Puerto
de Arenas
y
la demanda amorosa apasionada
Lic. Miguel Fajardo Korea
Premio Nacional de Educación de Costa Rica
minalusa-dra56@hotmail.com
Miguel Fajardo Korea
Leningrad (2020) y Puerto de Arenas (2020) son los dos poemarios más
recientes de Adriano Corrales Arias, publicados en una edición doble.
Abordaré un
acercamiento interpretativo a su poemario de amor/desamor Puerto de Arenas. La
estructura nominal del título permite ser localizable geográficamente en el
Pacífico costarricense.
El hablante utiliza el
sistema recolectivo, cuando expresa, al final del poemario, “Voy a escribir la
crónica de las arenas del puerto”. En esa línea, sistematiza las experiencias
amatorias en un cronotopo específico: un puerto, Puntarenas. Asimismo, “el poeta
enamorado que la busca, la busca y la busca”. En ese sentido, el poemario
muestra los signos de la incompletitud humana, pues necesitamos del Otro en una
relación amorosa integral.
En el texto se convoca a numerosos elementos de la vegetalidad, para establecer
una relación entre ellos y el cuerpo, es decir, la naturaleza se comporta como deleite o intimidad de la
corporalidad sensual “miro tu espalda de pitahaya resplandeciente”; “Tu frutal
silueta erotiza el coruscar marítimo”; me encuentro/ con tu brillante espalda
de arándano”.
La figura del mar adquiere connotaciones de un elemento decisivo en el
estado de la liquidez
“Te busco, te abrazo, te oriento hacia el mar”; “luz del mar”; “el
vaivén del mar”; “Escuchar el mar (…) es regresar / al remanso más primitivo
/de la última contemplación”. En ese contexto, el sustantivo mar se convierte
en una simbolización de los elementos que remiten al movimiento del acto
sexual, toda vez que la sacudida característica de la marea, se equipara con
los movimientos del trance erótico.
El cuerpo es el canal que permite exteriorizar la sensualidad “Sonríes
en la penumbra de tu amplia desnudez. / Me llamas”. El segundo verso es una
invitación para que el amado acuda al territorio del cuerpo de la amada. La opacidad del medio es parte de la
sensualidad del espacio tangible. La desnudez se vehiculiza en el poemario con
elementos como la lámpara, la playa, la fruta erótica, la canícula del deseo, a
pesar de encontrarse en la “oscuridad del mediodía”.
El poemario de Adriano Corrales incluye numerosas alusiones al tópico
del descubrimiento del cuerpo y sus relaciones con el deseo y el goce “Todo se
detiene. / Solo nuestros cuerpos se buscan. / Tu boca me desnuda con lentitud”. Es decir, aquí se nos muestra un cuerpo
múltiple, de gran significación expresiva en el reconocimiento, tanto
individual como de pareja.
Por ello, el cuerpo se muestra y
además, se nos muestra; se compone y reconstituye “Tú volteas.
/Levantas una mano. / Sonríes. / Sabes lo que añoramos”. Aparte de
ello, la corporalidad se dinamiza en la estructura verbal de los versos.
En el poemario de
Adriano Corrales, el sexo es un vector decisivo “Sonríes en la penumbra de tu
amplia desnudez. / Me llamas”. Es un llamado sonriente en la desnudez de la
penumbra como testigo. Es decir, una
invitación a disfrutarse como pareja.
Asimismo, en “Todo se detiene. / Solo nuestros cuerpos se buscan. / Tu
boca me desnuda con lentitud, /convierte la siesta en una /sinfonía de
movimientos tenues /cuyo clímax enrojece la habitación /con cornos franceses y
trompetas /que se acallan y regresan, /al suave, como el vaivén del mar”. Estos
versos mantienen una carga semántica y un dinamismo expresivo, cuyos
movimientos aluden, sin duda, al acto de la entrega corporal, metaforizados
eróticamente en el vaivén del mar.
Los elementos marinos y de la liquidez son recurrentes en el poemario Puerto
de Arenas y se relaciona con los fluidos corporales asociados a lo erótico y
sexual: “Más tarde hacemos el amor como poseídos. /Cazas un orgasmo dionisiaco.
/Me contengo y lo hacemos por minutos prolongados. /Jadeantes sobre las sábanas
revueltas me dices que todo es sueño. / El mar empieza a arrullarnos”.
El hablante
caracteriza a la mujer “Desnuda eres como la placidez de la playa / con sus
hondonadas y dunas. / Y la persistente presencia de espumas /cual pespuntes del
oleaje interno”. Los símiles empleados establecen dos espacios, casi
homólogos. El desnudo como “La placidez
de la playa” y la espuma como el “oleaje interno”.
Es decir, hay un emparejamiento
entre los elementos marinos y los territorios corporales. Lo cual refuerza el
cronotopo escogido por el hablante,
donde el marinero arriba, para
encontrarse con su amada en el puerto que lo espera: “Tu frutal silueta erotiza
el coruscar marítimo”. “El pubis núbil, /los muslos /pulidos, el vientre
/terso, los pechos /sólidos /en suave bamboleo”.
Después de que los
amantes han consumado el encuentro sexual, existe un grado de conciencia
sensual “Después del amor uno queda en el limbo. /Y teme que esto se acabe. Que
sea un /sueño. Una ensoñación al final del camino”. El distanciamiento físico
de la pareja con quien se ha disfrutado el amor es una preocupación estelar de
los amantes, quienes presagian posibles encuentros sin fecha cierta.
El poemario de Adriano
de San Martín establece un registro de términos asociados con el amor o el desamor,
como formas binarias, que pueden enunciarse, tanto antes, durante como después
del encuentro de quienes se aman. Toda vez que es una experiencia humana de gran intensidad. Por ello, se habla de la canícula del deseo,
del cuerpo como un territorio, del amor como un camino, de la oscuridad del
mediodía, de la cama vacía, de los celos y el sueño, de las palabras como único
asidero pertinente.
El latido de la separación, de la ausencia, del alejamiento, campea en
este poemario de amor y desamor de Adriano Corrales: “Tu figura tumbada en el
césped/ impregna de luz negra esta cabanga”. /“Mi embarcación a la deriva
siempre recala en la tristeza”. Por ello, “una tarde/ igual estuvimos juntos y
soñamos que regresaríamos”.
En ese sentido, el amado aguardará con algún grado de ofuscación, pues
“Paso horas y horas en la terraza o mirando a través de la ventana. /La enorme
habitación es la puesta en escena de un naufragio. /La ilusión óptica consiste
en creer a pie juntillas que ella, /como un cuadro de Chagall, de repente,
ingresará por el tragaluz”.
El estar juntos o no se torna una disyuntiva para la pareja. De ahí,
entonces, el llamado como plegaria se desborda en “Recorro la playa /recitando
tu nombre. /En oración. /Fuerte. /Contra el viento. /Contra marea. /Tu nombre.
/Recitando./Recorro la playa. /Tu nombre”. Sin embargo, el hablante se reserva
el nombre de la amada. En todo caso, es su experiencia amatoria y solo a él le
compete su nombre. Cualquier otra indagatoria resultaría mero morbo.
El recordar selectivo tiene asidero en el cuerpo del poemario “Miro el
retrovisor. Repaso las fotos del otro verano. Nuestras /instantáneas de arena
en el recuerdo. /Imágenes rehabilitándose en el fuego del regreso”. Es decir,
las experiencias amorosas anteriores han
sido tan gratificantes, que el amado
hace un recuento del pasado, las pondera y desea repetirlas con la amada
en el fuego del regreso.
Se infiere la vuelta del amado al cronotopo del encuentro primigenio.
Solo que esta vez, la
ausencia de la amada descubre los vacíos “Subo las escaleras. Escucho
pasos. /Pero sé que no es nadie. /También que al abrir la puerta /la enorme
cama estará vacía”. En las experiencias amatorias nos descubrimos como seres en
incompletitud, frente al escenario del universo y de las relaciones con nuestra
especie.
En esta crónica del amor pasión y desamor, se lee: “Soñaste con un
campo alterno anegado / por el agua de los ríos de todos los tiempos. / Y que
te embarazabas. Mejor dicho, / que yo copulaba con otra mujer que luego / daría
a luz un hermoso bebé de quien te enamorabas. / Ya adolescente le hacías el
amor extenuada /en la noche incandescente de nuestros cuerpos. / Más tarde dabas
a luz un bebé que tenía mi rostro”.
En el texto anterior,
se infieren cinco proposiciones, a saber: ella (la amada); él (el amado); el
hijo de él y la otra mujer, tal y como se enuncia en las siguientes secuencias:
1.Ella soñaba embarazarse.
2.Él copulaba con otra mujer, con
quien tendría un niño.
3.Ella se enamoraba del hijo de él.
4.Ella hace el amor con el adolescente.
5.Ella da a luz un hijo, que tendrá el rostro del amado.
El poemario Puerto de arenas, del Dr. Adriano Corrales, marca un horizonte de la separación
inminente, con dudas sobre la presencia de algún voyerista, y con índices de
celos y rabia por parte del amado: “Cuando hacíamos el amor aquella mañana antes
de tu partida, /percibiste la presencia de alguien que nos miraba /mientras
cabalgabas sobre el oleaje de mi tirante cuerpo (…) / ¿O el terrible sablazo de
los celos de quien otea los reflejos /de la rabia en el vaivén enamorado de nuestros
cuerpos?”
En síntesis, el poemario Puerto de Arenas, de Adriano Corrales Arias,
es un libro de notable incisión y
profundidad en el eje del amor/desamor,
pues aborda las diferentes aristas de la experiencia amatoria del amor /pasión,
del amor/desamor, de la espera, de los sueños, de la ausencia, de los vacíos,
de los regresos, de los celos y las presunciones, aunque solo quede la
palabra como testigo.
Puerto de Arenas incluye los faros de los acentos del cuerpo, de los
elementos líquidos, terrestres y marinos, de los goces del deseo erótico, sensual
y sexual. Las demandas amorosas abordan diversas prácticas de un erotismo
artístico, por refinado, que capturan el interés hacia una imaginación abierta
del tema amoroso, con versos que evocan el placer físico y el deseo del otro,
en una comunión y conexión muy importante.
El amor es un tema eterno de la literatura. En ese contexto, el aporte
del poemario de Adriano San Martín es un texto muy bien
logrado, con libertades al lector para realizar diversas lecturas, dentro de un
texto construido con una perspectiva plurisignificativa, a partir de una
tematización hermosamente humana, en el marco de estos tiempos de recambio pandémico
en la mirada del ser humano universal.
Adriano (de San Martín) Corrales Arias (Venecia de San Carlos, Costa
Rica, 1958), realizó estudios de Artes Dramáticas en San Petersburgo, Rusia
(Maestría en Bellas Artes, Instituto de Cultura de Leningrado) y obtuvo el
Doctorado Interdisciplinario en Letras y Artes de la América Central por la
Universidad Nacional (UNA). Labora como profesor, investigador y extensionista
en el Centro Académico de San José del Instituto Tecnológico de Costa Rica, donde
dirige el programa Miércoles de Poesía (taller literario, revista y espacio abierto
para la literatura). Concibió y dirigió el Encuentro Internacional de Escritores
(ocho ediciones), así como la revista cultural FRONTERAS (15 ediciones).
Ha publicado: Tranvía Negro (Poesía, Ediciones Alambique, San José,
1995; Ediciones Perro Azul, San José, 1999); Los ojos del antifaz (Novela, Ediciones
Perro Azul, San José, 1999; Ediciones Piel de Leopardo, Buenos Aires, 2001;
EUNED, San José, 2007); La suerte del Andariego (Poesía, Ediciones Perro
Azul, San José, 1999); Hacha Encendida (Ediciones El Pez Soluble, Caracas,
2000; Editorial Arboleda, San José, 2008); Profesión u Oficio (Poesía,
Ediciones Andrómeda, San José, 2002; BBB Producciones 2013); Caza del Poeta (Poesía,
Ediciones Andrómeda, San José, 2004; BBB Producciones, 2013); El jabalí de
la media luna (Cuento, Ediciones Arboleda, San José, 2005; Ediciones URUK -ampliado-
2013); Balalaika en clave de son (Novela, Editorial Costa Rica, San José,
2006); Kabanga (Poesía, Ediciones Arboleda, 2008); San José varia (Poesía,
Ediciones Arboleda, 2010); Sāmsära (Poesía, BBB Producciones, 2011); San Lucas,
Ciudad Quesada 2011 y otros poemas (BBB Producciones, 2011); Cartas (Poesía, BBB
Producciones, 2013); Diario del amante (Poesía, BBB Producciones, 2013 y 2019);
Todo tiempo futuro (Poesía, BBB Producciones, 2014); La ruta de los héroes (Novela,
BBB Producciones, 2017); Conversiones (Mix, BBB Producciones, 2017); 4 obras
teatrales (Dramaturgia, BBB Producciones, 2017); Dulce San José (Novela, BBB Producciones,
2017); Bosque adentro (Poesía, BBB Producciones, 2018); Poemas para Nicaragua (Poesía,
BBB Producciones, 2020); Leningrad (2020) y Puerto de Arenas (2020). Como compilador ha publicado Poesía de fin
de siglo. Antología de poesía nicaragüense y costarricense (Ediciones Perro
Azul, San José, 2000); Sostener la palabra. Antología de poesía costarricense
contemporánea (Ediciones Arboleda-Casa Cultural Amón, 2007) y Narrativa
masculina costarricense (Letra Negra, Guatemala, 2011). También los libros de
ensayo: Teatro, comunidad, liberación e interculturalidad. El proyecto teatral
de Rafael Murillo Selva-Rendón (Ediciones Arboleda, 2011); Cuaderno de Notas (BBB
Producciones, 2012) y Hacia la pluriversidad. Ensayos de un universitario (Editorial
Tecnológica, 2016).
Ha participado en múltiples festivales y encuentros de escritores nacionales
e internacionales, entre ellos los Festivales Internacionales de Poesía de
Medellín y Bogotá en Colombia, el Festival Internacional de Poesía de Granada,
en Nicaragua, el Festival Internacional de Poesía de El Salvador, el Festival
Internacional de Poesía de Puerto Rico, la Feria Internacional del Libro de
República Dominicana, la Feria Internacional del Libro de Guadalajara, México,
y el Encuentro Iberoamericano de Poetas de Salamanca, España, entre otros. Ha
sido antologado en España y Centroamérica y traducido parcialmente al
inglés, al italiano, al portugués, al ruso y al japonés.