En el presente blog puede leer poemas selectos, extraídos de la Antología Mundial de Poesía que publica Arte Poética- Rostros y versos, Fundada por André Cruchaga. También puede leer reseñas, ensayos, entrevistas, teatro. Puede ingresar, para ampliar su lectura a ARTE POÉTICA-ROSTROS Y VERSOS.



jueves, 26 de febrero de 2009

Cuentos de David Panamá

David Panamá, El Salvador





________La búsqueda________



Pablo había terminado sus estudios universitarios contaba con 20 años y aún no decidía que rumbo su vida debía seguir; sus padres lo inducían a estudiar carreras que a él no lo terminaban de motivar, su maestro insistía en que debía seguir sus preferencias, si quería triunfar en la vida... Pablo estaba confundido.

Como regalo de graduación había decidido ir de vacaciones a visitar a sus abuelos, quiénes vivían lejos de la civilización, a orillas del río la Pasión en la selva del Petén donde la cercanía con la naturaleza era su deleite.

Estando allí un regalo inesperado llegó a sus manos.

Una indígena de baja estatura, cabello largo y lacio, negro azabache, ataviada con un traje ricamente bordado y enjoyada con finos y brillantes chachales de plata; se había aproximado a él, cuando se encontraba sentado sobre una enorme roca a la orilla del río.

Pablo no la escuchó llegar, casi se cae de la roca, cuando la sombra de la indígena apareció ante él; llevaba en sus manos una caja, un cofre de madera; ella se inclinó ante él, extendió los brazos y le ofreció el cofre; no podía pronunciar palabra, dejo de lado la vara de pescar y sin pensarlo como autómata extendió los brazos y en sus manos recibió el cofre, bajo la vista para contemplarlo y apreció el fino trabajo de tallado que sobre la madera mostraba naguales de sus antepasados mayas cubriéndolo por completo; volviendo a la realidad y al levantar la vista no había nadie, la indígena había desaparecido.

Pablo sostenía el cofre con sus manos, mientras el sol caía sobre la cresta de los árboles y sus rayos se reflejaban sobre el agua cristalina que al correr sobre las piedras dejaba escuchar su canto. Estaba solo, sobre la roca, con el cofre en sus manos.

¿Qué significaba esto? ¿De dónde y cómo había aparecido y desaparecido esa joven y que significado tenía el cofre? Se preguntaba en silencio. Pablo continuó el examen del cofre con detenimiento y encontró que entre los naguales tallados algunos eran móviles, pero en el cofre no se distinguía una tapa como tal.

Quizá, pensó: una combinación correcta al mover los naguales lo abriría, pero ¿Cómo y de qué forma? Transcurrió un buen rato y al ver al cielo decidió volver la cara principal del cofre hacia el este quedando las otras caras coincidiendo con los otros puntos cardinales, observó detenidamente la cara dirigida al este e identificó el glifo del centro y lo empujo hacia el interior y este cedió, trató de hacer lo mismo con el glifo de la cara oeste y no se movió. Después de unos minutos hizo lo contrario, tomó el nagual con la yema de sus dedos y lo haló...suavemente y este cedió. Se dirigió a la cara norte y el glifo no se movió ni hacia dentro, ni hacia a fuera, pero cedió al girarlo hacia la izquierda haciéndolo saltar hacia adelante, faltaba la cara sur instintivamente giro el glifo central hacia la derecha saltando este hacia el frente; al mismo tiempo que el sonido de una cerradura al abrirse se escuchó CLACK y la tapa del cofre se levantó, sin abrirse.

Pablo inmóvil, hubiese deseado no estar solo, pero estaba consciente de que la razón de estar allí en ese momento, en esas condiciones, era algo que aceptaba sin reservas, era su destino. Desde hacía muchos años conocía de las leyendas de su pueblo, las que relataban hechos que muchas veces no tenían una explicación lógica y ahora él vivía una de estas experiencias.

Se decidió, debía abrir el cofre y al poner su mano sobre la tapa… el revoloteo y el canto de las aves sobre la copa de los árboles arreció; obligándolo a volver la vista hacia lo alto. Sonrió al ver las aves volar sobre el cielo naranja del atardecer; esto le pareció un buen augurio y sin esperarlo un instante más...abrió la tapa de una vez y en su interior encontró: ¨ una pluma de Águila ¨… esta era la respuesta que él buscaba al alejarse de la ciudad, su destino era ser escritor.





_________De la oscuridad a la luz________

No se cuanto tiempo ha transcurrido, si sueño o es la realidad,
Cuatro paredes, una sólida puerta de metal y en lo alto roídos barrotes por donde la luz penetra.
Tres veces al día veo la mano del carcelero que deja la vianda y a lo lejos escucho el murmullo de su voz; a mi no me dirige la palabra.

Mi mundo lo limitan altas paredes de adobe un bombillo quemado que pende del alto techo. No se que ocurre afuera; me consumo, mi carne palidece y los huesos marcan mi piel. Mi cabello sucio largo y gris, enredado y desordenado cae sobre mis hombros. La barba larga y de mal aspecto llega a las tetillas. Las uñas crecen corvas y sucias sobre huesudos dedos.

El invierno hace estremecer mi esqueleto y el calor del verano moja desde la cabeza hasta los pies, Sobre el piso sucio, lodoso y fétido; rastrojo de paja, talepates, liendras y pulgas la cama para conciliar el sueño.

No recuerdo mi origen, ni de donde vengo, ni como llegué a este infierno en la tierra que a veces se torna paraíso.

¿Que crimen cometí, cual fue mi error, para merecer el encierro y el abandono como castigo?
Mi mente parece no esta cuerda hablo solo y con los que en ella me vistan.

Si, llegan a conversar conmigo, vienen de distintas épocas; los abuelos mayas, los antiguos griegos, romanos ilustres y déspotas, cristianos y judíos; Hitler, Churchill, Stalin, Eisenhower; nadie nota mi deprimente aspecto, ellos me ven como su igual y la locura llega al clímax cuando con todos encontramos: valores y causas en común que favorecen a la humanidad. Logramos esa concordancia de pensamiento que no es posible logra en el diario vivir, pues si así fuera habría paz el mundo... ¿Será que me estoy perdiendo la razón?

Cuando de nuevo quedo en silencio con mi yo, con mi mente en quietud; me estremezco y me digo: que no vives lo que vives, que tú no imaginas cosas, que eres una persona normal, que no deliras, que no despiertas con el palpitante corazón por la noche trémulo de miedo sintiendo la amenaza del traidor que vende por monedas a quién profesa ideales.

En mi soledad hay inquietud, pero hay paz, hay diferencias pero se logra la armonía, hay pobreza pero se comparte riqueza. Se vive lo mundano y se eleva el espíritu humano.

En mi soledad la montaña, el árbol centenario, el trino del ave, el vuelo del águila, el lago hermoso, el río caudaloso... hay vida en armonía y todo lo veo, lo palpo, percibo el aroma de las flores y me arrulla el aire con su brisa.

La paz y la guerra, ambas dentro de mi ser.

Prefiero no recordar que deje o que perdí, ahora aquí en mi soledad dentro de mi lo tengo todo.




__________Carta a mi amigo_________

(Jugoso Salario)
Esta por llegar el invierno, los vientos y la frescura están en el ambiente. Don Eduardo desde la puerta de su casa de finca ve cómo sus trabajadores regresan a depositar las herramientas después de cumplir con las tareas del campo y en amena tertulia los ve alejarse.

Don Eduardo entra a la casa y con paso firme se dirige a su escritorio, toma asiento y una pluma decidido a escribir una nota a su amigo el presidente, con quién compartió años de infancia:

Querido e Ilustrísimo señor Presidente, inicia escribiendo; desde hace muchos años nos conocemos y por ello me siento obligado a escribirte lo que estoy viviendo y al respecto pienso. No creas que voy a divagar con la filosofía, voy a contarte lo que vive mi gente y que quizá tú por estar en la cima de la sociedad ya no percibes. Tampoco pretendo en estás líneas ser crítico de tu accionar como gobernante, ni de tu gobierno, solamente voy a relatarte cómo amigo, lo que nuestro pueblo vive a diario.

Como sabes el salario mínimo llega a los $170.00 dólares al mes, y los gastos básicos para este ejemplo serán siete: alimentos, techo, vestuario, transporte, educación, energía y agua, sólo éstos consideraremos como gastos básicos. Si divides el ingreso de $170.00 dólares mensuales entre las siete necesidades básicas, ($170/7) resultan unos $28.00 dólares destinados para cada necesidad.

Si habláramos de una persona soltera, pienso que podría míseramente arreglárselas. Pero hablamos de ingreso familiar y en nuestro país el promedio de integrantes de una familia es de cinco; es decir que los $28 dólares divididos entre 5 miembros, resultan al rededor de $ 5.00 cinco dólares, por cada necesidad básica personal para treinta días. Visto de otra manera, para vivir un mes, cada integrante de familia tiene aproximadamente $34 ($170/5 miembros), con lo que deberá cubrir sus necesidades básicas, es decir que posee un $ 1.00 un dólar y centavos diario para sobrevivir, no vivir. Si suponemos que la esposa trabaja y gana igual dispondrán los integrantes de esta familia de $ 2.00 y centavos por día para sobrevivir. Sin duda este cálculo luce desalentador.

La consecuencia de esta aflictiva situación resulta en la restricción forzada de necesidades básicas; es así que ahora los hijos de mis empleados y mis empleados ya no usan zapatos, la ropa ya no es ropa, son jirones de tela los que llevan encima y en algunos casos ya no comen tres veces al día o los padres se sacrifican por sus hijos; en muchos otros casos alimentarse tiene prioridad sobre la educación y los chicos ya no van a la escuela o van desnutridos y no existe posibilidad de que sean jamás productivos. Me siento preocupado y presiento lo peor. ¿Será que la conciencia y la solidaridad han dejado de existir o están sometidas bajo el peso de la corrupción del dinero y de quiénes lo derrochan?

Tú mi amigo, que estás en el punto más alto de esta sociedad tienes la obligación de hacer algo. Esto no puede seguir así, es decir si puede seguir así, pero no debería seguir así; pues sus consecuencias no quisiéramos sufrirlas. La sociedad se polariza, la criminalidad aumenta, la productividad del país retrocede, la corrupción señorea y nuestra riqueza... nuestra gente, nos abandona se van lejos de su tierra pues no ven futuro en ella. Que sucede con esos a quienes se les considera poseedores de los capitales más grandes del país, ¿Es que ellos están ciegos y aún creen en la explotación del hombre por el hombre? Querido amigo, comer en un restaurante en nuestro querido El Salvador, cuesta lo mismo o más que comer en cualquier ciudad del sur de los Estados Unidos; con la pequeña diferencia que allá reciben nuestro salario mínimo en tres días de trabajo, es decir costos iguales pero con ingresos 10 veces mayor de los que recibimos en El Salvador. Es triste mi amigo que tú cargo y posición no te brinden la autoridad, ni la capacidad de persuasión para llevar alivio a nuestra población. Té encuentras en una situación muy difícil pues
resultas cómplice de la impunidad, fuiste el elegido para gobernar y has contribuido a la formación de una mas radical oposición. Cosas buenas, y descabelladas ha realizado tú gobierno. Pero el balance, el panorama sinceramente para tú gobierno y sus ciudadanos no es halagador. A todo esto debemos sumar la ignorancia en materia económica de quiénes te rodean, pues confundir ¨ El hacer y dejar hacer, con la Economía Social de Mercado ¨ es de ignorantes. El proteger los monopolios y abusos de ciertos empresarios nacionales y extranjeros es consentir que el pueblo pase hambre y el dejarse embelesar por quienes dicen que todo lo haces bien es egomanía. Para ti y tú séquito la soberanía nacional no es comprensible, pues permiten a las petroleras, generadores de energía y otros grupos de interés, dañar a tú pueblo y desestabilizar tú frágil gobierno. Como cuenta un amigo, amigo de otro presidente: nuestros gobernantes llegan un momento a creer que gobernar El Salvador, para ellos es insignificante. Creen que son capaces de gobernar incluso los EE.UU., sin darse cuenta de que su piso, su soporte, está podrido y abajo sólo queda el abismo. Sin duda es difícil gobernar, la buena voluntad no basta, la experiencia es necesaria y los aduladores salen sobrando. Desgraciadamente pocos en la historia del mundo han sido capaces de librarse de la escoria y gobernar para el bien de las mayorías. Lamentablemente considero que tú no vas a lograrlo.

Si algo me sucede luego de está misiva, viviendo en el campo con mi gente, será debido a que lo aquí expresado no agradará a quiénes ocupando cargos públicos y se lucran del pueblo; tengo confianza en los inconforme que se niegan a continuar sobreviviendo, sin la mínima esperanza de ver para sus hijos un futuro diferente al doloroso presente que están viviendo. Amigo necesitamos de la solidaridad gubernamental, solo los empresarios con buena voluntad no es suficiente.

Presidente si es que queremos estabilidad, progreso e igualdad hay que hacer valer la soberanía, despedir a los lisonjeros, concientizar a los empresarios y a los empleados que el trabajo justamente remunerado y honrado asegura el futuro de los habitantes en El Salvador. De lo contrario el futuro previsible es ingobernabilidad, retroceso y más desigualdad. A este hecho un fanático de aquellos que aún replican las frases de Marx, lo llamaría el momento ideal para el alzamiento de la clase proletaria y el inicio de una nueva revolución.

________Eduardo El Justo________
Seguro servidor.

...La carta anterior siguió el curso indicado y llegó casi a su destino. La recibió el Secretario Privado la margino leyéndola él sin que llegara al presidente quién nunca conoció de la misiva.

A las pocas semanas el presidente lamentaba la muerte de un entrañable amigo, acaecida en forma extraña.

________________
David Ernesto Panamá Sandoval.
Nació el 3 de julio de 1950. Bachiller graduado del Liceo Santaneco de Santa Ana, en 1968. Experiencia en el campo militar con grado de Sargento por mas de un año; Escuela Militar Capitán General Gerardo Barrios y Estado Mayor de la Fuerza Armada, prestando servicio militar para el conflicto con Honduras; Graduado de Técnico en Mercadeo, estudios realizados entre 1970 ty1975; en la Facultad de Economía y Ciencias Sociales de la Universidad Centro Americana José Simeón Cañas UCA. Durante esta época se cursaron además estudios de Administración de empresas en el periodo 1970 1973.

Se recibió el curso de Estrategia Política en la Escuela Fu Shing Khan, en Taiwán, (Junio a Septiembre 1983). Otros cursos: INCAE (Programa Centro Americano de Harvard XXIV PAG (Programa de Alta Gerencia, Junio a Agosto 1978). INCAE Seminario: Gerencia de Mercadeó y Ventas; mayo 1978. Seminario de Desarrollo de negociaciones en empresas; por Joaquín López; AGROSANIA. Seminario: Diplomacia y Cultura de Paz, Ministerio de Relaciones Exteriores. Gobierno de El Salvador. Computación. New Horizons: Excel, Word, Power Point, Outlook, Access, e Internet Netscape. Master en Edición. 2006 2007 Instituto Universitario de Postgrado. España

Experiencia de VidaExperiencia en cultivo, producción y exportación de Café
Experiencia en ventas
Editorialista
Graduado de técnico en Mercadotecnia
Fundador Movimiento Nacionalista Salvadoreño
Fundador de Alianza Republicana Nacionalista
Embajador extraordinario y plenipotenciario
Cónsul General
Asesor Político
Experiencia en; liderazgo, organización, motivación y conducción de
personas.
Conocimiento y manejo de programas de computación.
1
Experiencia en desarrollo de programas de asistencia Central American Trade
Office.
Secretario. Foro de Escritores de El Salvador

Experiencia Literaria
Publicación del libro, - Los guerreros de la libertad - con la Editorial Versal
Books ahora Cambridge Book House. de EE.UUU Testimonial histórico
formato 5.5 x 8.5. Trata sobre la historia moderna de El Salvador 1932 -
2004. Publicada en marzo del 2005.
- Las aventuras de Pepito, Pelota y Pelotilla en El Valle del Encanto -
Cuento. Aventuras para niños hasta 12 años. Edición personal

Próximas publicaciones:
- 2a. Edición de los Guerreros de la Libertad - Edición personal.
Testimonial Histórico, formato 7 x 9 completamente ilustrada y actualizada
en los temas políticos y geopolíticos hasta septiembre 2008. A la venta a
mediados de noviembre del 2008.

En proceso final:A. Siglo XXI Consciencia de Era. Motivación. Obra que trata sobre el
conocimiento de la persona y la urgencia de integrarnos para evitar que el
calentamiento global dañe irreparablemente nuestro planeta.
B. Nuevos Horizontes, Ficción. Corre el año 2253...
C. C. 7 Cuentos cortos. Trata cada uno de diversos temas, la vida diaria, el
fin de una vida, el mañana, etc.
En producción: Las Aventura de Pepito , Pelota y Pelotilla en El Valle de
los Elefantes, cuento para niños,
Cronos, cuento corto de ficción y
Visión de Espejo, novela que recorre el mundo durante la Guerra Fría.
zpanama@yahoo.com
zpanama@mac.com

Poemas de Carmen Váscones

Carmen Váscones, Ecuador





___________Poemas___________



3
Refugiado el crepúsculo en los rezagos de la duda
los garabatos del sueño se apropian de la forma

La autora recoge el telón

A un lado la foto del mar
donde la gaviota ignora su espectáculo

Imagino su muerte

Golpea la necedad en el vaivén de su fin
agarro su vuelo su aliento sus ojos mortales
sólo un grito queda
lentamente cae
sus alas envolviéndome
mi tempestad no acaba
un punto descendió más allá de toda espera
el último movimiento se desprende de su cuerpo
siento reventar la ola en mi vientre

El candil consumió la luz
el mar no devuelve la vida

Siglos de pasión advienen al hombre

Goza ilusiones de posesión
encadenado al regreso temporal
el dolor y la ternura por el resto de sus días

Perezco en el dibujo
me dejo llevar por el principio

Debuto en la madriguera de la ficción
única espectadora.



4
La esfinge seguía la huella del errante
concibió un enigma
trazó un rasguño en su paladar
rodeó con gritos el desierto
gestó su lengua para un ausente
extraño displacer conmovió su origen
empezó a oír el eco del manantial
ajena a su nombre se pregunta quién es
derriba la indiferencia
por primera vez a su mirar le acompañó el sollozo
el espejo nunca quiso ser su confidente
el viento llevó su voz hacia el destierro
la apropiación del ser anuncia la evidencia
la aparición del acto despeja el camino

Vieron sé en el balbucear naciente
aliento sonoro del gesto hecho acento
en el descenso a lo perverso reconoció al hombre

Huyó a sus brazos
mordió el placer
la rodea con su ternura

El nocturno se agolpa entre piel y piel
la tormenta fue su música
excavan el encanto
sus cuerpos un éxodo

Entre ambos la intimidad mortal.



5
Detenida en el borde del mal
significo la ternura
contienda mortal de lo divino
la atracción se lanza a conjeturas
envuelto lo intemporal al vestigio
fiel a lo diferente
atrapo eternidades insinuadas
dejo los indicios entre palabras
todo es recorrido del tiempo
atrapado en la memoria

La certeza y el veredicto los cumplo en mi cuerpo

Asisto a los actos del sueño
primicia de mi deseo
el teatro en mi ser obra su prisa
repito la escena

La muerte un ensayo de amores.
_________________
De su libro: La muerte un ensayo de amores. Leer más de esta poetisa ecuatoriana en Arte Poética-Rostros y Versos.




lunes, 23 de febrero de 2009

A una sombra-Francisco Azuela

Francisco Azuela, México






_______A una sombra________




Para ti no es importante ni el ayer,
ni el mañana ni el ahora,
tu muerte no es importante
sí lo es el tiempo que has vivido,
tus pasiones y tus noches de desvelo
con tus ojos puestos en el horizonte
de la maldad.

No es importante tu muerte,
a nadie le importa
después de dejar tus restos en el fondo de un jardín
o de una lápida improvisada
que nunca será visitada.

Hablemos de tu muerte
tú quién eres?,
es decir quién fuiste?

Invadiste Afganistán
y le sacaste el corazón a miles de hombres.

Hablemos de tu muerte
en un ataúd blanco del Pentágono,
un ataúd de flores marchitas.

Tú nunca has sido nuestro héroe
fuiste condecorado con la chatarra del imperio,
fuiste muerto dos veces antes de asumir el mando
de los poderosos sin conciencia,
fuiste ya muerto antes
en la invención de tu propio carácter,
asesino de hombres,
falsificado como un billete de mil dólares.

Pero bueno, hablemos de tu muerte,
tú siempre has sido muerto
saliste de tu tumba
llorando tu impotencia,
llorando tu desdicha,
tu amargura y tu llanto,
pero, acaso hubo lágrimas,
no las conoces,
no sabes a que saben,
hipócrita.

En la aurora de los tiempos
hablemos de tu muerte
contigo muerto
desdichado gobernante de la impiedad.

Estás viendo en el espejo de tu desgracia
a un poeta que llora por la humanidad,
un poeta que sufre tu desprecio
tu crueldad.

Adiós hombre sin alma,
adiós ataúd.

Guanajuato, 23 de febrero de 2009.
__________
FRANCISCO AZUELA -
Poeta y Escritor mexicano Embajador de Poetas del Mundo en Bolivia 2005.
Ambassadeur de la Paix-Universal Peace Ambassador Ginebra, Suiza, 2006.


miércoles, 18 de febrero de 2009

Entrevista al poeta Alexis Gómez Rosa

Alexis Gómez Rosa, República Dominicana




Atreverse a morir en cada página
ALEXIS GOMEZ ROSA
o la entrega hecha poesía



Por Roira Sánchez





PRIMER PARTE

¿Cuáles características definieron su formación literaria?

Como hijo de la generación del 60, toda nuestra cosmovisión del mundo en relación con la literatura y la realidad que la sostiene se produjo “sobre la marcha”. (título del primer libro de poemas de Norberto James que, a la vez, refleja la una de las características más visible de la época: la improvisación). En el bachillerato, con los amigos que posteriormente me acompañaron en el proyecto literario del grupo La Antorcha, fui definiendo gustos y afinidades de una vocación que con los años ha cobrado perfiles muy particulares en su ramificación y complejidad. Yo te diría que comencé a hacer camino al andar intercambiando libros, discos, nombres; visitando las vacas sagradas del parnaso: poetas mayores de menor cuantía y, en ese largo camino de búsqueda insaciable y sed infinita de un ideal de belleza, fui consolidando mi formación artístico-literaria entre los huecos y desatinos de una gran insuficiencia.

Bueno, has escrito fundamentalmente poesía; ¿pero has tenido algún acercamiento a otro género literario?

Sí. He trabajado narrativa y crítica literaria y de arte. Publiqué algunos ensayos en periódicos y revistas del país y del extranjero: los ensayos de una imposición académica. Recientemente obtuve el primer lugar de un concurso de cuentos auspiciado por la Secretaría de Cultura con el tema del béisbol, titulado: “The real thing”.Tiempo después, poco tiempo después, obtuve premio en el Concurso de FUNGLODE con el cuento “Oir y nada decir, una mañana”: los cuentos de un mal endémico. Allá en el barrio todos eran cuentistas.


Participé con dos relatos que forman parte de mi libro Mesa culpable: una obra en la que vengo trabajando desde mis días niuyorquinos y que, al igual que la poesía, no busca hacer concesiones a un gusto huero y acartonado.


¿Con qué género literario se siente más cómodo escribiendo?

Para mí el trabajo de literatura es uno sólo. Por ser un acto de lenguaje no establezco mayor diferencia entre hacer poesía o cuento; analizar un hecho o formular tesis desde el ensayo. Se podría decir, incluso, que la narrativa se ha convertido en el espacio donde revientan otras manifestaciones del lirismo: allí la poesía ha ganado pulmón; respiro a mis anchas. Si antes la escribía (la poesía) pidiendo permiso entre un verso y otro; ahora, cuando narro, la siento brotar con la elocuencia de un poderoso caudal. Escribo siempre con vocación de desafío, de apuesta. De ahí que me niegue a repetirme abultando de libro en libro un currículum que ahoga el valor real de la escritura.


¿Por qué lo inquietó la poesía?

Si se puede hablar de un género literario en Santo Domingo es de la poesía. Desde la escuelita hogar y las veladas dominicales, en una primera edad, el género a través del cual todo se canalizaba era la poesía: el amor y el desamor; la patria y sus héroes; la vida y sus imponderables. Es el género de mayor tradición en el país y, por tanto, hay más poetas en él que trabajadores en la nómina del Estado, que es mucho decir. Y es que a falta de radio, poesía; a falta de televisión y cine, poesía; para matar el tiempo, poesía. ¿Me explico? Para los políticos inseguros, los cortesanos del poderlos solitarios, los tímidos enamorados y los pobres publicistas de frases enlatadas, el remedio es el mismo: poesía, la señora poesía que se levanta la falda todos los días.


¿Cómo está la poesía dominicana en comparación con la escrita en otros países de lengua española?

La poesía dominicana vista en el ámbito de la lengua castellana goza de muy buena salud, en el decir de muchos. En el decir de unos pocos padece por la ausencia de oxígeno y vitalidad creadora. Es cómoda, gratuita, repetitiva y no se inquieta en ensayar nuevas formas y procedimientos. Siento que se oxida con suma rapidez y se conforma con estar a la sombra de los discursos prestigiosos y de los nombres altisonantes que hacen las horas de cafeterías y tertulias. La crítica dice que está muy bien. Y los poetas del parnaso también repiten la especie, muy orondos, con sus poemas de bolsillo de sonoras y aburridas profundidades.


Tomemos un ejemplo elocuente y por todos respetado: Franklyn Mieses Burgos. Pongamos su obra poética ante la de sus contemporáneos latinoamericanos: Pablo Neruda, Humberto Díaz Casanueva, Lezama Lima, Cintio Vitier, Enrique Molina, José María Eguren, César Moro, Carrera Andrade, Xavier Villaurrutia, Octavio Paz y tendremos su real dimensión. ¿Qué sucede entonces? Un sentimiento de pequeñez nos arropa que nos hace ver lo que somos en función de nuestra geografía, de nuestra pobreza, y no de la lengua que nos homologa y que posibilita que un poeta como Rubén Darío llegue al mundo en Nicaragua y no en la metrópolis. Seguro estoy que el paradigma no está en Franklin, con su séquito de serafines y arcángeles. Otros poemas, como Vlía, Yelidá, Rosa de tierra, representan caminos de mayor riqueza y sorpresas para los jóvenes poetas dominicanos.


¿Cuáles son los poetas jóvenes que están alzando el vuelo en RD?

Yo gusto mucho de lo que vienen haciendo los poetas de la generación del milenio, como los he bautizado. El trabajo de Homero Pumarol, Juan Dicent, Frank Báez, Rita Indiana Hernández, Ariadna Vásquez Germán me crea mucha expectación por la fuerza liberadora de su propuesta estética que prescinde de presupuesto poético y de teorías amordazantes. Leerlos es recibir una bocanada de aire fresco aunque a los lejos se sientan los ecos de la Beat Generation y Black Mountain, que le quitaron a la poesía ese olor rancio a mirra y alcanfor.


Tengo mucha fe en ese grupo de poetas bilingües, amantes del heavy metal y del cine underground, que han logrado matrimoniar tradición y eclosión callejera; los nombres del canon y las hambres del villano.


No incluyo a “los erranticistas” (donde aprecio mucho talento) pues literatura y oralidad no son sinónimos. Ambiciono leer sus textos que, como las muelas del gallo, brillan por ausentes.

Dicen que la poesía es un género casi extinto, una cultura de minorías. ¿Qué papel crees que puede jugar la poesía en nuestros días?

Mientras exista el hombre habrá poesía. La poesía realmente esta íntimamente vinculada a la naturaleza humana, es una necesidad del ser para alcanzar un equilibro con la existencia. Es un culto de minorías mayoritarias porque son las que hacen el sentir público aperturando los puentes de la pasión y el deseo. Poesía es revelación en el asombro; sorpresa en la cotidianidad. Es la fuerza responsable de producir ese luminoso temblor colectivo que generaliza y eterniza en la palabra la verdad de quienes somos.

Los poemas son fáciles de concebir en el sentido de que son muchos los que se pueden escribir al día, ¿cierto? O mejor dicho: ¿Cómo te llega la inspiración para hacer un poema?

Hace poco, en Brasil, se me hizo una pregunta parecida y respondí que no he sido tocado por ángel alguno ni un favorecido del cielo. No, no tengo un momento, ni un método, ni se me presenta un duende que señale y determine “la inspiración” para escribir. No existe una fórmula para escribir poesía como tampoco nadie se gradúa de poeta. La poesía es un acto de lenguaje y lo determina la necesidad interior de abrir puertas a insospechados latidos. Por eso yo escribo sin lugar específico y a cualquier hora y todo me sirve de escritorio en un aprendizaje infinito: el asiento de una guagua, de un tren, o de un avión; un banco en el parque, una avenida. Luego, el trabajo artesanal, de orfebrería, lo realizo en mi casa donde sí poncho tarjeta en mi mesa de trabajo. Allí le doy forma, corrijo, someto a rigor y pulimento esas cosas que de manera aleatoria la vida entrega y nos deja como ineludible presencia.


A veces me he sentido como un intérprete de ese dictado que muchos llaman inspiración, y que no es otra cosa que ceguera por exceso de luz: un oscuro escalofrío que necesariamente necesitamos compartir; entrar en diálogo con los demás (los hombres, la naturaleza, el mundo): un diálogo en el que nadie te invita a participar y donde por gravedad, sientes, el peso de una vocación participante.


¿Cuáles son tus autores favoritos? ¿Han influido estos en tu obra o en tu estilo poético?

La literatura es la culminación de un proceso y ese proceso la suma de lecturas que a lo largo la vida dan sentido a una obra, un estilo. Es la búsqueda de formas de la expresión que tipifican un carácter, una personalidad. Tras ese objetivo yo formé mi galería de héroes de circunstancias, que sumaron nuevas circunstancias, por lo que son muchos mis héroes.


En mi primera juventud leí a Pedro Mir: Lorca y Neruda reciclados. Leí a Mieses Burgos
y a los poetas sorprendidos donde hallé dos perlitas: Vlía y Rosa de Tierra y de esa misma época otra gema: Yelidá. Los Poemas de una sóla angustia de Incháustegui Cabral y un nutrido puñado de poemas de Manuel del Cabral equilibran la balanza. Ya haciendo vida universitaria conocí a Rubén Darío (fundamental); César Vallejo, Huidobro, Lezama Lima, Octavio Paz (fundamentales). El conocimiento de este último marchó parejo con los poetas que él me sugería en sus ensayos y los que por mi cuenta iba sumando a ese conjunto de iluminados: Walt Whitman, Ezra Pound, T.S. Eliot, Wallace Stevens, Edgar Lee Master, Elizabeth Bishop, entre los norteamericanos. Leí también con mucho entusiasmo a Fernando Pessoa, Saint John Perse, René Char y Henri Michaux, Ives Bonnefoy, Jacques Roubaud. Claro está: te hablo de clásicos contemporáneos y a quienes más visité.


¿Crees que la poesía y la música tienen relación?

La poesía es música, la música no es poesía. El origen: común es a las dos; su desarrollo: pronto reclamó independencia. ¿Qué te diría? (Excúsame la paternidad de los versos): Pensar como hablar / ¿borrar? / La escritura: es la cicatriz del sonido.


¿Por qué muchos escritores ponderan la poesía como el género de los géneros?

Porque la poesía es la expresión más alta de la lengua; la que no aparece por mandato, ni decreto, ni mecánica per se; la que se oculta en la punta de la lengua: la otra, en largo y sostenido trabajo. En el poema no hay espacio para la novela, pero la novela puede contener (y contiene) poesía en sus diversas manifestaciones. (“Entonces mis manos buscan hundirse en tu pelo, mientras nos besamos como si tuviéramos la boca llena de flores o de peces, de movimientos vivos, de fragancia oscura”. (Eso es de Cortázar, en Rayuela, capítulo siete.) En otra dirección podemos ver el poema como espacio de reflexión indeterminada (Octavio Paz); y, en sentido complementario, tenemos el ensayo que toca cielo por la magia y el encanto de sus atributos (el mismo Paz), de su predicamento. Y es que la poesía, al ser un artículo hecho con palabras, atraviesa la madeja de la sensibilidad y el pensamiento.


¿Qué tipo de ética surge entre lector y escritor?

La ética de la complicidad, la del desasosiego; la de esa llamita inquietadora que va de boca en boca construyendo su propio universo: un universo creado por el solista en dirección al coro y que, ya en coro convertido, despierta sus sonoras individualidades, su entramado de vasos comunicantes, para revivir y destapar a ese cómplice dormido que viene jalonando nuestra propia historia.





SEGUNDA PARTE



Cuando tú piensas en la ciudad, ¿qué ideas se te vienen a la cabeza?

Para comenzar debo decirte que soy un capitaleño de la escuela del Profesor Amiama Gómez y de Franklin Mieses Burgos. De los que superpone la ciudad soñada a la ciudad herida y abandonada. De los que se refugian en la ciudad romántica de Joaquín Balaguer (la ciudad colonial) y por eso la rescató y elevó alejada de mi bolsillo.. De los que situados en la acera de enfrente aplaudió la construcción de la Avenida 27 de Febrero y la Plaza de la Cultura; y ahora defiende los elevados y los pasos a desnivel y el Metro de Santo Domingo de Leonel Fernández. De los que se sienten frustrados por la ceguera de munícipes, sociólogos y políticos que no tuvieron visión para promover la construcción de la isla artificial. De los críticos a una población de indolentes que arrabalizan la ciudad con espíritu deportivo y la reproducen con sus ruidos en destartalados carros de concho. De los que ven con pena cómo la falta de conciencia cívica convierte las áreas comunes de condominios y edificios en anexos y verjas que adulteran su arquitectura. En fin, soy un enfermo celebrante de la ciudad que sufro en cada paso por las aceras rotas y los montículos de cemento que dejan albañiles chapuceros. Pese a la enfermedad, a ese sentimiento de amor/odio que te genera un tránsito caótico de guagueros desaprensivos, soy un loco enamorado de Santo Domingo (día y noche), con su atarazana, puertos, monumentos coloniales y un malecón que es una invitación al delirio.


¿Cómo llegan tus acercamientos a las editoriales?

Bueno, en un principio, como todos, reuní mis chelitos y me acerqué donde conseguí mejor precio. Aunque, a decir verdad sólo hice una publicación pagada (vanity press); las demás se hicieron posible como resultado de premios o por el interés de ciertos editores en publicar mis cosas.


Así vino en la sorpresa mi primer libro: Oficio de post-muerte, financiado por el Comité Pro Defensa de los Derechos Humanos de República Dominicana, con asiento en Nueva York, donde vivía. Cuando regresé al país lo reimprimí con la Editorial Alfa & Omega, en una versión ampliada. Luego, trabajando en el Centro Dominicano de Promoción de Exportaciones, vi la posibilidad de hacer una colección poética con el papel sobrante al desfilarse la revista de esa institución. Noté que se desperdiciaba una franja de papel considerable y decidí utilizarla para hacer la Colección de poesía “Luna Cabeza Caliente”. Digamos que un desperdicio chico significó mucho para decir algo grande. Y por todo lo alto se dijo, con muy buenos títulos de poesía. Dentro de la colección publiqué High Quality, Ltd. en 1985 y Contra la pluma la espuma en 1990. Esas fueron publicaciones en un proyecto de efervescencia colectiva en el que hice de chamán para el desconcierto de los iluminados.


¿Cómo describirías tu poesía?

Mi poesía es la crónica de un viaje sobre el filo de la navaja. El ojo atento y la mirada en ristre y en ese trance, en ese tránsito, el presagio de una marcha en la que todo es riesgo, apuesta. Escribo con pie de plomo sobre el lomo del tiempo presente. Mi poesía, entre pisada y pisada, camina en extrema tensión de la lengua que la sostiene y en la que avanzo retrocediendo, corrigiéndome. El poema que la encierra se nutre de un viaje hecho de asombros y perplejidades.

Cuándo escribiste “Lápida circa y otros epitafios de la torre abolida”, por ponerte un ejemplo, tuviste que desechar algunos poemas o todo lo hiciste condensado con la publicación que ibas a sacar.

Con Lápida circa y otros epitafios de la torre abolida yo quise hacer un homenaje a la amistad desde el imaginario de la ausencia. Pensé a mis amigos poetas del otro lado de la barda, en el barrio de los acostados y quise retratarlos destacando sus mejores galas. A diferencia de los epitafios cubanos que tienen la intención de zaherir, subrayando vicios y defectos de la personalidad, yo he procurado celebrar por lo que admiro y hermana en su picardía.

Tienes a nivel de tu escritura una manera de cambiar de escenario, de cambiar de tema, y te has movido en diversos terrenos… ¿Cómo logras cambiar de una forma a otra?

Bien sabemos (verdad de Perogrullo) que la escritura es diversa y el acto escritural (cuando se asume visceralmente), es único. Drama, novela, cuento, poema, son formas de la literatura que traducen expresiones de la vida. La diversidad de mi escritura es la diversidad de la vida que delínea en un género lo que mejor le acomode a su propósito, a su intencionalidad. Mi actitud no difiere cuando escribo poesía, ensayo o cuento. Es la misma: sufrir y sudar en la palabra su más fina vestidura.


¿En algún momento pensaste en ser alguien diferente, distinto?

Siempre he sido el que vendrá; el de la máscara imprecisa, unisex; el de voz impostasiada en su pluralidad. De niño soñé con ser bombero y paracaidista; terminé como boy scout. Ya grande, y con esa experiencia de boy scout, me negué a ser del Club Rotario. Ya sabes lo que decía Franklin Mieses Burgos del que transita entre esos extremos.


¿Cuál es tu compromiso con la palabra?

Hacerla gritar, mutar, experimentar y significar en el terreno inexplorado de lo inédito, a fin de producir el estallido expresivo de sus posibilidades sonoras y semánticas, en abierto juego de imágenes y símbolos.


¿Qué les dirías a los jóvenes que sienten ese imperioso deseo de pasar al mundo de la literatura?

Atreverse a morir en cada página demorando en el trabajo su vida. Como decía Wilde, “genio es trabajo” y se hace preciso trabajar de manera sistemática, pausadamente, nunca contra el reloj. No hay peor enemigo para el escritor que la prisa en terminar, la prisa por publicar. Me hubiese gustado haber tenido conciencia de oficio cuando publiqué mi primer libro, porque mi carta de presentación se habría dado con mayor equilibrio y madurez. Soy del parecer que hay que dejar el forro sobre la mesa leyendo, escribiendo, corrigiendo, reescribiendo, hasta que el ojo rechine al borde de su insuficiencia. Hacer de la poesía un sacerdocio.


Y es que la literatura se alimenta de literatura. Conocer bien la tradición (porque la letra entra con sangre), para luego dar fisonomía a la escritura: voz que se perfila e ilumina en el habla de todos; voz solitaria en la trastienda del deseo.

Roira Sánchez. Dominicana. Periodista y manager de agrupaciones de rock de Santo Domingo. Actualmente es la Coordinadora de Literatura y Cultura del matutino El Caribe, donde ejerce la crítica literaria y de arte. Tiene una novela inédita.







sábado, 14 de febrero de 2009

El cuerpo y la letra-Libro de Luis Alberto Ambroggio

Portada. Diseño: Gerardo Piña-Rosales






___Dos palabras a Luis Alberto Ambroggio___




El notable poeta y ensayista argentino-estaounidense Luis Alberto Ambroggio, ha puesto en mis manos, por intermedio de la poetisa Marisol Briones, su más reciente publicación: “El cuerpo y la letra. La poética de Luis Alberto Ambroggio”. Se trata de un libro, a mi modo de ver, fundacional de la poética de Luis Alberto. Esta edición ha sido auspiciada por la Academia Norteamericana de la Lengua Española, a finales del año 2008, de la cual ambroggio forma parte. Y la ha tutelado el presidente de la misma, don Gerardo Piña-Rosales.

Aparte del prólogo, —cuyo autor es Piña-Rosales—, como es menester en este tipo de obras, trae una nota editorial escrita por Mayra Zeleny, venezolana, especialista en Idiomas Modernos y estudios adicionales en el Monterrey Institute of Internacional Studies,California. De igual forma acompañan al libro una serie de artículos selectos, escritos por connotados estudiosos de la literatura, entre los que destacan: Enrique García Trinidad, Octavio Costa, María del Pilar Boge Pineda, Juan Sebastián, Moraima Semprúm de Donahue, Orlando Rossardi, etc. Estos textos cmo se manifiesta en la nota editorial: “…permitem abordar las temáticas más importantes en la poesía ambroggiana. La compilación de los mismos [ha] planteado un desafío por la diversidad de sus formatos y sus registros lingüísticos y han sido ordenados conforme la trayectoria lírica del poeta”…

Luego dos apartados más: una selección de los poemas queridos por Luis Alberto Ambroggio y Tres ensayos del poeta. En un ensayo que escribí recientemente, para el periódico Colatino, de El Salvador, titulado: Luis Alberto Ambroggio, testigo y habitante del amanecer” a partir de tres obras poéticas del autor: “El testigo se desnuda”, “Por si amanece”y “Los habitantes del poeta”, sostengo que “El poeta es un hortelano con diversos mensajes: en él se hace posible lo mortal e inmortal; el arado de sus manos escribe desasosiegos e ilusiones. Ambroggio lo sabe, por eso a su poesía le devuelve la respiración de lo cotidiano y la ordena sin alarde como un mar de domésticas almohadas. La perennidad de su poesía tiene el halo magnánimo de los textos del Eclesiastés, de la savia profunda de Proverbios y de la pasión del Cantar de los cantares.”

André Cruchaga
Barataria, 14.II.2009.

viernes, 13 de febrero de 2009

Antología_Literatura salvadoreña 1960-200

Portada: Lietarura Salvadoreña 1960-2000




___Homenaje a la literatura salvadoreña____




Está circulando desde hace un par de meses en El Salvador, la antología: Literatura Salvadoreña 1960-2000, preparada por el escritor Jorge Vargas Méndez y J. A. Morasán. En realidad,se trata de un trabajo sumamente encomiable. La terea de antologar siempre es dificil y casi nunca se queda bien. Siempre hay alguien que denosta este tipo de trabajos que es la acción más generosa que conozco tratándose de estos temas.


La antología está, ciertamente, en consonancia con el Panorama de la literatura salvadoreña de don Luis Gallegos Valdés, a quien conocí hace años en la Dirección de Publucaciones, hoy DPI, hombre generoso y de gran altura cultural; Desarrollo Literario de El Salvador, de don juan Felipe Toruño; y no con el Ídice Antológico de la Poesía Salvadorela, del doctor David escobar Galindo, Cien años de Poesía en El Salvador, de Rafael Góchez Sosa y Tirso Canales, Antología Poética de José Roberto Cea, etc para mencionar los esfuerzos más representativos.

La antología trata de dar una panorámica de la literatura en general, sin primar un género en particular. José Roberto Cea se encarga de escribir el prólogo y es interesante porque hace todo un periplo histórico de la misma. Laobra está dividida en cuatro grandes apartados: La literatura salvadoreña en la década del sesenta, Grupos literarios de la década del sesenta, la expresión literaria en la década de los ochentas, Grupos y talñleres de la década de los noventas y finaliza con un colofón: emtrevistas con algunas personas del período 1960-2000.

Y algo encomiable, los antólogos tuvieron a bien como justo homenaje y rescate de la memoria y para la memoria, las voces de un período dificil en nuestro país. Poetas que murieron bajo cinscunstancias de guerra. En este contexto resulta más que interesante y esclarecedora la entrevista que los antólogos le hacen a lilian Coto en torno a la figura de ese gran poeta que fue Chema Cuéllar.

Falta,desde luego, ahora que tenemos esta obra capital para nuestra literatura, empezar a trabajar una antología general de la poesía salvadoreña, una de narrrativa, pero con sentido globalizador, sin prejuicios. Ya no es posible seguir atomizando nuestra literatura en antologías de dos o tres personas. La trascendencia de un escritor ya no es problema del antólogo, sino del propio desarrollo personal del creador de la palabra. Trascender implica un trabajo de ardua perseverancia y escribir todos los días como si se tratase del primer poema o narración.


André Cruchaga
Barataria, 13.II.2009.

jueves, 12 de febrero de 2009

Dos poemas de Ana María Rossetti

André Cruchaga, El Salvador; Ana María Rossetti, España.





________LLÁMAME________



Paraíso sin ti, ni imagino ni quiero
Julio Aumente



Yo aguardo la señal para reconocerte.
Cada noche, mientras tiembla el invierno
y abatida la lluvia se derrama
y el frío elige calles y restalla cordeles,
indóciles cabellos de pronto destrenzados,
yo aguardo la señal.
Y te busco incesante, y en la música entro:
acolchada la puerta se cierra tras de mí,
la sombra me golpea y mis ojos insisten,
suelta lanza dispersa y confundida.
Por el esbelto nardo y el armonioso alerce,
sauce, flor, el oro se desnuda,
gráciles piernas, bosques, enramadas:
dime, serpiente, dónde tus anillos.
Irresistible seductora mía, sin ti mi rostro
es fervoroso girasol anclado, es alabanza inerte,
no selva trastornada, no subterránea herida
ni belleza.
Sin deseos, sin sed, sin perseguido abismo,
sin que aceches y ofrezcas y arrebates,
qué jardín, dime tú, qué jardín
se podría llamar paraíso o delicia.
Mi tentación hermosa,
cada noche te busco, cada noche.
Y aguardo tu señal, transida ya de ti
para reconocerte y entregarme.




_____SI RECORDARAS AMOR MÍO...____



Si recordaras, amor mío, qué es lo que te aguarda tras las
seguras paredes de la espera.
Si recordaras cómo ¡y qué cruelmente! el deseo atendido
oculta su puñalada de decepción.
Si recordaras que, una vez que la pasión estalla, el secreto
deja de ser escudo y huída,
no me insistirías para que te mostrara, para que te ofreciera,
para que te otorgue.
Sino que te resignarías a sobrevivir dentro de mí en el dúctil
territorio de los sueños, donde todos los modos de ternura
que puedas inventar son permitidos, toda tempestad música
y ningún temor es irrevocable.
Si recordaras, Amor mío, qué es lo que te aguarda tras las
seguras paredes de mi corazón,
no me obligarías a levantarme en armas contra ti, a detenerte,
a desmentirte, a amordazarte, a traicionarte...
antes de que te me arrebaten, dulce silencio mío,
mi único tesoro, insensato e irreductible sentimiento.
________________
Leer más de Ana María Rossetti en Arte Poética-Rostros y Versos y en Laberinto del Torogoz. La fotografía fue tomada en el marco de V Festival Internacional de Poesía, El Salvador. Atrás, el poeta ecuatoriano Humberto Vinueza.


lunes, 9 de febrero de 2009

El ángel y Tanni Lee-Yván Silén

Yván Silén, Puerto Rico




________El ángel y Tanni Lee________




“Pensaba en los misterios de la
letra escrita.”
Alejo Carpentier

“El ángel era el único que no
participaba de su propio
acontecimiento.”
G. García Márquez

“Fui al ángel, diciéndole que me
diese el [cuentito]. Y él me dijo:
Toma [el cuentito], y cómelo; y te
amargará el vientre, pero en tu boca
será dulce como la miel.”
Apocalipsis 10: 9.



Venía erecto. Era casi un monje y el sol me achicharraba los ojos. Tenía eclipses de Dios en la mirada y no sabía qué hacer, o hacia dónde ir. De momento tropecé y caí como al principio del tiempo. Mis alas salieron volando contra los troncos de los árboles. Caí como caen los héroes y sentí que mi falo pegaba contra el asfalto. Sentí que se me quebraba el alma de Dios. Quedé bocabajo adolorido, porque tenía miedo de mirarme. Los dolores, como al final del mundo--los relojes comenzaba a sonar--no me dejaban ver. Estaba ciego y se me salían las lágrimas. Orgasmaba; se me salía la noche, los insomnios y el semen como esa agua de molino antiguo, como esa lluvia molida, o como esa cosa asquerosa que los hombres llaman pega.

Lloré. El dolor era insoportable. Oí los pasos luminosos de una muchacha que caminaba descalza entre las hojas. Me vio, se me acercaba, la presentí en la oscuridad del mundo y olí precisamente cuando se detenía a mi lado. Contempló mi toga y la sangre que manaba debajo de mi cuerpo maltratado. Se acercó más, casi hasta olerme, como si se moviera dormida, pero estaba despierta. Me llamó con aquella voz que nunca olvidaré. Su voz era un símbolo o un simulacro como la risa. Pero ella, a pesar de mi dolor, se movía sonámbulamente contra las sombras de los robles híbridos. Sentí, oí, olí que me tocaba, que me hurgaba o me registraba para robarme (¿el alma?). No hablaba, pero oía todo lo que pensaba. Me volvió a tocar y me despertó de la agonía. El dolor de mi falo roto me había adormecido y me hacía sentir que todo era falso.

---¿Cómo te llamas?--me preguntó secándome las lágrimas.
---Me llamo Exótico.

La muchacha se rió. Me volteó o trató de voltearme y se tapó la boca como si estuviera viendo a Dios. Estaba asustada. Tenía miedo. Lo pánico se había apropiado de su cuerpo y no sabía qué hacer. Titubeaba. En el desconcierto que la embargaba se parecía a mí.

El tiempo corría frenéticamente y ella, hipnotizada, no dejaba de mirarme. Entonces pensó, porque no sabía y no quería hablar de ello: “¡Está roto!” Me miré y estaba desgarrado como un trapo, o como un manto que cubriera la mesa de la comunión. Ella, con ese recoveco maternal que poseen las mujeres, se apiadó de mí. Me ayudó a levantarme del suelo, del silencio y de la soledad, porque yo (qué extraño era decir “yo”) había caído en medio del campo y nadie nos había visto. Mi caída era todo un secreto. El dolor que me consumía me había detenido y había detenido oscuramente el mundo. Me lo aguanté con las dos manos para que no terminara de romperse, o para que no acabara de desgarrarse. Tenía miedo de verlo caer contra el suelo como un cáliz de cristal de roca. Pero ella tomó las alas que parecían pencas de palmas podridas y que daban la impresión de haber sido halladas o traídas de los oasis más próximos.

Caminamos en silencio. Caminamos despacio para que yo no pudiera tropezar de nuevo. La noche nos había alcanzado extraordinaria y brevemente y al fondo (¿al amanecer?) yacía una casucha verde. Hacía frío y la muchacha pretendió apresurar el tiempo mientras yo sudaba y se me salían los mocos de tanto dolor y de ese frío que me calaba los huesos y me calaba el falo que continuaba sangrando.

Trataba de no pensar en las grietas que habían sobre la sombra azulada y café de mi glande. Pero no sabía aún cómo darle las gracias a la desconocida que me arrastraba como a un macho cabrío al que se le ha de cortar la yugular para las fiestas de la Pascua. Ella, con su mano desocupada, me limpiaba las lágrimas, los mocos y me limpiaba las gotitas de sangre que se filtraban, que caían del orificio maltrecho, obstruido y cerrado de la cabeza de iguana de mi pene.

Llegamos a la puerta y empujó la noche para que todo fuera posible. Entramos. No hablaba y me colocó en la cama de paja como si yo fuera un paquete y comenzó a poner paños blancos en el agua de una cacerolita de cobre que comenzaba a hervir. Creo que había pasado o sucedido una noche. Cuando desperté estaba totalmente desnudo. Estaba pálido sobre aquel montón de sábanas que me cubrían y me lastimaban al menor movimiento. Pero ella (¿cómo se llamaba?) me había colocado de lado para que las grietas de mi falo no se rompieran, no se hicieran arena (el viento soplaba del norte) o no se hicieran cenizas. El cenicero estaba lleno de semen seco y ella estaba desnuda. Sus senos eran redondos, luminosos e irreales. Nunca antes había visto la belleza del absurdo. (Dios era increíble.)

Traté de incorporarme y ella vino corriendo, flotando, creo que levitaba, y metiendo sus manos en mi cuerpo me tomó por los sobacos y no permitió que volviera a caer. Me incorporó casi con voluntad de varón y me recostó sobre las almohadas. Contemplé las ventanas y entendí que nevaba y que la muerte se había detenido en los caminos desiertos. La mujer…

---¿Cómo te llamas?
---Me llamo Tanni Lee.

La mujer me volvió a sostener.

Incorporándome casi contra la ternura y la delicadeza de la mujer, traté de observarme. Me lo volví a mirar después de muchos días de oscuridad, me lo registré y pude comprobar que estaba entablillado. Estaba vendado todavía, a pesar de que la luna corría entre los pinos uno detrás del otro. Cuando lo tomé entre los dedos pude observar que estaba cosido y que también, para horror mío, estaba grapado. Me desmayé. Luego supe que ella no me había dejado caer. Sus brazos eran como dos maderos de astillas. Y que mientras me sacaba las espinas de madera también me había cosido, secado y reparado las alas noche tras noche. Lo más que me inquietaba y me asombraba de ella era su paciencia. Poseía la paciencia de los muertos. Poseía la paciencia de un asesino.

Los días habían pasado brevemente como la eternidad. Hablábamos de sus deseos, de sus miedos, pero Tanni Lee no acababa de vestirse. Siempre yacía desnuda. Y su cuerpo de aceituna madura, lo mismo que su erizo lleno de diminutos pecesitos, iluminaba la noche y oscurecía los días. Me sobaba con hojas muertas y trataba de que mi falo de Carisma (ella decía que ese era mi nombre secreto), angosto, afilado como una vela inédita, pudiera enderezarse. Yo, impávido, callaba y ella, tocándome la frente, sintiendo la fiebre, rozándome la cara con su seno, rezaba por mí. Yo soñaba. El dolor era tan bestial que todo mi cuerpo se había convertido en un ensueño.

Llovía. Creo, creía, estoy totalmente seguro de que la primavera se acercaba y ella sonreía como cierta. Ella estaba quitándome con sus manos pequeñas, delicadas y mágicas las tablillas de bacalao de mi falo. El olor de las tablillitas chinas olía a sándalo.

---¡Te curas!--dijo.

Pero no lo creía. No podía ser cierto, porque el dolor proseguía ahí como la mordida de un chaw-chaw. Todavía, en las noches más oscuras, oía mi grito rodar por los universos paralelos. Y supuse, es inútil, suponer, que Dios me la había dado como un regalo. Dios era una enfermera erótica que me pasaba la lengua por los ojos y que me cantaba baladas orientales. A veces era negra, a veces era rubia y a veces era pelirroja como un gnomo que subiera del Seol. A veces me hablaba en hebreo, a veces en griego antiguo y a veces me hablaba con el lenguaje de Dios. Yo entendía muy poco. Casi no entendía nada del latín pero, aun así, proseguía sanando.

Un día amanecí amarrado y totalmente desnudo. Ella se había vestido de negro. Tenía luto y había colocado una pequeña cacerolita en la estufa de carbón o de madera en donde calentaba una aguja que comenzaba a ponerse rojiza. Sus manos temblaban, pero más temblaba yo desde el momento en que sospeché lo que se proponía. Me miró con los ojos grises, acuosos y sucios de los muertos o de los asesinos, pero su voz estaba quebrada; vibraba.

---Tengo que limpiarte--dijo, y sentí que la tierra, el tiempo mismo, todos los sueños que los hombres llaman la apariencia, todo, inclusive Dios mismo, tembló como si fuera posible. ---¡Tengo que destaparte!

La aguja temblaba en su mano. Me moví desesperadamente, pero ella cantaba y lloraba. Entonces se sentó sobre mí, me aplastó el bajo vientre, me aplastó la vejiga y agarró el pene como si fuera el cuello de un pavo real. Estaba aterrado. Rezó no sé a quién, pero su voz era finita como el cielo. Pensé que todo lo que veía era falso. Que ella no existía. Que mi dolor no existía. Que mañana, cuando abriera los ojos, despertaría bien, repuesto. Abrí los ojos y ella, como una sombra repleta de pájaros, de rosas, de lluvia, estaba al lado mío, encima de mí como la Mala Suerte que yo era. Me tomó el glande, grité antes de tiempo, e introdujo la aguja rojiza en el orificio de mi glande. La pus rodó como flema, rodó como yema rota y rodó con el ruido de los corceles que acompañan a la muerte. Me desmayé.

Cuando desperté la ventana de la casucha se había llenado de flores y Tanni Lee estaba desnuda y me miraba. La primavera había llegado y los ruiseñores, los patirrojos, los patos, los gansos grises, los cisnes de cuello negro y las ocas del tamaño del ocaso habían regresado e inundaban con sus chillidos la orilla de los ríos blancos y de los lagos de la niebla. El ruido de las aves era inmenso. El mundo estaba orgasmando. Ella se acercó a mí vestida ahora, desnuda en los amaneceres y en los crepúsculos, y colocó la almohada detrás de mi cabeza. Me acomodó y comenzó a darme sopas. Contemplé la cuchara que temblaba entre sus dedos y que entraba y salía del plato hondo. Contemplé su mano rígida. Contemplé sus ojos infinitos como el dolor de mi glande. Tanni Lee sonreía. Era feliz, por una extraña razón que yo desconocía. Era feliz, porque pensaba que me había sacado de la muerte. Me había arrebatado de la eternidad y lo sospechaba.

La muerte, aunque el lector lo dude, posee esa extraña actitud de retrasarse, tanto como le plazca, en los actos o en las escenas de las enfermedades, de los accidentes o en los descuidos. La muerte me contemplaba impúdicamente y titubeaba con los ojos de ella. Tanni Lee me dio aquella agua que sabía a mirra. Me dio tiempo que sabía a miel. Me confundía, pero mi sistema inmunológico trabajaba como hormigas que han descubierto un gongolí o un gusano de mariposa herido en las bromelias o en los ramos de novia. No sabía entonces, estaba extraviado, si era el génesis del otoño o el principio de la primavera; no sabía si era el principio de la muerte o el génesis de la vida; si era alfa u omega. No sabía si era claroscuro. Los cirios, enormes en cada esquina de la choza-mansión, parecían sombras. Engañaban la apariencia. Mirar era inútil. Los hombres eran ciegos. Los hombres eran cretinos.

No sabía si yo moría hacia la infancia, o si nacía hacia la muerte. Estaba perturbado. Estaba solo y estaba loco. Estaba dormido. Pero a pesar de su buena voluntad, ella me dio agua que sabía a orines. Estaba amarga. La casa era tan real que parecía falsa. Me volví y sin proponérmelo tropecé con su seno que parecía una bola de chocolate. Abrí los ojos y su pezón casi rosa, casi acerbo, parecía y olía a caramelo quemado. (Afuera los caballos daban coces y pateaban contra la nieve.)

La pequeña estufa hacía crujir la madera. La estufa quemaba y consumía la noche. Me encojoné contra la cáfila de los ángeles y grité. Ella me ponía paños húmedos, andrajosos, deshilados (pesaban como toallas mojadas) en la frente. La fiebre también pesaba. Las mujeres se fueron amontonando en mi vida como el dolor o el delito, o ese olor a cebolla, ese olor profundamente erótico como si bajara del cielo, o como si subiera de las alcantarillas, que llegaba incierto de las vitrinas de París cuando el olor mismo, o yo mismo, deambulaba en lo más recóndito de la tristeza. El perfume era el olor de los Narcisos Negros, era todo el cuerpo de Tanni Lee.

Sus sobacos de araña, de nidos que se deshacían bajo el sudor o la lluvia eran todos el sentido de su cuerpo. Roto fálicamente, deshecho el semen que olía a tiza, a polén, no sabía a dónde ir. Todo ella era un vaho de rosa deshecha. Las otras mujeres, por inútiles en el amor, se habían hecho remotas. Algunas, buscaban la fama de mis alas, las más inciertas buscaban los insomnios. Las más promiscuas traficaban con mi fiebre. Innateel (lo había pronunciado alrevés), no buscaba nada. Tanni Lee había hallado. A los lejos alguien tocaba una guitarra. La mujer me daba agua. La mujer me pasaba la lengua por los labios. El agua era franca.


*****


Comí las sopas sin decir una sola palabra. Comí ciegamente, como si estuviera celebrando la eucaristía: pan negro y ajo molido; cebolla como el olor de su cuerpo y vino derramado por mis labios. Pero en mí sólo había una idea fija: quería vérmelo. Ella, sospechándolo, me quitó las sábanas. Me miré y pude ver que, a pesar de las grapas que pillaban mi prepucio y mis testículos (?!), los moretones y la sangre acumulada habían comenzado a desaparecer. Lucía horrible, pero estaba mejorando. La fiebre había desaparecido. El olor de la muerte se había extinguido. Los caballos rucios ya no se veían. Sólo los lobos rondaban las noches.

Sólo pude hacer una pregunta:

---¿Funciona?

Su sonrisa fue la mejor contestación que pude recibir. Era hermosa como una clematis lila al medio día de la primavera. Era hermosa como la brevedad del mundo. Traté de levantarme, pero titubeé. Las rodillas me fallaban. Las alas me pesaban una inmensidad. Ella me volvió a ayudar y me colocó en la única mecedora que había en la casa. La estufa estaba encendida, porque las lluvias de la primavera arreciaban y la explosión inmisericorde del polen se colaba por las grietas de la casucha. Pese a todo, la casa era cálida y agradable. La casa no participaba del cielo.

Me puse de pie y ella me ayudó para que las alas no me aplastaran. Me sentó al borde de la cama y me puso unos zapatos blancos que parecían de muchacha.

---Son mis tenis--dijo.

No entendí, pero se lo agradecí. No sabía qué día era ni en qué año de la eternidad me hallaba. Todavía estaba ido. El porvenir no había llegado. El viento cesó y la casa se tornó calurosa. Ella se quitó nuevamente la blusa y me mostró sus senos.

---¡Debes beber!

Me guiñó un ojo y me colocó maliciosamente el seno en los labios. Bebí, traté de beber, y comí el mejor de los manjares. Sabía a suero, sabía a guanábana. Cuando abrí los ojos la luna se estaba levantando entre los pinos. Estaba erotizado y sentía que mi falo funcionaba. Ella me dio un tremendo y prolongado abrazo que me emocionó. Lo sintió. Era un milagro. Me dio su mochila y me besó entre los ojos. Me dirigió hacia la puerta de la casucha y me permitió sentir mi tristeza. Estaba derramado. Me dio dos monedas de oro y me contempló alejarme entre los árboles.

Me volví y contemplé sus senos. Sería de ella para siempre. Sería de ella como un vagabundo. La mujer que había interrumpido la muerte sería mi Hermes.

---¿Cómo te llamas?

Sonrió.


*****

11 d’enero del 2009
Puerto Rico
_________________
Leer más de Yván Silén en Arte Poética-Rostros y Versos y en Leberinto del Torogoz.

PREMIO AMISTAD

PREMIO AMISTAD A ÁLBUM NOCTURNO


Álbum Nocturno ha recibido, de la notable poeta Rosario Alonso, el PREMIO AMISTAD, de cuya argumentación damos fe con este enlace. A más de agradecer su noble gesto con mi devoción poética, me propongo seguir trabajando por merecer su cariñosa deferencia. Este galardón bloguero tiene entre sus requerimientos los siguientes:

. Según las normas del Premio AMISTAD concedido a Álbum Nocturno por la poeta granadina Rosario Alonso quien administra el blog PALABRAS:
Los blog galardonados han de ser 7
1. Hay que mostrar el nombre y enlace de quien nos concedió el premio
2. Hay que mostrar el nombre y enlace de a quienes concedemos el premio
3. Hay que avisar a los blogger del premio otorgado
Los nombres de mis blogs seleccionados son los siguientes:
1. Cuba AlaDécima, espacio dedicado a la décima y coordinado por el poeta Pedro Péglez.
2. Café Crinopio, del poeta Jorge Bousoño González.
3. Alas Cuba, muestra represenattiva de poesía cubana, coordinado por Jorge Bopusoño González.
4. Calidoscopio nocturno, del poeta Gabriel Otero
5. Las letras de Vallejomárquez, blog coordinado por el poeta Mauricio Vallejo Márquez
6. La Bohemia YSUCA, de Aída Párraga, incansable promotora cultural.
7. Exquiciteses del ocio, del poeta, pintor, periodista y fotógrafo Javier Alas.
Gracias a la poeta Rosario Alondo
y felicidades a los nuevos premiados.


domingo, 8 de febrero de 2009

Descubrimiento de lo inefable-Ledo Ivo

André Cruchaga (El Salvador), Ledo Ivo, (Brasil)





_____Descubrimiento de lo inefable____




Sin lo sublime ¿qué es el poeta? Sin lo inefable
¿cómo puede
alabar, si no trae para sí mismo,
la plena y extraña juventud de la joven a
quien ama?
¿Qué es el poeta, que imita las mareas,
sin adquirir con el tiempo una serenidad de
cosa siempre desnuda
como si las estrellas estuviesen caminando
gobernadas por su sonrisa
y sus brazos agitasen los árboles heridos por
la claridad de la luna?

Sin que su canto suba hasta los cielos,
sofocante música de la tierra,
¿qué es el poeta?
Soy libre cuando canto. Y quiero
que mi respiración oriente la voluntad de las
nubes
y mi amoroso pensamiento se mezcle al
horizonte.
Cantando quiero a octubre, quiero la lágrima
de sal
en el instante anterior al despertar: hoja
volando.

Sin lo inefable, que dura siempre sin permanecer
¿cómo conseguiré alabar a esa joven a quien
amo,
que nace en mi recuerdo plena como la noche
y triunfante como una rosa que durase
eternamente
no se limitase a la gloria de un día?
Sin lo inefable, que valoriza las manos y hace
volar el amor,
no podré descender de repente
al infierno de su cuerpo desnudo.

Lo sobrenatural todavía existe. Y no seremos
nosotros
los que alteraremos el indivisible orden de
las cosas
con nuestras manos que podrán quedar
inmóviles
en pleno amor, frente al cuerpo amado.

Es inútil pensar que los ángeles murieron
o partieron, buscando otros lugares.
Ellos todavía están, unidad admirable del
Día y la Noche,
entre las nubes y las casas en que habitamos.

Repentinamente, las voces de la infancia
nos llaman hacia el mágico viaje
y recuerdan que podemos huir hacia la
lejanía conservada aún en la eternidad.

Entonces, nuestras necesidades no se reducen
sólo a comer, dormir y amar.
Necesitamos de los ángeles para ser hombres.
Necesitamos de los ángeles para ser poetas.

Ven incontable música, y anuncia
(al poeta y al hombre, humilde unidad)
la resurrección diaria de los ángeles.
Restaura en mí la certeza de que la hoja
[que vuela es su indomable divertimiento
pues a veces siento que mi primer verso fue
murmurado tal vez,
sin que yo lo supiese, por un ángel
perturbado por mi aire desesperado de papel
en blanco.

No es la mañana, depositando la simiente de
alegría en el corazón de los hombres.
No es la vida, cántico triunfal descendiendo
sobre las almas.
No es el poeta, subiendo por los andamios de
la carne del recuerdo de una mujer.
Son los ángeles que vinieron a vincularnos,
una vez más,
al orden eterno y a la anunciación.

No nos liberaremos jamás de esos ángeles
hechos de tierra y mar, creaturas celestes
que dejan caer en nosotros el sol de la
armonía.
Es inútil matar a los ángeles.
Ellos son invisibles y traicioneros.
De pronto, cuando nos sentimos seguros, ya
no somos
los consumidores de instantes, y estamos
entre el Día y la Noche, en el umbral
de una eternidad vigilada por ellos.
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Leer más del poeta Ledo Ivo en Arte Poética-Rostros y Versos y Laberinto del Torogoz

viernes, 6 de febrero de 2009

José Martí, en la revolución permanente

José Sant Roz, Venezuela





________JOSÉ MARTÍ, _________
EN LA REVOLUCIÓN PERMANENTE


José Sant Roz



José Martí frente al mar de Bolívar, abrumado de sí mismo. Entre la nada y la inacabada obra del padre Libertador. Por la América enclaustrada, aherrojada, que provoca vértigos: “Voy bien cargado, mi María, con mi rifle al hombro, mi machete y mi revolver a la cintura...”

Sin la palabra que no sea un compromiso, su voz como una diana.

Una noche, cuando se cumplían cien años del nacimiento del Libertador Simón Bolívar, se reunió un grupo de poetas latinoamericanos en Nueva York. Estaban allí, no para celebrar. Un silencio de heridas y de muertes laceraban los recuerdos. Para qué decir que hubo en América Latina una guerra de independencia cuando todavía no había patria, y Martí hablaba de su Cuba esclavizada, aherrojada. Encendidas las mentes por aquellas hazañas del llamado “loco de las malditas correrías”, cuya alma aún no descansa en paz, no encuentra alivio. Sus dolores futuros. El esplendor en los corazones de sus estandartes y espadas con un ramillete de naciones. Entonces marchita. ¿Qué era de aquella América fuerte, múltiple y unida, con veinticinco mil hombres listas para ir a combatir a Cuba y a Puerto Rico?

Simón Bolívar en aquella velada, con su traje indígena, con un pañuelo blanco en la cabeza, rodeado por un pelotón de oficiales comandados por el negro Domingo López de Matute, Capitán del regimiento, triunfante en Ayacucho, de los Granaderos de la Guardia.

Cuba continuaba encadenada al mismo sistema de la Europa canalla, de la Europa transfigurada ahora en el voraz imperio de los nuevos regatones americanos. Se olvidaron en aquella conmemoración de los discursos y de los poemas. Mejor era no hablar. Cada cual debía volver a su tierra a levantar el alma de los pueblos que aún gemían bajo las mismas tiranías, y la única manera de recordar a Bolívar era despertando los pueblos.

Para José Martí su único empeño estaba en hacerse digno de la confianza y de la grandeza de ese venerable alfarero de naciones.

A Martí no se lo tragó la impotencia, no lo desanimaron las permanentes adversidades ni la augusta impaciencia americana, porque para los grandes hombres la constancia debe ser infinita, sin espacio para el retiro o el reposo. Con la plena certeza de que en cada triunfo bulle una derrota. El hombre que se contenta con lo que consigue o con lo que le dan, muere.

¡Qué valor el de Martí, para conservar serenidad y lucidez aquel año de 1890, durante la Conferencia de Washington, contemplando, aterido de ansiedad, el modo distante e indiferente como se conducían los pueblos hermanos ante la situación de su Cuba! Los pueblos latinoamericanos no se habían emancipado. En ninguna parte aparecía la mano hermana, aquella solidaridad tan necesaria y urgente. ¿Fue acaso que Bolívar desperdició su vida?: “México, amable y blandílocuo, va de un sillón a otro, juntando, investigando, callando, y más mientras más dice: Chile enfrentado a Méjico; Venezuela apática; Centroamérica corrompida con las esperanzas de riqueza que les fomentamos con los canales, como el cachetero de la otra América, como la mano servil que, cuando el espada lo mande, le ha de dar el toro la última puñalada”.

El monstruo que se ha ido apoderando de nuestras entrañas; exterminio sobre extermino, porque nos han metido a sangre y fuego, que el indígena como el negro no son prácticos, necesarios ni útiles para el llamado “desarrollo”.

¡Cuántas luchas abandonadas! ¡Cuántas palabras y promesas vencidas por la comodidad de aquellos pobres países que entregados a un nuevo colonialismo miraban de soslayo al hombre de una tierra que aún gemía bajo la bota del viejo imperio español!

A Martí no lo paralizaron estos desdenes, pues si algo llevaba en sus nervios, si algo constituía el fluido sagrado de su ser era su empeño por ver libre a Cuba. Y no podía mendigar esa libertad. ¿En dónde encontraba fortaleza para torcer el rumbo de la apoplejía paralizante de aquel continente que había tenido a un Bolívar, a un Sucre? ¿En dónde luz, él, mendigo iluminado? "¡Nuestra América es única! ¿Cuál será el pueblo de América que se niegue a declarar que es un crimen la ocupación de la propiedad de un pueblo hermano, que se reserve a sabiendas, el derecho de arrebatar por la fuerza su propiedad a un pueblo de su propia familia? ¿Chile acaso? No: Chile no vota contra la conquista; pero es quien es, y se abstiene de votar, no vota por ella. ¿México tal vez? México no: México es tierra de Juárez, no de Taylors".

Es necesario aprender a morir cada día. Es necesario desgarrarse cada hora. No venimos a transarnos por una paz que nos someta. Por una tranquilidad que nos deshonre.

Habla el Apóstol: “El alma anda hoy muy triste, y acaso la causa mayor sea, más que el cielo oscuro o la falta de salud, el pesar de ver cómo por el interés acceden los hombres a falsear la verdad, y a comprometer, so capa de defenderlos, los problemas más sagrados. Estas náuseas son más crueles que las otras… cuando me cae ese desaliento estoy como ido de mí, y no puedo con la pluma en la mano... Creo en redondo, peligroso para nuestra América o por lo menos inútil, el Congreso Internacional. Y para Cuba, sólo una ventaja le veo, dadas las relaciones amistosas de casi todas las repúblicas con España, en lo oficial, y la reticencia y deseos ocultos o mal reprimidos de este país sobre nuestra tierra:- la de compeler a los Estados Unidos, si se dejan compeler, por una proposición moderada y hábil, a reconocer que "Cuba debe ser independiente". Por mi propia inclinación, y por el recelo -a mi juicio justificado- con que veo el Congreso, y todo cuanto tienda a acercar o identificar en lo político a este país y los nuestros, nunca hubiera pensado yo en sentar el precedente de poner a debate nuestra fortuna, en un cuerpo donde, por su influjo de pueblo mayor, y por el aire del país, han de tener los Estados Unidos parte principal”[1].

Este hombre, sin patria, que lleva en el corazón a todas las patrias de América, ¿cómo podía resistir, cómo sobrellevaba aquella pena atravesada entre la impaciencia y la angustia? ¿En qué bandera podía enjugar su sudor y sus lágrimas? Ese maestro de pueblos que iba por nuestra América entregando "lo poco que sé", y aprendiendo lo "mucho que no sé todavía". Que va y ahoga con poemas "su dolor por no estar luchando en los campos de su patria, en los consuelos de un trabajo, y en las preparaciones para un combate vigoroso". Que se destroza ante el horror de lo que contempla y se contiene y declara que nunca turbará con actos, ni palabras, ni escritos suyos la paz del pueblo que lo acoja. Y por eso en Caracas, frente a la ira de un soberbio como Antonio Guzmán Blanco, quien ofendido por un homenaje que le hace Cecilio Acosta, tiene que abandonar a su querida Venezuela y contiene la pluma que es su lanza. Su corazón que es un volcán entre pueblos callados o dormidos. Ya ha estado en la casa de quien liberó a Suramérica. Ha recorrido los campos donde valerosos hombres vertieron su sangre por la unidad de un continente que no se levanta. Ha conocido a llaneros como Páez que destrozaron los estandartes virreinales de tres siglos en la América meridional.

Y haber estado en la tierra de Bolívar lo ha marcado para siempre: y lo ha lanzado hacia el apostolado que ha de ser la liberación de Cuba.

¡Bolívar! ¡La sublime fuerza que lo mantiene en pie ante los más demenciales fracasos! ¡El maestro político y militar entreverado en sus nervios de poeta! Entre sus enseñanzas, entre la vigencia de sus profecías y el pavor de sus dolores futuros. Por eso nada lo arredra, y va en pos de un nuevo evangelio: "hay seres humanos en quienes el derecho encarna y llega a ser sencillo e invencible, como una condición física. La virtud es naturaleza, y puestos frente al Sol, ni se deslumbrarían, ni se desvanecerían, por haber sido soles ellos mismos, y calentado y fortalecido con su amor la Tierra... Aman por cuantos no aman; sufren por cuantos nada sienten. La Humanidad no se redime sino por determinada cantidad de sufrimiento, y cuando unos le esquivan, es preciso que otros la acumulen, para que así se salven todos".


Palabras santas.

Sin haber vivido ese desprecio, esa superioridad enfermiza, ignorante y desganada hacia sus vecinos americanos en la propia tierra de Estados Unidos, Simón Bolívar llegó a conocer, en profundidad también, las entrañas del brutal lagarto. Nada que no implique negocio, el vil negocio, el provecho de alguna diferencia mediante tratados y pactos; nada que no implique explotación y dominio, es importante para los regatones estadounidenses. El hombre que murió con una camisa prestada, el que abandonó sus propiedades en beneficio de la libertad de América del Sur, el que tenía hasta pudor de cobrar sus haberes militares, tenía por fuerza que ser un individuo moralmente peligroso para el sistema meramente mercantilista de Estados Unidos. Sospechoso es para el Norte el ser generoso. Sospechoso es para el Norte el hombre que va de pueblo en pueblo entregándoles lo poco que tiene.

No existe ni un sólo gesto de Estados Unidos hacía América Latina, que no implique alguna clase de imposición humillantemente explotadora. El desastre espiritual de aquella América era pavoroso: depósito de la chatarra industrial y tecnológica del mundo, y exactamente como en la guerra del opio, se nos obligaba, se nos amenazaba de que teníamos que consumirla si queríamos desarrollarnos y alcanzar el deseado progreso. Las migajas de esa vorágine de desperdicios que engendran los devoradores consumistas. Y lo más deprimente, es que la clase pensante, las universidades de nuestra América, para tener "prestigio" ante el "mundo desarrollado", investigan, estudian y crean inmensos proyectos, siempre supeditados a la dirección científica y tecnológica, la que exige importar ese mismo mar de chatarras. Muy pocas veces nos detenemos a estudiar si tales proyectos importados de veras tienen algo que ver con nuestra tierra, y si están acordes con nuestras tradiciones, cultura y naturaleza: lo que importa es seguir al carro desbocado de la invención gringa. Fue esa vorágine, tal supeditación a los desbocados valores del consumo, lo que nos inutilizó como seres pensantes y libres.

Reclama Martí: “Ni la originalidad literaria cabe, ni la libertad política subsiste mientras no se asegura la libertad espiritual. El primer trabajo del hombre es reconquistarse. Urge volver a los hombres a sí mismos; urge sacarlos del mal gobierno de la convención que sofoca o envenena sus sentimientos, acelera el despertar de sus sentidos, y recarga su inteligencia con un caudal pernicioso, ajeno, frío y falso. Sólo lo genuino es fructífero. Sólo lo directo es poderoso. Lo que otros nos lega es como manjar recalentado”.

Por ello Martí se preguntaba: "¿Cómo han de salir de las universidades los gobernantes, si no hay universidad en América (Latina) donde se enseñe lo rudimentario del arte del gobierno, que es el análisis de los elementos peculiares de los pueblos de América?"

En 1891, Martí asiste como delegado del Uruguay, a un Congreso Panamericano en Washington. Como consecuencia de esta reunión, dirá: "Creen (los Estados Unidos) en la necesidad, en el derecho bárbaro, como único derecho: "esto será nuestro porque lo necesitamos". Creen en la superioridad incontrastable de la "raza anglosajona contra la raza latina". Creen en la bajeza de la raza negra, que esclavizaron ayer y vejan hoy, y de la india, que exterminan...Mientras no sepan más de Hispanoamérica los Estados Unidos y la respeten más... ¿pueden los Estados Unidos convidar a Hispanoamérica a una unión sincera y útil para Hispanoamérica? ¿Conviene a Hispanoamérica la unión política y económica con los Estados Unidos?"

Y agrega: "Quien dice unión económica, dice unión política. El pueblo que compra, manda. El pueblo que vende sirve. Hay que equilibrar el comercio, para asegurar la libertad. El pueblo que quiere morir, vende a un sólo pueblo, y el que quiere salvarse, vende a más de uno. El influjo excesivo de un país en el comercio de otro, se convierte en influjo político... Cuando un pueblo fuerte da de comer a otro, se hace servir de él. Cuando un pueblo fuerte quiere dar batalla a otro, compele a la alianza y al servicio a los que necesitan de él. Lo primero que hace un pueblo para llegar a dominar a otro, es separarlo de los demás pueblos. El pueblo que quiere ser libre sea libre en negocios".

Nuestros gobiernos, con líderes liberales entrenados en Estados Unidos declaran la apertura comercial como la gracia de los santos visibles que nos conducirían al Cielo. Iniciaron una política denodadamente servil al sistema capitalista que satisfacía a la avalancha productiva y enfermiza de los gringos, y entonces destrozaron los aranceles, y se entregaron en brazos del llamado libre comercio. Entonces se abarrotaron nuestros países de productos que no necesitamos para lo esencial y otros, que necesitábamos, nos llegaban a tan bajo precio, que decidimos olvidar nuestras industrias, y entregarnos inermes al derroche y la ociosidad.

Los pueblos de Hispanoamérica se indigestaron con el consumo de esa chatarra de tercera o cuarta mano, que siempre los norteamericanos andan buscando a quien traspasársela, por lo que en poco tiempo pudimos ver cómo la economía norteamericana logró superávit en su balanza comercial. Los yanquis felices mientras nuestras economías se iban por los suelos y se adquirían esas delirantes deudas eternas. Y para salir de la vertiginosa enfermedad de las deudas se acudían a más deudas. Una locura enervante y sin salida que nos mantenido en el peor de los infiernos y en la más envilecedora dependencia.


En aras de las perfectas nimiedades

Si en la época de Bolívar o de Martí, las ricas naciones se mantuvieron al margen de nuestros inmensos padecimientos, con sus hipocresías y falacias filantrópicas, con sus préstamos cargados de desprecio, vigorizando la ruina interior y humana de nuestros pueblos, con toda una carga de degradación racista y explotadora, con el tiempo tal imposición se fue incrementando.

Sólo Venezuela y a finales del siglo XX, comenzó avanzado en una dirección propia, proveniente de su ingenio creador.

Por un tiempo nos hicieron creer que nos estábamos "desarrollando", al tiempo que la Nación se iba inundando de una artillería industrial, ya pasada de moda en el Norte, cuyos repuestos pronto habrían de desaparecer del mercado, y que para mantenerla era necesario actualizarla a costos también delirantes. Comenzaron a acuñarse los términos de "repotenciación" y "reconversión", tan costosos en sí mismos que convertían a nuestros recursos en perfectas nimiedades frente al imperio de las reformas técnicas e industriales que se requerían; pero así y todos nuestros economistas se entusiasmaban mentando y tratando de imponer lo de la "repotenciación" y lo de la "reconversión" industrial. Cuando en el fondo de estas palabras lo que había era renovación en un grado mayor de nuestras servidumbres y condicionamientos.

Como a cada componente de la voraz industria que se va creando, se tiene siempre en engendro otro más refinado, los préstamos y las necesidades tecnológicas se iban encareciendo, y para poder actualizar tales componentes, nuestras deudas se disparaban en progresión geométrica. ¿Cómo podría existir independencia tecnológica con tales procesos frente a una desigual, impositiva y cruenta carrera de exigencias de renovación permanente de nuestras máquinas y equipos para la el desarrollo de la industria? Donde no hay modo de pensar, ni siquiera el tiempo necesario para poder probar y tener práctica en lo que nos va llegando porque al día siguiente ya somos compelidos a reponer las partes que deben ser reemplazadas o re-actualizadas. Y así, creciendo los promontorios de chatarras que nos oscurecen nuestros propios caminos; que confunden nuestro entendimiento, que impiden que ni siquiera medianamente podamos analizar ni concebir los alcances de lo que perseguimos, los designios temblorosos de nuestros propios pasos. Frente a tamaños promontorios se erige la sombra mortal del cansancio, de la fatiga que inutiliza los esfuerzos para afrontar la realidad propia, y que convierte en vulgar parodia, en ridiculez fulgurante, en nimiedad grotesca, en esperpento fustigante la falacia de nuestros propios programas y proyectos con los que pretendemos para salir de abajo. Porque ellos nos dicen: “ustedes están condenados a seguir nuestros pasos so pena de que los borremos del mapa. No hay libertad ni progreso ni democracia sin nosotros y sin nuestro sistema”.

Es imposible que nuestra preparación tecnológica, y nuestra educación en general dentro de este sistema capitalista pueda estar en consonancia con el ritmo de esa devastadora ingestión de maquinaria extraña con que se nos atosiga. Pero los tecnócratas, "liberales" o "neoliberales" no conciben otra forma de progreso.

Fue por lo que nuestras pobres industrias no salen del atraso y del fracaso; fue por ello por lo que nos entramparon con esas deudas delirantes, y siempre se nos ha dicho que la culpa es nuestra: que definitivamente nosotros estamos tan mal preparados para administrar lo nuestro y para dirigir nuestros recursos y para "gerenciar" nuestra industria y nuestros servicios básicos que se hace imprescindible que tengamos a un gorila transnacional dirigiendo nuestros recursos y proyectos; que para subsistir había que privatizarlo todo. Los tecnócratas que produjeron tal destrucción de pueblos que dispararon las hambrunas en nuestros pueblos no fueron a la cárcel por sus formidables fraudes, sino que pasaron a los medios de comunicación convertidos en oráculos del progreso.

Castrada la nación con una delirante deuda externa e interna, lo que nos llegaba de afuera iba a ser devuelto a sus dueños, saqueando aún más nuestros recursos. Cada período de gobierno que se anunciaba con biombos y platillos, su plato fuerte era el del refinanciamiento, que siempre producía colosales ganancias para los bancos extranjeros.

La dependencia a EE UU había convertido a la clase de nuestros empresarios, en una quinta columna dentro del Estado. Señores sin patria y sin asidero moral ninguno; "los que no tienen fe en su tierra", como dice Martí, "esos insectos dañinos, que le roen el hueso a la patria que los nutre... ¡bribones!!... ¡Estos hijos de nuestra América... estos desertores que piden fusil en los ejércitos de la América del Norte, que ahoga en sangre a sus indios... ¡Estos delicados, que son hombres y no quieren hacer el trabajo de hombres!"... ¡Estos "increíbles" del honor, que lo arrastran por el suelo extranjero...[2]"

Martí que percibía al igual que Bolívar la abominación de estas exacciones: "Jamás hubo en América, de la independencia acá, asunto que requiera más sensatez, ni obligue a más vigilancia, ni pida examen más claro y minucioso, que el convite que los Estados Unidos potentes, repletos de productos invendibles, y determinados a extender sus dominios en América, hacen a las naciones americanas de menos poder, ligadas por el comercio libre y útil con los pueblos europeos, para ajustar una liga contra Europa, y cerrar tratos con el resto del mundo. De la tiranía de España supo salvarse la América española; y ahora, después de ver con ojos judiciales los antecedentes, causas y factores de convite, urge decir, porque es la verdad, que ha llegado para América española la hora de declarar su segunda independencia". Y así y todo se durmió todo otro siglo.

La típica doble moral de los norteamericanos, cuando se trata de defender sus propios intereses mercantilistas. Dicen luchar contra el narcotráfico bajo el argumento moral de que daña a la juventud o pervierte al hombre, pero en absoluto se detienen a considerar la gravísima y criminal dependencia que en los pueblos latinoamericanos ocasiona la imposición de su monstruosa producción tecnológica. Se ha probado, que cuando los latinoamericanos realizan experimentos, mediante los cuales por sus propios medios intentan crear alguna tímida independencia de tipo económico, de inmediato EE UU hace cuanto puede para abortarlo, para impedirlo. Así, todos nuestros gobiernos vinieron supeditando sus propios desarrollos a las decisiones del Norte. La imposición de los productos norteamericanos en otros países, sus leyes comerciales, constituye otra guerra del opio para el llamado mundo "subdesarrollado". ¿Es que acaso hemos visto alguna vez a los gobiernos latinoamericanos solicitarle al estadounidense detenga la perturbadora introducción en nuestras tierras de productos tecnológicos, que causan estragos en la cultura latinoamericana?

Por otro lado, los políticos liberales o neoliberales latinoamericanos, abogan porque no nos cerremos comercialmente al mundo: son los cultivados en tierras ajenas, que viven alucinados por el progreso de las naciones "desarrolladas". Creen que nosotros podemos absorber tal progreso sin pérdida grave de nuestra identidad y de nuestros valores fundamentales.

Son los que buscan trastocar nuestra identidad y libertad y nuestro modo de ser por el lujo y la comodidad; "el lujo venenoso, enemigo de la libertad, pudre al hombre liviano y abre la puerta al extranjero[3]".

Efectivamente, todo confort pudre.
Grave es desconocer nuestra historia, y más grave todavía es vivir influenciados por una historia completamente contraria a nuestro modo de ser. Sostenía el filósofo norteamericano Thomas P. Hughes: "En los años cincuenta y sesenta se creía que la manera óptima era la tecnología norteamericana. Pero en realidad, la tecnología debe adaptarse a la cultura, a los valores, a las aptitudes laborales y a las aspiraciones de la nación que recibe el transplante. Y si las personas difieren, como en realidad ocurre, en sus aptitudes, aspiraciones y objetivos generales, entonces la tecnología general debe ser modificada para adaptarse a esa cultura y satisfacer sus necesidades[4]".

¿Cómo vamos a hacer para interpretar y asimilar los signos históricos de la tecnología de los países latinoamericanos? Así como los inventos y logros científicos han alterado la cultura y la evolución de otros pueblos, y esta historia va íntimamente unida al devenir de la formación política de dichas sociedades, nuestro sistema y nuestros modelos, nuestras instituciones han venido siendo fuertemente perturbados por los inventos que nos llegan de afuera. Si la tecnología, como dice Hughes, moldea los pueblos, sus virtudes y defectos, ¿cómo controlar sus daños y perturbaciones sobre nosotros, cuando los mismos norteamericanos han confesado que no pueden dominarlos, como tampoco predecir la deformación moral que puedan ocasionar en sus ciudadanos? ¿Cómo nos las arreglamos los latinoamericanos ante las alteraciones sociales que tales invenciones ejercen sobre nosotros, cuando ellos llaman bestias desordenadas a sus máquinas?

¿Podrán esas bestias ser orientadas de acuerdo con nuestras tradiciones, con nuestra formación de acuerdo con los propósitos de nuestros libertadores Bolívar y Martí, cuando ellas carecen de patrón, de "juicio" y son impredecibles en sus efectos morales, en los mismos países que las producen?

Ojalá pudiéramos, como dice Martí, "recobrar, con prisa loca y sublime, los siglos perdidos".

Bolívar y Martí, previeron los efectos nocivos que podían ocasionar la intromisión de elementos extraños en nuestra cultura. Siendo como somos, en gran medida indiferentes hacia el cuido y protección de nuestros valores, que desconocemos nuestra propia historia, ¿qué hacer ante esa anti-historia paralela y contraria a nuestra evolución, que contramarcha destrozando, deformando, lo poco auténtico que nos queda? ¿Esa anti-historia impuesta por la tecnología norteamericana que no comprendemos, que cada vez se hace más imprescindible y que promueve una vida artificial terriblemente estupidizante en nuestros hijos? Otra vez Martí nos alerta: “No aplicar teorías ajenas, sino descubrir las propias. Injértese a nuestras repúblicas el mundo, pero el tronco ha de ser nuestras repúblicas; en el fondo está latente Simón Rodríguez cuando proclamó que “o inventamos o erramos”; lo cual concuerda perfectamente con lo que el Libertador predijo sobre el caos de América: “La influencia de la civilización indigesta a nuestro pueblo, de modo que lo que debe nutrirnos nos arruina”.

Martí llamaba constantemente la atención de que: "¡sólo perdura, y es para bien, la riqueza que se crea, y la libertad que se conquista, con las propias manos!"

He aquí cuán vivo y necesario es para nuestra América el pensamiento, los dolores y clamores de Bolívar y de Martí.

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Profesor de matemáticas en la Universidad de Los Andes (Venezuela), con un doctorado en Teoría Combinatoria. Es autor de más de veinte libros que abordan el tema de los conflictos políticos en Venezuela y Colombia desde el siglo XVIII, entre ellos: Conjura Constitucional, ediciones Ministerio de Educación, Caracas, 1986; Colombia en un Soplo, Consejo de Publicaciones de la ULA, 1987; Toque de Queja. Episodios de la vida del General Francisco de Paula Santander, (novela), Ediciones Centauro, de José Agustín Catalá, 1990; Maldito Descubrimiento, Kariña Editores, 1993; Los Verdaderos Golpistas, Kariña Editores, 1998; Obispos o Demonios, (Co-autor junto con Giandomenico Puliti), Kariña Editores, 2000; Capos de Toga y Birrete, Kariña Editores, 2001; El Jackson Granadino - Biografía del General José María Obando - el asesino de Sucre, Kariña Editores, 2001; Las Putas de los medios, Kariña Editores, 2002; Bolívar y Chávez- Dos posiciones en conflicto, Kariña Editores, 2003, Gustavo Cisneros - Un Falacia Global, Kariña Editores, 2004.
[1] Carta de Martí a Gonzalo de Quesada, del 29 de otubre de 1889.
[2] Nuestra America, José Martí.
[3] Ut supra.
[4] Tomado de la revista norteamericana Facetas, Nº 4, "American-Heritage".

Esta es una colaboración de la poetisa y ensayista ecuatoriana Carmen Váscones.