar la elevación de tu vida (…) ¡Todo se consumó! / Nos bastaron 17 años para llegar hasta / el engaño y el cansancio” (pp.29-30).

En otro poema, se cita a otra mujer, Vlada, con una gran dosis sensual “Hoy solo percibo los filamentos eróticos de tu cuerpo / y los hilos que dibujan tus movimientos… / ¡Adorable, la más adorable! / No hay duda…” En este poema, el hablante refuta los encajes de la modernidad sobre el espacio corporal “Desprecio tus tatuajes que se emplastan sobre la ternura de tu piel, / aborrezco el mal gusto / de los mercachifles, que manipulan tu belleza para decorar tarros y / hojalatas” (p.32).  Es decir, una censura objetiva contra quienes ven el cuerpo de la mujer como un objeto mercantil, como un objeto de cambio.

En “Sentidos” se manifiesta otro tipo de experiencia en el amor materialista, es decir, en su caída, el desamor “¡De todos modos tenía carita de inocente! / Mis sentidos la encubrieron y la perdonaron… ¡Yo no! / Yo la juzgué. / Yo la condené. / Dicté sentencia, /y/ la olvidé… / ¡El tiempo me coronó la frente! / Con nuevas alegrías”. (pp.49-51)-

En “Ilona”, el hablante usa un lenguaje frontal “La política, la geopolítica, la expolítica, los apolíticos y los contrapolíticos. / ¡Me vale mierda! (p.36), y así con una serie de seres etiquetados, no necesariamente, como seres humanos.

El discurso sobre la “Libertad” es acusador “¡Libertad tonta en el planeta de los encierros! / ¡Cárcel cósmica” / Vestida de azul / girando en la órbita / de tus caprichos”. (p.39).  Ya sabemos que en nombre de la libertad mal entendida se han cometido atrocidades, se han inventado guerras, por eso el concepto de “Cárcel cósmica” que endiña el hablante.

El mercantilismo sexual encuentra eco en la denuncia de la voz lírica de este poemario de Adrián Díaz Aguirre: “me da igual venderte en un templo, / que en una escuela… Trasegarte en un barco / o en un furgón, en largas caminatas, chancheteando / mares y ríos… ME DA IGUAL!!! / En todo caso el negocio es “On-line” … / ¡Los verdaderos rostros! /Los oculta la Web. / Los disfrazo con tripledoblepuintocom /Me basta un hastag / ¿Para qué quiero las redes? / Para la pesca, solo requiero de tu afirmación…” (p.45)

“Plenilunio” aborda el tema de la corporalidad del factor humano “Somos aventura y marea baja, / plenilunio y crecida del infinito que se destaca entre las algas y / los corales de tus pies, perforando mi corporeidad… somo la / alegría escondida entre lo vulgar y lo profundo, eternos / buscadores de placer, abejorros estivales con margaritas / deshojadas y caracolas entre las manos…” (p.47).

En este orbe lírico hay un espacio para los “Compañeros”, en el año de los desencuentros (2012). “Adiós compañeros, las mariposas de la libertad acarician mi frente, / el sol ilumina mi marcha, las uvas de los vinos sagrados me acompañan para brindar / por sus vidas, para brindar por la alegría y por la fiesta que nos mantiene unidos” (p.55).

“Sonata en mí” es un texto muy intenso y de gran reflexión en las relaciones sentimentales y en las corporalidades: “Pintado de azul se oscureció el camino / ¡Ganaste la partida! / Las olas partieron en mil pedazos mis alegrías… / mi tabla se desliza en marea baja hacia los abismos / más obscuros de tus obscenidades (…) Mitad hombre / mitad jade. / Perfectamente dispuesto a sumergirme en los océanos / y en los horizontes de tu femineidad… / Dispuesto a hundirme en la obscuridad ominosa de mi / masculinidad fragmentada…, en el desayuno cósmico de los titanes patriarcales: / Mitad pájaro / Mitad vuelo / Mitad canción / Mitad luna, con la dualidad a cuestas / para tragarme tus dolores / mitad llanto / mitad océano. / Con las mitades girando contra el mundo…” (pp.67-68).

En la tercera alternativa dedica el poema “Albañil” a su padre Solón. Es un texto holístico desde el amor filial “En la albañilería de tu ternura, / palacios, templos, fortalezas, / bosques, pájaros y grillos / arena, cemento y mortero; / todos convivimos, como un abrazo / por la magia de tu plasticidad…” (p.74).

En “Ícono”, el hablante denuncia situaciones históricas en contextos reflexivos; “Somos un poquito más que eso: somos humildad sin realizar, / somos guitarra y óvulo / somos mariposa y esperma, saxo y paz… / somos negro y lamento, en la cuna de la esclavitud, somos negro / en la historia escrita por blancos, y llorada por mestizos. / Somos indio / barro, americanos / cobrizos, exploración fallida, / por la aberración de los marinos / abuelos, españoles, / sátrapas (…) Somos el holocausto que nadie relata, somos 70 millones de muertos / que construyó un continente en el silencio de la vergüenza” (pp.78-79).

En “Orgasmo”, el hablante lírico inquiere sobre su origen “Soy el producto de una / EXPLOSIÓN…/ Dentro de todos los absurdos posibles, soy, / “El big bang” de una relación en pareja… (…) / Ahora sé que soy el agradecimiento y la / gratitud orgasmizada de mis viejos” (p.83). Igualmente, en el libro se plantean inquietudes existenciales de su ser como parte del factor humanidad.

En el escenario político festivo de fin de año, el yo lírico explosiona con crítica mordaz: “Los techos herrumbrados de mi país / golpean mi frente, / todos los políticos se creen Pericles, / se pavonean en el desfilo del 26, / sobre caballos estresados, orgullosos de vivir, / en una “democracia centenaria” …/ entre birra y birra, todos pregonan lo mismo (…) / ¡Chile no se me olvida! / ¡Tlatelolco tampoco! / ¡Alcoa fue una diversión callejera! / ¡Qué planeta! / ¡Mi cumpleaños! / ¡Qué mierdero! / ¡No importa, vamos al tope! (…) ¿Quizás el mierdero lo limpien con inteligencia artificial, / o computación cuántica” (pp. 89 y 92).

En la sociedad materialistas en la que vivimos, la voz del bardo de Nandayure se deja escuchar para censurarla “Hoy me ganó el glamour… / Rusia ensaya su nuevo misil ¡Hipersónico! / Dos autos colisionan salvajemente, / ¡En la pantalla pequeña! / ¡Con toda la fuerza de la palabra! / ¡Con suma precisión! / Se modela mi mente, / ¡En la pantalla pequeña! / Hoy me ganó la demanda del consumo (…) ¡En la pantalla pequeña! / Todas mis emociones se transfirieron al celular…” (pp.95-96).

En “Hebras” menciona la sociedad de consumo en la que estamos metidos hasta las orejas “¿Y qué importa? / La canasta básica ya contempló, / el gasto de tu terapia, / el alimento del gato, / el mat de tu gym, /tu clase de yoga, / las lechugas de tu canario, / a tu psicólogo preferido, / creo que necesito un gel / de máxima fijación… para no / desfigurar los años” (p.103).

“Instantes” es una reflexión sobre la fugacidad del tiempo, o bien, la eternidad de presencias-ausentes: “Aunque tú no lo digas, / a escondidas sueñas conmigo. / Aunque tú no lo digas, / a escondidas lloras mi ausencia. / Aunque tú no lo digas, / crees que fui una mentira del destino. / Aunque tú no lo digas, / vives la mitad de tus días” (p.105).

“Akuti” es un texto hermoso desde el sentimiento amoroso de un padre por su hija, Adriana, que resume en un monoverso “Contigo, mis caminos tienen corazón…” (p.117).

 “Lengua: Madre” lo dedica a Mamalita, su madre. El sentido de gratitud es hermoso: “Porque las fábulas las aprendí en tus regazos / contando migas y boronas / de tus panes preferidos: / desde Darío hasta Esopo, / desde Homero hasta Martí… / Gracias Madre por tu oficio de lectora. / Gracias Lengua porque leíste mi vagancia / Gracias / Madre / Porque naciste / Y porque fuiste mi madre” (p.133).

“Blindaje” retoma el tema amoroso que traza el poemario en diversos contextos “Así como tu imagen entra en el espejo, penetro en tu cuerpo, / para trascenderlo…/ Porque Yo soy la eternidad. / Porque Yo soy el océano que / sacia tu sed…  (pp.141-142).

“Monólogo” es un grito de liberación, de exculpaciones, de fuerzas liberadoras “No quiero que importunen / mis momentos… / No quiero que invadan mis espacios / de luz y soledad. / Tengo escondrijos y apegos, / ¡Y a quién le importa? / Tengo obscuros pensamientos / y sensaciones criminales. / ¡Y quién es lo suficientemente fuerte para venir por mí / Y liberarme…” (p. 149).

“Pupilas” es un poema que se adentra en el alma crítica de “Guanacaste, mi Guanacaste: / cebo, tasajo y mulas, / territorio empobrecido, / siglo XVIII, vals y miseria… / marimba y latifundio, / tahona y esclavos disfrazados, / un poco de piel de jicote, para que / la fajina no sea tan amarga (…) Mis pupilas seguirán cerradas, / dentro del cerco de tus párpados… / y mi paz seguirá siendo tu paz, de los cementerios… / Y mi “Anexión”, seguirá siendo la venta de La Guanacastequidad… / Guanacaste, territorio de orejas, / que no supo oír las campanas de la AUTONOMÍA…” (pp. 156 y 159).

“Misil” “Con un misil teledirigido / se fragilizó mi masculinidad, / ¡Desde un iphone four, cinco o no sé! / ¡La Tecnología también ayuda! / ¡Las TIC’s no fallan! (p.179).

Albert Einstein (1879-1955) afirma: “El ser humano forma parte de la totalidad espacial y temporalmente limitada a la que denominamos universo y, en una especie de ilusión óptica, se experimenta a sí mismo, a sus pensamientos y a sus sentimientos, como algo separado del resto.  Esta ilusión es un tipo de prisión que nos circunscribe a nuestros deseos personales y al afecto por las personas que más cerca se hallan de nosotros.  Nuestra tarea es liberarnos de esa cárcel y ampliar el círculo de la compasión hasta llegar a abrazar a todas las criaturas vivas y a la totalidad de la naturaleza, en todo su esplendor” (en Araya Monge, R. 2006: 199-200).

Felicitamos al poeta Adrián Díaz Aguirre (Costa Rica, 1947), por esta densa e intensa obra integral, que muestra 7 alternativas cuánticas. INVASIÓN. Un libro para adentrarnos e invadirnos de la vida en sus múltiples dimensiones. Aquí y ahora. Hagámoslo, antes de que sea demasiado tarde. “Un día a la vez, sin ayeres ni mañanas. Un día a la vez”.  Ahora mismo.




domingo, 3 de noviembre de 2024

Jaime Gurdián: Caminos de dolor en tiempos de destierro

 

Jaime Gurdián: Caminos de dolor en tiempos de destierro

 

Lic. Miguel Fajardo Korea

Premio Nacional de Promoción y Difusión Cultural

minalusa-dra56@hotmail.com

Lic. MIGUEL FAJARDO KOREA


Jaime Gurdián Méndez (Nicaragua, 1954) ha publicado su novela Una esquina en el tiempo. San José: Lara Segura & Asoc. Editores, 2023: 94 pp. Asimismo, se encuentra en los catálogos de Amazon. Criterio en la contracubierta del costarricense Miguel Fajardo.

Jaime Gurdián Méndez es doctor en medicina, Universidad Nacional de La Plata, Argentina. Posgrado en Psiquiatría en la Universidad de Costa Rica. Ha ejercido la docencia.  Ha publicado “León, postales y otros poemas” (Guatemala, 2003 y “Poemas sueltos” (Costa Rica, 2003). Publicó su novela Una esquina en el tiempo (Costa Rica, 2023) y en Amazon (2024). Mantiene producción literaria inédita.

El proemio de cinco párrafos condensa los caminos de dolor y destierro: “Hace ciento cincuenta años, los armenios de Turquía, eran sombras de sombras por la península de Anatolia, expulsados al olvido y a la nada, cientos de miles de hombres, mujeres y niños fueron arrastrados al horror del desierto sirio y se dice que muy pocos lograron llegar (p.13).

El narrador maneja los hilos discusivos de su trama.  En ese sentido, ubica geo-espacialmente.  Asimismo, ofrece detalles históricos sobre el origen de los personajes de su novela. Igualmente, da señales de alguna esperanza en el regreso, algún día, cuando haya luz y tolerancia: “Allá queda la vieja Armenia de nuestros padres y abuelos, donde sé que volveremos algún día de luz, cuando la tolerancia nos envuelva a todos y nunca olvidemos de dónde venimos, y que nuestra sangre es de la cuna del Patriarca Jafet, hijo del Padre Noé, en las faldas del santo nombre Ararat, donde todo comenzó(p.78).

Luego, establece una ubicación tripartita con un marco histórico, político y religioso de la capital de Armenia: La Antigüedad de Ereván, capital de Armenia está acreditada en una estela del Rey Urartu I, que menciona la fundación en el 782 a.C., es una de las ciudades más antiguas del mundo.  Fue disputada por persas, romanos, partos y musulmanes.  Fue el primer estado cristiano antes de la Roma de San Constantino el grande, fue con San Gregorio, el iluminador (257-330 a.C.)”, (p. 80).

Asimismo, focaliza una fecha que será recurren te a lo largo de su texto narrativo: “Fue en Ereván, capital de Armenia, aquella tarde de un 21 de setiembre de 1785, en que Johan Heinrich Urvián vio al monje Zen cruzando el parque San Gregorio, hacia la catedral del mismo nombre” (p.79). Ese día y ese mes, con diferentes años, tendrán reiteradas menciones a lo largo de su novela, 20 veces, dato que lo convierte en un simbolismo de apelación.

En otro orden, en ese proceso de construcción del marco narrativo, se centra en el apellido, sus labores, el origen del apellido y su significación en armenio, todos esos elementos del discurso operan como elementos que añaden sentido y significación a la construcción narrativa de su cuerpo novelesco: “Los Urvián eran una familia pacífica y laboriosa, con antecedentes de ser agricultores y maestros del cuero, su apellido venía de “Kurdjián”, que significa en armenio “Hijo del curtidor de cueros” (p. 84).

Finalmente, en una especie de sistema recolectivo, cita a los hijos: “Eran tres hermanos hijos del armenio, Johan Henrich Urvián y de Roeline Marie Garvels que en los viejos daguerrotipos se veía bellísima, alemana descendiente de armenios, fruto de un amor prohibido y torrencial, lleno de pasiones y exilios, ellos están enterrados juntos en Navarra, España” (p. 59).

La novela inicia con los prolegómenos de la llegada de Harry Houdini: “El 21 de setiembre de 1915 amaneció azul y alegre, después de una noche lluviosa y sofocante, la ciudad entera esperaba la venida del gran mago Houdini (…) que pretendía desenmascarar a los espiritistas y sinvergüenzas, que estafaban a las almas buenas que querían comunicarse con sus seres queridos muertos” (p.17).

El narrador hace un despliegue detallado de dicho acontecimiento, asimismo, lo complementa, en relación con el objetivo de tan esperada visita: “Houdini agradeció la hospitalidad, brevemente explicó que no venía a hacer magia, porque la magia no existía, que él era un desenmascarador de los espiritistas que le robaban a la gente crédula, que desde que su madre murió trató de comunicarse con ella, y jamás lo logró, era un trato que hicieron en vida y conoció a los embusteros espiritistas” (p.20).

Ofrece detalles de las figuras de autoridad que llegan a recibir a Houdini: “Lo esperaba el obispo, con la comitiva del gobierno y el delegado presidencial, el alcalde Poncio Arrieta y su flamante esposa doña Caridad de Arrieta y las “Damas azules” del asilo blanco, con doña Gilma Valladares de presidenta vitalicia” (p.19).

 Las señales de corrupción se expresan en este párrafo: “Esto había provocado una excomunión ad eternis al alcalde, y a la directiva del Teatro por permitir tal aberración, pero ya don Poncio Pilato Arrieta, se había adelantado a la Curia, diciendo que el 50 % de las entradas irían a parar, directamente al Hospicio de huérfanos del padre Dubón. Esto calmó la excomunión” (p.22).

La expectación por las presentaciones de Houdini era desbordante y el narrador no deja escapar la oportunidad para hacer eco de ello “Apenas subió el maestro, el profesor Houdini dijo: no puedo continuar.  En realidad, no puedo empezar, en esta sala hay alguien que tiene una fuerza mental más grande que la mía, y me impide concentrarme, le pido por favor, y con todo respeto, por toda la audiencia, que abandono este lugar, si es posible, y el inmenso silencio fue roto por una gran exclamación y aplauso al levantarse el Maestro Isaac Paguaga, quien tenía fama de sabio, médico y parapsicólogo” (p.26).

El indicio preseñalado se confirma más adelante, cuando el narrador expresa: “Parece que don Poncio Pilato Arrieta terminó preso y luego murió en el exilio en Guatemala, solo y abandonado, porque no tuvo hijos en sus tres matrimonios, salieron acusaciones de corrupciones y chantajes indecibles, además, sospechas de envenenar a dos de sus tres esposas, muertas en razones muy extrañas: insomnios terribles, malarias y desintegración del cuerpo” (p.32).

 Durante las presentaciones de Houdini existe un acto que propicia la fuga amorosa de una pareja.  El narrador lo explicita así: “El acto sirvió de flechazo entre el joven Hafid y Caridad, obligada a casarse con el andropenio de Poncio Arrieta, por razones de familia, venida a menos y sombrías (…) Todos los 21 firmaron un amor terrible, a escondidas, y así se amaban en el puerto debajo de las planchas de hierro o arriba de las grúas alemanas, o en las noches de huevos de Paslama. (…) El amor era un amor invisible, duró dos años.  Él iba y venía, hasta que aprovecharon la presentación del teatro Mena para desaparecer, con la única complicidad de Alí Babá, que los mandó a California con la bendición de su religión y sus costumbres” (p.31).

Haciendo mención del capítulo actancial de Houdini, se toma como referencia: “Cuando llegó el profesor Houdini, había ya un gobierno conservador presidido por Adolfo Díaz, el país estaba triste desde la noche del 21 de septiembre de 1909, con el exilio del General Zelaya (…) Zelaya tuvo que abandonar el país por presión de Estados Unidos, la ingobernabilidad fue ese fruto, traiciones y, en 1913, desembarcaron los marines norteamericanos, que controlaban sus inversiones, los ferrocarriles y los bancos, permanecieron hasta 1933, la época de Sandino”.

En la misma línea, se le sigue la pista a Zelaya. Y se introduce el tema de la intervención americana y el sentimiento contrario a los intereses nacionales:Se exilió en México, luego llegó a París, publicó un libro en 1910 para ilustrar a la opinión pública mundial sobre la intervención norteamericana en Nicaragua (…), mientras los marines permanecían creando un sentimiento antinorteamericano en todas partes(pp.35-36).

El narrador confiere especial importancia a las fotografías y retratos. El capítulo 2 inicia así: “En la foto estaban con elegancia, el maestro Houdini, Roberto Urvián, el gran maestro de la logia don Ernesto Roiz, el Monje Zen, doña Soledad Gil, que viviría 150 años y yo conocería en la casa del poeta Bruno Buitrago más de medio siglo después a su hijo, el benemérito Bruno Buitrago, al parasicólogo Maestro Isaac Paguaga, los datos estaban detrás de la foto escritos con una bella letra, y decía 21 septiembre 2015” (p.23).

Según la gran crítica polaca, Magdalena Perkowska, en “Historias híbridas” (Madrid: Iberoamericana, 2008): las fotografías funcionan como documento, del que se asume que confirma, comprueba y atestigua la realidad que el texto se propone representar. Este papel de las fotografías resulta de la fe en su transparencia, de la convicción… de que nada se interpone entre ellas y la realidad (p.252).

Perkowska aduce: las fotos se entretejen con el relato o se sitúan en el medio o en la parte final formando un contexto visual para la narración” (..) La estrecha relación entre las fotografías y la narración se subraya por medio de los comentarios acerca de todas las fotos dentro del relato: los personajes cuentan o recuerdan cómo y cuándo las tomaron, cuáles eran sus intenciones, como trabajaron, qué pasaba en aquel momento (…) el texto se visualiza y la imagen se textualiza (p. 232).

En ese mismo horizonte de expectativas, Magdalena Perkowska aduce que Las fotos penetran en el relato, pero el relato también penetra en las fotos.  El vínculo que se establece entre estos dos sistemas de representación muestra que lo verbal y lo visual son indisociables, que su separación, al igual que la del espacio público y privado, es una ilusión (p.254).

Se recurre a un raconto, en una especie de recordar selectivo, para regresar mentalmente al origen geográfico:Esa noche, en ese instante, comenzó a lloviznar y me pareció ver el Puerto Armenio en tierras turcas ocupándolo.  Vi la diáspora del padre de mi abuelo Johan Heinrich y las historias de ultramar, sentí al quedarme solo en ese inolvidable balcón, el sacrificio de mi bisabuelo, en su huida de Armenia, por un amor imposible, y un duelo que lo apartó de todo lo que más amaba, el dolor, las tierras detrás de la gran mar, donde tendría un futuro diferente, el llanto, un adiós para siempre, su exilio en Alemania, su trabajo en la curtiembre, donde aprendió y fue el mejor en su oficio, y lo abracé en una esquina del tiempo, y me pareció que él a mí me abrazaba en la proa de un barco de vapor que lo llevaba para siempre (p.44).

Paralelamente, se plantea una anticipación narrativa, relacionada con quién escribiría la historia que rescataría del olvido a la familia de inmigrantes: “Al pasar los tres me vieron a mí escribiendo esta historia en el corredor de la casa solariega frente al patio, en un siglo nuevo y este quién es, preguntó, es tu nieto que no ha nacido todavía, va a nacer un 21 de setiembre de 1954, y nos rescatará del olvido con su libro.  El abuelo se acercó, no pudo acariciarme, porque no había llegado su hora todavía” (p.57).

Además, las andanzas actanciales de los hermanos trazan el corpus narrativo de esta novela: “Y así fue, los tres hermanos se separaron sin estarlo, siempre se reunían cada tres meses en León, capital comercial de Occidente (p.64) (…) Con pasaporte turco-armenio, llegaron a Puerto Trujillo en Honduras en 1825, en el municipio de Colón”.

Es interesante la reflexión narrativa, como migrantes, forzados a un destierro, “La familia Urvián tiene claro que el destino les ofrece la oportunidad de extender su sangre en América Central, con los valores heredados y con el oficio aprendido y secreto de la curtiembre. Saben que su desarraigo es fruto de la intolerancia y, en esa coyuntura, están obligados a construir, éticamente, una descendencia sana, guiados con el espíritu del Patriarca Jafet los protegerá siempre. 

“El país se estaba sumiendo en guerras intestinas y preocupó mucho a los hermanos que bajo presión decidieron separarse, separados, pero siempre únicos, les dijo Hermenegildo, no se olviden de su origen, no se olviden que somos fruto de la intolerancia y sobrevivimos, recuerden a nuestros padres armenios y la imagen de Ararat primigenio, recuerden que sembraremos sangre nueva y fecunda, que este llanto de ahora es el fruto de generaciones nuevas, siento como sintió mi padre antes de morir, que llevaremos decenas de descendientes buenos a estas tierras de promisión, y que el dios de nuestros padres nos bendiga, y que el espíritu del Patriarca Jafet de donde provenimos, nos cuide para siempre(p.62).

Leer la novela Una esquina en el tiempo, del Dr. Jaime Gurdián Méndez nos hace reflexionar que ser inmigrante de lejanas tierras es un drama doloroso, en cualquier parte del universo.  Millones de habitantes de Armenia han debido soportar el éxodo.  El problema social de la inmigración es creciente en todas las latitudes de este planeta desigual.  

Esta novela es un dossier de dolor acumulado por los desplazamientos durante cientos de años por el pueblo de Armenia.  Ser inmigrante, aquí o allá, es llevar un bolso sin amarras para el olvido contra las tropelías de la incomprensión, la exclusión o la indiferencia.

La claridad con la cual están relatados los procesos del éxodo son lacerantes en favor de la esperanza, los Derechos Humanos, la justicia, la defensa de la vida, el relanzamiento vital y humano en Centroamérica.

La obra narra la historia central de los Urvián: aquellos tres hermanos armenios que llegaron a Nicaragua, a principios de 1800, hijos de otra diáspora que comenzó en Erevián, capital de Armenia” (p.14).

El Narrador utiliza cartas intratextuales, por ejemplo, en el capítulo 10. La carta, como pieza literaria, “conjuga el interés que el personaje suscita, el estilo utilizado, el pensamiento vertido y los hechos narrados”.

Asimismo, recurre a la crónica, por ejemplo, el capítulo 11.La crónica literaria fusiona la narración de hechos reales con un enfoque estético y personal. Mediante un estilo literario, el autor, no solo relata eventos, sino que también, transmite su experiencia y emociones, creando una conexión más íntima con el lector”.

Desfilan numerosos personajes, con movimientos tantos centrífugos como centrípetos, así como símbolos mágicos que sincronizan las entradas y salidas de los dramas humanos.

En síntesis, Una esquina en el tiempo, del Dr. Jaime Gurdián Méndez, es una novela para leer con los ojos advertidos, sin la lejanía de lo extremadamente humano, que nos compete a todos: ahora o nunca; aquí y ahora.  Inmediatamente.

Nota: Esta novela será presentada en la Sala España de la Biblioteca Nacional de Costa Rica, el viernes 22 de noviembre del 2024, a las 4 p.m. Acto organizado por el Grupo Hilos Sueltos, coordinado por el poeta y académico, Adrián Díaz Aguirre, con la dirección protocolaria de la actriz y escritora Tulsi Díaz y sus compañeros del grupo.