En el presente blog puede leer poemas selectos, extraídos de la Antología Mundial de Poesía que publica Arte Poética- Rostros y versos, Fundada por André Cruchaga. También puede leer reseñas, ensayos, entrevistas, teatro. Puede ingresar, para ampliar su lectura a ARTE POÉTICA-ROSTROS Y VERSOS.



miércoles, 28 de enero de 2009

Tour Eiffel y otros poemas_Waldo Rojas

Waldo Rojas, Chile







____________Tour Eiffel___________




Pulgar alzado en gesto de indulgencia
a contraorden de nuestra costumbre de inmolarnos
en los reveses de fortuna,
La Torre se despierta al desafuero de la regencia lacónica
del Río,
esa prosodia irreversible que relees buscando apoyo en
el tabernáculo oportuno de los Puentes.
Mientras saluda la Ciudad el triunfo cotidiano de su proa vertical
sobre el hundimiento añil de cada día,
sin ovación ni oriflamas,
recoges tus emblemas abatidos y de nuevo te sustraes a
esa rivalidad perseverante.
Andamiaje rezagado de una restauración celeste,
con desenlace reanudable y sobre un fondo de
vislumbres irisadas
la Torre literal graba a hierro frío el inicio
de un alfabeto aún en cierne.
©Waldo Rojas
(De Deber de Urbanidad, 2001.)





________Permis de construire________



Tras la brecha abierta como una limpia mordedura
en el ordenamiento de la calle, indigencia
de unos muros interiores,
llaneza a campo abierto del Arbol de los patios.
Nada advierte que debieran volver sobre sus pasos
el habitante devuelto al desierto de su larva,
y la Ciudad al vacío que apartara el primero
de sus muros.
No inscribe en su consigna impedir alejamientos
la empalizada de maderos desuncidos,
ni el reptar a tientas de la hiedra entre la escoria,
ni la glicina antigua perdida para su causa malva.
Para el tedio de nadie se alza ahora el muro lacerado
de las subdivisiones,
los rellanos redimidos de relentes de fritura y de letrina,
el dédalo ascendente de las vetas de humareda,
acallados los peldaños en la estampa de su trazo
y su rumbo de crujidos dejado en inminencia.
Infamia de los umbrales condenados.
Insolvencia del indicio de un número sin puerta.
La destrucción se agazapa en los espacios que socava
pero en los palmos de palidez rectangular sobre el papel
de las paredes
el vacío restituye en el eriazo una plenitud
en libre plática.
©Waldo Rojas
(De Deber de Urbanidad, 2001.)







________La Travesía________



(Mediodía de domingo en el cementerio Père Lachaise)


No sé quién seas, pero no apartes todavía tus manos
de mis ojos,
prolonga mi ceguera imprevista y la vacilación de mi pie
sobre el empedrado inconcluso.
Por entre el laberinto de las criptas
bajo la fronda y el señuelo o la licencia de los trinos,
escucha conmigo el tribunal bullicioso y tajante de los mirlos
por encima del respiro en suspenso de estos nombres de cuerpos
ya improbables disueltos en la cifra de una brevedad estanca:
signos tallados sobre las lápidas prolijas
cual enseñas de un comercio inútil.
Quienquiera que seas, guía mi deriva por un atajo tácito
a través de la Ciudadela de encrucijadas recíprocas,
la del sabor de erosión de los encomios, de las divisas desvalidas
ganadas por el musgo.
Advierte en la profusión de las ofrendas un tributo magro.
Desatiende el temblor recluido en mi silencio
y adiestra aún mis párpados a rehuir una vez más el hallazgo de
tu rostro, la llaga de tu soplo”.
©Waldo Rojas
(De Deber de Urbanidad, 2001.)






________El Retorno__________


“A son réveil —minuit— la fenêtre était blanche...”
Rimbaud



Un carmín de geranios frugales refulgió en el balcón
apenas el tiempo de un atisbo al desgaire.
Luego del sobresalto del golpe de aldabas
recayeron las losas del patio en mudez conocida.
Te estrechó la capa con abrazo antiguo y la tarde acudió
con más prisa que antaño.
Las dueñas sumisas quemaron el sayo junto al olmo seco.
la piedra del muro y la llama de un cirio
reavivaron una progenitura de sombras con desgano nuevo.
Chasquido de pasos descalzos de una infancia esporádica
se ocultó a tu oído.
Un hosco relente de hoguera anegada pernoctó a tu lado,
y al despertar repentino de la medianoche la ventana fue blanca.
©Waldo Rojas
(De Deber de Urbanidad, 2001.)
__________________
Waldo Rojas (Concepción, Chile, 1944), poeta, ensayista y profesor de Historia en la Universidad de París I (Panthéon-Sorbonne), vive en Francia desde 1974. Su nombre se cuenta entre las figuras más conocidas de la llamada Generación del 60.

Su obra poética principal está contenida en los libros siguientes: Príncipe de Naipes, 1966; Cielorraso, 1971; El Puente Oculto, 1981; Chiffré à la Villa d'Hadrien (Cifrado en la Villa Adriana), 1984; Almenara, 1985; Deriva florentina, 1989 y 1993; Fuente Itálica, 1991; Cuatro poemas, Cuatro grabados (con xilografías de Guido Llinas), Ediciones El Peral, Montreuil, Francia, 1999. Obras publicadas en Chile y en México, Canadá, España, Suiza e Italia. Una selección reciente de su poesía ha sido editada bajo el título de Poesía Continua, (antología 1965-1992), Santiago de Chile, Ediciones de la Universidad de Santiago de Chile, 1995.

Poemas suyos han sido recogidos además en antologías de poesía chilena y latinoamericana. De su labor de traductor literario cabe destacar: Antología de Francis Ponge, Santiago, Ediciones LAR y Servicio Cultural de la Embajada de Francia, 1991; traducción y edición crítica de Vicente Huidobro. Obras poéticas en francés, Santiago de Chile, Editorial Universitaria, 1999; Poética del cine, de Raúl Ruiz, Editorial Sudamericana, 2000.

Sobre su obra literaria dan cuenta, entre otros trabajos, el libro de Carmen Foxley y Ana María Cuneo, Seis poetas de los sesenta, Santiago de Chile, Editorial Universitaria, 1991, y dos tesis doctorales: "La visión de la marginalidad en la poesía de Waldo Rojas", en La Joven Poesía Chilena en el período 1961 (Institue for the study of ideologies and literature, Minneapolis, Minnesota, 1987), de Javier Campos, y Tópicos literarios recurrentes y cultivo del manierismo en tres obras poéticas de Waldo Rojas (Universidad Católica de Valparaíso, 1997), de Marcelo Pellegrini.

De publicación reciente es una selección de sus escritos de reflexión y crítica literarias, Poesía y cultura poética en Chile. Aportes críticos, a cargo de la Editorial Universidad de Santiago, asimismo que su último poemario Deber de Urbanidad, bajo el sello de Ediciones LOM, Santiago de Chile.Principales publicaciones en Antologías: Trois poètes chiliens (Waldo Rojas, Yanko González, Pedro Araya), Lille, Université de Lille 3, Action Culturelle, 2002. D. Ensayos, artículos, entrevistas y otros trabajos : "La feminización del varón por el Bolero: ¿retour de flamme de une estrategia de seducción?, en La mujer en la república de las letras, entre de Recherches Latino-américaines/Archivos, Université de Poitiers, Poitiers, 2001, pp. 165-196. (Entrevista con) Waldo Rojas, in Emilio Araúxo, Do lado dos ollos. Arredor da poesía, entrevistas con 79 poetas do mondo, Edicións do Cumio, Documenta, Vigo, 2001, 167-171. "Altazor de puño y letra, acierto y desaciertos de un desafío editorial", in Taller de Letras, revista del Instituto de Letras de la Pontificia Universidad Católica de Chile, no 29, noviembre 2001, Santiago de Chile, 2001, pp. 217-233.
Leer más de Waldo Rojas en Arte Poética-Rostros y Versos y en Laberinto del Torogoz.

lunes, 26 de enero de 2009

MAGDALAKO MARIAREN ERAZTUNA_Eukene Lizeaga Tamayo

Eukene Lizeaga Tamayo, País Vasco







MAGDALAKO MARIAREN ERAZTUNA





Ez dio lurreko boterea eman,
historiaren benetako egia
edo bere ahizpen leku merezia
ere ez
Ez, ez da horrelakoa Magdalako mariari,
goizeko izarrak eman dion eraztuna

Egarria asetzen duen ur ozpinduarena
Da
Paliotik at zabalduko dena
Isiltasunean
ahaleginaren lorpena
Hipokresiak eta mendetasunak
besarkatuko ez dutena
Da
Loreen igeltseroek igina
erleek ezpaletan utzitako eztiarekin
Haize eta itsasoaren besarkada gazitiarekin
Lurreko gizadia batzen duena
Zatitu eta atzeman ezina
Da
Bai
horrelakoa da
Goizeko izarrak Magdalokoairi
oparitutako eraztuna.






EL ANILLO DE MARÍA DE MAGDALA


No le ha dado el poder terreno
La auténtica verdad de la historia
ni el merecido reconocimiento de sus hermanas
No, no es de eso
sel anillo que la estrella de la mañana
ha regalado a maría de Magdala

Es el vinagre y el agua que sacian la sed
El que se desplegará en los márgenes del palio
En silencio
El triunfo del esfuerzo
El que nunca abrazará al sometimiento ni a la hipocresía
Es
El construido por los albañiles de las flores
con la miel que las abejas dejaran entre las astillas
Con el salado abrazo del mar y del aire
El que une a toda la humanidad
imposible de apresar o fragmentar

Así es el anillo que la estrella de la mañana
regaló a María de Magdala.

Eukene Lizeaga Tamayo "TAMARINDOEN EPELEAN", 2007
Ed. Beta III Milenio. ISBN: 84-960009-99-8.

sábado, 24 de enero de 2009

Poema de amor para los días oscuros-Yván Silén

Yván Silén, Puerto Rico






Poema de amor para los días oscuros
(poética, fragmento)



Le roban el trabajo y la ternura, lo empujan
a la angustia, lo entregan a la muerte, y
todos, sin excepción, conspiran contra Dios."
Darío de Dies
(Filosofía & marihuena)


I

Tu silencio me ignora, me censura,
me desplaza, me despolitiza:
pez de lata en el alma muerta,
voluntad muerta y deseo muerto.
El silencio es miedo a la locura
del que grita en el poema
con voz de aëdo.

El silencio es la huida,
una forma d'esconderse en los "emilios",
una forma d'esconderse en el sofá,
en los baños públicos,
en los ovnis de Dios,
o en los orines de las madres.

Sufro. ¿Sabes, acaso, que sufro?

El silencio es una casa vacía, oculta, muerta,
(un día vacío, añejo, un sueño vacío
do la silueta escribe
“Poema de amor para los días oscuros”).
El silencio es un cangrejo
un sapo, un gargajo
--una mariposa aplastada, una muchacha aplastada,
un poeta molido: una alma molida--
contra el espejo de los asesinos.

El silencio es la calle sucia del alma
que nadie camina hasta la muerte.
El silencio es el adiós
contra alguien que no ha partido todavía.
El silencio es la paranoia
del que no posee palabras
para venderlas en los mercados de la muerte.
El silencio es un ruido de ratas.

El silencio es un plagio
(del color, del ritmo, de la forma,
del espanto, de Dios:
una aliteración
que termina
sinestesiamente
en las climatis).

El silencio es
un disparo debajo de la lengua.
Es la mierda en la mirada de los niños.
El silencio es una enfermedad de la salud
(o una salud de la enfermedad que no lo sabe
que no lo sabe aún
en crisálida
o en la lama
que se arrastra semen
de Dios
en las manos de las niñas).

El silencio es la paranoia de los poetas
que charlan idiotamente
en la nave de los locos.
El silencio es el espejoloco
(la madre loca, el sueño loco, el ego loco,
del que sufre ajeno,
prestado, oculto)
en la befa atea o
“cristiana” del amigo.

II

Estoy sufriendo en una esquina y
paso y no me reconozco.

Todo lo que digo es “falso”,
y todo lo que digo es cierto
(el gatillero se equivoca abruptamente).
Porque la locura
no puede ser superior a la poesía.
La política no puede ser
superior a la poesía,
ni la razón,
ni el misticismo,
ni la muerte
pueden ser superiores
a la poesía.

(Dios no puede ser
superior a sí mismo en el poeta.
Dios no puede ser superior a la nada de tu boca,
porque Dios no puede ser no-ser
de su carne en el madero,
en la astilla,
en el falo que sangra
a la hora de mona.)

La poesía,
como un loco que aúlla
en mi camisa de fuerza,
se hospeda como una geisha en el poeta.
El silencio es fetichista:
un zapato de mujer en la coqueta;
un guante de mujer en el sarcófago,
una media de mujer junto a las copas.

El silencio es la sustancia del miedo. El
silencio de un poetastro ignorando a un gran poeta,
un philósopho ignorando a otro antisophista.
El silencio es vómito acumulado,
muerte acumulada,
Dios acumulado
inútilmente en la despensa
de los hostias.

El silencio es un muerto
que no ha sido enterrado todavía en los cubiertos.
El silencio es un entierro,
una ejecución que se ha pospuesto
fallidamente.
Es una fiesta suspendida por lluvia.
El silencio es una desgarramiento del cuerpo,
aunque algo retorne suave por el alma.

Sufro, qué más da. Creo qu'estoy sufriendo
en el silencio de ustedes.
Porque el silencio es el electroshock de los buenos
(de los famosos, de los héroes).
Por eso grito tiempo
y grito espacio:
¡carajo
debajo de la soga!
y doy con mi falo roto,
con mi falo hoz
sobre los buenos modales de ustedes
(y me asqueo en la madre loca
del Viernes Santo,
del Sábado de Gloria, del
Domingo de Nada).

Desprecio a los idiotas,
a los cretinos que creen en la intertextualidad,
y que roban mis arañas,
mi estilo y mi prepucio.
Odio a los que plagian, los desprecio, los escupo
(porque poseo sus nombres propios
en las gavetas del alma),
odio a los apolíticos,
desprecio a los cobardes,
a los estreñidos del amor,
a los pobres d'espíritu
de las páginas blancas
mallarmeanas.
A los antiCristos del amor y del odio,
a los nihilistas de la nada,
a los trepadores, a los canallas
a los buscaoficios y
a toda esa basura llamada
postmoderna.

El silencio es la muerte de las rosas
(la envidia o la ternura).
El silencio es
una mercancía barata,
mediocre, apolillada.
El silencio hiede a tapón olvidado
en la vulva de una loca
(a caracoles amontonados
en una Caja de Pandora,
a suicidio en un apartamento neoyorquino).

Sufro, creo que estoy sufriendo
los huesos de Dios en mi propia carne,
el “desempleo” de Dios en mi propio desempleo,
el part-time de Dios
en la muerte de Yván y
en la rodilla rota de Apolo.

El habla es la mierda de los hombres:
oscura sombra de muerte en las paredes.
Lo que prometen los anexionistas es todo mierda:
oscuro sueño de Dios
ahorcado en las paredes
en los Morros
o en las cárceles yanquis.

Y todo esto no justifica tu silencio,
porque l'escritura es un sueño de verano,
l'escritura son Las señoritas de Avigñon
(o esa leve soledad del ser entre las piernas).
El silencio es el rostro del que liga
la muerte del poeta entre los versos.

Sufro y no sé
por qué no me suicido todavía.

Por eso hablo de pie,
ancianamente,
como un Maestro zen delante de los hombres
que odia la derecha,
que desprecia a los centristas,
que se avergüenza de la izquierda.

Hablo, así, para que me oigan los hombres:
¡qué estoy enamorado de Dios!
¡Qué estoy enamorado del ser!
¡Estoy apasionado
(martianamente)
con la muerte!

El silencio es la basura de los filósofos.
El silencio n'otorga poder.
Ni otorga paz, ni dicha, ni prestigio.
El silencio es una cueva saqueada.

¿Qué es el silencio?--di,
aúlla solitaria la multitud en la sala de los nichos.
___________________

miércoles, 21 de enero de 2009

¿RECUERDAS? ÍBAMOS POR LA VIDA-Joaquín García Alandete

Joaquín García Alandete, España.






_____¿Recuerdas? Íbamos por la vida_____




¿Recuerdas? Íbamos por la vida
como el que va por un campo de trigo
ignorando la hoz y la cizaña
sintiendo el peso común
el peso de ser un solo cuerpo y una sola sombra
el cuerpo del uno junto al del otro
la sombra del uno fundida en la del otro:
como esa lluvia de agua delgada que se agradece
cuando el sudor amenaza con cubrir la frente
esa lluvia que no puede ofender porque brota
de la mano misma de Dios providente

todo lo viviente
-el universo todo
pues todo es presencia viva-
cobraba de súbito un significado nuevo
un verdadero significado nutriente
una voz como de paloma herida
una voz de fuente
una voz de arroyo con hojas secas
bendiciendo su retiro de la verde activa vida
un sentido de cristal transparente

porque todo era fruto de un nuevo rito descubierto
y no existía la pena
que es como las farolas negras
que alumbran apenas oscuras esquinas

¿recuerdas? íbamos por la vida
como el que va desnudo por la casa llena de silencios
como el que se cree dueño de la tierra que pisa
como el que madruga porque siente que el día le pertenece
y las horas son suyas porque es justicia que así sea
como el que hornea al pan benditamente cada amanecer
sintiéndose angélico cómplice de un rito
milagrosamente rutinario porque cumple fielmente
la costumbre de sus oraciones

y no teníamos miedo a nada ni a nadie
porque éramos jóvenes y revoloteaban
abejas por nuestras venas
porque teníamos de continuo miel en los labios
y creíamos lejana la muerte en nuestro pecho
porque íbamos siempre con las manos entrelazadas
uniendo los cuerpos y las sombras
siendo un solo cuerpo y una sola sombra
siendo un solo labio perpetuo

¿recuerdas? íbamos por la vida
como el que pasea en paz consigo mismo
como el que sabe que le aguardan los suyos
que ya marcharon y volverá a estar con ellos
en una nueva pradera

y recordar
-me dices ahora que declina el día-
recordar es como morir un poco
es como irse lentamente como si nunca hubiese uno sido
es como regresar a la madre
como arañar la tierra que un día nos fue prometida
con temor de dañar la raíz que en ella oculta anida
volver atrás para hacer cumplir la palabra dada en herencia
dejar que se cumplan esas pequeñas cosas insignificantes
que llamamos nuestra vida

¿recuerdas? tus labios sabían
a tarde recién hecha
mientras la tarde moría lentamente
-moría con tus besos sin embargo-.
________________
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lunes, 19 de enero de 2009

Dos poemas de Pedro Geoffroy Rivas

Pedro Geoffroy Rivas, El Salvador





________Anastasio Aquino________



Todavía es ajena la tierra en que reposas
viejo abuelo de piedra. Tu raza indestructible
todavía se afana bajo el yugo. Imposible
es el grito que duras gargantas presurosas,

Bajo el amargo signo del trópico impasible,
aprietan como gajo lacerante de rosas.
se curvan las espaldas, sangrantes, dolorosas,
surcadas por la huella del látigo terrible.

Ya no duermas, abuelo. Vencedor de la muerte,
alza tu voz antigua, consoladora y fuerte,
y que otra vez se escuche tu gran grito de guerra.

Erguida para siempre, alta en el sol la frente,
repetirá tu raza de levante a poniente
el eco milenario de “Tierra, Tierra, Tierra”.




________Feliciano Ama________



Del árbol del que cuelgas, tu fruto permanente
día a día fecunda la tierra que tu mano
cultivó sin descanso, porque el maíz, hermano
de tu sueño, multiplicó en el sueño la simiente.

Del ancho litoral hasta el volcán hermano,
como un Cristo de piedra que esparce la simiente,
en batalla sin tregua, en lucha permanente,
fue derramando sueños y esperanzas tu mano.

Hoy vives en el sueño, antiguo fruto oscuro,
y en la plaza de Izalco, indestructible, puro,
te hace flamear el viento como bandera en alto.

Tu inefable presencia habita nuestra casa,
familiar y cercana, porque tu vieja raza
al esculpir tu nombre humanizó el basalto.
________________
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sábado, 17 de enero de 2009

Sensaciones del año que inicia-David Escobar Galindo

David Escobar Galindo, El Salvador





_____Sensaciones del año que inicia*______


He comenzado el año leyendo a mis poetas. Y cuando digo “mis poetas” me refiero a aquéllos que han estado ahí, muy cerca de mi mesa de noche, a lo largo de la vida. Este comenzar el año así no es un propósito intelectual preconcebido, sino una licencia emocional necesaria. La política confunde, la economía asusta, los diversos signos de la realidad demandan análisis juiciosos, que aunque gratifiquen también cargan el ánimo. Pero ahí está la poesía, ahí está la música, ahí está la respiración del alma en sus variados oxígenos cotidianos. Titi se acomoda junto a mí, y, entre las ocho almohadas de nuestro cálido lecho, brindamos por el siempre de la ilusión amorosa. ¡Qué iluminador es compartir las penumbras y los destellos con una mujer que tiene todos los encantos de la buena miel! Juan Ramón, nuestro pastor alemán que se siente dueño del mundo, al menos del mundo doméstico, ladra con voluntad de tenor operático, como para que el entorno no vaya a olvidarse de sus atributos vocales…

Y el libro, que acaba de desplazarse desde su refugio en el estante, tiene un nombre estrictamente mágico: “A media agua del sueño”. Lo firma aquel señor incomparable que fue y sigue siendo el poeta chileno Juan Guzmán Cruchaga. La dedicatoria la suscriben Juan y Raquel, su esposa. Raquel, inteligente, exquisita, incansable, como buena esposa de poeta. Digo el nombre de Juan Guzmán Cruchaga y lo recuerdo aquella tarde en que lo visité, allá en 1976, en su casa de Viña del Mar. El poeta, retirado de la diplomacia pero más comprometido que nunca con la vida, me habló de sí mismo como si fuéramos amigos de toda la vida. En cierta forma, lo fuimos y lo somos. Juan se fue físicamente de sus arenas y sus espumas en 1979, pero se quedó aquí, “a media agua del sueño”, con todas sus rimas en plan y en pie de perpetua primavera.

Juan fue, nítidamente, un poeta del sentimiento y de la emoción. Esa es su credencial de permanencia. Las ideas se marchitan, porque son —aunque duren siglos— flor de un día; en cambio, los sentimientos y las emociones, que son lo más compartible que tenemos, vienen a ser lo básico siempre los mismos. ¿Habrá alguna diferencia entre los amores y los odios que desataron la guerra de Troya y los que ahora siguen moviendo la realidad? Y la poesía es, en sí, expresión privilegiada de esa unidad profunda del ser que va cruzando los tiempos sucesivos.

Juan hizo de la poesía un culto a la finura entrañable. No es de extrañar que Gabriela Mistral le expresara: “Qué suave maravilla de cosas exquisitas ha puesto Dios en usted”. Y Pablo Neruda, que en tantas cosas estaba en las antípodas de Juan Guzmán Cruchaga, le escribe: “Cuánto placer me ha dado tu poesía, espejo de la inteligencia, plata de la verdad, agua que corre y canta”. Cito aquí un soneto de Juan, que me atreví a pedirle que me leyera en voz alta aquella tarde de brisa fervorosa —en el aire y en el alma— en Viña del Mar: “Doy por ganado todo lo perdido/ y por ya recibido lo esperado/ y por vivido todo lo soñado/ y por soñado todo lo vivido.// La más viva congoja eché al olvido./ Del sueño más feliz no he despertado/ y agradezco la pena que me han dado/ que en flor de suavidad se ha convertido.// La tristeza quemante del pasado/ tiene un color de sueño parecido/ al de la fuga del amor logrado.// Y es porque el ansia y la inquietud se han ido/ al recordar que el cielo prometido/ comienza por la herida en el costado”. ¡Aleluya!

Y esta efusión, que es tan depurativa y a la vez tan nutritiva, me lleva a reflexionar una vez más sobre lo que podemos y debemos ser de cara a los desafíos constantes de nuestra propia existencia y de la existencia que compartimos con nuestros semejantes, sobre todo los más inmediatos. Y al referirme a éstos hablo esta vez de mis compatriotas salvadoreños, a los que me siento ligado a profundidad por los vínculos intangibles y a la vez indestructibles de la pertenencia. El Salvador, como todos los lugares del mundo, es una versión particular e irrepetible de los cuatro elementos: agua, aire, fuego y tierra. Y, en medio, el elemento superior: la conciencia humana.

Mis maestros insuperables del “García Flamenco” me habían hecho percibir, como experimentación mental, la conciencia salvadoreña. Me faltaba la conciencia existencial, que sólo se asume en circunstancias extraordinarias; y esas circunstancias se me dieron en la mesa de negociación, durante el proceso de paz. ¿Quiénes estamos aquí?, me pregunté muchas veces, palabra adentro, cuando los negociadores del Gobierno de Alfredo Cristiani y los negociadores de la Comandancia General del FMLN nos hallábamos alrededor de aquella mesa. ¿Los enemigos? ¿Los representantes de ideas o de intereses? ¿Los encargados de una misión especial, para muchos en el país “misión imposible”? Y la respuesta se me fue aclarando casi de inmediato: —Aquí estamos simplemente los salvadoreños, puestos por la aciaga realidad de una división histórica devenida en guerra a dilucidar claves fundamentales del futuro alrededor de una mesa… ¡Y qué respetuosa devoción por las mesas tengo desde entonces! Las tribunas son inútiles, las trincheras son nefastas… Las mesas, en cambio, sirven para comunicarse, en el convivio del alimento, en el convivio de la razón y aun en el convivio de la revelación…

Comencé esta columna hablando de poetas y la concluyo mencionando experiencias poéticas, porque para mí eso fue la negociación de la paz: un ejercicio de creación mucho más audaz que todas las vanguardias literarias juntas. Lo dijo Juan Guzmán Cruchaga luego de su vivencia diplomática y humana en nuestro país, en los años cuarenta y en los años cincuenta: El Salvador es tierra propicia al canto. Cincuenta años después, lo sigue siendo y aún más. Querido Juan, gracias por advertirlo con tanta nitidez antes que nadie.
© David Escobar Galindo

*Publicado inicialmente en La Prensa Gráfica, El Salvador, el día sábado 10 de enero de 2009.
_________________
Leer más de David Escobar Galindo en Arte Poética-Rostros y versos y en Laberinto del Torogoz.

Premio Dardo A Álbum Nocturno

PREMIO DARDO



Álbum Nocturno ha recibido de Cuba Ala Décima, espacio coordinado por el poeta y periodista Pedro Péglez el Premio blogguero "Dardo". Gracias por este estímulo a un espacio cuya finalidad es estimular la lectura y la difusión de poemas representativos de diversos poetas del MUNDO. Esta cadena debe continuar con dos requerimientos básicos:
PRIMERO: ELEGIR OTROS BLOGS (AL MENOS CINCO)
SEGUNDO: PONER EL PREMIO EN EL BLOG DE ENLACE A QUIEN LOS CONCEDIÓ. Por tanto Álbum Novcturno propone los siguientes blogs:
1.Carrollera blogzine conducido por el poeta chileno Daniel Rojas.
2. Palabras. Interesante blog conducido por la poeta Rosario Alonso, España
3. El umbral del aire, conducido por Yose Álvarez-Mesa, España
4. Caleidoscopio Nocturno, Coordinado por el poeta Gabriel Otero, México-El Salvador.
5.Café-Cronopio. espacio dirigido por el poeta Jorge Bousoño González
Felicidades!

martes, 13 de enero de 2009

CANTO DE PAJAROS_Maya Bejerano

Maya Bejerano, Israel Foto

________CANTO DE PAJAROS__________

Temo cantar
porque el canto de los pájaros teme cantar.
Nosotros podríamos seguir las fibras de la tristeza
hasta la siringa en una compleja estructura
como la misteriosa esfinge, defectuosa y sorprendente.
Porque debemos lastimar el ave con tal de revelar su secreto.
No es necesario andar a tientas en la oscuridad
para sacudir la caja de música dentro de una cortina de luz.
Allá en lo profundo, en el pecho de un ave, hay un triángulo
que contiene en su base una protuberancia
y dos delgadas membranas
para tocar en un aire interminablemente…
Nosotros debemos seguir el nervio que produce
ese canto de pájaro, esa joya.
La tristeza se siente al cantar;
se tensa y destensa como cable electrónico
y se graban sonidos desde una caja de música;
por esa caja de música temo cantar,
porque el rico canto de un ave
en orden de explicación ¿debemos profanarlo?...
el aparato es grande en una mente nucleica y sorprendente,
el sistema se reserva en el escondrijo de carne, hueso y melodía,
las notas en un tono.

La misión del canto es para el hombre, no para la mujer.
Ella escucha. El canta sin poner un huevo.
diez horas en un día de primavera
que crece como una inundación con el verde canto,
verde e ideal canto;
el ave masculina canta y escucha;
la señal de su canto se oculta
en su cabeza como la eternidad;
el canta y se escucha a si mismo: borra, cambia
y rehace de acuerdo a su oído.

Completamente solitaria
la inmaculada máquina de cantar me sorprende.
________________
Leer más de Mara Bejerano en Arte Poética-Rostros y Versos y en Laberinto del Torogoz.


Hija pródiga_Denis Ávila

Denis Ávila, Honduras




________Hija pródiga_________



Agua que sí he de beber
acepto tus escombros cuando vengas
acepto arrodillar mi lengua ante tus ruinas
yo te doy los zapatos, la piel del amor, el susto
de una herida
el salvaje silencio de cada pupila mía que
te encuentra
la civil ternura de mis dedos fieles a tu tierra.

Sólo mi brújula reconoce
el orbe gastado de tus fiestas
con el resfriado de cada minuto mío
que te espera
estornudando los últimos segundos
que me quedan de garganta
aunque el tiempo con que emprendas tu viaje
sin distancia
sea otra vez la lágrima que acabe al frío
para que besen en tus labios la mejilla
en mi causa que se apura.

Antes que te vayas quiero decirte
que de nada te sirven tus países mentales
las ciudades, todos los inocentes pueblos
con su claro espesor de idiomas mudos
Yo soy el que te regresa las sandalias
cuando las calles se descalzan en tus pies
tantas veces que camine
tu recuerdo escalofriado.


Aclaro que tu corazón tiene en sus venas
lo más cercano a mi espuma
por eso acepto bañarte tantas veces vengas
y a limpiarte los oídos
con el algodón de estas palabras.

Es mi llamado protegerte
con tu lluvia y tus calores
hija pródiga de idas y regresos
porque acepto que seamos infelices
lo presiento:
me cansé ya de amores adoptivos.

Esta es la guerra que tiene a la paz
todo este tiempo entre sus piernas:
las veces que fui feliz
caminando hacia tu nada.

En todo caso sos un ángel
y estas son mis dos heridas:
el inicio de tus alas.

No vuelvas pronto. Te saluda
un verdadero corazón en sus pedazos.
________________
Leer más de Denis Ávila en Arte Poética-Rostros y versos.


Tres poemas de Fernando Ruiz Granados

Fernando Ruiz Granados, México




___________________ARENA

Nada hay aquí que se hermane con la piedra
De los templos enclavados en la roca viva
Cuya edificación comenzaba -relata Herodoto-
El día diez del segundo mes egipcio
Cuando las sagradas aguas del Nilo lo inundaban todo

De las pirámides orientadas hacia los cuatro Puntos Cardinales
Que erigieron cien faraones durante tres mil años
Con los bloques monumentales de las canteras de Arabia
Y que transportaron innumerables hombres
Sobre las hirvientes arenas del desierto

De los altos accesos y dinteles
De las columnas de augusto mármol
De los pasillos bajos que rendían reverencia a los reyes
En el Valle de los Muertos

De las tres pesadas compuertas que velaban
El sueño eterno del Faraón cuya cabeza descansaba
Hacia el Norte de la Tierra

De las hermosas piedras de granito rosa-siena
De la arenisca roja de Heliópolis
De las puertas de acacia laminadas en bronce
En cuyos símbolos reales se auguraba la eternidad

De los siglos insondables hoy perdidos en el tiempo

Nada hay aquí que se hermane con la piedra
Sólo este puñado de blanca arena
Que un día –bajo el signo de Ra-

Dominara el mundo




_____TODA LUZ AVANZA HACIA LA SOMBRA

Toda luz avanza hacia la sombra
El río de arena que fluye hacia el ocaso
El aceite de la luna que arde
En el estanque de la noche
Las blancas flores de la sal
Que el mar arroja sobre la playa
El vuelo de los pájaros
Que la lluvia esconde entre las frondas
La llamarada de la rosa
Que enciende los jardines derruidos
El manantial del alba
Que se pierde en el silencio
El fuego que vive en el corazón del hombre
El país infinito de tu cuerpo
El lazo del amor que desata el tiempo
El recuerdo del pasado
Que agoniza en la memoria
El vivo resplandor de la poesía
La huella de las caravanas
Que el viento borra
De la superficie tersa de las dunas
Toda luz avanza hacia la sombra

Aquí terminan todos los caminos
El futuro es un abismo




________BAJO LA TRISTE LUZ DE LA AUSENCIA


Bajo la triste luz de la ausencia
El paisaje blanco de la escritura
El cielo vacío de nubes y de pájaros
El mar despierto de la arena

A través de las deslumbrantes dunas
La suave intermitencia del viento
Parece encender un fuego
El viento es la ceniza
El eco de todo lo perdido

Las arenas buscan su sitio
Su levedad se hermana con el viento
Su peregrinar busca los seres y las cosas
Que habitaron el ordenado Universo
El bullicioso mundo que recibía
La bendición sagrada de las lluvias
Cuya semilla hizo germinar los ríos
Que descendían jubilosos de la montaña
Y levantaban aldeas y ciudades a su paso
El mundo que miraron las aves
Desde la altura de su vuelo

Bajo la triste luz de la ausencia
El paisaje blanco de la escritura
El solitario viento que esboza

Inútiles mapas en la arena


domingo, 11 de enero de 2009

Luis Alberto Ambroggio, del pie de Los Andes a los Montes Apalaches

Luis Alberto Ambroggio, Argentina-USA






____Luis Alberto Ambroggio____
del pie de los Andes a los montes Apalaches


Luis Alberto Ambroggio, es miembro de la Academia Norteamericana de la Lengua Española y PEN. Poeta, ensayista y crítico con nueve poemarios publicados, integrante de antologías poéticas de los EE.UU. (Cool Salsa, DC Poets Against the War), España (Nueva Poesía Hispanoamericana, Prometeo y otras) y Latinoamérica. Su poesía aparece en numerosas revistas, suplementos culturales, textos de Literatura (“Pasajes” y “Bridges to Literature”). Ha obtenido premios y distinciones. Su poesía ha sido grabada en los Archivos de Literatura Hispana de la Biblioteca del Congreso de los EE.UU.

Poeta infatigable, afable en su palabra. Nos hemos conocido hace ya un par de años en el marco de uno de los festivales de poesía que se celebra aquí en El Salvador. Platicamos. Enfrente, en la misma mesa redonda nos acompaña María Poumier: mujer incansable en los afanes literarios y solidarios. También está junto a nosotros, un poco huidizo, José Carlos Cataño, de Canarias, España, poeta con quien había cruzado unos correos antes de venir al festival. El tema obligado: la poesía hispana en los Estados Unidos. Tema sobre el cual, Amboggio ha profundizado con solvencia y escrito un buen ensayo.

En ese encuentro gratificante, Luis Alberto Ambroggio, me hace entrega de tres de sus libros: Por si amanece (Cantos de guerra), Ed. Horizonte 21 editores; Los habitantes del poeta, Ed. Horizonte 21 editores; El testigo se desnuda, Madrid, 2002. También ha escrito y publicado, con atinado sentido y acuciosa investigación, ensayos sobre el exilio argentino, Vallejo, Paul Celan, etc. Ambroggio es poeta de alto vuelo y fresco cierzo, como debe ser un poeta y como debe ser la poesía.

En Por si amanece (Cantos de guerra…) con prólogo de la Moraima de Semprúm Donahue, Catedrática de Literaturas Hispánicas de Howard Univerrity, es un libro testimonial, sálmico de nuestro tiempo. El gran tema del libro lo constituyen los derroteros del hombre, de la mujer, del ser humano como tal, en medio de tanta convulsión y desasosiegos, de esta época siempre actual y siempre presente. Justamente porque los grandes intereses políticos, económicos, sesgan la sana convivencia, el cultivo de ciertos valores necesarios para la respiración transparente. Amor, vida, muerte, soledad, están presentes en el libro, desde la epopeya de los hechos de la humanidad, pasando por guerras, sus dudas, el tema de Abel y Caín y la peste de ese Diluvio universal que cada vez se hace tan actual por su amalgama apocalíptica.

El libro Por sí amanece…[1] dá pie con la Divina guerra, es decir, la gestación del mundo. De ahí que el poeta nos hable en el CANTO I[2] “En el principio fue la guerra/ entre átomos, dioses, vapores tensos,/ el todo contra la nada,/ lo infinito contra lo que puede ser/ fácilmente sometido/ la luz triunfante contra la oscuridad maldita,/ la multitud concreta contra la unidad lejana,/ el aire que estalla en partículas, virus, moléculas, bacterias neónicas, vibraciones de Amma”… como toda creación están presentes sus contradicciones: Evolución de la naturaleza y sociedad humana y pensamiento que en esencia es el mundo de la dialéctica.

“El cielo nace —dice el poeta— desde un barro original comprometido”. Y esto porque “El bien y el mal copulan estrepitosamente/ hombres, niños, mujeres, amebas,/ ratas y caballos (los de las estatuas)/ pierden su virginidad/ además de su inocencia/ mil millones de veces por cada piedra./ y todos roban las reliquias del escándalo”. [3] Hay pues, en esta parte del libro una constante: la continua destrucción de todo; pero estos son los fuegos estelares del tiempo, no hay pócimas para evitar esta constante porque es inherente a la naturaleza. Desde luego el ser humano, en uso de sus facultades, de su raciocinio, puede hacer de la historia un aljibe de imágenes conciliatorias. Desde tiempos remotos la poesía nos salva de la Nada, es decir, del caos, de la anulación. La poesía nos dá la posibilidad de fluir a través de esos cauces sin telarañas.

La II parte del libro la constituye Caín y Abel. Esos personajes bíblicos, genesíacos, nos los trae Ambroggio hasta nuestra época. Son otros y los mismos, son los de siempre: Abel y Caín. Ambroggio tiene la virtud de llevarnos de la mano en cada poema; de repente lo verosímil, lo palpable, lo mensurable, lo que a diario podemos ver en cualquier parte del mundo: “La complicidad verde de un campo abierto/ (la inocencia a veces traiciona)/ convierte a Abel en el primer desaparecido./ “Qué has hecho con tu hermano?/ ¿Está en la fosa común detrás del estadio de Santiago/ o en la tumba apenas cubierta de polen/ al lado de una ruta a Nueva Cork/ o lo arrojaste al mar desde el arrecife de tu enojo/ o desde un avión condecorado?/ ¿Dónde está tu hermano?” preguntó un Yahvé engañado/ en el Te Deum oficial de la Catedral Metropolitana/ en las morgues comerciales, en las cárceles sin prontuarios”…[4] Des de esos tiempos remotos nos viene ese Karma. Y se agudiza y expande como una peste en las sociedades dictatoriales, donde la anulación del adversario, del que piensa diferente es aniquilado. La intolerancia es un felino sin fatiga que está ahí, rugiendo al trasluz de los sueños. No da tregua su cósmica vigilia.

Y más adelante, en Diluvio Universal, con su voz desvelada, nos dice el poeta: “Los diluvios son de siempre” […] y los hay de toda clase e intensidad. Al final en nuestras sociedades antagónicas y antisolidarias, se salva el que puede. Sufren siempre los más desvalidos, los que se ahogan en el cieno de la pobreza, los que no tienen esperanza en el arca del auxilio, ni en las efusiones de una ventana vespertina, ni siquiera en los espejismos, porque hasta eso ha sido borrado de su destino.

Luego el poeta nos habla de El Nazareno, pero no del personaje que creo sutilmente la ficción humana. Nos habla de ese Jesús hombre, vivo, capaz de moverse entre las multitudes, no ese que está encerrado en vitrinas, en dogmas. Ambroggio ha extrapolado no el concepto, sino la carne viva del que sufre en cualquier parte del mundo. Invoca y evoca al descalzo con esa palabra suya que se torna en expectante trino y alucinante llave. Desde el abismo de los mudos, y la zozobra de los ciegos, la palabra de Ambroggio respira como una hogaza de pan y peces.

Los habitantes del poeta [5] tiene un tono más personal, íntimo. En palabras de Orlando Rossardi, [6] están aquí, “en su forma definitiva una desbandada de habitantes, metidos en sus poemas para que se dé con cierto orden su traspaso y cabida al mundo cognoscitivo, aquel de aquellos que no son poetas pero sí lectores de poesía a los que, de algún modo, a través de la selva selvaggia del asedio poético”… Toda poesía si bien se nutre de elementos externos al poeta, al fin termina siendo la ciudad con enredaderas del poeta. Al entrar al interior del poeta, la conciencia devuelve en su orden las noches y los días. Toda poesía es un acto de rebelión y revelación, de pertenencia y desapego. El poema germina en el poeta desde la tierra de sus relojes. Así, la poesía nace en los oráculos.

“En fuga imposible/ nunca está solo el poeta,/ lo poseen voces/ inasibles y punzantes,/ lo consume el aroma fatal de su amada,/ la palabra,/ esa divinidad salvaje/ que copula con espejos indisolubles.” [7] Y más adelante agrega, en otro poema [8] “Este silencio/ no es mi silencio ni tu silencio/ ni el silencio con que nos sabíamos tocar./ Este silencio alienta un hueco infinito,/ el silencio que no les perdono a los muertos,/ ese frío impenetrable, sin regreso, ese vacío que ya por igual nos llena” . Me parece interesante este poema por una sencilla razón. Una cosa es el silencio como mecanismo para acallar la voz o de mordaza porque termina siendo hostil; y otro, ese estado de absorción de nuestro entorno porque implica gratificación, serenidad, plenitud. Esto último es como poner el alma nuestra, la del poeta en un cedazo. Un reguero de palabras puede darnos fragancia; rememorar en silencio nos permite transpirar los diferentes colores de la luz. Su ala de papiro también es habitante del poeta.

El tercer libro de Ambroggio, El testigo se desnuda [9] está divido en las siguientes partes: El testigo se desnuda, La muerte del tiempo, El farol seco, y Escape elemental. El poeta es desde lo que escribe, según palabras de don Juan Gelman. La escritura lo desvela en cuanto ser humano y en cuanto creador de fragancias y susurros. La palabra gobierna y edifica. Luego su respiración es compartida con todos los lectores posibles: sean mujeres u hombres o, sencillamente, seres humanos.

Dice de Luis Alberto Ambroggio, Moraima de Semprúm Donahue, [10] que “Uno de los aspectos más notables en la obra poética de Luis Alberto Ambroggio es la facilidad intuitiva y conceptual, sumamente original, que dá a sus metáforas…Es importante examinar —reitera de Semprúm Donahue— la profundidad de los conceptos filosóficos que emanan de su lectura”… El poeta se enfrenta a menudo a un mundo caótico, a ciertos pesimismos producto de los desmanes mismos del ser humano. El planeta no es injusto ni invisible por causa propia, quien lo hace de tal manera así es el ser humano. Pero también encontramos en su libro, temas como la sensualidad, soledad, tristeza que no son atisbos de nihilismo, ni simples poses. El poeta, ser sensible a la naturaleza en su máxima acepción, está cotidianamente enfrentándose a esos naipes del tiempo, dolorosamente bautizados como el mapamundi.

El poeta se desnuda. El poeta se torna médium, a través de él se exteriorizan, principio y fin, luz y sombra, vida y muerte, sueño e insomnio, furias y alegrías, angustias. Si Vicente Aleixandre preguntaba a sí mismo ¿Para quiénes escribo? Ambroggio lo expresa diferente para qué escribo. Estas simples interrogantes pueden parecer insignificantes, pero resulta que aquí está la razón o las razones del poeta frente a la realidad, no sólo exterior, sino también interior. Para qué escribo y para quiénes escribo deben ser respondidas —ellos ya han respondido— por todos los poetas en este caso particular de la poesía. Neruda lo hizo también en su momento, Roque Dalton lo expresó en versos desgarradores. El poeta debe por imperativo convertirse en un humanista, entendiendo este concepto como una reflexión constante del ser humano colocado en el centro de todos los problemas.

Resulta importante destacar sus tres arte poéticas. Porque “La voz como la luz como el agua/ no se dejan apresar./ El poema, viento sin límites, inunda con su llama/ y otros resucitan en el furor/ preñado de las olas.” [11] o El poeta debe contar mucho, palmo a palmo,/ sobre su poema, como Dios contó su génesis./ Revivir la lenta y amorosa gestación de la aventura,/ circunstancias y contexto, algún viaje, un embrujo de luna,/ en la que gotas de lluvia fertilizaron con húmedo susurro/ la intimidad de los besos”… [12] hacer, contar, nombrar la vida en todas sus manifestaciones. En este sentido Huidobro tenía razón en cuanto que el poeta es un creador de mundos. El poeta es un hortelano con diversos mensajes: en él se hace posible lo mortal e inmortal; el arado de sus manos escribe desasosiegos e ilusiones. Ambroggio lo sabe, por eso a su poesía le devuelve la respiración de lo cotidiano y la ordena sin alarde como un mar de domésticas almohadas. La perennidad de su poesía tiene el halo magnánimo de los textos del Eclesiastés, de la savia profunda de Proverbios y de la pasión del Cantar de los cantares.

André Cruchaga,
Barataria, 11.I.2009
____________
[1] Ambroggio, Luis Alberto. Por si amanece (Cantos de guerra) Horizonte 21 editores, USA, 1997.
[2] Ambroggio, Luis Alberto, pág. 43
[3] Op cit, Canto II, pág. 44
[4] Op cit. Abel y Caín, Canto I, pág. 35
[5] Ambroggio, Luis Alberto. Los habitantes del poeta. Horizonte 21 editores, USA, 1997.
[6] Prologuista del libro.
[7] Los habitantes del poeta, pág. 24
[8] Este silencio, pág. 29
[9] Ambroggio, Luis Alberto. El testigo se desnuda. Colección de poesía Puerta de Alcalá, Madrid, 2002.
[10] Prologuista de El Testigo se desnuda.
[11] El testigo se desnuda:Arte poética I, pág.32
[12] El testigo se desnuda: Arte poética III, pág.33
Leer más de Luis Alberto Ambroggio en Arte Poética-Rostros y versos y Laberinto del Torogoz.

sábado, 10 de enero de 2009

Virus_Daniel Rojas Pachas

Daniel Rojas Pachas, Chile





___________Virus_____________



Virulentos, prosaicos, rumiosos,
los críos descansan entre baños digitales
y la noche de Cien-fuegos estrellados (…)
revienta la garganta de tanta pobre muchacha (…)
“dulce gimiendo contra el parabrisas trasero”
y se repiten, graban, la cinta vuelve atrás, un percutor, un clic
y ruedan en su esfera.
Cada recuadro,
esquinas apacibles de la sombra pura de tu infierno (…)
La durmiente se consuela entre cada pierna
y entre aquella brasa ruinosa de celos
en que maltrechos ojos,
macilentos brazos desgajan la flor de las edades con un mapa hecho de insinuaciones las
delicadas perforaciones
del mal llamado “honra de doncellas”
pudre cada deliquescenia con amarga confusión de hibernaciones.
“No puedo reconocer ni mi propia piel”
ni la identidad de cada parte noble: Mudan las heridas, intercambiamos quejas
sensoriales, telepáticos gestos (si es posible), con gargantas heladas y saltos de cada
mugir de dedos encriptados, enfurecidos por las metálicas orugas y las cuerdas en que descansan tus uñas que van cosiendo mi subrepticio orgasmo y el rey de los putos, tu
rey, el de todos nosotros, pálido como siempre, te espera y tiene en su cohorte a cien
caballos de cien pretéritos cuerpos que han perdido su delicadeza y los úteros gozan
confusos y tus señas brillan, ríen con la locura del beso y herméticos babean la
suculenta cólera, madre hecatombe de tu patriarcal ceño, clausura, silente ronda y
simulacro de venas dando latigazos a los sables del público perfil y muertos, muerto,
muerta la codicia, oblicua se agrieta el nexo informe.
_________________________
Daniel Rojas Pachas, (Lima-1983) escritor y Profesor de Literatura egresado de la Universidad de Tarapacá, actualmente realiza un magíster en Comunicación social y reside en Arica-Chile donde ejerce la docencia universitaria en la cátedra de Literatura Medieval y Clásica. Además, dirige el Colectivo y taller Literario Clepsidra, es Miembro y fundador del Grupo literario MAL y actualmente dirige y edita la Revista Literaria virtual Cinosargo. www.cinosargo.cl.kz Ha publicado los poemarios Música Histórica y Delusión en el 2006 y 2007 con la Editorial Blue. Actualmente desarrolla proyectos de investigación literaria en la universidad y un análisis pragmático de cinco novelas Latinoamericanas Generacionales, por el cual fue beneficiado el 2008, con el fondo nacional de fomento del libro, que otorga el consejo nacional de la Cultura y las Artes de Chile. Más información en su weblog Personal

viernes, 9 de enero de 2009

Andrómana_Leonor Silvestri

Leonor Silvestri, Argentina





_____________Andrómana___________

Se levantará tu mirada
en el instante de tu muerte
del otro lado de la muralla de la ciudad fortificada
como la mano de un ahogado del futuro naufragio de Eneas

Tus miradas por todas partes así surgirán

Yo, tu mujer, seré el testigo ciego y mudo
porque soy mujer
de tu cruel y merecida muerte

¿Qué sabemos nosotras del morir y del guerrear?
Del telar y de la rueca, de eso, se supone,
Sí, sabemos.

Quizás
ya no habrá tiempo
para que hablemos, una vez más
para que te convenza de
que he sido una buena mujer
que he sido sólo tuya, tuya más que esta tierra
que es sólo eso
para que te muestre a nuestro hijo
que es más tuyo que de nadie
para que te conmuevas
que me debés, porque te he sido fértil
y te he gozado las Diosas saben cuánto
cuando me tomabas.

Nada perdura en esta tierra.
Ni el amor.
Ni nosotros.
Ni nuestra estirpe.
Ni esta ciudad.

Como una mano
mi corazón se encierra.
Qué no me vean llorar
desde abajo los enemigos.
Ya habrá lugar para que yo lloré
como la mujer de Ayax
sobre lo que me dejen de tu cuerpo ultrajado
mientras lo limpio con el agua tibia
como siempre he hecho
en la hora de tus últimas exequias

Si me preguntan
mentiré
diré que no te he amado.
Todo será inútil.
Igual me llevarán
descalza atado el cuello y las manos
como una perra esclava.
Seré botín y alimento de otros hombres
seré sirvienta, de esos, otros.

A vos y a mí la Moira nos espera,
pronto, pronto, pronto.
Pero lo que yo sentí en el momento de tu abrazo,
necio Héctor, eso, que es sólo mío,
no se lo llevarán ellos.

lunes, 5 de enero de 2009

Argentina-Gabriel Impaglione

Gabriel Impaglione, Fotografía:Daniel Grad





__________________Argentina


Y va la bala y la bala va y siempre va, entonces se cae,
se cae se cae se cae se cae y se vuelve a caer
hasta que sale la piedra, la piedra sale y sale la piedra
y luego la bala viene y va la piedra y viene la bala,
la bala va, junto a la piedra, y se cae, y se vuelve a caer.
Movimiento contìnuo de la bala y la piedra y la muerte
que va y que viene, la muerte con la bala y con la piedra.

Y la tierra que mira verdugos, desterrados, y mira
la tierra, sòlo puede mirar, y parir piedras y beber
la sangre que cae por la piedra y la bala y la bala y la bala

hasta que pueblos y balas y piedras agotando muerte
se vuelvan contra los cinco generales que nunca
caen, porque no caen los generales, los generales no
caen, ni caen Sus Encorbatadas Señorìas que pagan y
ordenan muerte y bala y bala y muerte y muerte y bala

y entonces la tierra y las piedras y las balas
haràn Justicia.
_________________
Gabriel Impaglione, editor de Isla Negra. Leer más en Arte Poética Rostros y Versos, Laberinto del Torogoz

domingo, 4 de enero de 2009

Nora Méndez y la Tierra ante sus ojos-André Cruchaga

Imagen:Estampillas-AC






_________Nora Méndez___________
y la tierra ante sus ojos




Nora Méndez, 1969, San Salvador, El Salvador. Poeta, con estudios en Sociología y Comunicaciones, ha incursionado no sólo en el campo de las letras sino también en el campo de la música.

Su poesía ha sido publicada en periódicos, revistas culturales y en las antologías: “Poetics of the Resistence” publicada por la Universidad de Michigan en 1995; “Mujeres en la Literatura Salvadoreña” en 1996 y “Palabras de la Siempre Mujer” en 1999. Posteriormente editó: La estación de los pájaros, 2004; Seis, 2006; Pintura fresca, 2006; Calentura de amor, 2006.

Actualmente cuenta con cuatro poemarios inéditos, de los cuales se selecciona el material que compone este breve recorrido por su poesía y vida: “Atravesarte a Pie Toda la Vida” es una recopilación de los poemas más representativos de esta artista que se niega a participar en certámenes y que disfruta —como ella lo expresa—recitando en plazas, auditórium, colegios y universidades.

Poeta rebelde, revolucionaria y combatiente. “A través de su voz, —dice Manuel Rodas— se expresan latitudes enteras de otras voces, madres, abuelas, padres que hasta en su ausencia brillan, espíritus fraternos que se unieron en el camino”. [1] Este poemario [Seis] está constituido por diecinueve poemas; no tienen título independiente, sino que cada primer verso del poema da pie a su título. En el fondo es poesía íntima, testimonial de su toma de conciencia frente a una realidad convulsa y estrecha. “Ya no asisto a las aulas/—dice— y no hablo a la casa de nadie/ por eso llego hasta tu cama/ porque vos como yo estás enfermo/ porque vos como yo estás muerto/ y dos muertos duermen juntos con cierta prudencia”. [2] sí, la poesía y la literatura en general constituyen otra forma activa y combativa de la realidad en su plural dimensión.

Cuando Nora Méndez evoca, personaliza y humaniza la palabra con toda la carga profunda que le imprime. Su verso llega a lo hondo, precisamente porque parte de la hondura de la vida. Su poesía carece de afeites y afectaciones, canta, escribe sin cosméticos; blande su oficio como un sereno manantial. Deja que fluyan las indumentarias del alfabeto; conversa con los caminos y acompaña a la tierra en ese sonido de corteza de las hojas, la hiende la luz y las campanas de la calle. Así, la poeta, ha cosido con delicadeza sus heridas y sus garras, la bolsa roja donde duerme el perejil le ha contado tantas cosas que la música ha encontrado domicilio en su cabeza…[3] Ojos abiertos en un río de aguas saladas fueron sus días. Pero ella volvió para contarlo. Por eso dice de manera tajante: “Ahora puedo comprenderlo/ no supieron esconder a su cigarra”…Desde luego la poesía de Nora no es el canto ensordecedor de estos insectos, pero sí ese arraigo de penetrar en la tierra con la fuerza seductora de una página en blanco.

Hay indirectamente referentes de sus lecturas y, entre ellas, Roque Dalton y su texto: Taberna y otros lugares, escrito en Praga. Y Alicia en el país de las maravillas o Las aventuras de Alicia en el país de las maravillas de Lewis Carroll . Veamos: “Ahora sabemos/ que esos días no eran buenos/ algo que quiso contarnos/ aquel borracho que mintió/ un buen poema en la taberna más famosa del mundo/ U Flekú U Fleckú; Alicia sueña, viéndose así misma al otro lado del espejo. Este poemario bien pudiese ser esa metáfora de la segunda parte del libro de Carroll: “A través del espejo y lo que Alicia encontró allí”. [4] La poesía de Nora es un clamor permanente a la luz, acequia donde las sombras se hacen visibles, profundamente visibles como la lágrima que se siente en el beso. Su esencial libertad y radical audacia la hacen peculiar en la poesía contemporánea salvadoreña. Uno entra en su poesía deshojando el alfabeto y así encuentra uno el ritmo y la luz de su palabra. Su poesía a menudo parte de la vida común; luego con su magia propia hace deslumbrar las sutilezas de la condición humana nuestra: entorno, tiempo rabiosamente hostil, ficción autobiográfica.

Pintura fresca, por su parte, cambia el tono del libro anterior; pero la fuerza se reafirma y la contundencia ya no digamos. No obstante ser una poeta joven, destaca su voz prometedora de la nueva poesía salvadoreña, tal la percepción de Miguel Huezo Mixco [5] Ha vivido cárcel y exilio. Esto le dá a mi juicio mayor solvencia a su verso convirtiéndolo en sombra, sol y viento. En la palabra cotidiana ha encontrado su estilo y la constante de sus temas. De repente siento esa atmósfera elegíaca hernandeana en su poesía. Y a propósito de esta valoración, está el poema “Guerra” de Miguel Hernández, que dice: “La vejez de los pueblos. / El corazón sin dueño. / El amor sin objeto. / La hierba, el polvo, el cuervo. / ¿Y la juventud?/ En el ataúd”. [6] La poeta cifró sus esperanzas en las enredaderas de la guerra, ahí sentada junto al roce del viento platicó con Heráclito, “lamiendo el doloroso deseo del mundo”. La poesía de alguien nunca es ajena en esencia a sus vivencias, tampoco es inocua cuando se abre a lo real. “El artista dueño de su instrumento, de una actitud que es su instrumento, …introduce en su obra los sentimientos e ideas que se propone”. Con ello quiero decir que ante una temática en particular, como insumo de lo real, la poeta es dueña de sus ideas y sentimientos; y no presa de las mismas, aunque el mundo, hoy más que nunca nos parezca un campo de batalla y consecuentemente, de masacre.

Da pie, Pintura fresca con el “poema desconectado”. Y dice: “Este es el año después de la guerra/ los periódicos anuncian/ amnistías, acuerdos/ referéndum…Pero nosotros [los que fueron combatientes] los invariables/ seguimos sitiados en nuestras casas/ llamando al número de los amos todopoderosos/ que ostentan el cheque de cada quincena… Press one for English… La Cacerola me grita que el gas se acaba/ los recibos se acumulan en racimos de hojas/ y yo sigo intentando parecerme a un ser humano…Si conoce el número de extensión/ márquelo en este momento… hemos vendido nuestra alma al Ridy Bank/ a la Amnesican Express/ y a la sucursal del hambre no llegan/ ni las plegarias del Papa ni los dividendos/ del Vaticano y las transnacionales…[7] Ciertamente, los doce años de la Guerra Civil Salvadoreña, ni los Acuerdos de Paz, sirvieron para construir una sociedad salvadoreña más justa; por el contrario, seguimos siendo el despojo de quienes detentan el poder político y económico. Con todo “el acto de escribir presupone una constante renovación o mutilación continua”. Cada etapa histórica, cada edad, cada poema, lleva consigo esto y más. Nora Méndez lo sabe —y esa experiencia sacrificial del combate— la ha llevado al poema y al libro como cristalización de su experiencia vital. El poema constituye su casa: la edifica por cuanto es la acumulación de la experiencia, la síntesis de su búsqueda y de encontrarse, supongo, con rostros y memorias. Están aquí, presentes, en la poesía de Nora, los recuerdos múltiples de su vida, imágenes truncadas, dolorosas a menudo no sólo de su etapa de colegiala, sino de esa salida suya hacia los brazos nada diáfanos de la guerra.

De ahí que, en el poema Holocausto [8] la poeta nos afirme al final del mismo que “Los vagones del genocidio/ somos/ adentro va detenida el alma mientras el amo/ ese tirano maldito/ viaja disfrazado en nuestra billetera/ es contado como amigo,/ atesorado en nuestras casas,/ a diario en nuestros sueños/ y nos delata/ los pobres carecemos de su gracia/ no accedemos a su fe/ ¡nos vamos coloreado!/ sólo el blanco y el negro/ para que usted sepa”. León Felipe dirá, por su parte, muchísimos años antes: “¡Qué pena si esta vida tuviera/ —esta vida nuestra—/ mil años de existencia!/ ¿Quién la haría hasta el fin llevadera?/ ¿Quién la soportaría toda sin protesta?/ ¿Quién lee diez siglos en la Historia y no la cierra/ al ver las mismas cosas siempre con distinta fecha?/ Los mismos hombres, las mismas guerras,/ los mismos tiranos,/ las mismas cadenas,/ los mismos farsantes,/ las mismas sectas/ ¡Y los mismos, los mismos poetas!... ¡Qué pena, concluye León Felipe, que sea así todo siempre…[9] Hierve el océano de su herida, misma que no cauterizó durante la lucha, sino que se fue haciendo cada vez más profunda. Herraduras, plomo y calaveras negras por doquier. Horizonte de espinas “tiritando en la incertidumbre” y no “casita de chocolate, donde las abejas se vuelven musgo.

Calentura de amor, está constituido por apenas nueve poemas. Y advierto: No es un poemario o, por lo menos, no es lo que cualquiera a simple vista pueda imaginar: erotismo, desbordamiento del deseo genital. Es más una poesía insinuante, es decir, cómplice, en la medida que el lector tiene que hacer sus elucubraciones. Quizá sea el menos testimonial en el sentido de los dos anteriores. Pero la poeta es así: juguetona, hiriente, sutilmente irónica. Jamás se toma en serio, por eso el texto en su conjunto no termina siendo un drama de las artes amorosas, sino una manera del poder creativo de sus evocaciones. Calentura de amor bien puede ser el concepto que englobe todo su periplo y templanza de y hacia la vida. Porque nadie —más allá de cualquier “romanticismo”, — se avienta al galope de la lucha dejándolo todo, sin que haya un sentimiento de pleno arraigo al compromiso. Pero Nora “es un ave de la tierra y vuela”. Es sobreviviente de la bomba y el fusil. Es el sentir y vivir salida de la ceniza.

Tenemos finalmente, La estación de los pájaros,[10] dividido en tres partes con un total de 55 poemas. Yo, simplemente le llamaría poesía varia. La poeta, otrora Eliseo Diego, se solaza en el acto de nombrar de nuevo las cosas: las persianas, los viajes a través de la ventana, la noche celeste de las palabras en un mundo erosionado por la historia. Nunca ha sido fácil para el poeta dar fe de los reveses del tiempo, ni de los ojos arrancados a la cordura para parecer cuerdo o, a la locura para manifestar la cordura necesaria en un mundo que lentamente agoniza.

¿De dónde viene entonces la poesía de Nora Méndez, cuyo discurso no es romántico, ni tiene esa efusión sentimental del claroscuro? Viene de ese ponderar y decantar tiempo y espacio. Nora ha besado los labios helados de la intemperie y los barrotes y sobre ese gran poema de la vida, “…en la luz de los mecheros entreveía/… el desastre de la página del decapitado/ y el peso de los astros en su cabeza”. Más que de desgastamiento, la lucha ha sido estoica pese a los vientos, a todos los vientos huracanados. Antes y después. Hoy, las pomadas del verso son insuficientes para detener o no sentir el cardo en las aceras y los alimentos sin bocas sanas, porque boca y labios se han agrietado en las camisas de fuerza de la noche. Su poesía, toda, suda como el arco iris en la plenitud de las paredes.

André Cruchaga,
Barataria, 01.I.2009

____________________
[1] Fragmento del comentario que Manuel Rodas hace en la contracarátula al libro “Seis, 2006, publicado por la Secretaría de Arte y Cultura de la Universidad de El Salvador.
[2] De los días sin lluvia y huracanes.
[3]Paráfrasis del poema “Llena de dolor”
[4] Una flor enaltecida, fragmento de dicho poema.
[5] Huezo Mixco, Miguel. Comentario en contraportada del libro. Véase más sobre este escritor en Arte poética-Rostros y versos
[6] Antología preparada por Elías Nahmad, Editorial letras vivas, México, 2004. Pág. 141
[7] Fragmento, poema desconectado.
[8] poema dos de Pintura fresca
[9] Antología preparada por Elías Nahmad, Editorial letras vivas, México, 2004. Pág. 185.[10] Méndez, Nora. La estación de los pájaros, col. "nuevapalabra”, Dirección de Publicaciones e impresos, CONCULTURA,

sábado, 3 de enero de 2009

No me han podido derribar_Yván Silén

Yván Silén, Puerto Rico





_____________No me has podido derribar

¡a los palestinos---!


No me has podido derribar,
aunque esté muerto, porque
resucito en cada huelga general
para escribir mi nombre
en las paredes de los muertos.

No me hace falta la sed,
ni me falta lo saciado, ni
me hace falta el salario,
ni me faltan los orgasmos,
en las paredes escritas
por los muertos…

No me ha falta la sed,
ni me faltan los orgasmos,
porque la tierra abre sus surcos,
y la fábricas abren la muerte, y
el cielo abre un Dios
que se ha vestido de Arafat,
de Bolívar, del Che, de Albizu.

¡No me hace falta reír,
porque me estoy riendo con los muertos!

II

No me han podido derribar,
porque Palestina no ha caído,
ni han caído las estatuas de la fe,
y los héroes oscuros se morivivizan
contra los tanques y los aviones de Israel.

No me has podido arrancar la lengua,
ni me has podido matar
en los “espejos de Dios” de los desiertos,
o en la guerra santa de los santos,
en do los píos afilan los fusiles,
y los mártires, Israel,
afilan los falos
para darte por el culo, cabrona.

No me has podido
consumir en una taza,
ni en un dedal has podido
beberte el semen mío,
como té verde de noche,
como té rojo de muerte.

¡Jamás, Jamás, me has derribado,
yanquistamente, con tus tanques,
ni con la privatización de los canallas
en los bichos de tus profetas arruinados.

¡No me has podido derribar, Israel,
porque no has conquistados mis orgasmos!
27 de diciembre del 2008
Puerto Rico





_______________EL SILENCIO DE LOS POETAS-II

A los palestinos.

Rezo a Jahveh y golpeo
los espejos, me desgarro la luz
y me pico la lengua
para que Jehová castigue a Israel
con una plaga, con un bólido, con un cometa.
Porque el silencio de los poetas es peor
que la muerte, pero los vates y los aëdos,
los escribas, los teólogos,
se lavan las manos con la mierda
de los niños fundidos
y se liman las uñas, y se
besan al espejo.

Dos días de muerte y de sequía
encima del cielo, dos días debajo del Hades
y ni un sólo poema ha llegado
protestanto a mi pantalla;
ni un sólo camello (300 muertos)
lleno de sed
ha cruzado por el ojo de la aguja.

Cristo está de pie en las esquinas
picándose el falo con un cristal,
con una aguja, con un espejo.
Cristo está picándose la lengua
con tijeras, porque nadie
extraterrestremente
ha venido a recoger los niños.
Ni un solo ovni
ha disparado una bomba H
contra Jerusalén o Tel Aviv.
Porque de cierto, de cierto os digo
que no quedará
tanque sobre tanque
que no sea derribado.

Israel ha bombardeado con una hoja
y una espina y una rosa
la Universidad islámica de Gaza
y ha bombardeado
zelotemente
cuatro mezquitas
a la sombra, al sueño y a la muerte
y han caído
seiscientos sesenta y seis
ojos rotos,
huevos rotos han caído, senos rotos
en todas las alcantarillas del templo.

Y los poetas, esos cretinos del silencio,
orinan en los “confesorios”
de las sinagogas y se
esconden
cerdamente
en un caldero de sopa.
Se esconden en el silencio
como oscuras Barbies,
como las rameras lilas
del Apocalipsis.

Los poetas han escondido
el librito amargo y
modelan postmodernamente falsos
en la fama capitalista de los muertos.
¡Oh, Navidad, cretina,
debería darte vergüenza tu 25 de diciembre,
y tu año próspero y
tu felicidad de las vitrinas podridas!

¡Oh, Jerusalén, Jerusalén,
el silencio de los poetas
es peor que el silencio de la muerte!
28 de diciembre del 2008
Puerto Rico