En el presente blog puede leer poemas selectos, extraídos de la Antología Mundial de Poesía que publica Arte Poética- Rostros y versos, Fundada por André Cruchaga. También puede leer reseñas, ensayos, entrevistas, teatro. Puede ingresar, para ampliar su lectura a ARTE POÉTICA-ROSTROS Y VERSOS.



lunes, 30 de abril de 2007

La sangre_Poema de José Watanabe


Fotografía: José Watanabe



La sangre



Los médicos escuchan con el estetoscopio
el paso rumoroso de nuestra sangre, lo escuchan
como una revelación que nunca comparten, no dicen
con alegría: tu sangre no ha huido.

La sangre puede huir. Los órganos están fijos,
palpitando en su profunda oquedad, pero la sangre
puede salir de su límite, franquear la piel y saltar
al mundo.

Si la sangre huye sabrá remontar colinas
así como se extiende abundante y silenciosa
por el hígado, sabrá fluir por los arcos de los puentes
así como avanza por las esclusas del corazón,
sabrá pasar bajo las raíces enmarañadas de los sauces
así como pasa entre la arboladura de los pulmones.

La sangre puede inundar todos los paisajes.

La sangre de los asesinados va delante de nosotros
y vibra
como un horizonte infame.
Tomado de: Banderas detrás de la niebla

domingo, 29 de abril de 2007

Destino sin Patria_Poema de André Cruchaga

Fotografía: André Cruchaga





Destino sin Patria



Árbol fiel de la verdad
frente a la noche,…
Emilio Prados



Se rompió la geografía en lágrimas.

En medio del Universo,
El planeta del hambre se desplaza
Con barrotes, neblina, sombras y pavor.
En la escuela me enseñaron que la Patria,
Era un río cristalino,
Un sendero de anhelos,
Un recodo de apacibles montañas;
Pero no me explicaron los miedos,
El abismo, el suspiro agonizante del crepúsculo,
Las espinas del libre mercado.

La esperanza siempre ha sido un cuerpo sin alma.

Tantas décadas de respirar la miseria,
La publicidad siniestra, la muerte
Y la vida como rompeolas, huesos de memoria,
Sobre el huracán de la sangre.
Cada día cruzamos un laberinto de banderas transnacionales,
La noche llorando brazos salados,
La ficción atrás de paredes ciegas,
Candelabros piadosos en la calle, disfrazados de ternura,
Carne de cementerio en el patio de las ventanas
Y en los aleros, las almas colgando
Junto al santo, sus predicados existenciales.

No me hablaron de la trágica tempestad del grito.
No me hablaron de las vísceras en la memoria,
No me hablaron de la gramática cósmica del jade,
Ni de los íntimos, verdes mares del nauta.
Me hablaron de indulgentes espectros con cabellera de sol,
No de la catástrofe de los espejos,
No del cortejo informe de la ceniza.
Me hablaron de hombres zarcos,
No del dolor cobrizo de los esclavos,
No de las ojeras al pie del estío.

Un vaho de urracas representa la voz.
El lobo acecha, rumorean las pestañas y los dientes.
Mis mayores, todavía levan sus túnicas
De azules albahacas y albas de copal,
Por donde los espejos de la luna
Ponen su ojo de águila o serpiente.
Pese a la deshora del reloj descompuesto,
Todavía me siguen diciendo
Que la Patria es una luna de flautas,
Cuando sabemos,
Que alguien puede matarte en la puerta de tu casa
Y seguir el hilo de la calle
Con la impunidad menesterosa de la justicia…

Hoy la violencia ha elevado su pulso a ser Dios:
Sepulcrales son los ojos frente al candil de la Patria;
Llagas venéreas los crepúsculos,
Nube de tizne el umbral a la vida,
Áspero el nido y macabro el Paraíso…
Barataria, 29.04.2007.
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sábado, 28 de abril de 2007

Van los niños descalzos_Irma Lanzas

Fotografía: Irma Lanzas (Tomada por: René Chacón)





Van los niños descalzos



Bajo las golondrinas van los niños descalzos:
Son un presagio breve en medio de la tarde.
Alto camino de olas se pierde en el espacio,
Hay un rastro de sombra…
Despedazando el viento van los niños descalzos,
(Cómo pesa la tarde,
Y cómo pesa el frío
De esos pies).
Posiblemente cerca esté ardiendo un crepúsculo,
Pero no puede verse,
Porque sobre los párpados
Se agolpan las miradas oscuras de los niños,
Con su carga de sales,
Con su cristal quebrado,
Y el contacto ardoroso de su llanto encendido.
Arriba crece el canto de todas las bandadas,
Pero no puede asirse,
Porque sobre las manos
Se sienten muchas manos que van hacia la tierra.
Son dedos de los niños con afán de raíces,
Es el barro sombrío,
Lo gris, lo silencioso,
Lo que aprisiona el miedo,
Caracolas alzando mareas de tristeza.
Bajo las golondrinas corre un tropel de voces,
Y de manos heridas, y de pies sobre el lodo.
Van los niños descalzos…
¡Ah, tambor por qué suenas!
Van los niños descalzos…
¡Ah, clarín por qué cantas!
Por qué pregonan gloria, por qué hablan de futuro?
Por los niños descalzos,
Por los niños desnudos,
No veo la mañana ni puedo oír la aurora.
Cuando no hay esperanza se ha perdido el camino,
Cuando un pueblo desangra las bocas de los niños
Mancha sus propias huellas
Y mata su destino.

Van los niños descalzos
¡Cómo tiembla el sendero!
Van regando la sombra con su alquimia de juegos.
Arriba pasan siempre las mismas golondrinas,
No hay un pájaro nuevo que nos anuncie el alba,
Y allí sobre la tierra donde pasan los niños
Sólo queda,
Tendida,
La cicatriz del día.
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Más aca de los signos zodiacales_Humberto Vinueza

Fotografía: Humberto Vinueza (Tomada por: María Cristina Orantes)





Más aca de los signos zodiacales
(fragmento)



Estoy triste, andino,
equinoccialmente triste. No cabe
en mi fardo, en mi paciencia vacante de shamán
tanta harina monótona para el verso ázimo;
tanto ensimismamiento, vasos comunicantes,
tanto Vallejo, dispuesto y prelúdico,
tanto alambique triste. Beso en mi bufanda
las tristécimas de la unidad que somos,
tú yo, pareja más impostergable que póstuma.
Puedo gritar, aullar como Ginsberg
al eco en el silencio del silencio.
(La luna se dilata, bajísima, como propaganda
de preservativos contra el SIDA).
Puedo, ahora lo sé, ahora puedo
como Pound escribir en las paredes:
"Lo que bien amas permanece.
Pero haber hecho
en vez de no haber hecho eso no es vanidad".

Soy un actor sensible a las autocríticas
-laxante rasgo incorporado a mi cultura
de nieves perpetuas, páramos y marismas.
Reasumo la libido y sus lindes elásticas
en cuarta dimensión; la vida desde lo más
simple hasta lo compuesto-descompuesto;
todos los reflejos condicionados o no,
con señuelos siniestros; los complejos
(todos), especialmente el de superioridad
tan venido a menos: incomparable.

Mi lucidez impasible busca símiles
en los laberintos siderales, en el tiempo
de los tiempos recién inventado
por el primer segundo de los amantes;
en el infinito visto a través del milímetro
recuperado de humanidad.
Es la desgarradura nuestro striptease verídico
y nunca se callarán las rocolas lejanas
a no ser que, de pronto, el camino
sea Marx y Cristo el atajo,
pero, mientras tanto, ocurre lo contrario.

Marx en la cruz y
Cristo sobre la geometría magnética
entre el frenesí y la quimera. Así,
los desuniversados bajo la intemperie
teneblosa del cosmos esperan, siempre
esperamos lo peor de la resurrección imposible.
El camino es el atajo;
con Marx y las cruces construiremos la rueda.

Por lo demás, ya lo intuía,
¡quién no tiene su década de los sesenta,
por no decir lustros maleables, años de soler y amanecer,
instantes remordidos entre paralelos y meridianos,
su aura de hombrenuevo, implícita en el instinto
como vacuna; su aventura en serio,
portátil, su Gagarin; su tonada mundial
en un poema para el íntimo baile!

¡Quién no escarba en su mochila llena de bitácoras,
lámparas, añicos, lascas, hojas de coca en la escarcela,
partituras de los más bellos cantos de sirenas,
reencarnaciones a medio re, clones místicos,
fotografías de ovnis con Dulcineas redundantes,
cabellos de ellas de cuando la calvicie
era todavía un arcano síntoma,
brújulas arrojadas al insomnio
por la imposibilidad siempre inconclusa del absurdo,
horóscopos que rozan la espalda intermitente
para fenecer un poco y mucho renacer
burlando los signos del zodíaco!

La duda hace lo suyoa
tada al vuelo de dos murciélagos.

Está agotado el script.

Quizás algún motel esté abierto
para lúdicos, terrícolas, vulnerables
amantes;
mas
tú no estás conmigo.

Nadie, a esta hora, camina en la ciudad.
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Reglas esenciales de preceptiva poética_Rafael Valero Oltra

Fotografía: Rafael Valero oltra




Reglas esenciales de preceptiva poética



Al igual que en la aritmética,
donde existen reglas guía,
también las hay en poesía.
Y son: ritmo, rima y métrica.
Si, pues, me lo permitís,
mas que por sabio, por viejo,
a todos los que escribís,
os brindaré algún consejo.

En principiando la clase,
una idea muy sencilla:
nunca, pase lo que pase,
utilicéis la morcilla.
Verbigracia, si yo digo:
" la luna en el cielo brilla
con fulgores de bombilla
" mas que un verso eso es un higo.

A las metáforas ¡ ojo !.
Que es muy fácil escribir
lo que nos viene al antojo,
sin pararse a discernir
entre sembrado y rastrojo.
Imaginad que leemos:
“...reposa en mi tu sien cana
cual, de esmalte, palangana...
" ¿Que hay que pensar mas? Pensemos....

Cosa es también pertinente,
el lenguaje delicado
y ajeno a la grosería.
He aquí el ejemplo siguiente:
" estaba el banco, de llover, mojado,
y tengo el culo super empapado
" , cuando decirse podría
" sobre el banco, las lagrimas del cielo,
en mi innombrable hallaron su consuelo ".

Y si del amor hablamos
en su mas carnal vertiente,
entonces, ya, ! no digamos ¡,
pues se debe procurar
la palabra pertinente
que, acertándolo a expresar
con claridad suficiente,
permita discriminar

al poeta, enardecido
en su ensoñado gozar
de cualquier bruto, salido,
que solo piensa en f...
Ved, aunque innecesario, este otro ejemplo:
" la achuché contra el catre, violento
y, cuando percató...ya estaba dentro ",
para discernir luego los contrastes:
"...y en la pasión del encuentro
titilaron las estrellas
y titilaron con ellas
nuestras mas pudendas partes "

Y, una postrera advertencia:
es mortal la verborrea
de palabras estampadas
- como salchichas atadas -
sin rigor ni pertinencia.
Pues sabed bien que en poesía
dice mas quien solo emplea,
las justas para engendrar
en el alma, efervescencia
y con ella cada día,
la ilusión en quien las lea.
©Rafael Valero Oltra
De: Cuaderno de un sueño


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viernes, 27 de abril de 2007

La esfera azul y blanca brilla en la oscuridad_ Juan Carlos Gómez

Pintura: René Magritte, Luce polare, 1927 Roma Collezione Ponti Loren





La esfera azul y blanca brilla en la oscuridad



La esfera azul y blanca brilla en la oscuridad

desde la ventanilla de la carlinga
veo sus continente
sobservo valles y cordilleras
imagino ciudades donde sé que estáis
hablando en todos los idiomas
maldiciendo y bendiciendo en todos los dialectos
haciendo transacciones en todas las jergas

soy el cosmonauta de la eterna noche
y mi trasbordador será nuestro Caballo de Troya

voy construyendo pieza a pieza una cuna para el hombre futuro
puede que quizá nos haga falta pronto
el día en que este azul tan luminoso se nos vaya apagando

pasa ante mi la cicatriz que serpentea las crestas piedra
a piedra un símbolo del miedo que siempre nos acompaña
y su obra resulta impresionante
pero a vosotros que sois los poseedores del misterio no puedo veros

soy el cosmonauta y floto a miles de kilómetros por hora en mi
traje espacial

mi madre ahora es una computadora que logra mantenerme a salvo

flotante en el útero del universo
consumo el cometido que me disteis
soy la pieza de un fin
la llave cardinal de la proeza

aún no echo de menos el olor de las avenidas
no echo de menos los atascos de las nueve treinta
ni los parquímetros
ni el mirar a ambos lados para cruzar la calle
ni los empujones en media vorágine del mediodía
ni los subterráneos tampoco los anuncios
desplegados
sobre grandes carteles luminosos
pero sí echo de menos vuestra voz junto a mi hombro
pidiéndome permiso porque ya llegáis tarde
diciendo muchas gracias mientras os encuentro
la sonrisa
ya que ahora
sólo hablo un lenguaje de símbolos

¡ si supierais que hermosa es en la distancia!

milagrosamente no se desvía de su órbita
desde aquí no se ven los vertederos
desde aquí no puedo oír las explosiones de los detonadores del odio
ni los percutores me sobresaltan en mitad de la noche
no me piden paso las sirenas fulgurantes

todo es más relativo detrás de la escafandra
pues sólo oigo mi respiración y el bombeo del corazón
pero sé que acaba de nacer un niño y ya le estoy haciendo un hueco
en el sillón de mando
giro a su alrededor a miles de kilómetros por hora
pero qué es una hora si al otro lado de mi trasbordador
tengo un camino oscuro

soy el conservador de una forma de vida
el constructor infatigable de un hogar orbitado
sabéis que estoy aquí aunque no podéis verme
vigilante nocturno
me escogisteis a mi porque no tenía a nadie
y desde entonces fue como si me hubierais adoptado

hablo con mi computadora y le digo
que es muy fuerte la unión del corazón
pero ella no lo entiende porque no tuvo infancia y me discute
con secuencias de razones matemáticas
mientras sigo dando vueltas
a la espera de la hora prefijada
para volver a sumergirme en soledad entre vosotros

soy el cosmonauta de la eterna noche
me consumo soñando que crujen con mis pisadas
las hojas de los arces de algún parque

ondean las banderas debajo de las nubes
pero aquí no se alcanza
su batir majestuoso
pacatac de trapo percutido

crecen los minaretes y los campanarios convocando al creyente
ahonda la voz de las sinagogas recitando los salmos
el incienso de la meditación busca la nube del espíritu
la rueda de las plegarias gira en los templos
y el gong también advierte que Buda está en los arrozales
pero a esta altura no inquietan sus llamadas
tampoco sus preceptos ni promesas
aquí sólo se escucha la verdad del espacio infinito
aquí sólo vigilan las leyes de la física
sagradas escrituras son cometas y estrellas buscando el equilibrio

la respuesta está en el equilibrio
el bien y el mal como carga provinciana están entre vosotros
sólo la música tiene la matemática del gozo
la excelencia de la armonía
el don del universo

la computadora pone música cuando estoy melancólico
y me hace comprender la maravilla
mientras auroras y crepúsculos se suceden vertiginosamente

tendríais que estar aquí para oír lo que oigo
violonchelos y violas piano y violines
tendríais que estar aquí y sabríais lo que os
digo
como un asceta en el desierto que tiene la virtud de los
distanciamientos
y así podrías contemplar vuestra propia sombra
alargándose más allá de fronteras y límites
de juegos intelectuales y de credos
más allá de vuestra propia esencia

soy el cosmonauta de la noche extensa
miro por las ventanilla
y el la esfera azul y blanca ahora
veo brillar vuestro rostro
Gijón 26/4/07



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miércoles, 25 de abril de 2007

Los días de la Inocencia_Poema de Marita Troiano

Fotografía: Marita Troiano




Los días de la Inocencia



En el sesentidos éramos pocos en Chincha
La moral era clara
Nos conocíamos todos por nombres apellidos
Por signosPor orígenes
Algunos viejos rechazaban la costumbre de vivir
Y otros iban lento por las horas
Con sus libros cabalgando en los bolsillos
Con retazos de sol entre las manos
Hacia un pálido cielo mudándose al silencio

Se andaba sin temor a la extinción
entre plazuelas quietas con palmeras bordadas
Entre la luz polvosasabiendo a las almohadas inocentes
El cuerpo cultivado en buena tierraLa sangre fresca

En el sesentidos hubo un verano largo y
muchas tardes lentas
Las sonrisas se cosieron a las sombras
y el alma se nutria a sol y cana dulce
Recostados en murallas de adobe
Retozando tibios
entre milagros perezosos
con el metabolismo lento
Dibujando pisadas con zapatos de charol
Los trajes blancos y sombreros con gracia los domingos

Creyendo saber mucho del diluvio universal
De la uva negra
De los gallos haciéndonos nacer muy pronto
Del rumor del sol en la floresta
De las sabanas de hilo
Del mantel manchado en Navidad con vino tinto

En el sesentidos dormíamos temprano
(salvo en la Nochebuena y para la procesión del
Señor de los Milagros)
Los insomnios venían extranjeros
con las tierras de Arabia y lepra en technicolor
filisteos y Sansón entre pantanos
Con un león de la Metro rugiendo
en ecranes gastados

En aquel tiempo
Todos pensábamos que el
Papa era un santoKennedy un ángel de los cielos
Y rojo muy rojo todo el diablo
No nos herían el tiempo o los inviernos
Mariposas amarillas cubrían firmamentos
y en las noches de luna llena
venian de visita los ancestros

En el sesentidos tuvimos dos eclipses
Un sol furioso al mediodía tres semanas
Y cincuentaycuatro tías montadas en tacones
cansando letanías a quienes saludar por las mañanas
Aquel ano sentí temor de Dios
Vergüenza de mentir y fueron mis pezones mas rosados
Me corrí del azufre como aroma del maligno
y escuche dos maldiciones al vicario mayor
por debajo de la luna que
que se torno amarilla de repente

En el sesentidos estaba todo en orden
Mi cuello mi casa mi columna vertebral
y mi esperanzaEra tiempo de caricias
De cuentos de Calleja
De nueva historia universal
Éramos la gente de ese pueblo junto al mar
Que leía el periódico muy tarde en las mañanas
Éramos con la risa quebrando los temores
Alejadas las lagrimas
Jugando "mundo"en la vereda
con cáscaras de plátano resecasa
liento a mantequilla
a mermelada de ciruelas hecha en casa

En el sesentidos era feliz
Que duda cabe!

Tenia apenas nueve años
Alejada la malicia de vivir
Sin soledades y mil sueños
correteando por mi aldea consagrada
Fue un buen ano aquel sesentidos
Muy buen anoDe veras
De: Poemas Urbanos, 1998
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Caigo sobre unas manos_Poema de Antonio Gamoneda

Fotografía: Antonio Gamoneda (Kike Para)




Caigo sobre unas manos



Cuando no sabía
aún que yo vivía en unas manos,
ellas pasaban sobre mi rostro y mi corazón.

Yo sentía que la noche era dulce
como una leche silenciosa. Y grande.
Mucho más grande que mi vida.
Madre:
era tus manos y la noche juntas.
Por eso aquella oscuridad me amaba.

No lo recuerdo pero está conmigo.
Donde yo existo más, en lo olvidado,
están las manos y la noche.
A veces,
cuando mi cabeza cuelga sobre la tierra
y ya no puedo más y está vacío
el mundo, alguna vez, sube el olvido
aún al corazón.
Y me arrodillo
a respirar sobre tus manos.
Bajo
y tú escondes mi rostro; y soy pequeño;
y tus manos son grandes; y la noche
viene otra vez, viene otra vez.
Descanso
de ser hombre, descanso de ser hombre.
©Antonio Gamoneda,
De: Blues Castellano
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Las almas son estrellas en el cielo..._Poema de Francisco de Asís Fernández

Fotografía: Francisco de Asís Fernández




Las almas son estrellas en el cielo...


Hace muchísimos años
los Dragones gobernaban la tierra.
Ahora sus almas son estrellas en el cielo.

Así hablarán mis hijos de mi cuando muera,
cuando me hayan convertido en una estrella
en el amasijo de su memoria,
cuando la oscuridad usurpe el lugar de la claridad
y vagos espectros emerjan de las tinieblas del recuerdo.

La muerte me acecha pero aguarda.
Viene como de un espejo espeso.
La siento como un ciego toca la vida con su piel
y todos los otros sentidos se magnifican.
Es una Diosa sola. Su soledad la fortalece.
¿Cuál es la virtud de su espíritu miserable
en el esplendor de la vida ?
El silencio es su música desdeñosa y arrogante.

Pronto tendré la mano seca de un viejo
y soñaré que la muerte es una alucinación,
que cada vez que regrese al sueño de la vida
tendré una mejor manera de encontrarla,
y que nervioso con la brutalidad obsesiva de la vida
ordenaré lo ordenado y desordenaré el desorden
del cuerpo espiritual de mi lascivia.

Pero mis hijos sabrán leer en la luz de las estrellas
que no supe gobernar mi corazón,
que escribí para los Ángeles
y terminé con el pecho destrozado.
Granada, 13 de Septiembre 2001



Las bodas_Poema de Dolors Arberola

Fotografía: Dolors Arberola




Las bodas



Derretía la tarde sus fronteras de luz
y estaba el mar hirviéndose
en una lontananza de silencios y pájaros.
Me cubrías el rostro con los besos
y me decías:
-Esa tremolante ladera sobre el mar
es solamente sombra,
pero también camino hacia el ocaso.

Cruzóse ante mis ojos
la irisada gaviota de la vida,
como señal de muerte en otro invierno
de colinas de luz, argénteas, planas.
El dibujado grito de un albatros
gemido de distancia, el hilo breve
de ese terrible amor que me curtía
tras aullidos de sal y de quererte.
Rompió el mar todas sus olas en silencio,
calmó todas las horas de sus playas,
renunció a sus corales y de azul
se vistió para hablarnos.

Yo me encendí de ti.
Me hice primavera entre tus labios.
Me sometí a tu estirpe y te hice vino
-allá donde tu agua se vertiera
para darme a beber-. Te di mis pechos
que manaran la hiel más dulce, el blanco
deseo de la cal
y su alba lujuria detenida.
Y te grité:
-Sí quiero.
Y nuestra sombra
recubrió la tersura de esa playa,
la roca derretida en ese acantilado donde peces
portaban los anillos y las arras.
Y, si fui tu mujer aquella tarde,
la noche me cediera todo un cuerpo
de oscuridad y frío y de angostura,
templándose en el mío. Para siempre.

Y el mejor de los frutos de sus uvas.



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Proclama I y II_Poemas de Haddy Navarro Harris

Fotografía: Heddy Navarro Harris




DE POEMAS INSURRECTOS (1988)



Proclama I
Me declaro ingobernable
y establezco mi propio gobierno
inicio un paro indefinido
y que el país reviente de basura
esperando mis escobas
Soy mujer de flor en pecho
y hasta que se desplomen los muros
de esta cárcel
Me declaro
termita, abeja asesina y marabunta
y agárrense los pantalones
las faldas ya están echadas




Comunicado II
Estoy en la calle
chuteando bombas lacrimógenas
para ahogar la pena
por el Golpe
que derribó tus besos
Construyo barricadas
pero el miedo me impide
ver tus ojos
más allá de las llamas
Estoy en asamblea permanente
con mi cuerpo
para despoblarlo de miserables criaturas
Enciendo velas en todas mis veredas
Levanto la animita de tus brazos
Porque voy a descabezar al tirano
y decretar para siempre
la democracia de caricias
sin zonas clausuradas

sábado, 21 de abril de 2007

Yo tenía mi guerra_Poema de Ramón ordaz


Fotografía: Ramón Ordaz



Yo tenía mi guerra


Yo tenía mi guerra,
mi juego de dardos para matar el tiempo
y apostar a que Cristo vendría a mi abalorio.

Yo salía a las calles;
educaba mis perros, les mostraba
cuánto muerde el blasón de la jauría.

Yo tenía mi ínsula,
Mi barataria patria de gemidos
donde descansa en paz Altisidora.

Yo tenía mi retrato;
escrito mi epitafio a lo Desnos"
porque uno nunca sabe".

Yo conciliaba en mí
A Sun Tzu y Lao Tsé.

Previstos mis asuntos:
Mi caverna, mi glaciar, mi reno;
cuando babeles,
cuando bajeles
traen su Apocalipsis:
Gemelas cicatrices donde desova el tiempo.

Yo el Unigénito, el último.
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Paraíso interior_Poema de Alexis Gómez Rosa

Fotografía: Alexis Gómez Rosa




Paraíso interior



Estas palabras pretenden (pretendieron)
ser una carta.
Las concebí y almacené y ahora
las asumo como labios, dentadura, como
lengua vacía.
Una carta cuyo lenguaje
se articula aproximando música y saudades;
testimonios, fugas y desnudeces
de tu ilusión mejor.

Una carta sin fecha porque nació
fuera del tiempo,
en la edad de la palabra
que ilumina el asombro de ver en la Osa
Mayor, un archipiélago donde fundar
nuestro animal deseo:
la carne atada
en los disturbios del mundo.

Lancero de mi batalla interior,
más bien pienso que te voy a escribir
y en su lugar se construyen nichos, cárceles,
laberintos,
o escaleras que remiten
al noveno círculo del infierno,
que acerca sus muñecas violadas,
su perfume podrido.
Si escribiera con palabras,
con lúcidas y sentidas palabras,

una cascada de sonidos multicolores
me inundaría como si fueran peces,
como si fuera espuma,
como si fueran nubes
capitaneadas por un recóndito fulgor.
Escribo con el cuerpo allá el ojo
que va y viene,
unísono en el latir
que corresponde a tu ausencia viscosa,
nido de hormigas,
escribo con los días
y la sal de mi condena.

Extranjero ante tu relieve volcánico,
inmarcesible, en ti soy la idea fija
de tus pulsaciones,
el corazón de la hora
porvenir,
babeando una erección
de porcelana.
Estas palabras que pretendieron
ser una carta,
las guardé para desatar
tu geometría, decorar la noche
de tu cuerpo;
las guardé paraíso ultramarino
para reducirme a ese cuello de ámbar,
arrimado a un temblor.
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viernes, 20 de abril de 2007

Demasiado tarde_Poema de William Alfaro

Fotografía: William Alfaro



Demasiado tarde



No te guardo rencorsería demasiado
Juan Antonio Massone



Ella llegó junto a un cuaderno
rojo y desecho por los años
nos encontramos en la página precisa,
demasiado tarde para mi gusto.

Al vernos
reconocimos dos ciegos frente al espejo.
Estoy seguro que nunca
había visto sus ojos en la ciudad,
y menos en los arrabales.

Hablamos poco,
el silencio fue por mucho tiempo
la palabra que se ajustó a los labios.

Le dije lo que los enamorados
le dicen a las muchachas,
entonces,
cayó sobre nosotros el insomnio,
y la mariposas.

Una noche de febrero
habló demasiado del futuro,
nos embriagamos,
y nuestras manos condenaron los cuerpos.

Con los días llagaron las promesas,
y dolieron al caer una a una,
como alargados dientes de león.

Una noche revivió el amor destrozado
por la ausencia,
las paredes eran de un color anaranjado,
con telas de araña es las esquinas.
Yo tenía un retrato de mi infancia
que nunca vio,
era demasiado tarde.

Se fue una noche de agosto,
cuando sobre San Salvador
llovía como en las películas.

Es verdad, era demasiado tarde.
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jueves, 19 de abril de 2007

Frida Kahlo, les ailes froissées_Nuevo libro de Pierre Clavilier

Ilustración: Portada del libro: "Frida Kahlo, les ailes froissées" de Pierre Clavilier




Vous le savez, Frida Kahlo aurait eut cent ans cette année ! Le 25 avril prochain, à partir de 18h00 jusqu’à sa fermeture à minuit, la librairie L’Écume des pages rendra honneur à cette femme mexicaine et fêtera cet événement autour d’un verre accompagné de quelques victuailles, offert à tous les visiteurs. Je compte sur vous pour y être et venir.

Si je le sais peut-être avant vous, c’est que j’ai été contacté par l’équipe de la prestigieuse librairie pour y présenter la biographie que j’ai consacrée à cette artiste Frida Kahlo, les ailes froissées (éditions du Jasmin) et discuter avec les visiteurs. Je joins en pièce jointe un document récapitulatif où vous découvrirez la couverture de mon livre et les données nécessaires pour venir

L’écume des pages, 174, boulevard saint Germain 75006 Paris Métro saint Germain des Près.

Bien sûr, si vous voulez prévenir vos amis, informer vos contacts, n’hésitez pas. Nous ne serons jamais assez pour fêter la naissance de cette femme exceptionnelle

Dans l’espoir de vous y rencontrer, même si vous habitez loin, vous êtes peut-être ce jour là à Paris, je serai ravi de vous serrer la main.

Pierre Clavilier

Mon blog www.20six.fr/pierreclavilier
Frida Kahlo, les ailes froissées

Los sollozos oscuros_Poema de Matilde Elena López

Fotografía: Matilde Elena López




Los sollozos oscuros


Tanto amor y no poder nada contra la muerte.
César Vallejo


Tú que no conociste la derrota
Ver que no puedes nada
En esa dificultad postrera
Que nos manda el heraldo de la muerte.

Tú el victorioso
Ver cómo en un instante
Cambian los dados del destino.
Tú que te sentiste
Dueño del Universo
Y quisiste saltar
Por sobre tus límites.
Tú ahora estás envuelto
En la desgracia,
Pobre Edipo ciego
Con el báculo levántate.

Apóyate en tus huesos,
Mírate en el espejo de tus lágrimas
Y desde Job lanza todas tus imprecaciones,
Pero no te dejes vencer
Álzate en la más desesperada
Tentativa.

Tú, responde de ti mismo
Porque nadie puede responder por ti.
Rómpete el corazón
Pero sigue viviendo
Impulsando la sístole y la diástole
Con tu propio aliento
Y en medio del desastre
Encima de las mismas ruinas,
Alza tu estatua de mármol
O acerina.

Reta a Dios si es preciso
Con todas las fuerzas
Que impulsa el desafío.

Tú, el inseguro
Asegúrate en tus huesos.
Desdichado,
Álzate de tu desdicha.
Yérguete
Aunque hayas perdido
La razón de tu vida.
Aunque entierres lo que más amas
Debes erguirte y seguir adelante.

Oh, pobre Hamlet
Que sabes de traiciones
Que conoces veleidades del amigo,
La muerte del amor que era tu vida,
La inconstante fortuna,
Los dardos de la envidia,
La ambición que escala
Por sobre tu derrota
Y te deja triste y marginado.

Aunque veas convertirse en sombras
El juego de tus luces
Y conozcas lo precario del triunfo,
No cuestiones la vida,
El ser o tu existencia.

Ármate la coraza
En la cintura
Aunque sobre el espejo quebrado
Que hay en el declive
O amarrado de un poste.

Aunque llegues a entender
¡ay, demasiado tarde!
Que poco puedes
Frente a la muerte tu adversaria
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miércoles, 18 de abril de 2007

Dios entre nos_nuevo libro de David Escobar Galindo

Ilustración: Portada del Libro Dios entre nos. Dibujo a lápiz de Titi Esclante



Dios entre nos


"Dios entre nos", es el nuevo libro que nos presenta David Escobar Galindo. Surge, como bien lo acota él mismo, en su notra introductoria, de la cotidianeidad, a la luz del trajín diario.

El libro es un racimo de claridades rituales. ¡Qué duda me cabe! Es de una singularidad excepcional, testimonio si se quiere, de la profunda fe que el poeta profesa en la húmeda comunión con los demás.

Si, David es un poeta de certidumbres y de grandes convicciones. En cada soneto, su audacia de orfebre incorruptible, emerge el espejo audible y añejo de esa suma de lámparas que es Dios. ¡Gracias, poeta!


André Cruchaga,
El Salvador, 18 de abril de 2007

Jamás pertenecí a ninguna parte_Poema de Eva Durán

Fotografía:Eva Durán




Jamás pertenecí a ninguna parte


Jamas pertenecí a ninguna parte, siempre fui una cosa extraña a la
que todos (sin excepción), se acercaron con curiosidad manosearon y
abandonaron luego con desencanto
saltando de lugar en lugar vomitando verdades y contando cadáveres ajenos
la que fue incapaz de pertenecer al mundo la niña grande que se
negó a cumplir 19
la imprudente de rostro dulce y expresión amarga
que recorrió inútilmente cuerpos y avenidas buscando miradas
amables la ciudadana número 45.752.961
que votó por Samper y no se pierde la novela de las 8
la hija del borracho
la que penetró la noche y copuló en moteles baratos
esperando un milagroo
una taza de café caliente al final de la calle o amor...
¿por qué no?
como quien no quiere la cosa, como se espera la buena suerte un
amor chiquito, simple, primitivo
que justifique la pesadilla de habitar un mundo criminal
el madrugar día a día sin esperanza
y el acumular un cumpleaños tras otro como quien acumula
periódicos viejos hasta el momento parece que el amor ha tenido
mejores propuestas que atender no tengo suerte y no pasaré a la
historia pero tengo este cuaderno
una vagina en buen estado y un par de ojos miopes
tengo la taza de café caliente, tengo cigarros
sexo ocasional y el apartado aéreo # 316
¿no les parece fantástico?
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LOS BASURALES SIRVEN DE LÁGRIMAS_Poema de Luis E Prieto Vázquez

Fotografía: Luis E Prieto Vázquez




Los basurales sirven de lágrimas(para esos 400 millones de niños explotados que deambulan por las calles del mundo)


Los ojos
se pierden en basuras con hambre:
cadenas
para los niños
que ya ni lloran.

Alfabetos
para orinar en las pizarras
de los amos;
mansedumbres
para el intercambio del sexo fácil;
pegamentos de aire
para acallar
la gula
de los sin lágrimas.

Manos que deambulan en los callejones
por los que se pierden las caricias
de las madres ausentes,
dolor
de silencios robados, de días
sin besos, de noches con sangre y refugio.

Niños que duelen desde el azul
de las primaveras de invierno inútil,
niños que no ríen
en los basurales del mundo,
que arrastran el odio chico de la ternura imposible.
Luis E. Prieto
Enero-07


martes, 17 de abril de 2007

La madre_Poema de Elsa López

Fotografía: Elsa López





La madre



"Estos días azules y este sol de la infancia".
Antonio Machado



Cuando murió la madre lo supo de una forma distinta,
poco clara quizás.
De herencia le dejó un álbum de serpientes,
una cómoda antigua con cristal de bohemia,
un cuadro con jardines y una calle de plomo.
No lloró casi nada,
¿o mucho, poco importa eso ahora?
Pero hoy, al recordarla detrás de los cristales
de esa ciudad sin niños,
le ha venido a la pena la imagen de su cuerpo,
una ventana, la isla de colores,
el muelle de granito con sus prismas dorados,
la casa, los anones, el mar, las plataneras,
oscuros paraísos cubiertos de sal fina
y una muchacha absurda de mirtos al alféizar
viendo morirse el agua
por detrás de la línea que llaman horizonte.
(La madre le contaba que le gustaba verse,
agridulce y romántica,
mirar aquellos barcos hacerse diminutos
y quedar engullidos por azules praderas.)
1992



lunes, 16 de abril de 2007

El mar de los que fueron_ Alejandra Ziebrecht


Fotografía: Alejandra Ziebrecht



El mar de los que fueron


Los compañeros escribidores
Los seductores atardecidos del cuerpo núbil
Los que sentaron a la belleza en sus piernas para golpearla
Los pacifistas en Vietnam los nuevos del rock protesta
Sus casas en Miami sus autos convertibles
Sus nuevas tendencias por la biogenética
Cada vez más comprometidos con el hedonismo
Cada vez más cercanos al libre mercado

Los poetas se olvidaron del pueblo

Y les quema los labios esta palabra
Porque la distancia es tan breve entre pueblo y desacato

Entonces el paradigma es la salida perfecta

Los sesos de Allende escurridos en la memoria ciudadana son
un paradigma
El dolor del hombre supuestamente nuevo es un paradigma

Mientras escribo sobre estas leyes recurrentes de las transformaciones
en el último rincón de una casa del tercer mundo
mis compañeros poetas brindan por otros ya cadáveres
ya historia expulsada del cuadrilátero competitivo de la nueva poesía
Lejos del sollozo y del miedo
Protegidos por la sentencia de nacer para morir

En esta noche mientras escribo
En algún lugar está Ezra Pound
En alguna cantera sigue picando la muerte Oscar Wilde
Sigue viendo pasar el tren de los heridos Miguel Hernández
Y continúan entrando en las bocas de las minas
y continúan tragados por el carbón los hombres de este pueblo

Y no hablo de paradigmas ni de tópicos literarios

Hablo de las cárceles de la muerte selectiva
Pues donde germinó una idea debe quedar su ceniza
Donde el intelecto encendió la llama áspera del miedo
debe enterrarse el intelecto

Entonces será Dios quien nos juzgue mañana no importa
Nadie entiende aquello del fin de los tiempos
Por ahora somos ateos endiosados
Por ahora nos reclama le estructura metafísica del verso
Es cuestión de recursos escribir con la propia sangre
Cada uno sabe donde están sus dactilográficas
de qué lado nos aprieta el zapato

Mientras escribo
sé que hay alguien al otro lado del verso
un cuerpo aferrado a su sombra
una niña con ojos de infinito
que no sabe descifrar su propio nombre
pero conoce cuánto pesa ser esclava del silencio

Doy por ellos mi estrofa y mi pesado cargamento
mi culpa y mi fatiga de continuar los días
mientras el trueno de los golpes cae sobre las espaldas
Cae sobre la página
Que no sabe de la sangre
Más que el humo de la hoguera
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El caballero de Magritte_Poema de David Escobar Galindo

Fotografía: David Escobar Galindo




El caballero de Magritte


Caminaba por calles
donde la luz se demoraba mucho,
quizás contando gajos de San Carlos.
Eran esos lugares apacibles,
de inmóviles señoras a las puertas
y costureras en un fondo de humo.
Yo no nací para las avenidas
-hago una salvedad: Campos Elíseos-,
sino para los quietos callejones,
para los caminitos con recodos.
¡Es una ceremonia tan magnánima
la de admirar antiguos adoquines,
con ojos inocentes que nos siguen
desde el gastado albor de los encajes!

A la par de las verjas,
los pequeños jardines eran reinos
donde una rosa siempre gobernaba.
Una rosa distinta cada día:
la de ayer más fragante,
la de hoy más empinada,
la de mañana casi con luz propia,
la de después con tiernas telarañas.
Era tan dulce el aire
como si hubiera hecho la siesta
junto a la dulcería «Las Gardenias»;
y yo, cuidándome de no ser visto,
cortaba un ramo de aire,
y lo iba saboreando hasta el cansancio,
con la perseverancia del profeta.

Alguna vez, las calles
se llenaban de lluvia:
era como si todas las cortinas
se rebelaran tras de sus balcones,
con un murmullo alegre y recatado,
que le daba al ambiente
esa ternura de filial crepúsculo.
No sé por qué la lluvia
siempre me sorprendió cuando la tarde
ya no tenía apenas resplandores.
Era una lluvia viva, desde luego.
Una lluvia caliente y vaporosa.
La lluvia que sonaba entre los árboles
como la antigua y auroral marimba,
tocada por ancianos.

Me enseñaron las calles
la paciencia del río cotidiano,
la claridad humilde del remanso
que refleja una garza imaginaria.
Supe después la fuerza de los ríos,
brilló después se fue volviendo espacio
donde ya era posible
inventar una estrella.
Pero nunca dejé de caminar
por las calles tranquilas, suburbanas,
igual que el enlutado personaje
de Magritte, sin edad, siempre de espaldas.
Quizás los muros se descascaraban,
quizás las puertas eran más herméticas.
Yo siempre caminaba por las calles
donde la luz se demoraba mucho,
donde la vida era el indescifrado,
sereno laberinto.
Nunca dejé de andar por esas calles,
porque sé que una de ellas desemboca
en la Plaza del sueño.

Testimonio con tiempo difícil_Poema de Tirso Canales

Fotografía: Poeta Tirso Canales




Testimonio con tiempo difícil



Testimonio con tiempo difícil
Vuelo como gorrión de un lado a otro
Formo nido en mi fuego
Llevo loco mi nombre a todas partes
Explico la razón en cada sitio
Sin oir ni mi voz, empujo a un lugar este país
Nunca sabré hacia dónde lo llevarán mis manos
Vibro como la sangre que hace mover las alas
Envuelvo con el alma cuanto hago
Lanzo mi corazón a la fatiga,
Por el jardín de todos
Camino calle a calle
No dejo casa o muro sin tocar con mis dedos en la ciudad helada
En medio de la noche palpo la soledad de las paredes

Mientras los ciudadanos de las casas duermen, yo escribo
/Mi palabra libertad
ellos la borrarán después de haber soñado
¡Yo busco ansiosamente mi tesoro!
¿AY, este tiempo es cruel! Deja huellas metidas
y desgasta con su esmeril de sangre Tengo ya el corazón
como una piedra Tanto pétreo dolor que se acumula
Tanto dolor dolor pueblo precioso
¡Ah, carrera de llamas soy en esta oscurana!
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sábado, 14 de abril de 2007

Poema impaciente_Emilio Ballagas

Fotografía: Emilio Ballagas_Tomada de Cubaliteraria




Poema impaciente



¿Y si llegas tarde,
Cuando mi boca tenga
Sabor seco a cenizas,
A tierras amargas?

¿Y si llegaras cuando
La tierra removida y oscura (ciega,muerta)
Llueva sobre mis ojos,
Y desterrado de la luz del mundo
Te busque en la luz mía,
En la luz interior que yo creyera
Tener fluyendo en mí?

(Cuando tal vez descubra
Que nunca tuve luz
Y marche a tientas dentro de mí mismo,
Como un ciego que tropieza a cada paso
Como recuerdos que hieren como cardos.)

¿Y si llegara cuando ya el hastío
Ata y venda y las manos;
Cuando no pueda abrir los brazos
Y cerrarlos después como las valvas
De una concha amorosa que defiende
Su misterio, su carne, su secreto;
Cuando no pueda oir abrirse
La rosa de tu beso ni tocarla
(Tacto mío marchito entre la tierra yerta)
Ni sentir que me nace otro perfume
Que le responda al tuyo,
Ni enseñar a tus rosas
El color de mis rosas?

¿Y si llegaras tarde
Y encontraras tan sólo)
Las cenizas heladas de la espera?
De: Antología de poesía moderna en lengua española, Editorial Trillas, México, 1986.
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Verde en fuga_Poema de Guadalupe Elizalde

Fotografía: Guadalupe Elizalde




Verde en fuga


Para el poeta chileno Jaime Quezada


Me ves, pero no.

Soy el basilisco, ujier camuflado de tus selvas,
duna de malaquita que devora su forma inhabitada,
limo vertical.

Mi cola, látigo y letanía de anillos, es para ti apenas raíz reptante;
mis escamas, corteza confundida,
junco inverosímil y mazorca en jade.

Soy lechuza de liquen para el cielo del augur,
samsara del que intuyes salir viador ileso;
herbario de sangre fría y hiedra templada en los abismos.

Dragón soy, que corre sobre el agua y el desierto que la sed nos promete siempre oasis.

Soy musgo que se pétrea mirando a Dios desde sus culpas,
conversión circuyendo el árbol sin ser del paraíso,
trébol lignario.

Así me buscas.
El temor alínea mis contornos al follaje invasivo.

Estaré quieto como mártir tatuado en su dermis,
quieto como fósil en el limbo de su estuche.
Seré un quietísimo pavor entre las ramas
superando cualquier herpetóloga genealogía,
para volver al verde original del calambuco,
a la ternura del endrino;
para que me olvides en el tallo de la ortiga,
para observarte y traducir el chopo al mando de tus córneas.

Desdibujo mis contornos en la selva
sobre tu pupila
me confundo.

Soy y no soy.

Y volaremos en pedazos cuando la jaqueante mandíbula del caimán
hunda su presa y corte



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