En el presente blog puede leer poemas selectos, extraídos de la Antología Mundial de Poesía que publica Arte Poética- Rostros y versos, Fundada por André Cruchaga. También puede leer reseñas, ensayos, entrevistas, teatro. Puede ingresar, para ampliar su lectura a ARTE POÉTICA-ROSTROS Y VERSOS.



miércoles, 30 de abril de 2008

Ese Dios suplicante_Poema de Teresa Palazzo Conti

Fotografía: Teresa Palazzo Conti, Argentina.





Ese Dios suplicante




Con manos erigidas
Hacia un cielo que hoy muestra
La tierra envenenada,
Y una cruz en los ojos,
Que redime y espera,
Consagra un cáliz
Que se colma de dádivas
Y en los hombres cascados
Resucita la gloria del sosiego.

Desde su frente integra
Eleva una plegaria
Que ahoga a la metralla,
Y enjuaga con sus lágrimas
La sangre de la pólvora.

Una letanía
De perdones y olvidos
Edifica la paz definitiva
Entre combates ciegos.

Y otra luz renovada,
Tiende un manto de hierba
Sobre campos
Minados.
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jueves, 24 de abril de 2008

Mensaje a los hombres de América_Poema de Juan Felipe Toruño

Ilustración: Juan Felipe Toruño, Nicaragua-El Salvador.






Mensaje a los hombres de América




El mundo entre ígneas tormentas envenénase.
Estalla en famélicos odios.
Caínes modernos. Brutos sanguinarios, asesinan, traicionan.
No fulgen auroras de redención ni de paz.
Tempestuosas pasiones trituran los dorsos del globo.
Millones de arpías destrozan alturas excelsas.
Perece la armonía. ¡Y no hay comprensión!
¡Y no hay conciliación! ¡Y ha muerto el amor!
Ante este tremendo bestial cataclismo, ¿qué hacemos?
¿Qué hacemos los hombres habiendo ideales lumínicos
Y fuegos angélicos en el corazón?

¡Hombres de América! ¡Hombres de América! ¡Escuchad!
¡A vosotros hablo constituidos en guión que se extiende
Entre la cultura de hoy y la cultura de mañana!
¡Hombres de América!: oíd los vocablos angustiosos
Que, amargos, nos llegan del caos insólito.
Mirad la sangre que mana de las arterias de la tierra.
Escuchad el estruendo de la tragedia bárbara.
Sentid el retorcimiento de los espasmos de las naciones
Y los estremecimientos zodiacales.
Pensad en que la catarata humana se despeña en odios.
Que el hombre, hartándose, no se sacia, cayendo
Bajo sus propias ambiciones.
Que claman piedad las desdentadas bocas de historiadas íconos
Y misericordia las madres de la humanidad.
¡Vivimos la hora repugnada que desoye la voz del criterio…!
La razón del sistema infernal, la lógica de la dinamita,
El argumento omnímodo de la destrucción y de la matanza,
Imponen sus materiales exterminadores.

Nosotros, los hombres de América,
Los que vimos pasar con su bosque de flechas a Manco Capac,
Y cargando simbólico trono de árbol a Caupolicán,
Y sufrir y luchar a Lempira y a Urraca,
A Tecún Umán, a Atlacatl y a Nicario,
Los que asistimos nervudos, totémicos, al baile del Tun;
Que escuchamos el canto de Tutecotzimi y que vimos
Morir bajo un arco de luna en creciente a Xalí
En el monte que quiebra en sus aguas el riente Cailahuat;
Los que somos hermanos por carne y por espíritu;
Los que tenemos visión de lo que es y será nuestra América,
Responsabilicémonos.
¡Aprontemos la idea y el alma y la lealtad en la tarea magna!
COMPRENDAMOS.

La América habrá de fijar su cultura perfecta,
Imprescindible, universal.
¡La América nueva que viene creciendo en los siglos!
Que tiene sorpresas para el hombre de extrañas costumbres;
Que oyó la canción de los astros con oídos mayábicos;
Que dio los gigantes de la antigua Lemuria;
Que sostuvo en sus hombros el peso de dioses y de enigmas;
Que habló con el fuego y el agua y el viento
Al buscar con sus fuerzas el lumínico signo
De Verdad y de Vida;
Que aprisionó al tiempo en símbolos pétreos
Que —de la Atlántida— asoma sus perlas de orientes magníficos
Bullentes, fulgentes;
Que, de prehistóricas épocas, sigue el rostro de Dios
Por montañas y lagos y ríos y mares
Sembrados de eternidad.

Hombres de América: tenemos que dar el aliento
A nuevas generaciones: civilización y cultura nuevas.
¡Y que en América quepa la humanidad!
Y que haya un emporio
De pujantes fuerzas felices en el Norte;
Agricultura y riqueza fértiles en el Sur,
Dos enormes bandejas de civilización.
Y en el centro, el fiel de la balanza,
El puente que apréstase a ser el conducto de savia:
Corazón que regule, pecho que se abra
Y por donde ya se abrazan dos océanos
Que han de sentir en sus lomos el viaje
De enormes mensajes llevándole al mundo novísimas normas.

Y el Cristo indicando las rutas
Desde las expectantes cumbres de los Andes.

Y la humanidad que quepa en América,
Pueblo de pueblos luchadores, trabajadores, soñadores.
Y la paz tenga asilo en el alma del pueblo titánico,
Y fije en los siglos esa alma sagrada…
—¡Así sea!
De: El Salvador: poesía escogida, selección de Rafael Lara Martínez, EDUCA, 1998.


lunes, 21 de abril de 2008

XIII Festival Internacional de Poesía de la Habana

CONVOCATORIA

El Comité Organizador del Festival Internacional de Poesía de La Habana,
con el auspicio de la Unión de Escritores y Artistas de Cuba, el Proyecto Cultural Sur para el fomento de las letras y las artes, la Oficina del Historiador de la Ciudad, la Comisión Nacional Cubana de la UNESCO,
la Asociación Hermanos Saíz de Escritores y Artistas Jóvenes, la Sociedad de Beneficencia de Andalucía
y el Centro Cultural Dulce María Loynaz del Ministerio de Cultura, convoca
al 13 Festival Internacional de Poesía de La Habana, del 26 al 31 de mayo de 2008,
dedicado a la poesía de los pueblos originarios de América

TEMAS
Discurso poético de los pueblos originarios
La poesía de las literaturas asiáticas
Poesía y responsabilidad ciudadana

PRESIDENCIA DEL FESTIVAL
Pablo Armando Fernández, Nancy Morejón, César López, Miguel Barnet,
Aitana Alberti, Juan Bañuelos, Marcelino Dos Santos, Alex Pauside,
Eusebio Leal, Hildebrando Pérez Grande, Rogelio Martínez Furé

ACTIVIDADES PRINCIPALES
· IV Junta mundial de poetas por la paz en defensa de la humanidad
· Poesía de las lenguas originarias de América
· Espacio para la poesía de otras lenguas nacionales o dialectales
· Ámbitos para la poesía de Asia
· Acción poética Palabra del mundo: Lectura simultánea en cien ciudades
· Premio Rafael Alberti
· Junta del Agua
· Laboratorio de escrituras
· Salón de Artistas Plásticos del Sur
· Lecturas, conciertos, obras teatrales, muestra de cine de los pueblos originarios del sur
· Lecturas en espacios públicos, centros laborales, comunidades, colegios y universidades
· Siembra del Árbol de la Poesía

Alex Pausides
Coordinador General del Festival
Unión de Escritores y Artistas de Cuba
Calle 17 # 354 entre G y H, El Vedado, Ciudad de La Habana
Teléfono: 53(7) 832 4551-52-53-71-72-73
Fax: 53(7) 33 3158

Email: cubapoesia@uneac.co.cu // proyectosurcuba@uneac.co.cu
Sitio web: http://www.cubapoesia.cult.cu/home.htm
2008 dedicado a la poesía de los pueblos originarios de América
y a la poesía de Asia
2009 Festival dedicado a la poesía de los pueblos árabes
Bienvenida: Jardines de la Unión de Escritores
y Artistas de Cuba, 17 y H, El Vedado,
Lunes 26 de mayo, 2008, 10 am
Velada inaugural: Palabra del mundo,
Basílica de San Francisco de Asís,
Martes 27 de Mayo, 2008, 6 pm
Junta mundial de poetas
en defensa de la humanidad:
Hotel Habana Libre
Miércoles 28 de mayo, 9 am
Acción poética de clausura:
Plaza Vieja, Habana Vieja,
Sábado 31 de Mayo, 2008, 5 pm
Excursión a Varadero: Domingo 1 de Junio, 2008, 8 am

jueves, 17 de abril de 2008

De paso_Poema de Roger Lindo

Fotografía: Roger Lindo, El Salvador. (Cortesía de Miguel Huezo Mixco)






De paso




Es una noche de planos superpuestos.

Pero el otro,
El que mora entre la disputa permanente,
Libera sus vapores
Al aire ponzoñoso.

Cruda e impaciente
La noche de este sector,
Como un aura de cemento
En los húmedos límites
De una herida.

Un caos de cuadrantes
Obsesiona mi frente.
Árida cruza la hora
Oscura de las sirenas
Y el humo,
Herrumbroso,
Se queja de norte a norte.

Los faroles apagan su tiniebla
En espera de noticias.
Se rasgan unos labios,
Trompetas de óxido
Abren un hueco
Para la luz indecente.

Acude, ángel deforme de la hora
A quebrar los tambores
De la complicidad.

Ven, ángel de la sorda retaguardia
A este refugio breve
Donde el cañón
Sueña sus párpados mayores.

Ven, brazo de la noche,
Brazo salado de la oscuridad que canta
A celebrar a esta bestia viva.
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martes, 15 de abril de 2008

Todos los miedos, el miedo_Poema de Yolanda Arroyo Pizarro

Ilustración: Yolanda Arroyo Pizarro, Puerto Rico.





Todos los miedos, el miedo




Es la primera vez que hace maletas
Todos los miedos
Larga travesía
Gavetas de aire

Primera vez de este tipo de odio
Todos los besos
el beso

adioses sin espuma de olas
la palma de la mano se mueve y gira
no quedan mejillas para mojar
ni anillos para portar
pero sabe tanto a respiro
sabe tanto a locura
a sueños clínicos
a mar de tranquilidad, como la luna

la despedida arrasa cuencas
los ríos arrugan párpados
la crema de licor irlandesa
mezcla bien con el Ambien

Todas las furias, mi incienso
todo el bravío, mis pechos
Todo humo, siempre fuego
Nunca he dormido así,
Se ha ido consigo y sin mí.
Soy la hipótesis de un mar
Piedras que se frotan contra la espuma
Marea que mantiene la penumbra
Que alza los tsunamis
pulsación etérea
soy de un hombre sin sexo
soy de una brisa que retumba
que grita entre las sienes de un coral
entre las maldiciones de un arrecife.

Soy la hipótesis del Rojo
De un color sin apellido
Me derramo dentro, fuera,
por debajo coagulo y palpito
Soy un dolor
una línea que se pinta
amo y dejo de ser diabla
emano y dejo de ser fuego
gritos
lunares
pujos
veintiséis.

Soy la hipótesis del Mar Rojo
Me abren y atraviesan
Entran
Pocos salen a la arena.
Los ahogo
Algunos me sobreviven.
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domingo, 13 de abril de 2008

Tatuajes del alma_Poema de Arlen Regueiro Mas

Fotografía: Arlen Regueiro Mas, Cuba.






Tatuajes del alma




yo he de nacer de mí
socorriendo a la madre que se avecina imposible
como imposible hade ser el vértigo mismo
por la errante mortaja de la arena

yo no soy de esos que aman a su madre
cuando la noche aventura un ojo impúdico
desde el invierno que la piel ilumina
sobre los rastros del polvo

yo no soy de esos travestidos de lluvia
donde el estío es tránsito calculado
ausencia de sí en el sepulcro de la casa

mi madre puede ser un perfil semejante
muriendo cada tarde los tatuajes del alma
y no ser padeciendo mi vientre solo huesos Leer más en:
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sábado, 12 de abril de 2008

Dando y dando_Poema de Blanca Castellón

Fotografía: Blanca Castellón, Nicaragua.





Dando y dando




Te gusta que contemplelas dos alas dibujadas en tu cuello
la eterna primavera te suaviza el cabello
para que mis dedos catadores se deslicen sin tropiezos
cualquier figura de Botero se dilata en tu pupila
no se como lograsteque Picasso donara su colección azul
solo para colorear tus párpados
he notado que prefieres la alfombra roja
antes que mi húmedo, rojo y palpitante corazón
entre mis pertenencias escoges el molusco
y desprecias el nido de las serpientes encantadas
que podríamos bordar con el olvido?espera
debo guardar en mi baúl tu aliento a selva
donde pongo a secar tanta humedad si solo hay niebla?
yo se que tienes mucho sol en tu libreta
regálame una hoja hirviendoy dos noches sin pudor
yo a cambio devolveré tarde o temprano
aquella sonrisa como brisaque hurte de tu cartera
pero antes tendrás que responderme
tres preguntas esenciales
que sienten las palabras cuando rozan tus labios?
las atrapas con tus dientes?
o les permites como a mi, que se diviertan
en el cielo de tu paladar?
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martes, 8 de abril de 2008

Black blues_Poema de Yanisbel Rodríguez Albelo

Fotografía: Yanisbel Rodríguez Albelo, Cuba.





BLACK BLUES




Voy a ir a poner la cabeza en los rieles del tren.
Voy a ir a poner la cabeza en los rieles del tren.
Cuando el tren venga, la voy a quitar otra vez.
(Letra de un blues)



Siempre en el mismo lugar, con su banco y su libro entre las manos,
había sido olvidada año tras año.
Tomaba los pedazos del día y los juntaba para que cobraran sentido,
pero en eso saltaba una música tan triste ventanas afuera
que tenía que marcharse, abandonando el parque y el libro
quizás para algún fantasma sediento,
mientras la gente la cruzaba deprisa
y los niños y las colegialas tomaban el sol despreocupados;
como en un marco la belleza disoluta y esplendente.
Ella tenía que ajustar el reloj y trajinar por toda la casa,
estudiar lecciones que aborrecía, romper sus compromisos consigo misma,
escuchar resignada la lluvia de palabras que los vecinos vertían sobre su patio,
estarse horas enteras en el mercado regateando sin ningún interés.
Por las noches, bajo la frazada, dejaba de ser una pueblerina tímida y mojigata,
con miedo a entrar en la taberna.
Se travestía con smoking y sombrero de copa como Marlene Dietrich,
y se iba, dejando tras de sí una estela romantiqué, por la Orilla Izquierda del Sena.
En las mañanas descendía a su parco desayuno, a su agobiante orfandad;
“no hubo nada en la noche, ni cafés ni músicos en la azotea,
ni borrachos maldiciendo sobre el magnífico trasfondo de los gatos,
nada de armónicas ni faldas sobre la acera”.
En el parque ella piensa que se debería dormir sobre el banco,
aunque florecieran las burlas y un policía la multara,
dormir de verdad, nada de naufragios ni acritud ni la estrechez del cuarto,
que no le quedaran chicos los zapatos, el trabajo, las horas, la vida misma.
Una muchacha sola, a quién debe avisar, una muchacha sin otro encanto
que esa melancolía enfermiza que atrae a los demás a acunarla,
para decir que pronto se le encimarán el paisaje, los aplausos, la belleza y la juventud.
Y ella camina mucho rato en círculos mesándose los cabellos,
y no se le encima otra cosa que una tormenta, de tan desfachatada risible.
Vuelve a caminar, vueltas y más vueltas, uno, dos, tres; es pasada la medianoche
y no hay sino vejez y las cuatro paredes rezumando tristeza.
Entonces, sale corriendo y pone la cabeza en los rieles del tren.
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lunes, 7 de abril de 2008

Vendrá la muerte y tendrá tus ojos_Cesare Pavese

Fotografía: Cesare Pavese.






Vendrá la muerte y tendrá tus ojos




Vendrá la muerte y tendrá tus ojos
esta muerte que nos acompaña
desde el alba a la noche, insomne,
sorda, como un viejo remordimiento
o un absurdo defecto. Tus ojos
serán una palabra inútil,
un grito callado, un silencio.
Así los ves cada mañana
cuando sola te inclinas
ante el espejo. Oh, amada esperanza,
aquel día sabremos, también,
que eres la vida y eres la nada.
Para todos tiene la muerte una mirada.
Vendrá la muerte y tendrá tus ojos.
Será como dejar un vicio,
como ver en el espejo
asomar un rostro muerto,
como escuchar un labio ya cerrado.
Mudos, descenderemos al abismo.


domingo, 6 de abril de 2008

Himno a la noche_Poema de Juan Liscano

Fotografía: Juan Liscano, Venezuela.







Himno a la noche




¿Quién sabe de la noche?
¿Quién sabe de la Noche original,
de la undívaga noche derramada y nutricia,
cuando ya la piragua de la tarde
ha naufragado por las orillas del ocaso?
¿Quién sabe de la Noche?
¿De su forma repartida, de su oculto corazón,
de su rostro sepultado, de sus labios palpitantes
que besan la tierra, el agua, el árbol y la piedra
y humedecen las raíces y las hojas
cuando las parejas temerosas se unen y confunden en el seno del silencio?
¿Quién sabe de la Noche?
¿De sus fúlgidas manos sensitivas que palpan tenuemente
el dormido vientre de la niña nubil o el pistilo de las campánulas
o se pierde por la enredadera del viento que perfuman nocturnas flores
o ponen huevecillos de tierra estremecida entre las yerbas
o rasgan la envoltura frágil de las semillas que se abultan y en el amanecer florecen?

¿Quién sabe de la Noche antigua, sustancial y misteriosa,
de sus ruidos, de sus extrañas emanaciones corporales,
de sus formas que se reflejan en las aguas extasiadas,
de sus pisadas, de sus dardos, de sus llamas pálidas y azules,
de sus voces verdes que arden en los bosques como fuegos fatuos,
de la sombra cómplice que a los cuerpos hiere con el puñal de estrellas?
¿Quién sabe de la Noche?
¿Quién dice conocer su inquietante perfil, su cuerpo inverosímil,
su cabellera expresiva que la luna recorre con sandalias de plata,
donde se prenden las brasas verdes y rojas de los luceros?
¿Quién sabe de la Noche?
más antigua que el hombre, más antigua que el árbol,
más antigua que el helecho, las rocas y la arena,
anterior al fuego y a la brisa.
Madre del abismo y de la luz que multiplica y se transforma.
¿Quién sabe de la Noche que camina de Oriente a Occidente
puesto el cinturón de espigas y de frutos
con la Muerte y con el Sueño entre los brazos como dos hijos gemelos?

¿Acaso la Noche es esta sombra,
esta simple y sencilla sombra que discierne las miradas
o estas estrellas que se mueven o esta luna de cambiantes formas?
¿Acaso la Noche es este silencio del agua que reluce
o este canto monótono e inocente del insecto
o este sueño tembloroso que cierra los párpados del hombre?

¿Quién sabe de la Noche multiforme
de la Noche raíz y semilla que florece
y fuego frío y penetrante
y tinieblas que se anidan en los huesos,
y aguas que fluyen ciegamente por la tierra
y pupilas que arden en la sombra densa
y voces de lujuria y de pasión que llaman
y cuernos que de pronto crecen en el follaje obscuro
y duendes que transitan los caminos y animan los paisajes
y bocinas y trompas musicales y grandes vuelos tenebrosos
y serpientes que se agitan y se anudan en el viento?
¿Quién sabe de la Noche Madre
de la Noche Dios,
de la Noche arcaica y hermética
de la Noche encinta, prolífera, inmortal
anunciada por grandes pájaros ignotos
y resacas tumultuosas de la sangre y de las aguas
y pálidos fantasmas suspendidos en el aire
y altos toros constelados que braman por el mundo?
¿Quién sabe de la Noche
confirmada por la luna de mutable vientre semejante a la mujer?
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viernes, 4 de abril de 2008

Elegía a la muerte de mi padre_Poema de Ramón Palomares

Fotografía: Ramón Palomares, venezuela.





Elegía a la muerte de mi padre





Esto dijéronme:
Tu padre ha muerto, más nunca habrás de verlo.
Ábrele los ojos por última vez
Y huélelo y tócalo por última vez.
Con la terrible mano tuya recórrelo
Y huélelo como siguiendo el rastro de su muerte
Y entreábrele los ojos por si pudieras
Mirar adonde ahora se encuentra.

Ya los gavilanes han dejado su garra en la cumbre
Y en el aire dejaron pedazos de sus alas,
Con una sombra triste y dura se perdieron
Como amenazando la noche con sus picos rojos.
Las potentes mandíbulas del jaguar se han abandonado
A la noche se han abandonado como corderos
O como mansos puercos pintados de arroyos;
Vélos abrirse paso en el fondo del bosque
Junto a los ríos que buscan su lecho subterráneo.

Y de esos mirtos y de esas rosas blancas
Toma el perfume entre las manos y échalo lejos,
Lejos, donde haya un hacha y un árbol derribado.

Ya entró la terrible oscuridad
Y con sus inexorables potencias cubre las bahías
Y hunde las aldeas en su vientre peludo.

Toma ahora el jarro de dulce leche
Y tíralo al viento para que al regarse
Salpique de estrellas la tiniebla.
Pero aquel cuerpo que como una piedra descansa
Húndelo en la tierra y cúbrelo
Y profundízalo hasta hacerlo de fuego
Y que el vapor se hunda con sus exánimes miembros
Y que su fuerza descoyuntada desaparezca
Como en el mes de mayo desaparecen algunas aves
Que se van, errantes, y nadie las distinguirá jamás.
La joven vestida de primavera,
La habitante en colinas más verdes,
La del jardín más bello de la comarca,
La del amante de las lluvias;
La joven vestida de primavera se ha marchado,
Inconstante, como los aires, como las palomas,
Como el fuego triste que ilumina las noches.

Así pues:
Que tus manos no muevan más esos cabellos,
Que tus ojos no escudriñen más esos ojos,
Pues se cansa el caminante que en la cumbre se detuvo
Y que el camino no pudo determinar su fin.
Pon sobre los lechos tela limpia,
Arrójate como el vencido por el sueño
Y como si fueras sobre los campos, sobre los mares,
Sobre los cielos, y más, y más aún:
Duérmete, como se duerme todo,
Pues el limpio sueño nos levanta las manos y nos independiza
De esta intemperie, de esta soledad,
De esta enorme superficie sin salida.

Dijéronme:
Tu padre ha muerto, más nunca habrás de verlo.
Abréle por última vez los ojos
Y huélelo y tócalo por última vez:
Como se toca la flor para la amada, así tócalo;
Como se miran los extraños mundos de un crepúsculo, así míralo;
Como se huelan las casas que habitamos un tiempo, así huélelo.

Ya los zamuros se retiraron a las viejas montañas
Y también los lobos, las serpientes,
Y no saldrán hacia los claros bellos de la luna
Y no escucharán el canto de las estrellas silvestres
Y no detendrán el suave viento que mueve las hojas.
Voltearon y se fueron y ya no quieren más las claridades,
Las claridades que bailan serenamente en las copas.

Ya las flores nacidas anoche,
Como el lirio, como la amapola, como la orquídea blanca;
Las flores nacidas anoche han desaparecido
Y sólo cuelgan con olores tristes de los gajos.

No mires más a los arroyos que se llevaron las aguas,
Las de ayer, las de hoy, las de ahora mismo,
Y por la lejanía no dejes vagar tu mirada
Acuciada por el dolor de los pájaros presos,
Por el dolor de quienes dejaron partir a la amada,
Por el dolor de quien no puede marchar más nunca a su país.

Hace poco tiempo han pasado ante tus ojos
Sobre la tarde gris, por el cielo inhóspito,
Ciertas aves migratorias llenas de tristeza.
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jueves, 3 de abril de 2008

El dolor de ser triste_Poema de Ángel Augier

Fotografía: Ángel Augier, Cuba.





El dolor de ser triste




El dolor de ser triste
No reside en la causa de la propia tristeza,
puesto que en la tristeza hondo placer existe
que es recóndito germen de armoniosa belleza.
El dolor de ser triste reside en el prurito
de ostentar el grotesco disfraz de la alegría
cuando el alma nostálgica, ansiosa de infinito,
goza las plenitudes de su melancolía.
En la tristeza hay una diafanidad secreta,
–fuga de lo banal y refugio en sí mismo–
que satura las almas de su esencia discreta
pródiga en el milagro de un fecundo idealismo.
Es algo indefinible que nos deja sus huellas
luminosas en toda la psiquis anhelante:
huellas como de estrellas
que en sus destellos vuelcan un hálito fragante.
Pero todos no saben de estas íntimas cosas
inefables, no saben de estas excelsitudes
interiores, no pueden comprender la armoniosa
belleza que hay en esas sutiles inquietudes.
Y hay que ocultar la dulce distinción de ser triste
y mezclar nuestras risas con las risas del mundo.
Y es esa alborozada máscara la que viste
de dolor tan profundo
el gozo de ser triste.
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